Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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domingo, 4 de noviembre de 2012

DDM: Capítulo 50

 Holaa!!
Aquí está el capítulo 50. No os preocupéis, que dentro de lo que cabe, todo les irá mejor... esperemos jajaja.




No sabía por qué, pero el único pensamiento en mi mente era Jacob. Nuestro primer beso, aquella noche en el bosque de la isla. Recordé sus caricias, sus palabras, esas que me aceleraron el corazón. Lo recordé todo, con tanta nitidez, como si hubiera ocurrido ayer.

Gemí levemente, porque todo el dolor acudió a mí de golpe, recordándome lo que había pasado. En un intento desesperado de huir, como si aquel hombre -Patrick- siguiera pegándome, me intenté incorporar. Pero fue un error. Lancé un grito de auténtico dolor y volví a caer al suelo, sin poder moverme apenas. Tenía todas las partes del cuerpo doloridas, notaba la sangre medio seca en mi piel, los cortes del rostro, los golpes del cuerpo. Todo.

Cerré los ojos con fuerza, tratando de olvidar el dolor, pero era imposible. Ya ni me quedaban lágrimas, o no tenía suficientes para expresar aquel terrible dolor. Parecía que aún seguía pegándome.

Me atreví a entreabrir los ojos, y pude comprobar que todo era producto del dolor y de mi imaginación, ya que Patrick se había ido. Me retorcí sobre el frío suelo, atada a esas cadenas, sin poder moverme mucho, y sufriendo entre terribles dolores. Traté de dormirme, pero me fue imposible.

Y de pronto, sin yo haberlo decidido, el torrente de lágrimas brotó de mis ojos, y comencé a sollozar. Por todo. Por el terrible dolor, por la tristeza, por el miedo, por mi falta de valentía, por mis ganas de sufrir... Por estar encerrada ahí, sin que nadie pudiera salvarme.

- Jake... -sollocé. -Ayúdame, por favor... -mi voz era un leve susurro, apenas audible. - No dejes que me hagan esto, por favor, ayúdame...

Pero Jake no estaba ahí, no estaba a mi lado para ayudarme ni para protegerme de aquella rata. No estaba para defenderme, ni para decirme que todo estaba bien. Ni para abrazarme. Un escalofrío me recorrió de arriba abajo, y me obligué a dejar de llorar.

"Eres fuerte. Lo sabes. Pero tal vez deberías dejar de rebelarte tanto, porque sabes que a Jacob le duelen más los golpes que te dan a ti, que los que le dan a él".

Traté de calmarme, porque no valía la pena llorar por lo que ya había pasado. La paliza estaba dada, había recibido mi castigo. Tal vez debía aprender. A ser obediente, a pesar de que era perjudicial para mí. Pero probablemente, de esa manera, le ahorraría el sufrimiento a Jacob. Porque ya se lo había prometido a Patrick: sería obediente, no me resistiría ante nada, a cambio de que no le dijeran nada a Jacob.

¿Cómo había sido tan estúpida?

Cerré los ojos, y me quedé ahí tumbada, dolorida, sin poder moverme, en silencio. Hasta que me sacó de mis pensamientos el sonido de la puerta al abrirse. No miré hacia la puerta, porque no me importaba. Unos pasos femeninos, y muy ligeros, se acercaron a mí, y noté cómo movía un montón de llaves, hasta dar con una, con la cual abrió los grilletes.

- Princesa. Eh, Princesa, despierte.

Su voz femenina me resultaba muy familiar, y entreabrí los ojos al ver a la criada de antes.

- ¿Se encuentra bien? Te ha pegado una buena paliza... -apuntó.

"Dímelo a mí".

- Vamos, la voy a cambiar de lugar.

- No... no me puedo ni mover... -susurré.

- No se preocupe.

Y dicho eso, me agarró de ambos brazos. Sin poder evitarlo, pegué un grito.

- Me duele...

