Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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lunes, 9 de septiembre de 2013

DDM: Capítulo 82

¡Hola a todos!

En cualquier momento puedo desaparecer debido a mi viaje, ese que se ha retrasado taaanto... En fin, a pesar de ello, en cuanto pueda coger el ordenador, os avisaré y trataré de subir algún capítulo.

Por ahora, me voy a poner a escribir todos los capítulos que pueda por si tengo que recurrir a las entradas programadas. :)

Y hoy os traigo este capítulo por si tardo... un poquito más en subir el siguiente. :)

Un besito. <3





Traté de decir algo, pero las palabras no salían de mi boca. No podía ni moverme. Pero dio igual, porque alguien sí supo reaccionar.

- ¿Gwendolyn...?

Me giré, justo para ver a Diana saliendo de la oscura bodega. Tenía sus ojos azules muy abiertos, al igual que la boca. Entonces las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas, y echó a correr hacia la figura que había hablado.

Hacia Gwendolyn.

Ambas se fundieron en un fuerte abrazo, ya que era lo único que necesitaban en aquellos momentos. Las palabras sobraban, o mejor dicho, no servían de nada, porque estaba segura de que no podían expresar la alegría que sentían respecto a aquel inesperado reencuentro.

- Estás viva. -oí decir a Diana. -Estás viva.

Diana se apartó de Gwendolyn y estudió su rostro, como si aquello no pudiera ser real, como si se tratara de un fantasma. Me acerqué a ellas, muda, aún sin poder hablar.

- No puede ser... -conseguí murmurar.

Mis labios comenzaron a curvarse dando lugar a una amplia sonrisa, acompañada de unas cuantas lágrimas. Gwendolyn clavó sus ojos azules en los míos, y supe que no era una imaginación. Que estaba delante de mí. La joven sonrió a su vez, de manera valiente y firme.

- Estás aquí. -añadí.

- Sí, la valentía la aprendí de mi capitana. -contestó.

No tardamos en abrazarnos con fuerza, y no fui capaz de contener las lágrimas. Gwendolyn estaba viva.


                                              ***


Cuando nos metimos en la bodega para hablar con calma, el sol ya se había ocultado en el horizonte. Diana parecía estar en shock, y era incapaz de creérselo. Nos acomodamos en la bodega todos juntos y comenzamos a hablar. Había muchas cosas que contar.

- Cómo... cómo es posible que estés aquí... -preguntó Diana.

Gwendolyn esbozó una media sonrisa y deslizó la mirada sobre todos nosotros. Nuestra nueva tripulación también estaba ahí, escuchando, aunque fuera de lejos.

- No era mi hora de morir, y no iba a permitirlo. -hizo una pausa en la que cogió aire. -Cuando salí de las minas, tú ya estabas demasiado lejos, y yo demasiado débil, así que no pude ni echar a correr para alcanzarte. Simplemente deseé que estuvieras bien y que hubieras llegado a algún sitio donde pudieran ofrecerte ayuda.

- Creí que habías muerto... No he dejado de culparme por ello desde que huí y te dejé atrás. -susurró Diana.

Su voz estaba teñida de dolor, pero en el fondo estaba aliviada. Aliviada porque no tenía que culparse más por algo que no había ocurrido. Gwendolyn sacudió la cabeza con una sonrisa.

- ¿De verdad crees que iba a rendirme? ¿En serio?

Me reí por lo bajo, y apoyé la cabeza sobre el hombro de Dan, que estaba sentado a mi lado y había entrelazado su mano con la mía.

- Y lo de después no es interesante. Me moví de aquí allá, buscando noticias sobre la Princesa de los Mares, porque necesitaba saber si habíais sobrevivido... Y hace unos meses oí que la gente rumoreaba sobre tu regreso -me señaló a mí. -, así que me puse en marcha y... aquí estoy, por fin.

Todo se quedó en silencio por unos segundos, mientras Diana y yo tratábamos de asimilar el hecho de que Gwendolyn, a quien creíamos muerta, estaba viva ante nosotras.

