Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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lunes, 5 de agosto de 2013

DDM: Capítulo 79

¡Hola! ^^

Lo sé, podéis matarme. Sé que he tardado mucho tiempo, y lo admito. No tengo excusa. Pero hoy por fin os traigo el capítulo 79. :)

Tenía que deciros dos cosas; la primera es que ya sé que tengo una entrada de premios pendiente, y espero poder terminarla del todo para publicarla y deciros cuáles son mis nominados.

La segunda es que... bueno, a partir de la semana que viene, y más aún del 16 de Agosto, no sé si voy a poder escribir o subir capítulo. Yo espero que sí, y por supuesto que lo voy a intentar, porque no me agrada dejaros abandonados tres meses... ¿Por qué? Porque me voy de viaje, y creo que eso de escribir lo voy a tener complicado.

Aún así, trataré de escribir todo lo que pueda en esta semana, y puede que suba el siguiente capítulo antes de irme... Espero que lo entendáis y no me matéis, porque estoy segura de que podéis vivir sin esta historia JAJAJA.

Y eso es todo, disfrutad del capítulo ^^



Me rodeé las piernas con ambos brazos y cerré los ojos con fuerza. No pude contener las lágrimas y dejé que bañaran mi rostro como solían hacer últimamente. Sentía que mi corazón ardía como si le estuvieran prendiendo fuego. Me temblaba todo el cuerpo.

- Por qué... -susurré.

Había llegado a uno de esos momentos en los que el dolor se hacía insoportable, y no podía hacer más que gritar y llorar.

- Por qué me has hecho esto...

Alcé la cabeza y la pegué contra la pared, a la vez que me estiraba y apretaba los puños y las mandíbulas. Necesitaba gritar. Pero no podía, pues era muy tarde, y eso alarmaría a mi tripulación.

Habían pasado cuatro meses desde que zarpamos de Inglaterra, y en aquel último mes era cuando habían empezado estos "momentos" en los que necesitaba gritar para atenuar el dolor del vacío que sentía en mi pecho.

Abrí los ojos y los clavé en el techo oscuro de mi camarote. En mi mente se empezó a formar una imagen, la misma imagen de siempre; Jacob besándome, después de prometerme que estaría conmigo.

"Ya basta, Katherine. Ya basta."

Respiré profundamente, concentrándome en esas palabras. Debía parar. Debía dejar de hacerlo. Pero yo no controlaba el dolor. Así que decidí volver a meterme en la cama y tratar de conciliar el sueño, aunque me costara.

Y eso hice.

Me tapé hasta arriba con las sábanas, con el corazón latiéndome desbocado, mientras mi propia sangre me abrasaba el interior del cuerpo. En aquellos momentos sentía más que nunca el vacío de fuego que ardía en mi pecho, porque faltaba algo. Y ese algo era Jacob. Jacob Fellon.

No mejoraba. No mejoraría nunca. Porque siempre que avanzaba un paso en el oscuro túnel, su nombre resonaba en mi mente o sus ojos aparecían en mis sueños, y volvía a retroceder hacia la oscuridad.

Siempre ocurría. Así que lo único que podía hacer era llorar hasta quedarme dormida, gritar cuando nadie me oía y asumir que aquella era mi nueva rutina.


                                                                          ***

- Calculamos que en dos días llegaremos a un puerto de Francia. Creo que uno cercano a Nantes, pero no lo tengo muy claro. Digamos que no oí lo que dijo Dan. -sonrió Diana.

Cinco meses y medio en un barco, en el océano y sin rumbo fijo.

- ¿Dónde está Kathlyn? -pregunté.

- Oh, Liv está cuidando de ella en la bodega. Siempre se ofrece.

Sonreí y volví a mirar al horizonte, oscuro a causa de la nubes negras que cubrían el cielo.

- Katherine, quiero preguntarte algo.

- ¿Sí? -dije, girándome hacia ella otra vez.

- ¿Duermes algo?

