Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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lunes, 2 de septiembre de 2013

DDM: Capítulo 80

¡Hola a todos!

Bueno, ha habido un pequeño problema con mi viaje... y no tengo ni idea de cuando me iré definitivamente, así que al parecer, aún tengo tiempo de subir. Por supuesto que os avisaré cuando sepa cuándo me voy, vosotros seréis los primeros en saberlo. :)

Muchísimas gracias por todos vuestros increíbles comentarios, y por emplear una parte de vuestro tiempo leyendo mi pequeña historia... Gracias a vosotros yo sigo aquí, con el capítulo número 80. :)

Y sin más dilación... ¡el capítulo 80! ^^






Habían pasado seis meses desde que zarpamos de Inglaterra, y casi medio desde que recuperé la memoria. En cuanto la tormenta pasó, abrimos la bodega y corrí a contárselo a Diana y a Olivia. Se echaron a llorar y me abrazaron como si acabáramos de encontrarnos tras años sin vernos.

Desde entonces, conseguí dormir mejor por las noches, aunque aún seguía teniendo pesadillas, las cuales no me daban tanto miedo, pues sabía a qué venían. Pero por supuesto que le tenía miedo a Patrick y a lo que me hizo. Eso es algo que jamás olvidaré.

El recuerdo de Jacob estuvo muy presente en mí los primeros días, pero poco a poco y recordando lo que nos había ocurrido cuando éramos pequeños, conseguí hacerlo más pequeño e invisible. Me conseguí convencer de que no era mi culpa que se hubiera marchado, y que no tenía que importarme que lo hubiera hecho. Conseguí reducir su recuerdo a algo lejano y borroso.

El viento otoñal me azotaba el rostro, tal y como lo había hecho siempre. El mar estaba relativamente tranquilo y oscuro y gris debido a la nubes que cubrían el cielo. Hacía frío, el invierno se acercaba con demasiada rapidez, a pesar de ser aún otoño.

De pronto, una manos me rodearon la cintura, sobresaltándome.

- ¿Te he asustado?

Cerré los ojos, resoplando y seguidamente me eché a reír. Entrelazó sus manos sobre mi estómago y me apoyé en él, mientras él colocaba su barbilla en mi hombro.

- Un poco.

- He conseguido asustar a la Princesa de los Mares, vaya... Eso es increíble.

Los primeros días después de recuperar la memoria, Dan me confesó que el hecho de que todos mis recuerdos hubieran vuelto lo asustaba un poco. Me contó que temía que al volver a recordarlo todo, hubiera recuperado mis antiguos sentimientos, y eso significaba que no amaba a Dan. Pero se tranquilizó en cuanto le dije que mis sentimientos eran los mismo.

A veces tu destino es diferente al que esperabas. A veces el final de tu historia cambia de manera brutal. A veces nada termina como tú creías, como tú soñabas. Y el amor no es diferente.

Yo soñaba con un final, un final que en su momento, habría sido feliz, junto a Jacob. Pero no siempre lo que tú sueñas o quieres, es lo conveniente.

Y ese final con Jacob no era el que me convenía.

Busqué algo diferente, porque en eso es en lo que nos fijamos siempre. En lo que es diferente al resto. Pero aquella vez, estaba totalmente equivocada. Creía que lo bueno era lo que era diferente, creía que Jacob era bueno por ser diferente.

Y ahora me doy cuenta de todo. De que en realidad deseaba algo que es muy común. Deseaba algo normal. Algo que fuera bueno.

Y eso siempre había estado a mi lado.

Dan.

Lo único de lo que me arrepentía era de haber tardado tanto en asumirlo. De haber sufrido tanto tiempo por alguien que estaba segura ni se acordaba de mí.

Y me había dolido admitirlo. Me había dolido hacerme a la idea de que había perdido a Jacob para siempre, y más después de haber pasado casi seis meses sin dormir, de haber pasado casi seis meses llorando por su culpa. Pero tal vez, Dan tuviera razón aquella noche, cuando me dijo que él en mi lugar, habría olvidado a Jacob. Que tenía que haberme ahorrado tanto sufrimiento.

Di, Liv y Dan estuvieron a mi lado (sí, siempre) pero en especial aquel último medio mes, el cual podría llamarse de "transición", pues es cuando comencé a recuperarme.