La criada no paró, y con mucha suavidad, tiró de mí, arrastrándome sobre el suelo. Pude ver la enrome falda del vestido arrastrarse tras de mí, y tuve una extraña sensación de melancolía.
Pasados unos segundos, ya me encontraba en mi sitio original, atada con las cadenas, y tumbada sobre el suelo, porque estar sentada era demasiado doloroso.

- Se la pasará, seguro. Procure dormir. -hizo una pausa. -Ah, la he traído esto. Pero el señor no se puede enterar.

Agarró una bandeja reluciente bajo la luz de la vela, donde había pan con miel, y un vaso de agua.

- Sé que no es mucho, pero no tenía tiempo.

Cuando recordó que no podía casi moverme, agarró un trozo de pan y me lo acercó a la boca. Después, me acercó el vaso de cristal, y me bebí su contenido con rapidez.

- Lo siento. -susurró.

- ¿Por qué?

- Su efecto no tardará mucho en caer sobre usted.

- ¿De qué habla...? -susurré.

- Creo que lo mejor es que duerma durante unos días. Es lo mejor para usted. No se enfade conmigo, lo hago por su bien. Pero el señor no debe enterarse.

Entreabrí la boca, suponiendo que me había dado un narcótico, uno de los jugos que utilizaban los médicos para adormecer a la gente.

- No sé cuánto durará su efecto, pero está muy cansada, así que supongo que será más efectivo aún. Descanse, Princesa.

Yo asentí, cerrando los ojos, sin notar aún ningún tipo de síntoma. La criada se llevó la bandeja, y cerró la puerta.
Lo último que pude oír fue el ruido del pestillo metálico al correrse, y poco más. Y el sueño, poco a poco, se apoderó de mí, haciéndome tener las más terribles pesadillas.

***

Era todo muy borroso. Nada estaba claro. De vez en cuando me despertaba, y observaba las sombras que me rodeaban, pero a los tres segundos, volvía a caer rendida. Y así durante repetidas veces, por lo que no sé decir cuánto tiempo estuve así.

Tampoco soñé con demasiadas cosas, solo unas cuántas pesadillas, todas iguales. Pero los ojos verdes de Jacob estaban siempre ahí, observándome. Ese intenso color verde, tan brillante y vivo... En aquel rostro tan perfecto.

Hasta ese momento, en el que noté que alguien me zarandeaba levemente.

Mis párpados eran tan pesados, que no tenía suficiente fuerza para levantarlos. Oía un eco lejano que me hablaba, pero no sabía de quién se trataba, ni que decía. Las palabras se juntaban de tal manera que no podía distinguirlas.

"¿Mmmm...?" Esas fueron mis únicas palabras.

- Princesa de los Mares. -susurró con más fuerza una voz femenina.

Intenté entreabrir los ojos, y noté que alguien me ponía boca arriba.

- ¿Qué... qué...? -conseguí murmurar.

- Princesa, vamos, despierta. -hizo una pausa. -Veo que los narcóticos han funcionado.

Entreabrí los ojos, y al principio los vi todo borroso, pero al final, acabé viendo nítidamente el rostro de la criada sobre mí.

- Vengo bajo la orden del señor Patrick.

- ¿Qué quiere ahora...? -musité, casi sin poder hablar por el sopor.

- Lo primero es ver cómo te encuentras.

Me intenté incorporar, y me sorprendí al ver que aunque seguía doliendo mucho, podía moverme.

- Algo mejor. Puedo moverme, aunque aún me duele mucho.

- Mejor. -contestó la criada. -Me alegro. Porque llevas dormida cinco días. Me ocupé de suministrarte más narcóticos, por si acaso.

- Te lo agradezco. Al menos no he tenido que sentir el dolor tan infernal...

La criada buscó una llave en concreto de su manojo de llaves, y abrió los grilletes. Dejé de sentir su frío contacto, pero me daba igual.

