Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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sábado, 24 de noviembre de 2012

DDM: Capítulo 51

Hola!
Siento no haber subido antes, pero no encontraba huecos para escribir, y la inspiración no llegaba... Pero hoy me he puesto a escribir, en este ratito que he sacado :)
Y aquí lo tenéis...
Espero que os guste ^^



Parpadeé varias veces, sin ganas de ver lo que ocurría en aquellos momentos. El frío me mordía la piel, y temblaba levemente; por el frío, sí, pero también por el miedo y la tensión de lo que acababa de pasar.

- ¡Maldita criada! ¡¿No te había dejado bien claro que no podía dirigirte a mí cuando quisieras?! ¿Y qué es esto de interrumpir?

Sus altas y fuertes palabras taladraban mi cerebro, haciendo que temiera enormemente por la pobre Brittany. Que estuviera haciendo eso por mí era demasiado valiente. Estaba arriesgando todo, y probablemente su vida, por mí. Debía hacer algo.

A pesar de tener los músculos agarrotados, hice el esfuerzo de moverme. Intenté levantarme, no sin antes notar un leve mareo. Una vez de pie, dije lo más rápido que pude:

- No te atrevas a tocarla.

Patrick estaba a punto de cerrar la puerta, pero paró al oírme. Brittany estaba gimiendo, ya que Patrick la estaba tirando del pelo.

- ¿Cómo dices, Princesa? -inquirió.

- No necesitas que lo repita. Lo has oído, y me has entendido a la perfección.

Me temblaban las piernas, y temí caer al suelo, pero milagrosamente, me mantuve firme.

- Esa no es una actitud correcta, querida Princesa.

- De ahora en adelante, mi actitud va a ser de todo menos correcta, querido Patrick. Ya me da igual lo que me hagas. ¿Hay algo peor que aún no me hayas hecho? Creo que no.

Patrick se mordió el labio inferior, y soltó a Brittany, que cayó al suelo de rodillas, gimoteando. Abrió más la puerta, y se acercó a mí con paso firme, hasta quedar a escasos centímetros de mí.

- Puedo hacer que los días que te quedan de vida sean horribles.

- Moriré, al fin y al cabo. Qué me importa más o menos dolor, si ya lo he sufrido todo. Admítelo, Patrick. -dije con firmeza. -Ya no puedes hacer nada contra de mí, porque conozco absolutamente todos los dolores existentes en este mundo. Soy capaz de resistirlo todo, al menos, sin miedo alguno.

Patrick alzó la mano, y me señaló con el dedo índice.

- Entonces, haré que maten a Jacob ante tus propios ojos.

Me mordí la lengua. Si lo hacía, el dolor sería muy parecido al que sentí cuando vi morir a Harry. No era tan diferente.

- No tengo miedo. -escupí con rabia, en un susurro. Pero eso era mentira.

Patrick gruñó, y se dio la vuelta, demasiado enfadado.

- Tu conducta no va a impedir el destino de Brittany. Aquí todos reciben su castigo. Tarde o temprano. Y el de Brittany ha llegado.

- Ella no te ha hecho nada, no se merece esto. -susurré.

- A mí. Nadie. Me. Interrumpe. ¿Entiendes? -dijo, haciendo marcadas pausas.

Miré a Brittany, que me estaba mirando con tristeza. Negó con la cabeza, porque no quería que la ayudara.

- Me... -comencé a decir. -Me casaré con usted...

- ¡No! -exclamó Brittany. -¡No lo hagas, Katherine, cállate! -gritó, fuera de sí.

Las lágrimas rodaban por sus mejillas, pero no eran lágrimas de dolor ni cobardía. Tan sólo eran lágrimas de impotencia. Brittany era muy fuerte y muy valiente, pero ante Patrick no podía hacer nada, a pesar de desearlo con fuerza.

- Ya la has oído. Cállate. Todo irá mejor.

Patrick salió de la habitación pegando un portazo y cerrando el pestillo. Maldije en voz baja.

Miré a mi alrededor, que estaba bañada por la luz de una vela. ¿Y si podía hacer algo...?
Busqué por toda la habitación, pero justo cuando iba a coger la vela, oí el cerrojo descorrerse. ¿Qué demonios...?
Apenas habían pasado dos minutos, ¿y ya había alguien entrando en el sótano?