Al principio, era yo la que sufría las pesadillas y la que se defendía de ellas. No dejaba que nadie me ayudara, porque seguía convencida de que era Jacob el que tenía que estar ahí para protegerme de ellas. Porque eso fue lo que me prometió, al fin y al cabo. Pero unos días después de recuperar la memoria, permití que fuera Dan el que me protegiera y me tranquilizara después de las pesadillas, durmiendo conmigo.

- ¿En qué piensas?

Su voz me sacó de mis pensamientos y me obligó a abrir los ojos.

- En nada, la verdad. -contesté, suspirando y sin apartar la mirada del mar.

- Tú siempre piensas en algo, capitana. -rió Dan.

- Pensaba en que tú eres el que tenía que elegir. Desde el principio. En que esperé cosas imposibles y estúpidas, esperé algo de alguien que probablemente no se acordaba ni de mi nombre después de tanto tiempo.

- Qué halago, capitana Greenwood. -sonrió.

Bajé la mirada hasta la barandilla barnizada, y coloqué mis manos sobre las de Dan, acariciando su piel.

- Gracias, Dan. -susurré. -Gracias por estar a mi lado.

Sus brazos dejaron de rodearme la cintura, y dio un paso hasta colocarse a mi lado. Me giré hacia él, quedando uno en frente del otro. Enmarcó mi rostro con ambas manos y se quedó largos segundos observándome. Después, lentamente, se inclinó hacia mí, hasta que sus labios rozaron los míos. Yo le devolví el beso, con una leve sonrisa, hasta que él se apartó levemente. Sus dedos acariciaron mi piel y sentí un escalofrío recorriendo mi columna vertebral.

- Eh... ¿interrumpo algo? -nos sobresaltó la voz de Liv.

Dan se separó de mí, con una amplia sonrisa iluminándole el rostro. Sacudió la cabeza, y esperó a que Olivia hablara.

- Sólo quería avisaros de que estamos a punto de llegar, por si acaso no lo habíais visto.

En cuanto terminó, ambos miramos en la misma dirección, justo para ver la silueta de las costas norte de España. Aquella misma mañana había dejado claro de que estaba completamente recuperada y preparada para ser la Princesa de los Mares, y juntos habíamos decidido que nuestra primera parada iba a ser en un puerto cercano a Biarritz, Francia. (En realidad, habíamos descartado Vigo, Inglaterra y la Isla de Man porque esos lugares me recordaban demasiado a esa persona que estaba tratando de olvidar).

Dan y yo corrimos a la barandilla opuesta para ver mejor la costa. Nos acercábamos poco a poco, y me alegré mucho en cuanto atracamos. La gente no tardó en arremolinarse alrededor del muelle, boquiabierta, observando mi barco y las letras que tenía grabadas: Greenwood Wells.

Hacía tanto que nadie sabía de la Princesa de los Mares, que no creían que estuviera allí, a pesar de ser su barco. Siempre que atracábamos en un puerto ocurría lo mismo, pero yo nunca salía hasta por la noche, que era cuando no había nadie.

Odiaba ver los rostro de la gente esperando ver a una mujer valiente, a alguien que resolviera sus problemas... y verme impotente porque aún no me sentía capaz de nada.

Mi tripulación entera, incluidos Olivia, Dan y Diana, bajaron hasta el muelle para comunicarles a aquellas personas que la Princesa de los Mares había vuelto.

Me asomé por la barandilla, y observé los rostros llenos de sorpresa y admiración al verme. Sonreí, y me di cuenta de que aquellas personas que no me conocían se alegraban de mi regreso. Entonces pensé que desde que terminó mi secuestro, debido a mi pérdida repentina de la memoria, no había ejercido como tal mi papel de Princesa de los Mares. Y que la gente no sabía nada de mí desde hacía más de un año.

- ¡La Princesa de los Mares está aquí! -le oí gritar a una mujer de avanzada edad.

Y después lo repitió un hombre. Y entonces comenzaron los gritos de júbilo y los vítores. Y yo sólo pude sonreír ampliamente y saludar a la gente que me saludaba.

Dan subió otra vez al barco, acompañado de dos de los hombres de mi tripulación, Josh y Dylan. Juntos, sacaron de la bodega una mesa que hacía demasiado tiempo que no veía. La colocaron en la cubierta, justo en la zona de debajo del timón.

Me temblaban ligeramente las manos, aunque no sabía muy bien por qué; eso era lo que hacía desde que el Greenwood Wells fue mío.

Dan se colocó a mi lado, en pie, y Dylan y Josh en la entrada del barco. Liv y Diana estaban en la parte baja de la rampa, indicándole a la gente que llegaba dónde estaba. Me sorprendí de ver a diez personas en la cola.