Su pregunta me pilló por sorpresa, y me quedé boquiabierta, sin saber qué responder. Pero no tardé en saberlo, pues estaba claro que a ella no podía mentirle.

- Bueno... algo sí. -contesté en un susurro. -Aún me cuesta. -añadí con una débil sonrisa.

Bajé la mirada hacia mis manos, las cuales me estaba retorciendo con nerviosismo.

- No puedo creer que estés aguantando así. Llevas torturándote cinco meses, Katherine. Cinco meses.

Me aparté el pelo de la cara, y fruncí los labios, evitando mirarle a los ojos.

- Se fue, Katherine. No te tortures de esta manera, porque hacerlo no lo traerá de vuelta.

Sus palabras fueron como una patada en el estómago, pero supongo que en realidad tenía razón.

- Lo sé por experiencia. -susurró.

Diana inclinó la cabeza, y yo aparté la mirada.

Por supuesto que intentaba seguir sus consejos. Y quería decírselo, es más, gritárselo. Quería decirles que les escuchaba y que trataba de olvidarme de todo. Pero no podía. Era como si yo no tuviera poder alguno sobre lo que me estaba ocurriendo.

No podía hacer nada porque estaba enamorada. Y me habían quitado el amor tan rápido como había aparecido.

- Se avecina tormenta. -noté una nota de miedo en su voz, y supe que era por su hija.

- Eso parece. -contesté.

Nos quedamos así durante varios minutos, observando cómo nos acercábamos a ese cúmulo de nubes negras. Y pronto, el cielo que teníamos encima estuvo totalmente cubierto.

- Voy a avisar de que cierren la bodega. -susurró Diana.

Yo asentí y ni me moví. Aún no me veía con la suficiente valentía y fuerza de asumir el papel de Princesa de los Mares.

Segundos más tarde, comencé a notar cómo pequeñas gotas caían sobre mi piel. Alcé la mirada al cielo y pude ver cómo unas nubes brillaban a causa de un relámpago. Me giré y observé cómo mi tripulación se movía con rapidez para cerrar la bodega y que no entrara agua. No vi a Diana por ninguna parte, así que supuse que ella estaba dentro, en la bodega, con su hija. Y luego me di cuenta de que Olivia y Marcus se encontraban con ella.

Deslicé la mirada por toda la cubierta, hasta toparme con Dan, que estaba al timón. Me saludó con un movimiento de mano y una sonrisa, y volvió a centrar la mirada en el mar, que se estaba revolviendo cada vez más.

Vi cómo la madera del barco resplandecía a causa de otro relámpago y segundos más tarde oí un fuerte trueno. Me giré, y he de admitir que el miedo se asentó en mi estómago cuando vi la negrura del océano y cómo se movía de aquella forma tan violenta.

"Este no es mi lugar", pensé. "Yo no puedo ser la Princesa de los Mares."

Me giré hacia Dan y caminé hacia él. Subí la escaleras laterales hasta llegar a mi camarote, que estaba justo detrás del timón, donde estaba Dan.

- ¿Qué pasa, Katherine? -dijo con una dulce media sonrisa.

Me agarré a la barandilla, y miré hacia donde miraba Dan. Me dio un vuelco el corazón en cuanto vi las olas que chocaban con nuestro barco y lo hacían tambalearse. El viento era bastante fuerte, y aún no llovía demasiado. Aún así se veían relámpagos y se oían truenos.

- Tiene... tiene mala pinta. -susurré.

- Así es como son las tormentas en el mar, Kathy. -contestó él, con una amplia sonrisa.

Agarré con más firmeza la barandilla en cuanto el barco se tambaleó a causa de una ola.

- ¿Tienes miedo? -preguntó, a punto de reír.

Targué saliva y me encogí de hombros.

- Tal vez... un poco.

Nunca antes había presenciado una tormenta o bueno... no lo recordaba. Pero aquella parecía capaz de hundirnos, y ese era mi miedo.

Dan sacudió la cabeza, medio riendo y extendió un brazo hacia mí. Me lo pasó por los hombros y me atrajo hacia él hasta poder abrazarme.