- Por cierto, Diana... ¿tu... bebé? -preguntó con suavidad.

Diana se levantó con una amplia sonrisa y se acercó a la cuna donde dormía la pequeña Kathlyn.

- Te presento a Kathlyn, Gwen. Su nombre viene del tuyo y del de Katherine.

Diana dejó que Gwendolyn la cogiera, a pesar de que esta estuviera profundamente dormida.

- Es preciosa... -murmuró la rubia. - Ah, ya sabéis que no soy especialmente emotiva, pero quiero que sepáis que me alegro de que estéis bien. De que tú, Diana, consiguieras salvarte y de que tú, Katherine, también lo consiguieras. Y me gustaría saber cómo lo hiciste. -dijo refiriéndose a mí.

Entonces me dispuse a contarle toda mi historia en el sótano de Patrick, lo que me hizo, cómo Brittany me salvó y cómo Harry consiguió que no abandonara este mundo. Le conté también cómo encontré a Diana, Olivia y... Jacob.

Gwendolyn me escuchaba atentamente, y a mitad del relato se dirigió a la cuna de madera donde tumbó con delicadeza a Kathlyn. Y cuando alzó la cabeza, yo ya había terminado de hablar. Pero ella aún tenía una pregunta.

- Por cierto... ¿por dónde anda Jacob?

Se giró y buscó por la bodega, esperando a encontrarle. Sentí una punzada en el corazón y me obligué a respirar y a hablar.

- No le vas a encontrar... porque no está aquí. -murmuré.

Sentí que Dan agarraba aún más fuerte mi mano, y eso me dio fuerzas suficientes para alzar la mirada hacia Gwen.

- ¿Cómo...? Pero, has dicho que os reencontrasteis...

Me encogí de hombros.

- Hace siete meses que no sé de él. -añadí como quien no quiere la cosa.

Pero bajo esa indiferencia que trataba de aparentar, me dolía decir aquello. Me dolía y me odié por ello.
Gwen sacudió la cabeza, confusa.

- Jacob se marchó. -completó Dan por mí. -Se fue, después de una pelea con Kathy. Y no hemos vuelto a saber nada de él.

Bajé la mirada y asentí, respaldando las palabras de Dan.

- Pero no pasa nada. Estoy bien. -y me obligué a forzar una sonrisa.

Dudé de mis palabras. Y volví a sentirme asustada.


                                               ***


Al día siguiente, decidí hacerle a Olivia las preguntas que me había apuntado mentalmente.
Estaba en la cubierta, hablando con Marcus y con Dylan. Me acerqué a ellos y con una sonrisa, agarré a Liv de la mano.

- La necesito, será sólo durante unos minutos. -me excusé.

La aparté del grupo y cuando estuve totalmente segura de que nadie nos miraba ni oía, comencé con mis preguntas.

- Necesito que me respondas.

- Espera, déjame adivinar... son preguntas sobre la Isla. -repuso, sonriendo.

- Si la Isla acepta sólo sacrificios de Sangre Marina... ¿por qué se ofreció Harry como sacrificio y no alguien de la Isla?

Se quedó varios segundos callada, tratando de encontrar una respuesta.

- Nadie se ha planteado jamás hacerlo de esa manera. Todos damos por hecho que deben ser personas externas a la Isla... Nadie ha recibido una explicación del por qué.

Ese argumento no se sostenía por ningún lado. Así que era probable que la Isla aceptara también sacrificios de personas de la Isla. No descarté para nada la idea.

- Y... Olivia, ¿por qué vi una versión malvada del fantasma de mi madre?

- La Isla usa tus miedos más profundos y los transforma en algo que no reconoces.

- Pero... yo no le tengo miedo a mi madre. -susurré, extrañada.

- Tal vez no a tu madre, pero sí a la muerte de tu madre. ¿Entiendes? Miedos o situaciones traumáticas, y las transforma de manera que dan aún más miedo. Y no preguntes por qué, porque no tengo ni la más remota idea... la Isla es así. -hizo una pausa en la que se encogió de hombros. -Siguiente pregunta.