- ¿Qué... qué quiere Patrick? -pregunté.

- Me voy a encargar de bañarla, como ha ordenado el señor.

- Qué consideración... por su parte. -conseguí murmurar.

La criada me sujetó por el brazo, y ese simple contacto me hizo daño, pero podía soportarlo. Con fuerza y algo de tiempo, conseguí levantarme.

- ¿Para qué... quiere bañarme después de lo que ha hecho...? -mi voz era bastante firme, a pesar de la paliza.

- Dijo que para estar guapa.

- ¿Por qué...?

- Supongo que es otra de las sorpresas que te tiene. -noté un deje de ironía en su voz. -Déme la mano...

Agarré su mano, sólo para comprobar que era capaz de dar un paso sin caerme.

- Puedo. -sonreí.

Era estúpido, sí, pero el simple hecho de poder moverme, me alegraba. Al menos así, si me hacía algo, podría defenderme... Pero entonces recordé que tenía que ser "buena". Que no tenía que resistirme ante nada. O si no, Jacob sufriría aún más.

- Venga. -dijo.

Cerré los ojos y apreté las mandíbulas para soportar el dolor. Noté una punzada en las costillas.

- Temo que me haya rota alguna... -susurré.

Con su mano, palpó mi costado, y negó con la cabeza.

- Puede que tenga alguna pequeña fractura, pero no es nada importante. Son golpes que se pasarán.

Asentí, y me atreví a abrir los ojos para mirarla.

- Lo siento, pero el señor quiere que la lleve con un pañuelo, para que no vea absolutamente nada.

Asentí, y giré sobre mí misma con lentitud. La criada pasó el suave pañuelo sobre mis párpados cerrados, y lo ató con suavidad por detrás de mi cabeza.

- Listo, vamos.

Me pasó un brazo por la cintura, y yo por sus hombros. Una vez dados los primero pasos, los siguientes eran más llevaderos. Aunque el dolor seguía pinchándome por dentro. Pero podía soportarlo.
La criada me guió hasta la puerta, y yo caminaba con temor, lentamente, para no hacerme mucho daño. Antes de salir del todo, me fijé en un pequeño catre, viejo y destrozado, pegado a la pared. ¿Por qué no podía dormir ahí...?

- ¿Cómo... cómo te llamas? -pregunté.

- Brittany. -contestó la criada, con su voz apagada, pero joven.

- Bonito nombre... Yo soy...

- Sí, ya sé quién es usted, Katherine. Creo que casi todo el mundo la conoce.

Asentí, justo en el momento en que me avisaba de que íbamos a subir unas escaleras. Eso fue una tarea más difícil, y estuve a punto de caer varias veces, pero Brittany estaba ahí para ayudarme.

- ¿Crees que esto es normal? -pregunté, refiriéndome a todo.

- Sssh, el señor puede oírnos.

Asentí, frunciendo los labios, dejándome guiar por Brittany.
Tuvimos que subir más escaleras aún, hasta que por fin, me dijo que ya habíamos llegado. Un suave olor a lavanda me rodeó, y no pude evitar recordar a Liv. ¿Dónde estaría...?
La criada me apartó el pelo de la espalda, para desabrochar los botones del vestido, hasta que se resbaló por mi piel, y cayó al suelo.

- Métase en la bañera, Princesa.

- Llámame Katherine. Por favor. -susurré.

Tal vez acabaría creyéndome lo que me decía Patrick. Que no era la Princesa de los Mares, que no era nada, más que una esclava. Sacudí la cabeza para apartar ese pensamiento de mi mente.
Hice lo que me pedía, y me metí poco en la bañera con agua caliente. Era muy espaciosa, y lo agradecí. Sentir ese cálido contacto, que limpiaba mi piel, me hizo sentir mejor. Me importaron menos los golpes y las heridas.

- Deja que te lave el cabello.