- Perdona, me había olvidado.

La voz de Patrick me produjo escalofríos, y antes de que me girara, noté un golpe seco en mi cabeza, y a los segundos, pude notar levemente el frío del suelo en mi mejilla.

Bum, la negrura me había vuelto a tragar.

***

Todo daba vueltas. Mi vida era un auténtico huracán de intensas emociones, que me barría con fuerza a cada segundo.
Nada era claro, y cuando creía que veía la luz a lo lejos, encima de mí, tentadora, brindándome una esperanza de salir de entre los escombros de mi vida, algo tiraba de mí, sepultándome en los afilados recuerdos rotos de lo que había sido mi vida.

Esos recuerdos se asemejaban a brillantes cuchillos, con filos peligrosos, que llamaban poderosamente la atención. Y esos cuchillos me mordían la piel, haciendo que el dolor fuera doblemente terrible.

¿Por qué todo era tan difícil, por qué no podía llevar una vida medianamente normal...?

Deseé con todas mis fuerzas encontrar algo estable en aquel maldito mundo, que me hiciera creer que vivir en él, merecía la pena.

Cuando creí que estaba consciente, un fuerte dolor de cabeza me hizo afirmar que sí que lo estaba. Traté de abrir los ojos, con un miedo increíble por ver lo que me esperaba fuera de la "calma" de mi interior.

"Vamos, Katherines. ¿No eras tú la Princesa de los Mares? ¿Dónde ha quedado esa valentía, ese coraje? ¿Dónde ha quedado la fuerza de esa Princesa, tan diferente a las demás? Sé fuerte, sé tú misma, porque eso es lo único que necesitas ahora. Entierra el miedo, no tu vida."

Esa voz, tan dura y carente de sentimientos, tan... tan estable.
No sabía por qué, por qué narices esa voz no era la mía, sino de alguien a quién quería mucho.

Mi Harry.

No sabía por qué Harry hablaba en mi cabeza. Tal vez era producto de mi imaginación, para que recuperara mi antigua valentía. ¿O estaba... conmigo?

No.

Kathy, no. Esto te está afectando.

Le viste morir. Oíste sus gritos. Le viste desaparecer, ensangrentado, sin tú poder hacer nada al respecto. No digas bobadas.

Apreté las mandíbulas, para frenar el inminente llanto. Aproveché, y traté de abrir los ojos, para comprender que estaba en penumbra. No sabía dónde estaba, pero no tenía la sensación de estar en el sótano de la casa de Patrick. Y estuve segura cuando de pronto, todo se tambaleó, y rodé levemente hacia un lado.

¿Qué demonios...?

Pero esa sensación la conocía a la perfección. ¿Cómo no iba a conocerlo, si había vivido durante la mayor parte de mi vida... en el mar, en un barco?
No cabía duda. Estaba en un barco. ¿Pero por qué? ¿Por qué me encontraba en un barco?

Cerré los ojos con fuerza cuando intenté levantarme. El dolor de cabeza fue un destello rápido pero intenso de dolor, así que tenía que ir con cuidado.
Cuando estuve levantada, miré a mi alrededor. Sí, estaba claro; aquello era un barco. Concretamente, la bodega de un barco.
Había alguna que otras cajas de madera por el suelo, pero nada más. Pequeños rayos de luz se colaban por los huecos que había entre las tablillas de madera del techo, y no dudé en acercarme a esa parte.

El techo no estaba demasiado alto, y podía llegar a tocarlo. Entrecerré los ojos al mirar por entre uno de los huecos, ya que no estaba acostumbrada a tanta luz.

Luz solar... Luz real.

Esbocé una leve sonrisa, sólo por ese acontecimiento. Algo "feliz" en mi vida.
Pero de pronto, esa sonrisa se congeló, porque la luz desapareció, en cuanto alguien se colocó encima. Di un paso hacia atrás, sin apartar la vida de la madera, ahora a oscuras. Oí crujidos, y de pronto, la luz del día inundó la bodega, en cuanto la trampilla de madera se abrió.

Me cubrí la vista con un brazo, y cuando me acostumbré, vi que alguien colocaba unas escaleras del mismo material, y bajaba con firmeza y lentitud.

- Oh, Princesa, ¿la he despertado?

Su inconfundible y asquerosa voz me hizo temblar.

- No. Me he despertado hace un rato.