- No va a pasar nada, Kathy.

En ese momento, una ola chocó contra la proa del barco y este se sacudió, haciendo que nos tambaleáramos y estuviéramos a punto de caer. Ahogué un grito, y Dan me soltó.

Yo creí que el corazón se me salía del pecho, pero al parecer Dan no sentía lo mismo, porque él se estaba riendo como si acabara de ver algo gracioso.

- ¿De qué te ríes? -exclamé, ya que el miedo estaba haciendo mella en mí. -¿Qué te parece gracioso?

- Tú. -rió Dan. -No te va a pasar nada, Katherine. El barco se tambalea porque es lo normal. En una tormenta el mar se revuelve. Además, si se diera el caso de que algo fuera mal, jamás dejaría que te pasara nada.

Me aferré a la delgada barandilla que impedía que los que estaban en el timón se cayeran a la cubierta, con los ojos muy abiertos y con el corazón latiéndome con fuerza.

- Cómo estás tan seguro. -susurré.

Dan volvió a sacudir la cabeza, manejando el timón con ambas manos.

- Bueno, en realidad no estoy seguro. Me atrevería a decir que el barco puede volcar, porque el mar está... peor que nunca. Jamás lo había visto así.

Su voz sonaba demasiado seria, y tenía la mirada clavada en el mar embravecido que nos rodeaba. Tragué saliva, con un tremendo nudo en la garganta. Sus palabras me habían metido más miedo en el cuerpo del que había antes.

"Voy a morir ahogada."

Entonces Dan estalló y se echó a reír.

- Dan, ¡no me hace gracia! -exclamé.

- Era broma, Kathy.

Resoplé, algo aliviada por lo que acababa de decir, pero con el mismo miedo que antes. Se giró hacia mí y clavó sus ojos castaños en los míos y su sonrisa se suavizó.

- Anda, quédate a mi lado si así te quedas más tranquila.

- Bueno, después de tus bromas no sé dónde voy a quedarme más tranquila. -siseé.

- Vamos, Katherine. Estás al borde de un ataque de nervios, tranquilízate, es una tormenta, no va a pasar nada.

Parpadeé, y sentí que la lluvia caía cada vez con más fuerza e intensidad, y que el número de relámpagos y sus respectivos truenos aumentaban también.

El barco volvió a tambalearse, esta vez de una manera más fuerte, y hasta Dan estuvo a punto de caer. El resto de la tripulación tiraba de largas cuerdas, supuse que para manejar las velas en función de las ráfagas de viento. La verdad es que no tenía ni idea.

La madera crujía y chirriaba de manera escalofriante y por unos segundos tuve la increíble idea de correr dentro de mi camarote y meterme entre las sábanas para dormir, o debajo de la cama, daba igual...  Pero aparté esos pensamientos de mi mente, pues tenía que demostrar que era valiente, en parte.

Porque... supuse que eso tenía que ser la Princesa de los Mares. Valentía.

No podía huir de la lluvia y dejar a mi tripulación lidiando con el barco. Aunque no supiera que hacer, era mejor quedarse ahí de pie que esconderse en el camarote.

Así que me aferré aún más fuerte a la barandilla y observé cómo se movía mi tripulación sobre la cubierta. Me sorprendió ver que algunos de ellos se reían entre ellos mientras tiraban de las cuerdas, como si aquello fuera un simple juego... Sacudí la cabeza otra vez; tal vez yo también tenía que verlo como un simple juego.

Un relámpago iluminó la escena, y segundos más tarde el trueno retumbó en todos los rincones del barco. Nos acercábamos al núcleo de la tormenta, y se podía intuir también por la intensidad del viento y de la lluvia, que se acumulaba sobre la cubierta. Otros tripulantes utilizaban las escobas para llevar el agua de la cubierta hacia la parte donde la barandilla se abría para permitir que la gente entrara en el barco, y la dejaban caer al océano embravecido.