Y dejé que limpiara mi pelo, que frotara mi piel, hasta dejarme totalmente limpia, y desprendiendo un olor a lavanda.
Me mandó salir de la bañera, y a duras pena, lo conseguí. Me envolvió en una toalla blanca y de tacto suave, en la que me sentí muy cómoda.

- Por favor, Brittany. Dime si todo esto te parece normal.

Brittany frunció los labios, y negó con la cabeza.

- No. No lo es. Sé cómo te sientes. He pasado por lo mismo durante años... -susurró la criada. -De todo. El señor Patrick es un hombre que vive solo...

- ¿Y cómo es que sigues aquí?

- Ya se lo dije. Tengo una familia a la que mantener, y este es el único trabajo disponible. A pesar de lo que hace Patrick conmigo, al menos llevo dinero a casa.

- No... no puedes dejar que te utilice así, Brittany.

- No me queda otra.

Y su voz quedó ahogada por unos golpes en la puerta.

- ¿Está lista? -exclamó Patrick.

- Ya casi, señor. -contestó Brittany, tendiéndome un vestido blanco de una tela muy fina y suave, que llegaba hasta el suelo. La falda era lisa, no era abombada como los vestidos de gala. Parecía un camisón.

Agarré el vestido, y con su ayuda, me lo enfundé, notando la suave tela.

- Ya, señor.

De pronto, Patrick abrió la puerta, y me miró de arriba abajo.

- Oh, the favorece. Estás preciosa. -hizo una pausa. -Puedes marcharte, Brittany.

La criada se despidió con una leve reverencia de cabeza, y se marchó del baño. Yo me retorcí las manos, y le miré con asco.

- Gracias. Es un halago. -contesté con odio.

Se acercó a mí con pasos lentos pero firmes, y me observó desde todos los ángulos posibles.

- Qué suerte tuvo Jacob, ¿eh? Pero ahora ya no eres suya. Lástima. Lo lamento, por él.

Ni le miré. Me mordí la lengua, para no abalanzarme sobre él. Pero lo pensé. Le miré de reojo, y al ver que llevaba dagas en su cinto, preferí estarme quieta.

- Qué pena que deba matarte. Aunque tal vez la reina me deje mantenerte con vida, aunque encerrada. Para convertirte en mi esposa. -esbozó una media sonrisa.

- Prefiero morir a causa de la peor tortura, que ser tu esposa, querido Patrick. -dije con rabia.

- Qué rebelde, Princesa.

Cogió el pañuelo, y con él me tapó los ojos. Sus movimientos eran lentos, como si quisiera molestarme.

- No se suele tardar tanto en poner una pañuelo, Patrick.

- Mmm... ¿Por qué me llamas por mi nombre? ¿Alguien te lo ha permitido?

- Porque así te llamas. Y nadie me lo ha impedido tampoco. Patrick. -escupí su nombre con odio.

Oí una risa gutural, una leve carcajada, y noté que me agarraba de un brazo. Nadie dijo nada, y Patrick me guió por los pasillos, hasta que volví a reconocer el eco que producían mis pisadas al bajar las escaleras del sótano. Ya habíamos llegado. Cerró la puerta tras de sí, y me guió unos pasos más hacia delante.

El frío me mordió la piel, y sentí el dolor de los golpes más que nunca.

- ¿Qué tal te encuentras? -susurró cerca de mi oído.

Su voz me produjo un escalofrío.

- Mi odio ha aumentado. -contesté, entreabriendo la boca.

Otra vez esa leve risa. Noté que se colocaba a mi espalda, muy cerca de mí. Casi pude notar su aliento en mi nuca. Desató con lentitud el nudo del pañuelo, y yo parpadeé varias veces para acostumbrarme a la tenue luz.
No me moví, cuando noté su mano acariciar mi cuello, para apartarme le cabello de la espalda.

- Hueles muy bien. -su voz sonaba a escasos centímetros de mi oído.