Muchas de ellas eran jóvenes que querían entrar en la tripulación del Greenwood Wells.

Una joven, tal vez de unos veinte años se acercó la primera a la mesa, con el pelo tapándole casi media cara, y me miró con una tímida sonrisa.

- Nos alegramos de que hayas vuelto, Princesa de los Mares.

- Y yo, la verdad. -contesté, con una media sonrisa.

- Todos nos preguntamos qué había sido de usted, pues nadie sabía nada de su estado. Había muchos rumores, ni se imagina la cantidad.

Ladeé ligeramente la cabeza, sintiendo la curiosidad creciendo en mi interior.

- ¿Cómo cuáles?

- Los más pesimistas decían que usted había muerto. Otros que se había retirado de su cargo. Otros que había tenido que dejarlo a causa de... su embarazo.

Miré a los lados en cuanto oí la última frase. Después volví a mirar a la mujer, que continuó.

- Sí, Princesa de los Mares, eso llegó a creer la mayoría de la gente. Pero no sólo de aquí, sino en muchos otros lugares de Europa. Como el Príncipe de los Mares tampoco aparecía, ni ejercía su cargo... se creyó que, bueno, usted se había quedado encinta de él.

No pude evitarlo. Sentí cómo el rubor se extendía por mi rostro y por todo mi cuerpo. Después alcé la mirada hacia Dan, que había fruncido los labios y se encogía de hombros.

- Bueno, me alegro de estar aquí para desmentir todo esos rumores. No he estado embarazada, y mucho menos del Príncipe de los Mares, tampoco he muerto ni me he retirado. Fueron otro tipo de complicaciones.

"Complicaciones, sí; la reina nos mandó a una maldita isla en la que perdí a mi amigo (y aún sigo sin saber para qué fuimos, exactamente), después nos secuestraron, estuve encerrada demasiado tiempo para mi gusto en un sótano, recibiendo innumerables palizas, abusaron de mí, después perdí la memoria... Sí, complicaciones."

La mujer asintió levemente, con el pelo tapándole casi la mitad del rostro.

- Verá, Princesa de los Mares... ya he recurrido varias veces al alguacil, pero nunca han actuado... Espero que usted pueda ayudarme; mi padre...

Se apartó ligeramente el cabello y pude ver la sombra morada que rodeaba su ojo izquierdo, y el golpe rosado que tenía en el pómulo.

- Mi madre no se atreve ni a salir de casa para pedir ayuda, por miedo a que el castigo sea peor. Tengo otros dos hermanos pequeños, que han presenciado casi todas de nuestras palizas.

- ¿Desde cuando os ocurre esto? -inquirí.

- Desde que yo era pequeña.

- ¿Y cuántos años tienes?

- Veinte. -susurró.

Cerré los ojos durante un momento y me presioné las sienes. Y entonces, ante mí, apareció la figura de Patrick, golpeándome una y otra vez.

Abrí los ojos y la miré fijamente.

- Deme su dirección.

La joven asintió, se inclinó sobre la mesa y me susurró dónde estaba su casa.

- Siempre es por la noche. -susurró.

Después, se despidió con un tímido "muchas gracias", y salió corriendo hacia el muelle.

Y así pasó el tiempo; de las nueve personas que quedaban, cinco se presentaron como voluntarios para ingresar en mi tripulación, y los otros cuatro casos fueron denuncias de robo de dinero y animales. Nada tan serio como el primero. Escogimos a cuatro tripulantes, dos mujeres y dos hombres.

Dylan, Josh y Dan volvieron a guardar la mesa en la bodega, y yo me quedé esperando en la cubierta, respirando. La luna brillaba cobre el océano negro. Aún sentía un ligero rubor por todo el cuerpo a causa de aquel rumor... Sacudí la cabeza, respiré otras tres veces, y bajé a la bodega con mis compañeros.

Siempre lo hacíamos después de esas consultas, pues así era como elegíamos que casos tenían más importancia y cuáles no.

- Creo que no hay nada que hablar. -dije nada más llegar hasta donde ellos estaban. -Elegiremos el primer caso, el de la joven.

- ¿Por qué? -inquirió Dylan. -Es decir, ¿sólo uno?

Me giré hacia él. Dylan era un joven alto, de ojos azules y pelo y piel claros. Era de mi edad, y tenía cierto atractivo, para ser sinceros.