Me quedé unos segundos pensando en su respuesta, y sentí curiosidad por saber qué clase de figura espantosa se me aparecería si volviera.

- ¿Qué ganamos nosotros después de ofrecer un sacrificio? ¿Sólo una forma de supervivencia aparte de la tradicional de reproducción? ¿Sólo eso?

- Bueno, yo no soy el chamán de la Isla, pero alguna vez oí... que durante estos doce años después de haber recibido un sacrificio, la gente con Sangre Marina tiene derecho a ver cuál es su futuro. Pero son cosas que oí de pasada, rumores.

"Interesante. Yo sí que necesitaría ver qué me deparará el futuro. Porque estoy perdida."

- ¿Algo más? -inquirió Olivia.

- No. Por ahora está bien. -respondí, asintiendo. -Gracias, Liv.

Ella hizo un gesto con la mano para que me despreocupara y caminó hacia Marcus y Dylan. Agarró la mano de Marcus y este le respondió con un beso. Aparté la vista y me encontré con la sonrisa de Gwen.

- Buenos días, capitana.

Esa frase me transportó a aquellos tiempos en los que todo me era fácil. En los que todo parecía estar bien.

- Tengo noticias de parte de Dan. -me dijo y señaló a Dan, que estaba en el timón. -Me avisa de que la siguiente ciudad que nos tocaría es Vigo... y claro, queríamos saber si preferías saltarnos esa parte...

- No. -le corté. -No veo la necesidad de saltarnos Vigo.

Miré a Dan y después de decirle a Gwen que esperara un momento, caminé hacia él y me apoyé en la barandilla, justo delante del timón, impidiéndole ver.

- ¿Qué es eso de que si quiero saltarme Vigo? -inquirí. No quería sonar dura, pero lo hice.

Dan se encogió de hombros y clavó su mirada en la mía.

- Por si acaso. -respondió.

Rodeé el timón y me acerqué a él. Le aparté las manos de dicho timón y le obligué a mirarme:

- Puede que al principio quisiera evitar ciertos lugares, pero quiero recordarte que ya no hay necesidad. Lo he superado. -dije, esbozando una sonrisa traviesa.

Aquella mañana me había levantado más decidida, segura de que mis dudas habían sido fruto de mi ligera "depresión" de ayer. Dan sonrió a su vez y no tardó en besarme con calidez.

- Me alegra oír eso, capitana. -susurró.


                                               ***


Dos horas después ya habíamos entrado en el puerto de Vigo, junto con otro pequeño barco pesquero, y yo conseguí encerrar todos mis sentimientos en una caja al fondo de mi mente. No me volverían a molestar.

Yo me encontraba en la cubierta, con Kathlyn en brazos y Dylan a mi lado, apoyado en la barandilla. Dan estaba manejando el timón para poder atracar en el muelle. La gente que se encontraba en aquel momento en el muelle dejó de hacer sus tareas para girarse y poder mirarnos. Alcé la mano, saludando a la gente, y entonces la pequeña Kathlyn imitó mi gesto con torpeza y lentitud. Yo me eché a reír, invadida por una ternura inexplicable, y cuando Dylan vio lo que estaba haciendo Kathlyn también rió.

Segundos después, bajó la manita y bostezó ampliamente. Entonces dejó caer su cabeza sobre mi hombro, con la intención de dormir. Le acaricié la espalda con suavidad, y la cubrí hasta arriba con la manta.

- Parece que le gustas. -dijo de pronto Dylan, sonriendo.

- Pues creo que es la única. -contesté, resoplando y cerrando los ojos.

- Oye, ¿y yo qué? ¿Yo no cuento? -inquirió, cruzándose de brazos y poniendo una mueca de indignación.

No pude evitar echarme a reír. Dylan se había convertido en un gran amigo durante aquel último mes, justo después de aquella noche en la que salvamos a una familia del maltrato. Tampoco hablábamos mucho, pero cuando lo hacíamos yo me sentía increíblemente cómoda a su lado. Y sentía hacia él un fuerte vínculo de amistad.