- Venía para ver qué tal estabas.

- No muy bien, la verdad. Todo esto... digamos que no es de mi agrado. No sé si nos entendemos, querido Patrick.

Otro destello de dolor, pero fui capaz de mantener los ojos abiertos.

- Llevas tres días inconsciente, mi querida Princesa. Yo me he encargado de ello, para que el viaje le fuera más agradable.

Tragué saliva, recordando a Brittany.

- ¿Dónde está Brittany...?

Los segundos se me hicieron eternos, y temí... Me obligué a apartar esa posible situación de mi mente, y me concentré en los ojos del odioso Patrick.

- Oh, está bien, si es lo que preguntas. Aunque, claro, uno podría estar en mejores condiciones, para qué mentir...

- Qué la ha hecho...

- Nada grave, o bueno, no para mí. -rió, sacudiendo la cabeza. -Está viva, simplemente.

Y no pude evitarlo. No pude.
Me abalancé contra él, lanzando un pequeño grito de ira, buscando su cuello con mis manos. Caíamos al suelo, mientras yo aprisionaba su cuello con mis manos, y apreté con fuerza.

- Debes morir. ¡Debes morir!

Pero, ¿a quién se le ocurre tratar de ahogar a un hombre que te dobla en tamaño, peso y fuerza, y más estando en mi débil estado? A mí, sólo a mí.

Sabía que llegaría, así que no me sorprendió su empujón, que me hizo caer a varios metros de distancia, sobre el suelo.
Se incorporó, y caminó hacia mí.

- ¿Has intentado... ahogarme?

Traté de calmarme, y de recuperar mi ritmo cardíaco habitual. Gemí levemente por el golpe, cerrando los ojos.

- Para la próxima vez, trataré de no golpearte en la cabeza con tanta fuerza, se ve que no es bueno para ti, querida Princesa.

Resopló, sacudiendo la cabeza, y me atreví a abrir los ojos, para poder ver sus botas negras, que brillaban como si fueran nuevas.

- A estas alturas, y aún no sabes comportarte... Increíble. Y patético, ya que sabes que no es bueno para ti.

Suspiró, y se agachó a mi lado, buscando mi mirada.

- En fin, sólo bajaba para avisarte de que ya casi hemos llegado a nuestro destino. Te tengo preparada una sorpresa. Sinceramente, creo que te encantará.

Apreté las mandíbulas, y asentí levemente, cerrando los ojos.

- De acuerdo. -contesté con un hilo de voz.

Patrick sonrió, y asintió, levantándose. Observé con indiferencia cómo se alejaba, cómo subía por las escalerillas, cómo desaparecían, y cómo la luz volvía a marcharse, dejándome en penumbra.

***

No era capaz de creerme que a pesar de todo, me había quedado dormida.

El ruido de la trampilla abriéndose me despertó, y me hizo saber que, finalmente, habíamos llegado a nuestro destino. Y mi miedo por aquella "sorpresa" crecía y crecía.

Patrick era un hombre sin corazón, y esa sorpresa podía ser de todo menos agradable. Bueno, estaba segura de que sería de todo menos agradable.

- Levanta.

Me agarró de un brazo, y me alzó, obligándome a quedarme de pie.

- No verás nada hasta el final de todo.

Y sin yo esperarlo, cubrió mis ojos con un pañuelo, lo que me hizo temblar de miedo, ya que recordé instantáneamente esa noche... en la que por suerte, Brittany me ayudó.

Me dio un leve empujón, y me condujo hasta arriba. Escuché atentamente el sonido de mi calzado al pisar la madera de la cubierta, y en el vestido moverse a mi alrededor.

Lo demás, no quise escucharlo. Simplemente lo oí de pasada. Voces, relinchos, pasos, suaves chirridos.
Y mi propio corazón, latiendo con bastante calma, a pesar de todo.

No sabía por qué razón, pero de pronto, todo el miedo había desaparecido. De golpe, y sin yo enterarme.
Ya no me importaba lo que podría ocurrir en un futuro, porque era consciente de que había sufrido absolutamente de todo, y que ya nada me afectaría con tal intensidad. Así que, ¿por qué tener miedo?

Oí que alguien cerraba una puertecita, y que todo se quedó en bastante calma.

- Ya no falta mucho, querida Princesa. Este carruaje nos llevará a nuestro destino, no te preocupes.