- Porque no voy a permitir que dejemos de lado algo tan importante; esa familia no tiene por qué seguir sufriendo algo tan horrible como eso. Nadie debería hacerlo. ¿Te parece suficiente? -contesté en tono cortante.

- Sí, sí, por supuesto, capitana. -dijo él, bajando la mirada.

- Es más, vamos ahora. -añadí, girándome. -Si queréis venir, tiene que ser ahora.

Salí de la bodega, sintiendo la rabia en mi interior, esa que aparecía cuando Patrick volvía a mi mente. No podía dejar que aquella familia sufriera más por un hombre igual que Patrick. Simplemente no podía. Sería injusto que después de haberlo vivido yo, me quedara de brazos cruzados. ¿Qué me importaba a mí si al hombre de la esquina le habían robado cinco gallinas, teniendo este asunto tan importante delante?

Oí pasos a mis espaldas, y después oí la voz de Dan.

- Yo voy contigo.

Por una parte, me alivió oírle decir eso, porque algo dentro de mí temía no ser capaz de hacer algo, por miedo a los recuerdos, que estaba segura que aflorarían en breve.

- Y yo. -escuché la voz de Dylan.

Corrió hasta colocarse a mi otro lado, y los tres bajamos hasta el muelle. Dan tenía el papel de la dirección de la casa de la familia, pero yo ya me la sabía de memoria, así que me era indiferente. Caminamos por las calles, yo guiándome por lo que me había dicho la joven, hasta que vi el número quince pintado en el muro principal.

- Es aquí. -dije.

- Sí. -confirmó Dan.

Me quedé ahí de pie durante largos segundos, cogiendo aire y soltándolo. Patrick apareció en mi mente, a punto de golpearme, y antes de que llegara, jadeé.

- Katherine, ¿estás bien?

Dan me pasó un brazo por encima de los hombros.

- Sí.

- ¿Estás lista?

- Sí. -contesté con firmeza.

Apreté los puños y abrí la cancela con decisión. Me acerqué hasta la puerta principal y estuve a punto de llamar, pero me di cuenta de que la puerta estaba entreabierta.

"Siempre es por la noche."

La joven esperaba que yo llegara por la noche, y por eso me había dejado la puerta abierta.

Empujé la puerta con lentitud, y entré en la casa con sigilo. No había nadie, aparentemente. Entonces oí un golpe seco, supuse que venía del piso de arriba. Les hice una seña para que entraran detrás de mí. Oí otro golpe, seguido de un largo gemido. Entonces me decidí a hablar.

- ¿Hola? -exclamé. -¿Hola?

Oí pasos en el piso de arriba, que parecían enfadados.

- ¡Quién eres! ¡Qué haces en mi casa!

Un hombre corpulento, con barba bien crecida y ojos furiosos bajaba por las escaleras de madera.

- ¡Qué hacéis en mi casa, bastardos! ¡Fuera de aquí, no tenéis permiso para entrar!

Se acercó con furia y enfado, remangándose la camisa blanca; fui a defenderme, pero cuando vi que alzaba su puño, me quedé paralizada. Me imaginé el rostro de Patrick, y no pude moverme. Entonces alguien me empujó a un lado, apartándome de su trayectoria, y choqué contra la pared de la casa. Cuando me giré, vi que Dan le había golpeado el rostro con el puño.

Y entonces, con la furia comenzando a hervir en mi interior, le agarré de la camisa y le obligué a ponerse frente a mí. Seguidamente le pegué un fuerte puñetazo, que le dejó algo aturdido. Después, le propine un rodillazo en el estómago, lo que le hizo encogerse, y aproveché para tirarle al suelo. Cayó boca abajo, así que le retorcí el brazo por detrás de la espalda y me arrodillé sobre él. Acerqué mi rostro al suyo, y susurré en su oído:

- Pegar a las mujeres es de cobardes, así como dejar que tus hijos lo presencien.

Miré a Dan, que asintió y se acercó a mí para agarrarle y levantarle. Me puse en pie, respirando de manera entrecortada, y me topé con los ojos de una familia llena de miedo. Sonreí con dulzura para tranquilizarles:

- Ya está. -susurré. -Todo ha acabado.

Y entonces, los dos niños pequeños, la joven de veinte años y la madre se abalanzaron sobre mí y me abrazaron con fuerza.