- Efectivamente, porque lo nuestro es una relación capitán-tripulante. -expliqué, a punto de reír y echando a caminar hacia la bodega.

- ¿Y eso no cuenta? Sea del tipo que sea, es una relación... -rebatió Dylan, colocándose frente a mí, cortándome el paso.

Puse los ojos en blanco y sacudí la cabeza.

- Lo que tú digas. -acabé soltando con una sonrisa.

Dylan se encogió de hombros y frunció los labios con cara de "he ganado". Le dejé atrás y me interné en la bodega para dejar a Kathlyn en la cuna. Diana también estaba dormida; tenía que ser agotador ocuparse de un bebé. Y más después de ver que la persona que creías muerta estaba viva y estaba de vuelta.

Después de aquello, un grupo de gente subió a nuestro barco para contarnos sus problemas. Seguidamente discutimos sobre qué casos resolver y cuáles no, pero acabamos ocupándonos de todos, porque todos estaban relacionados; robo. Y el ladrón, al parecer, era la misma persona en todas las situaciones. No tardamos en capturar al ladrón, buscando entre la gente de una determinada área el rostro que coincidiera con las descripciones que nos habían dado; pelo negro, ojos oscuros y facciones marcadas, alto y delgado como un palillo. Tampoco fue difícil. Los que habían denunciado los robos recuperaron sus objetos perdidos, y nosotros volvimos al Greenwood Wells.


                                                ***


Me desperté en medio de una pesadilla. En realidad, de la misma de siempre; Patrick golpeándome hasta prácticamente matarme. Tenía la piel cubierta de una fina capa de sudor frío y me temblaban las manos. Me sequé las lágrimas que se me habían escapado durante la pesadilla, acostumbrada a ello. Pero el miedo no lo podía eliminar, así que no pude detener el temblor de mis brazos.

Entonces me pareció oír un crujido que provenía de la cubierta, y por un momento pensé que me lo había imaginado.

Pero el siguiente crujido me confirmó que no eran imaginaciones mías.

Y supe que no los había provocado el viento.

Tenía los músculos en tensión debido a la pesadilla, y haber oído aquello no ayudaba mucho. Me levanté de la cama tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a Dan, que estaba tumbado a mi lado. Le dirigí una fugaz mirada y vi que se estaba medio incorporando. Trató de enfocar la vista hasta mirarme.

- ¿Qué ocurre...? -tenía la voz ronca y supe que estaba medio dormido, a pesar de todo.

- Duérmete, no pasa nada. He tenido una pesadilla y voy a tomar un poco el aire. No tardo nada. -no era la verdad completa, pero tampoco era una mentira.

Dan asintió y no me giré hasta que comprobé que se había tumbado y que su respiración se hacía cada vez más profunda. Cuando supuse que se había dormido, entreabrí la puerta del escritorio y no vi nada, así que la abrí del todo. Pero no me moví, simplemente me quedé petrificada, observando cómo una figura delgada trataba de subir los escalones de la bodega sin hacer ruido (cosa que al parecer, no le había salido muy bien).

Una figura que reconocí al instante por su largo cabello del color del fuego.


2 comentarios:

  1. SU LARGO CABELLO COLOR FUEGO....................................................................................................................................... MADRE MÍA. NO TE VAYAS AHORA. NO TE VAYAS AHORA. NO TE VAYAS AHORA. lBFKLHBERHBLERHIBFIWEBFRIBlhbdHBLWJH
    ME ENCANTA. ME ENCANTA. ME ENCANTA. Necesito leer el siguiente... POR DIOS JAJAJAJAJAJA

    No te vayas :(
    (Perdón por las mayúsculas en exceso, es que estoy muy sorprendida)

    Un besito, cielo :)))

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  2. quién, quién, quién será ????????ojala ya se encuentren Jacob y Katherine....
    ojala subas el próximo pronto si si te vas de viaje disfrútalo y estaremos esperando con ansias lis capítulos

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