- No estoy preocupada. -susurré, retorciéndome las manos por hacer algo.

- Oh, qué actitud tan... valiente. Pero me temo que esa serenidad desaparecerá en cuanto vea la sorpresa que la tengo preparada. Será algo... increíble. No se lo imagina, Princesa.

- No, no me lo imagino. -contesté, con un tono carente de sentimientos.

Me sorprendí de aquel tono, de mi firmeza y mi calma. Aunque Patrick tenía razón, porque no duraría tanto tiempo en aquel estado de serenidad.

***

El carruaje frenó. La voz de Patrick sonó tremendamente feliz. Malvadamente feliz, diría yo.

- Qué bien, ya hemos llegado. Qué ganas tengo de ver tu cara cuando sepas cuál es mi sorpresa... ¡Será grandiosa!

Tragué saliva, suspirando. No me importaba nada.

Su brazo tiró de mí, y bajé con cuidado del carruaje. Una vez en el suelo, me sentí más segura. La brisa me acariciaba la piel, y ésta se me puso de gallina. Hacía frío, sí.

Caminé con cuidado, notando de pronto que pisábamos sobre unas piedras pequeñas. Un camino de piedras, supuse.

- ¿No estás nerviosa? Porque yo sí. -comentó Patrick, que me guiaba.

- Claro. Mucho. -mentí, con un tono indiferente de voz.

Y por fin, llegamos. Lo supe, porque Patrick me hizo frenar, y golpeó algo, supuse que una puerta.

- Aquí estoy, con ella.

Y sin decir palabra, alguien más abrió la puerta. Todo comenzaba a ser... extraño.
Me hizo entrar en aquel sitio, pensé que se trataba de una casa, ¿qué otra cosa podía ser?

Mis pasos y los suyos resonaba, produciendo un tétrico eco. Vale, aquello comenzó a darme miedo, por estúpido que fuera.

- Falta poco... -oí su voz, en un susurro, cerca de mi oído.

Su mano no me soltó en ningún momento.

***

(Jacob)


- Es agradable hablar contigo. Sobretodo cuando contestas. Ya sabes, me hace pensar que no hablo solo. -su voz me daba dolor de cabeza. Y su mera presencia igual.

- ¿No habrás pensado que, tal vez no quiero hablar contigo? -contesté, abriendo los ojos. -Una paliza me resulta más placentera que el hecho de oír tu voz.

- Qué valiente eres, Jacob. ¿Te doy un aplauso? -hizo una pausa, en la que caminó frente a mí. -Pero eso no te servirá de mucho, Jacob, no a partir de ahora.

- ¿Qué diferencia hay entre ahora y hace dos segundos? No mucha, yo creo. -cerré los ojos, tratando de descansar.

- Mucha, Jacob, y créeme, que ahora mismo lo comprobarás.

- ¿A qué te refieres?

Se arrodilló ante mí, y me miró fijamente.

- Te dije que esto no iba a basarse en palizas ni cortes, ni torturas de ese tipo. Sé hacer algo más, sé cómo hacerte realmente daño. Digamos que sé cómo marcar tu alma, hasta que mueras.

Resoplé, cerrando los ojos.

- No, no, abre los ojos. Seguro que es mejor para ti ver lo que te está esperando. -hizo una pausa. -Sé que sufres cuando Katherine sufre.

Katherine.
Su nombre hizo que mi corazón latiera con extremada fuerza.

- ¿Katherine...? ¿A qué viene esto...?

Me temí lo peor.

- ¿La habéis hecho algo? ¡Dímelo! -grité, fuera de mí, temblando por la rabia.

- Cálmate, Jake, cálmate.

- ¡Dímelo! -exclamé. - ¡Más os vale no haberla tocado!

Su sonrisa de maldad me hizo temblar por la rabia, y quise arrancarle el cuello, pero estaba atado, y eso era algo imposible para mí.

- Te recomiendo que te calles. Ahora. Sólo serán unos segundos. Y te diré qué ha pasado con Katherine.

Me mordí la lengua, y le obedecí. Sólo porque necesitaba saber qué había sido de Katherine. Deseé con todas mis fuerzas que estuviera bien, que no la hubieran tocado... que no hubiera... Aparté esos pensamientos de mi mente, y apreté las mandíbulas, sin dejar de mirar al hombre, que miraba hacia una puerta, en la que había un mayordomo. No había reparado en su presencia...