                                                                        ***

Suspiré largamente y observé la luna durante largos minutos. Me sentía bien, por haber ayudado a aquella familia. Habíamos llevado al alguacil al hombre, y nos aseguramos de que se encargaran de él. Me retorcí las manos con suavidad, y entonces oí una voz.

- Hola. -dijo Dylan.

Me giré hacia él y le sonreí.

- Perdona por lo de antes. -comencé. -Por cómo te respondí; fui bastante fría. Estaba nerviosa, lo siento.

- No te preocupes, capitana. Y... ¿se puede saber por qué estabas tan nerviosa? Bueno, más bien por qué sentías tanta necesidad de ayudar a esa familia.

- Porque no podía permitir que hiciera con esas mujeres lo mismo que hicieron conmigo. -alcé la mirada hacia Dylan, que parecía sorprendido y confuso. Me reí para quitarle importancia. -Dejémoslo en que tuve una experiencia parecida durante varios meses de mi vida. Y ese fue el motivo de mi inactividad.

- Lo siento, capitana...

- Oh, no, tranquilo. Es pasado. Además, ese hombre no puede volver. Alguien se encargó de mandarle al infierno.

Pero la realidad era que no era pasado. Porque las pesadillas seguían muy presentes.

- ¿Quién es ese alguien, capitana?

Suspiré levemente y alcé la mirada hacia la luna.

- Jacob Fellon. El Príncipe de los Mares.

Me insulté a mí misma al sentir una débil punzada en el corazón.

- ¿Y dónde está él ahora?

Bajé la mirada hacia mis manos, escuchando el rumor de la olas a lo lejos. Seguidamente clavé mis ojos en los de Dylan, de un azul eléctrico muy profundo y cogí aire de manera disimulada.

- En algún punto del pasado.

Sabía que quería un lugar físico concreto, pero yo no tenía ni idea. Dylan esbozó una leve sonrisa y asintió, satisfecho con mi respuesta.

- Me alegro de ello entonces, capitana. -susurró Dylan.

Había recuperado mi vida. Por supuesto que las pesadillas aún no se habían ido, y sabía que jamás se marcharían. Ya formaban parte de mí, y yo estaba segura de que eran mi castigo; mi castigo por haber hecho tantas cosas mal en la vida; por la muerte de mis padres, por la muerte de Harry, por todo. Y sí, tampoco podría dejar de culparme por ello.

Pero aparte de eso, era yo. Mi memoria había vuelto por completo, y aún estaba tan feliz por ese hecho que me pasaba noches enteras revisando todos mis recuerdos. También había dejado de escribir cartas que jamás serían leídas.

Entonces en aquel momento, me dije que tal vez, y sólo tal vez, mi vida podía estar mejorando. Me dije que tal vez podía llegar a ser feliz, junto a Dan y a aquella tripulación nueva. Me dije que podía encontrar la felicidad en todas aquellas miradas de esas personas que habían decidido seguirme en lo que para muchos eran actividades suicidas; que podía encontrar la felicidad en aquella enorme masa de mar que siempre había llamado hogar (por fin, después de tantos meses de inactividad.)

Y por primera vez en mucho tiempo, apoyada en la barandilla con Dylan a mi lado y sintiendo el frescor del mar a mi alrededor, me sentí feliz. Feliz del todo.

Había sufrido muchos baches a lo largo de mi vida, pero empecé a pensar que a partir de aquel momento, todo iba a ir en línea recta y sin obstáculos demasiado difíciles. Y lo sabía porque Dan estaba a mi lado, al igual que Liv y Diana. Todos ellos me habían querido, me querían y supuse que jamás dejarían de quererme. Me habían apoyado incluso cuando yo no tenía ni idea de quiénes eran, y eso para mí era suficiente prueba de cuánto me apreciaban.

Así que sí, aquella noche fui consciente de que no estaba sola. Jamás había estado sola, a pesar de lo que mi corazón creyera.

No pude evitar esbozar una amplia sonrisa, a la vez que clavaba mi mirada en la luna, la cual podía entreverse por detrás de la fina capaz de nubes que la cubría. Una frase se comenzó a formar en mi mente, y quise gritarla, pero me contuve.

"Soy feliz."

El pasado es pasado. Y lo que a mí me tocaba vivir era el presente; mi nuevo presente.

Era mi oportunidad de ser feliz.

Y la iba a aprovechar.