Otro relámpago que me hico ahogar un grito del susto en cuanto su luz se reflejó en nuestro barco y unos segundos después un trueno. Y entonces una ola demasiado grande para mi gusto impactó contra nuestro barco y este se inclinó de manera peligrosa.

Comencé a deslizarme, directa hacia la barandilla lateral y lancé un grito, porque me iba a caer por la borda. Lo sabía. Iba a ahogarme. Entonces me resbalé por culpa del agua de lluvia y me choqué con demasiada fuerza contra la barandilla, en vez de caer al océano.

- ¡Katherine! -oí gritar a Dan.

Seguidamente (después de haberme chocado con la barandilla) rodé escaleras abajo. Lo sentí todo a cámara lenta; pensé en Diana, en su pequeña bebé, en Olivia, en Marcus, en Dan y por último en Jacob.

Lo último que recuerdo es que me golpeé la cabeza con fuerza y todo se tiñó de negro.


                                                                   ***


Parpadeé varias veces antes de poder acostumbrarme a la luz. Lo veía todo borroso y demasiado brillante. No oía nada. Ladeé la cabeza y suspiré. Me obligué a abrir del todo los ojos, y entonces el ruido comenzó a parecerme ensordecedor; el agua chocando contra mi barco, el Greenwood Wells, el viento azotando las velas, la lluvia mojándolo todo y los truenos y los relámpagos llegando a todos los rincones de la embarcación.

- ¡Katherine! ¿Estás bien?

Sentía algo diferente. Algo en mi interior, algo que había cambiado. No tenía miedo. Ya no sentía ese miedo irracional a todo y a todas las personas que me rodeaban. Y no lo sentía porque lo conocía.

Me giré hacia Dan, que estaba arrodillado a mi lado, lleno de preocupación y temor.

Yo estaba boquiabierta, sin poder moverme. Entonces una lágrima rodó por mi mejilla, pero no era una lágrima de dolor, ni de tristeza.

- Katherine, dime qué te pasa. Háblame. ¿Estás bien? -su voz estaba teñida de temor, pero yo no sabía por qué. No había razón para estar preocupado.

Sin decir palabra, como si no lo hubiera escuchado, y con rapidez, le pasé los brazos por el cuello, abrazándole con fuerza. Las lágrimas caían de mis ojos, a la vez que mis labios se curvaban en una sonrisa.

- Estoy mejor que nunca, Dan.

- ¿Qué... qué ocurre...? -preguntó, confuso.

- He vuelto, Dan.

Me aparté de él y vi su expresión de sorpresa. Me eché a reír, con lágrimas en los ojos, feliz. Lancé un grito de alegría.

- Dan, he recuperado la memoria, lo sé.

Sólo necesité bucear en mi mente para confirmarlo.

- Sé quién soy, sé quiénes son mis padres, sé quién eres tú. Sé lo que me hizo Jacob cuando éramos pequeños, sé que le volvimos a encontrar en un viaje hacia la Isla de las Voces. Sé quién era Harry, y también sé cómo y dónde murió. Sé que le quería mucho. Sé por qué tengo pesadillas. Sé que mi madre conoció a Olivia, la joven pelirroja que me ayudó cuando estuvimos en aquella isla. Y no tengo miedo, porque os conozco.

Dan parpadeó, asimilando mis palabras, y pude ver el brillo de sus ojos, y después la sonrisa que le iluminó el rostro. Pero también vi un matiz de tristeza y temor.

Sin perder tiempo me levanté del suelo. Tenía el cabello y la ropa empapados, pero me daba igual. Tampoco sabía cuánto tiempo llevaba inconsciente después del golpe que me había dado, pero también me daba igual. Porque gracias a eso, mi memoria había vuelto. Y la fuerza que tenía antes de perderla había vuelto.

Tenía ganas de gritar, de saltar. Pero antes de ello, tenía que hablar con Diana. Así que eso me decidí a hacer. Ayudé a mi tripulación, para esperar a que pasara la tormenta. Por primera vez en mucho tiempo me reí de verdad. Porque, también por primera en mucho tiempo, estaba feliz.

