Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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viernes, 25 de mayo de 2012

DDM: Capítulo 4

Aquí está el capítulo 4, espero que os guste :)



Me desperté en medio de la noche, pocas horas después de haberme metido en la cama. No había ruido fuera, habíamos parado, para que todos pudiéramos descansar algo. El barco se balanceaba con mucha suavidad, encima del gran océano. 

Intenté dormirme, pero no lo conseguía. El recuerdo de mi madre seguía allí presente, y sabía que no lo podría volver a guardar con tanta facilidad. Mi muro de frialdad se había desmoronado por la parte más alta, sólo había que reconstruirlo, y todo volvería a ser como antes,

Al ver que no podía conciliar el sueño, salí de la habitación, y caminé descalza sobre la fría madera. Me acerqué a la barandilla, y me apoyé, dejando que el frío me revitalizara. La luna coronaba el cielo, junto con su ejército de estrellas, y bañaba nuestro alrededor con su reluciente luz, haciendo que la superficie del mar brillara como si tuviera millones de diamantes. 

Caminé a lo largo de la cubierta, acariciando la barandilla barnizada y suave hasta la proa. Me arrodillé, entre las cuerdas, y aún así, podía ver el mar, justo encima de la sirena grabada en la parte delantera del barco.
Cerré los ojos.

Me encontré parpadeando, cegada por la luz del sol. ¿Dónde estaba...? Ah, sí, en la proa. Me había quedado dormida allí, sin darme cuenta. Tenía las piernas entumecidas, al igual que los brazos, y me costó algo levantarme del suelo. Cuando lo hice, me di cuenta de que ya estábamos en movimiento.
Dan manejaba el timón, y me miró, con una dulce sonrisa.

- Buenos días, capitana. Ayer no cenaste nada. Supongo que tendrás hambre.

En efecto. Mi estómago rugía suavemente. 
No dudé, y me dirigí a mi camarote. Allí, me vestí, y me peiné las suaves ondas con los dedos. Sobre la pared había un pequeño espejo, con un marco de oro. Había pertenecido a mi madre. Esbocé una leve sonrisa, y me miré en él. 
Era una chica alta, delgada, de figura esbelta, y muy ágil. Tenía el pelo bastante largo, justo por debajo del pecho, de un suave castaño claro, ni liso, ni rizado; ondulado, y unos ojos de un extraño color. Eran entre verdes y azules. Digamos que de un verde azulado. 

Cuando estuve lista, salí. La tripulación comenzaba a emerger de la bodega, ya vestida, y se estiraba y bostezaba. Me dispuse a desayunar, sin preocuparme de lo que era. 
Y los días pasaban, hasta que por fin, divisamos la Península Ibérica. El puerto de Vigo estaba muy cerca.
Tenía ganas de iniciar la expedición; la Isla de las Voces llamaba fuertemente mi atención.
Y antes de darme cuenta, las costas de Galicia se definían ante nuestra vista. 

- ¡Ya llegamos, capitana! -gritó Dan, desde el timón.

Le hice una seña de asentimiento. 
Me mantuve serena, y paramos en medio del mar, a una distancia prudente de Vigo. Desde esa posición, podíamos ver desde dónde llegaban los barcos. 

- Capitana, ¿no estará nuestro compañero sorpresa en el puerto?

- Estoy segura de que no. El oficial dijo que nos esperaría alrededor del puerto, no pararía.

Dan asintió, a mi lado, y juntos, observamos el mar. Diana se unió a nosotros, y después de varios minutos, dijo.

- Mirad hacia allí. Llega un barco.

Y qué barco... Una nave imponente, de tamaño similar a la mía, de un tono oscuro, y con la enormes velas blancas izadas. Y una bandera negra, con el símbolo de los piratas; una calavera blanca, con dos huesos en "x".
Y... en seguida reconocí el barco, al igual que toda mi tripulación.

- No hay duda... -comenzó Dan.

- Es el barco del Príncipe de los Mares. -completó Diana.

- ¿Será ese nuestro invitado sorpresa? -alcancé a decir.

¿Será? ¿Será él? Si es así, será mi primera vez junto a aquel joven. Se hablaba de un valiente pirata, frío, como yo, al que todos temían, con andares de líder.
El barco se iba acercando, y ahora se podía distinguir perfectamente el león rugiendo que había grabado en su proa. Era él, y se acercaba a nosotros.

Giró, hasta colocarse en paralelo a nosotros. Un joven, al que reconocí inmediatamente, me habló.

- ¿Sois la Princesa de los Mares?

- ¿Harry? -pregunté.

Él me sonrió, apoyando la manos en la barandilla.

- El mismo. -hizo una pausa. -La reina dijo que nos encontraríamos, y que haríamos juntos el viaje.

- ¿Eres tú el Príncipe de los Mares? -dije, sin poder creérmelo.

- No, no, por favor. ¡Qué va! -rió. -Ahora mismo viene...

Di un paso hacia la barandilla de mi barco, bastante cerca de la del barco contrario. Oí el resonar de sus botas, un sonido que me era muy familiar...
Y entonces, apareció. Un joven, de mi edad, más alto que yo, musculoso, con el pelo rubio ceniza, y unos intensos ojos verdes.
Me quedé boquiabierta, como él, al mirarme. Y exclamé:

- ¡¿Jacob?!

- ¿Katherine...? -hizo una pausa, en la que esbozó esa media sonrisa que tanto conocía y tanto detestaba. -El destino nos vuelve a unir, Green.




4 comentarios:

  1. ¿QUE SE CONOCIÁN? OMG. Pregunta: ¿De qué conoce a Harry? Jajajaja Me encanta,cada día mejor,te quiero <3

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  2. Muahahaha :) Se supone Jejejeje. ¿De qué conoce a Harry? De lo mismo que conoce a Jacob :)
    Yo sí que te quiero <3

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  3. Me encanta...! Sigue asi ;)

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  4. -OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ! Lo sabia ! Seguire leyendo :)

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