El mayordomo golpeó la puerta tres veces, para después abrirla.

- Señor... -susurró.

Y de pronto, todo mi mundo paró. Todo mi mundo se congeló, y me faltó el aire.
Mi corazón no palpitaba, creí que moría.

- ¿Quién mejor para contártelo, que ella misma?

Creí que moría cuando Katherine Greenwood Wells, se situó en el centro de la sala, a varios metros de mí.

***

(Katherine)

Tragué saliva cuando Patrick me obligó a parar. Noté sus labios pegados a mi oído.

- Ya hemos llegado, Princesa.

Me mordí el labio inferior, esperando algún ruido, algún chirrido, algún sonido metálico, algo que indicara mi muerte, algo que me hiciera ver que la sorpresa era una tortura física.

Pero, lo que ocurrió fue algo peor.

- ¿Katherine...?

Mi corazón estalló, comenzando a palpitar con extrema intensidad, y comencé a jadear.
Aquello, era la peor tortura, aquello era peor que la muerte. Aquello era lo peor que podían hacerme.

- ¡¿Jake?! -susurré, fuera de mí, creyendo que moría. - ¿Jake?

Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, y el no poder verle por la venda lo hacía todo mucho más macabro.

Pero eso se solucionó, cuando Patrick desató el pañuelo.

Y por fin pude verle. Después de tantos días, posiblemente tantas semanas, sin verle, lejos del amor de mi vida.

- ¿Jake...? -susurré.

- ¡Kathy! -exclamó él, con una expresión de horror, dolor, tristeza y felicidad. - ¡Kathy! ¡¿Estás bien?!

No podía responder. No encontraba las fuerzas. Quise correr hacia él, pero Patrick me tenía bien sujeta.

- ¿Dónde ha quedado tu valentía, Jacob? -el otro hombre de la sala le habló.

Jacob no podía apartar la vista de mí, y también hiperventilaba.

- Aquí tienes a tu Katherine, para que compruebes cómo está.

De pronto, noté el pie de Patrick haciéndome la zancadilla, y caí de rodillas al suelo.

- Ahí quietecita. -sacó una espada. -O te juro que le rajo delante de ti.

Me obligué a asentir, y clavé mi miraba en Jake.

- ¿Por dónde empezamos? -preguntó Patrick, que caminó con lentitud hacia Jacob.

Se colocó a su lado, y le rozó el cuello con el filo de la espada.

- ¿Quieres saber qué tal está Katherine? Te lo puedo contar absolutamente todo. -hizo una pausa, y se inclinó ante él. -Es una buena chica, muy obediente, empecemos por eso. Bueno, la verdad es que al principio se negó ante la idea de ser mía. Ante la idea de pertenecerme, de estar bajo mi poder, así que digamos que se resistió. Pero eso fue peor para ella.

Se dio la vuelta, mirando al infinito, y caminando, dando pasos sin ninguna dirección concreta.

- Daño físico, mucho. Para qué mentirte, amigo. Katherine ha sufrido mucho en cuanto a eso, al igual que tú, supongo, ¿no? Y también psicológico. Lo peor de todo era cuando te utilizaba con tortura. ¿Tú sabes cómo se doblegaba al oír tu nombre?

Se rió levemente, y continuó. Sentí pinchazos en el corazón, y no me atreví a mirar a Jacob. Sabía que hacerle oír eso era malvado. Y doloroso. Y no quería ver su expresión.

- He de admitir que te utilizaba para calmarla, y hacerla ver que tenía que ser obediente, o si no, tú sufrirías. Eso ha sido lo más efectivo.

Jacob apretó las mandíbulas, sin apartar la vista de Patrick.

- Conseguiste una chica demasiado hermosa, Jacob. Tenías para ti sólo a una joven preciosa. Lo sabes, ¿no?

- Sí. -consiguió musitar.

Cerré los ojos con fuerza, sabiendo lo que diría después.

- Pero claro, fue tuya. Pasado. Digamos que ahora me pertenece, y claro, tú sabes a la perfección lo que un hombre desea cuando tiene en su poder a una joven tan hermosa. ¿Quién podría resistirse ante esa dulce mirada, antes esos ojos, esos labios... esa belleza?