Sabía que pronto volvería a recordar a Jacob, pero también sabía que me iba a doler menos que antes.

Porque Katherine Greenwood Wells había vuelto.

Más fuerte que nunca.



12 comentarios:

  1. Cuanto me alegro que Katherine haya recuperado la memoria :D ya era hora jaja. Genial capitulo y veremos lo que nos trae el siguiente.
    PD: NO podemos vivir sin tu historia, asi que, no digas eso!!
    PD2: si ves que vas a tardar mucho en publicar, porque no pones entradas programadas? Es solo un consejo.

    BESOS, AnabelSD

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    1. Sí, la verdad es que ya era hora jajaja. ¡Muchísimas gracias, Anabel!
      OH DIOS, NO SABES LO MUCHO QUE TE AGRADEZCO QUE ME DIGAS ESO *___*
      Tenía pensado lo de las entradas programadas, el problema es que para eso tengo que tener capítulos para publicar y eso es lo que me falla, que aún tengo que terminar de escribirlos JAJAJA :3

      Un besazo Anabel, y muchísimas gracias!!!

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  2. GUAUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU MAS FUERTE QUE NUNCA. DI QUE SI!!!!!!!!!
    Me ha encantado dios mio... Estoy así O.O
    ¿Por qué me gusta tanto? Pues por muchísimas cosas... Así que no te vayas lejos (Por tu bien) No, es bromi, pásalo genial y disfruta, linda... Ya nos leeremos a la vuelta :))

    Espero que puedas hacer que Jacob vuelva y ya te querré a raudales JAJAJJAJAA
    Pero bueno, que esta noche duermo feliz sabiendo que... ¡Mi katherine ha vuelto!

    Es genial, lo sabes y lo sé.

    Un besito, cielo.

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    1. ¡¡Muchísimas gracias Jane!!!! <3 Ay, tus comentarios me hacen siempre super feliz :')
      Tu petición sobre Jacob... la tendré en cuenta porque eres tú, pero, ¿qué pasa si no? :)

      Un besazo cielo.

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  3. cuando leí que se golpeó la cabeza en vez de preocuparme me alegré y no creo que solo yo, si no todos los que te leemos por que sabíamos que nos ibas a regresar a la princesa de los mares !!!!
    excelente capítulo y esperando el proximo!!!

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    1. Ya era hora de que recuperara la memoria, ¿no? :)
      Muchísimas gracias, Diana, no sabes cuanto aprecio estos comentarios...
      Un besito!

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  4. Waaaah!! Me encantaaa *o* Sabía que le volveríala memoria muahahah Pásatelo muy bien de viaje ;3

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    1. ¡Muchísimas gracias! Awww, en serio, lo aprecio mucho!
      Un besito!

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  5. Será dificil engancharme a la historia a estas alturas, pero lo intentaré.

    Precioso el diseño, me ha encantado.

    http://montoutdanscemonde.blogspot.com.es/

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    1. Aw, muchísimas gracias por tratar de hacer ese esfuerzo por mí, no sabes cuánto lo agradezco *_*
      ¡Muchas gracias! ^^

      Un besito.

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  6. Madre mia!! Menudo capitulo me encanta. Escribes super bien, no tengo palabras, enserio; me encanta que katherine vuelva a recordar todo. Pero enserio trae a Jacob de vuelta las cosas no son lo mismo sin el.
    Espero que te lo pases muy bien en tu viaje.
    pd: No nos puedes dejar sin tu historia no podemos vivir sin ella!
    Alba

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    1. Jo, muchísimas gracias :____ No sabes lo que me alegra que pienses que escribo bien... Dios, es como hacer mi sueños realidad. MUCHÍSIMAS GRACIAS. <3
      No puedo aseguraros nada con respecto a Jacob, y sé que eso suena cruel... Sorry :(
      Oh Dios, muchísimas gracias *___*
      Un besito!

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