- Agradéceselo a Brittany. -dije.

Trasladó sus manos de mi cuello hasta la cintura, y cogí aire para evitar mi reacción: un movimiento brusco.

- Eres preciosa. ¿Te lo habían dicho alguna vez...?

- Supongo que Jacob. -conseguí contestar.

- Si te quedaras conmigo, yo te lo repetiría cada minuto de tu vida. Te trataría mejor que Jacob.

- No. Prefiero morir. -hice una pausa, en la que por poco reí. -No sé, Jacob lleva muchos puntos. Te costaría mucho alcanzarle.

Apreté las mandíbulas cuando sus labios rozaron mi hombro. Sus manos acariciaron mi cintura, y el escalofrío volvió a recorrerme. Pero esa "suavidad" desapareció, porque sus manos me sujetaron con fuerza, y me giraron hacia él, haciéndome perder el equilibrio. Creí que caía al suelo, pero milagrosamente, nos encontrábamos al lado del catre. O no tan milagrosamente.

Sus labios buscaron los míos, mientras se inclinaba sobre mí, pero yo me negué. Le intenté apartar, pero él era más fuerte.

- ¡Déjame! -grité, con odio y rabia.

Pero de pronto sentí el filo metálico de una daga en mi cuello.

- No te mataré. Pero haré que sufras, y que tu estancia aquí, hasta que te mate, sea horrible. Si haces esto, sin resistirte, todo irá bien. Y además, me prometiste que no te resistirías ante nada.

- Sólo si tu cumplías tu parte de la promesa: que no le ibas a contar nada de esto a Jacob. Ni de las torturas, ni de los golpes ni nada. Lo prometiste. -siseé.

- Yo cumplo mis promesas, pero, ¿y tú?

Cerré los ojos con fuerza, y nos quedamos en silencio, hasta que sus labios buscaron los míos con desesperación.
Para nada era romántico, ni suave; ni por asomo era como con Jacob.
Sus besos eran fuertes, incluso violentos.

"Jake, perdóname. Por favor".

Sus manos recorrían mi cuerpo con brutalidad, y eso acentuaba el dolor de la paliza.
No quería pensar en él, ni en lo que estaba ocurriendo.
Una lágrima rodó por mi mejilla, y me mordí la lengua para no sollozar, ni gritar.

Me imaginé a Jacob, me imaginé sus ojos verdes brillantes e intensos, sus labios rozando los míos, sus manos acariciando mi piel con extrema suavidad. Recordé su mirada, recordé aquella noche en el bosque, transportándome a esa vez, tratando de alejarme de esa habitación y de ese catre. Tratando de alejarme de aquella rata que me estaba utilizando.

No sé cuánto tiempo pasó, porque yo estaba lejos de ahí. Yo estaba junto a Jacob, en el bosque de la isla.

Pero todo se vio interrumpido cuando sus manos dejaron de tocarme, cuando sus labios dejaron de besar los míos, y cuando oí levemente su maldición. Me atreví a abrir los ojos, y vi en la puerta la figura de una joven temerosa, que hablaba mientras le temblaba la voz.

- Déjala en paz. -susurró.

- ¡Maldita sea! -gruñó Patrick.

"Oh, Brittany. Tal vez un poco tarde. Si hubieras llegado hace unos minutos, hubiera agradecido aún más tu interrupción".

14 comentarios:

  1. OIN MI KATHY T_T
    ODIO a Patrick,así,porque quiero u.u
    Ni falta hace que te diga lo perfecto que eescribes,QUE ESPERO EL SIGUIENTE PRONTO PRONTO *-*
    Te quiero osito <3

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    1. Hay motivos para odiarle, la verdad. jajajaja.
      No tienes derecho a decirme que es perfecto, cuando lo tuyo es aún más. He dicho.
      Pronto pronto, lo que se dice pronto... pues no xD La semana que viene :)
      Te quiero osito <33

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  2. MALDITO PATRICK!!!!!!!Lo ODIO a MUERTE.
    escribes genial, y me alegro de haber leido el cap, me encanta.
    Se ce es mucho pedir que ya es un dia laboral, pero, prodias publicar mañana??? me haria muchisima ilusion.
    TK muchisimo.
    Pasate por el blog hay nuevo cap.