                                                                       ***


¿Qué pasaría si os dijera que aquí llega la palabra "FIN"? :)

NO OS ALARMÉIS. Sólo quiero saber vuestras opiniones. :) ¿Sí o no? Ahí dejo la pregunta. ^^


7 comentarios:

  1. OH MY GOD. UF el capítulo es perfecto TE JURO QUE AHORA MISMO TENGO EL PELO DE PUNTA. A ver, que el capítulo es perfecto no te lo discuto... Estoy muy triste porque no sé que decir... Ella está bien. La historia es sorprendente, nueva y me ha enamorado. Te prometo que me has enamorado... Y si este es el final pues con el dolor de mi corazón diré que he leído una gran historia de una gran escritora y que siempre vendrá conmigo... Pero no quiero decir adiós. Seguro que entiendes que este final me encante, pero que quizá la puerta "Jacob" estaría mejor cerrada o... No sé. Ellos se merecen un final. Puf, me encanta como están Dan y ella, aunque sabes que yo he sido más de "Kathycob" pero son tan monos... Ains April que bueno que es lo que haces :)


    Sea lo que sea, te apoyaré siempre.

    Un besazo enorme, cariño y enhorabuena por lo que haces.

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  2. Perdón por el tocho. Estoy en shock. Es demasiado perfecto.

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    1. ARSFGDHRGE ¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!! *___*
      He adorado tu comentario, en serio. Muchísimas gracias por todo, eres increíble. :___) Entiendo tu opinión, y es posible que... que la comparta contigo. Pero aún no he confirmado nada, simplemente quiero ver vuestras opiniones. :3 Espero que no penséis que soy cruel...

      Uf, muchísimas gracias por este pedazo de comentario, de verdad, me ha encantado <3

      Un besazo, cielo. <3

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  3. Madre mia estoy sin palabras, solo puedo decir que es perfecto me encanta :) pero porfa no puedes dejar a si la historia no puede ser el final.
    Kathy y Dan estan muy bien si, pero... a mi me gusta mas Jacob.
    Sige escribiendo asi.

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    1. ¡muchísimas gracias, Anónimo! Awww, en serio, te lo agradezco :')
      Está claro que eres de los de la opinión de NO a este final JAJAJA. No he confirmado nada, así que...
      Muchísimas gracias por comentar, de verdad, no sabéis cuánto lo agradezco. <3

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  4. ODIO A DAN CON TODAS MIS FUERZAS. LE ODIO, LE DESTESTO. Y jamás he entendido por qué Katherine le sigue dirigiendo la palabra después de haberle traicionado e intentado matar. Está fuera de mi comprensión. Así qué sí esto fuera el fin, me pegaría un tiro y me pasaría el resto de la eternidad haciendo de ángel guardián de Jacob, porque a el si que le entiendo. Entiendo por qué se fue cuando Katherine perdió la memoria y me cabrea que ella no se de cuenta. Dice que sufre porque Jacob no está, Jacob sufría aquellos primeros días cuando Kathy ni le recordaba! Sabes los horrible que tiene que ser eso?!?! Pero bueno, a pesar de todo, si esto fuera el fin, antes de suicidarme diría que he leído una de las mejores historias jamás escritas por una escritora increíble con un talento desbordante. Y que la historia me llenó y aportó tanto que cuando terminó con un final que no era el que yo esperaba, me dejó un hueco en el corazón, y que siempre seguiré esperando el reencuentro de Jake y Kathy. Siempre.


    PD: Si esto es el final pienso matarte por hija de puta. Voy en serio, te odiaré hasta el final de los días y esperaré que ardas en el infierno.



    Queen A xxxx

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAHUTEYUFGYWERGFRHTFUYRFGYTGWFTJAJAJAJAJAJAJAJAJAGYGEYWFGRHEG Esa ha sido más o menos mi reacción al leer este comentario.

      He de decir que Katherine no siempre ha sido muy lista... Y adoro tu opinión sobre Jacob, Kathy, Dan y todo lo que ha ocurrido. ME HAS MATADO, EN SERIO, ME HAS MATADO PORQUE LO QUE ME HAS DICHO ES INCREÍBLE Y SIGNIFICA INFINITO PARA MÍ. EN SERIO, ARESRTDYTFYG MUCHÍSIMAS GRACIAS, ME HAS HECHO FELIZ. :___________

      Queen A, me declaro fan número uno de este comentario.

      PD: JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJAJAJA HE MUERTO CON EL FINAL. <333

      PD2: Voy a ser buena y voy a decir que aún no he confirmado nada. :3

      Un besazo, cielo, y muchísimas gracias por absolutamente TODO. <3

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