Su voz era baja y con un tono meloso, para producirle más daño a mi Jacob.

- ¡Mentiroso! -exclamé de pronto. -¡Eres un mentiroso! ¡Me prometiste que si te obedecía, Jacob no sabría nada de lo que me hacías! -exclamé, sollozando.

Pero en cuanto Patrick se giró, y acercó el filo de la espada a Jacob, me callé instantáneamente. Su mirada destilaba odio, y sabía que si seguía gritándole, le mataría. Y eso era algo que jamás podría soportar ni superar. Así que me callé. Me callé, y me tragué todo lo que iba a decir.

"Lo siento tanto, Jake..."

- Más te vale no haberla puesto la mano encima... Más te vale. -escupió Jake.

- Tarde para eso, querido Jacob. -rió Patrick. -No he disfrutado con ella todo lo que podía, pero sí un poco. ¿Cómo te sientes...? ¿Crees que la he utilizado? Sí, no te lo niego.

- Cómo te atreves... cómo te has atrevido... -musitó Jacob. -Ella no se merece eso... no se lo merece... ¡Cómo te has atrevido!

Su voz se convirtió en un grito desesperado, y alcé la vista para ver que Jacob trataba de liberarse para tirarse sobre Patrick.

- Cálmate, Jacob, no hay nada que puedas hacer. Ya es tarde.

- Eres odioso. No hay palabras para describirte. Morirás, recibirás tu castigo, te lo aseguro. El tiempo pone a cada uno en su lugar, y el tuyo está entre las llamas del infierno.

- No eres nada ahora, Jacob. Sólo eres lo que queda del Príncipe de los Mares. Vas a morir, desaparecerás, y no verás cómo ardo entre las llamas del infierno, si es que ardo.

Jacob le miró con auténtico odio, y Patrick se giró, caminando hacia mí.
No me atreví ni a mirarle, porque el odio era demasiado grande. ¿Cómo había podido hacerle eso a Jacob...? Debí haberme resistido. Le obedecí, y no debí haberlo hecho.

Me agarró de un brazo, y tiró de mí violentamente. Me levantó, y me arrastró hasta Jacob.

- Supongo que querréis despediros, ya que es la última vez que os veréis antes de morir. Venga, tenéis tiempo.

Me quedé frente a Jacob, de rodilla, con las lágrimas rodando por mis mejillas.

- Lo siento muchísimo, Jacob. De verdad que lo siento...

- Sssh... Tranquila, Kathy, no debes pedir perdón por nada, no debes disculparte por algo que no es tu culpa... Odio... odio lo que te han hecho, ojalá no hubieras tenido que sufrirlo...

- Te he echado muchísimo de menos, Jake... Creí... creí que ya habías muerto.

Mi voz era un leve susurro.

- Kathy, mi Kathy... Siento mucho no haber estado a tu lado cuando lo necesitaste. Siento mucho no haber estado ahí para protegerte... Te quiero, Kathy, no lo olvides jamás.

- Te quiero, Jake. -conseguí murmurar, antes de que nuestros labios se juntaran en un beso de despedida.

- ¡Te quiero Kathy, no lo olvides! -Jacob gritaba con desesperación, mientras Patrick tiraba de mí y me alejaba de él.

Mi Jacob.
Mi vida.

Una despedida.

13 comentarios:

  1. Secándome las lagrimas para no mojar el teclado...
    A ver ¿tu como consigues describir todo tan sumamente bien? Explícamelo porque no tiene gracia que hagas algo tan perfecto.
    Pero lo que menos gracia tiene es que me dejes así como si nada, a ver como me concentro yo mañana para estudiar pensando en que va a pasar.
    Y me tienes en vela a estas horas... para regalarme este maravilloso capitulo, como se quieren jo :') es que... que pareja tan perfecta
    Y como estaba Jacob, como ha sufrido por ella.
    Consigues que incluso siendo dramático te quede bonito, y ahora supongo que vendrá la parte en la que les sacan de este infierno ¿no? que se merecen un poquito de felicidad ya :)
    Tengo mucho sueño sino te seguiría comentando y comentando pero vamos, que me basta con decirte que amo como escribes, que tu descripción es muy buena y que espero impaciente el siguiente.
    No sabes lo que me alegra haber encontrado esta historia, y que seguiré comentando cada capitulo hasta que se acabe cosa que espero, sea dentro de mucho. Y igual que te saco sonrisas con los comentarios tu me las sacas con cada capitulo así que sigue escribiendo y publicando estos maravillosos capítulos.