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    1. Yo también lo odio, la verdad... Para qué mentir jajajja.
      Pues, sé, que seguro, la semana que viene podré publicar, porque ahora estoy de exámenes :(
      Por supuesto ^^
      Un besito! ^^

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  3. joder k triste bueno, espero k en el proximo todo mejore. un beso<333

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    1. Muchísimas gracias Anónimo por pasarte *___* Esperemos :)
      Ah, y espero verte por aquí más veces ;)
      Un besito!

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  4. Queridísima April,¡COMO NOSS DEJASS AASSÍÍ! Espero que no tardes en colgar el siguiente porque sino no iré mañana al instituto y cojeré un taxi para ir a donde vives. LO ENTIENDES!!
    hahaha Bueno, y tras esto:
    Patrick!! TE MATARÉ!! Haré que todos a los que hayas torturado o matado vayan a por tí! Y te aseguro que Kathy no se rendirá tan facilmente y que Jake la encontrará en el otro lado del mundo si hace falta.
    ME ENCANTA APRIL! Bueno, ya ves como me he puesto xD
    Besoss y no tardes... que ya sabes lo que pasa... ;)

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    1. Ya, lo siento jejejej. Ah, qué honor que venga a matarme una escritora tan perfecta *___*
      Pues que Patrick reciba lo que se merece, quién sabe :) Aún es pronto para saberlo ^^
      Muchísimas gracias, Criskti, de verdad, aprecio muchísimo tus comentarios :')
      Un besooo!

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  5. Pero, pero, pero... ¿Y se acaba así? No puede ser.... DIOS EL SIGUIENTE

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    1. Lamentablemente, sí jajaja.
      El siguiente estará la semana que viene, seguro, ya que ahora tengo exámenes :(
      Un besazo!

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  6. Ya me los he leido todos. Me estas haciendo sufrir mucho pero es que encima ahora tengo que esperar al siguiente :'( Bueno que te has ganado una fan, pero en serio, me vuelve loca tu historia, es magnífica.
    Que buena es Brittany, ha tenido el valor suficiente para interrumpir a Patrick. Odio a ese hombre ! Da asco ! Y.. pff pobre Kathy, lo que la estas haciendo a la pobre, y no hablemos de Jacob (echo de menos cuando le utilizas de narrador jajaja es que quiero saber como se pone cuando le dicen que le hacen a nuestra Kathy)
    Bueno y es que no solo haces sufrir a tus personajes, lo peor de todo es que me haces sufrir a MI. Primero matas a Harry, el dulce Harry a pesar de lo que hizo y ahora esto... :'( ¿Por qué eres tan mala?
    Sube pronto que esta espera es desesperante, eso de leer 50 capitulos seguidos y de repente no tener mas si que es una tortura !
    Un saludo :)

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    1. SADDYAGRQYDAUFTQYAGTDYGSFAYDSHAGTUAHDFUJAYAGTEHSG *_________* Creo que con eso lo he dicho todo, y creo que m ehas entendido a la perfección...
      Me encanta tu comentario, me ha sido imposible no sonreír, me has alegrado el día, la semana, el mes y el año :')
      Muchísimas gracias por pasar, y que sepas que ahora mismo te afilio, porque tu blog... es... simplemente genial :)))
      Un besoo! ^^

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  7. No puedo parar de entrar :') La semana que viene yaaa !

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    1. Otra sonrisa *__* ¿Me quieres matar? Aww, me hace hipermegasuper feliz que quieras el siguiente :))))
      Un besoo!

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