    Un beso Princesa de los Mares :3

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    1. ah ! mas te vale no hacerme esperar mucho eh ! mas te vale... :)

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    2. FATESDATFQFSYSAGFAFFXVCZGGAGCHWG2XVDGHFYRG2JGJEFTGFREHGQFCHRYTE2G3G *_________________* ¿ME HE EXPRESADO BIEN? <3333
      Tus comentarios me alegran demasiado, no creo que sea sano para mí... pero soy feliz ^^
      Me alegro muchísimo de que te guste mi historia (no tan perfecta como la tuya, pero se intenta), que te pases siempre que puedes para comentarme, porque gracias a comentarios como este (en realidad cualquier comentario por corto que sea vale :3) me ayuda a seguir escribiendo, a no dejarlo, a intentar darme a conocer. Muchísimas gracias por todo, de verdad, MUCHÍSIMAS GRACIAS! :D
      Un besazo, Andrea :))))

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  2. Dios que emoción! Es precioso, y encima lo estaba esperando, tenía tantas ganas que he llorado de la emoción! Bueno Me he puesto contenta Una forma de decirlo, ahahha.Y menuda despedida es molavillosa (PAlabra de una peli si has visto BAd Teacher sabras de que hablo)

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    1. SAFSYGARQFYDGAFA *____* Muchísimas gracias por todo, de verdad!!! ^^
      Te agradezco muchísimo que te pases a leer mis capítulos, de verdad :)
      Un besito! ^^

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  3. Me encanta! Pero pobrecitos, que les has hecho? eres mala ¬¬
    Y ese tal patrick, que ha matado a Harry?!?!
    Es verdad me he perdido muchas cosas y espero a las navidades para releerme todo enterito!
    pero eso no quita que sigues siendo malaa!!

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    1. Cuánto te echado de menos por mi blog *________________*
      Me alegro muchísimo de que te hayas podido pasar, y que quieras releerte la historia para estas navidades *_*
      Muchísimas gracias, Andrea!!

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  4. Yo te mato!!!!!!!!!!!!
    Como le hagas daño a Jacob o a Kathy te juro que te matooo!!!!! Tenlo por seguro!!!!!!
    Un capituo super lindo, pero ese final esque... buaaaaaaa
    Necesito el proximo ya!!!!!!
    Muchos besos y pasate por mi bloggg.

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    1. Bella! ^^
      Muchísimas gracias por tus comentarios! :)))
      El próximo ya en breveee ^^
      Y en cuanto pueda me pongo al día con tu blog *__*
      Un besazo!

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  5. ¿HOLA? TÚ PERFECCIÓN Y LA DE TUS CAPÍTULOS ES DEMASIADA. Mi ordenador se ha colapsado,y casi lo estropeo por las lágrimas..ME ENCANTA,Y como vuelvas a decir que no es perfección,mueres..TE LO ASEGURO.
    JACOB,CUQUI,TÍO BUENO! :D
    Espero que pronto subas el siguiente mi amol,te quiero osito ^.^

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    1. PERFECCIÓN TÚ. Y CON ESO TE LO DIGO TODO.
      Ale.
      Te quiero osito <3333

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  6. NOOO!! Te había escrito todo un testamentooo!!!! Pero bueno, dan igual las palabras pues necesito muchas más para describir todo lo que expresan tus capítulosss!! Es increíble como escribess y como me haces sufrir cada vez que leo algo más! Estoy deseando que llegue el siguiente!!
    Pero ten una cosa segura: COMO TODA ESTA HISTORIA ACABE MAL (ESTILO ROMEO Y JULIETA) TÚ SERÁS LA QUE MUERAS EN EL INFIERNO!!
    Me ha encantado el capítulo April y ya no sé como decirte lo mucho que me gusta la historia!!
    Muchos besoss para la maravillosa escritora de Diario del Mar

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    1. Me hacen feliz todos tus comentarios, aunque sólo digas Hola *___*
      Sé que moriré si hago algo mal, lo sé jajajaja, intentaré ser buena ^^
      El siguiente estará pronto listo, y me pondré con tu blog *__*
      Un besazo, y de verdad, gracias por todo :')

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