Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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lunes, 8 de abril de 2013

DDM: Capítulo 69

¡Hola! ^^

Aquí os traigo el capítulo 69, ya sé que he tardado bastante... Espero que no os importe mucho ;) Bueno, espero que os guste, como siempre os digo. Muchísimas gracias por todo, aunque los agradecimientos los dejo para otro momento más especial. :)

¿Qué pasará con Katherine? :3





Después de aquello, Jacob me secó las lágrimas, y me dedicó una de sus mejores sonrisas, mientras decía:

- Lo importante es que tú estás aquí. Conmigo.

Y seguidamente, nos limitamos a observar la puesta de sol, en silencio, juntos. Sentí la necesidad de ofrecerle mi apoyo, de demostrárselo de alguna manera, porque sabía que a pesar de todo, le dolía. Dijera lo que dijera. Así que sin decir nada, descansé la cabeza en su hombro, y él sonrió dulcemente.

Y después, simplemente esperamos. Esperamos a que el sol se ocultase del todo, a que la explosión de colores desapareciese del todo, dejando paso al cielo oscuro de la noche.

- Espera, aún no ha terminado lo que te quería enseñar. -susurró.

La noche estaba medianamente despejada, y las nubes que había eran muy pequeñas y borrosas. Con lo cual, dejaban ver a la perfección... las estrellas.
Jacob se giró hacia mí con una sonrisa, y yo no podía despegar la mirada de las estrellas. Millones de puntitos luminosos recortados contra el oscuro cielo nocturno, con la luna como capitán de su enorme ejército.

- Túmbate. -ordenó con suavidad.

Sus ojos estaban clavados en los míos, y sonreía levemente.

- Para ver mejor las estrellas. -aclaró, ampliando la sonrisa.

Y eso hice. Ambos nos tumbamos sobre la hierba, y observamos las estrellas, como si fuera lo mejor de este mundo. Y posiblemente lo fuera. Hacía algo de frío, pero por el momento, lo podía aguantar.
De pronto, contuve el aliento, en cuanto sentí sus dedos rozando los míos. Entrelazó su mano con la mía, y giré el rostro hacia él, para mirarle. Jacob también me miraba a mí, y esbozó una dulce sonrisa.

- ¿Alguna vez antes había visto las estrellas...? -pregunté en voz baja.

Sólo se oía el murmullo que producía el viento al agitar las hojas de los pocos árboles que teníamos a un lado, y también el susurro del oleaje, a nuestros pies, chocando con las rocas de aquel bajo monte.

- Sí. Muchísimas veces. -contestó Jacob.

Se movió, hasta tumbarse de lado, para verme mejor. Apoyó el codo en el suelo, y dejó caer su cabeza sobre su mano. Tenía una leve sonrisa, mientras sus ojos recorrían todo mi rostro, y se posaban finalmente en mis ojos.

- De hecho, la primera vez que me dejaste besarte en el viaje que tuvimos que empezar juntos, lo hice bajo las estrellas. En un bosque. -añadió Jacob, sin apartar la mirada. -Y bueno, no sólo fue un beso. Digamos que el beso fue a más. Mucho más.

- Espera... -murmuré. -¿Quieres decir que tú y yo...?

La idea estaba en mi mente. Y en cuanto vi que la sonrisa de Jacob se ensanchaba por segundos, y parecía cada vez más divertida, supe que estaba en lo cierto. Y entonces sentí el rubor extendiéndose por mi rostro, y por todo mi cuerpo.

Me encogí sobre mí misma con lentitud y disimulo, y me tapé el rostro con una mano, a la vez que soltaba una carcajada algo nerviosa.

- No lo dirás en serio... -reí, nerviosa.

Saber que Jacob y yo... saber que Jacob me vio... El simple hecho de pensarlo hizo que el calor me invadiera.

- Me temo que he de decirte que... sí, es en serio. -sonrió dulcemente.

Sacudí la cabeza, y fruncí los labios, para tratar de tranquilizarme. Parecía tan irreal... No podía ser cierto, eso que me decía no podía ser mi vida. La idea ocupaba toda mi mente: Jacob y yo solos en un bosque, por la noche, bajo las estrellas. Un beso. Y después...
Tal vez sentía algo de tristeza. Porque pensar en eso, pensar que eso ocurrió, y en ese momento tenerle a mi lado y que no fuera más que un extraño para mí... dolía.

- ¿Cómo...? -comencé a preguntar, pero mi mente estaba demasiado revuelta como para formular la pregunta con claridad.

- ¿Quieres saber cómo fue? -completó Jacob, riendo.

- Oh, Dios, ¡no! -resoplé, sin poder evitar reír. -Quería decir que cómo es que no lo recuerdo...

- Oh, eso no es problema para mí...

Y enseguida le di un suave golpe en el pecho, para evitar que terminara esa frase. Se rió, divertido.
El rubor se extendió por todo mi cuerpo con tan sólo pensar en lo que Jacob había estado a punto de decir. Y no ayudaba nada su sonrisa arrogante ni su tono burlón. Sostuve su mirada, mientras empezaba a sonreír, a punto de reír por su respuesta.

Sacudí la cabeza, y volví a posar la vista sobre el cielo coronado por la luna y las estrellas. Su luz plateada bañaba nuestro alrededor, y le confería a todo un aspecto fantasmagórico.
Agradecía que Jacob hiciera ese tipo de bromas, tal vez porque me ayudaban a relajarme y a dejar de pensar en todo lo que probablemente mi mente había borrado de mi vida. Pero su voz, aunque fueran bromas, llevaban un ligero punto de seriedad y verdad... Pero, ¿cómo no lo iban a hacerlo, si me había dicho que seguía amándome? Y tan sólo pensar en que él seguía amándome, y en que hubo un tiempo en que yo le amé a él... Me hizo replantearle la pregunta que había intentado hacerle hacía unos segundos, cuando él había bromeado sobre volver a yacer conmigo.

- Quería decir... que dónde está.

De pronto, mis ojos se humedecieron, e intenté dejarlo pasar, para no obcecarme en que probablemente, me pondría a llorar.

- ¿El qué, Katherine? -inquirió.

- Todo lo que he vivido. Dónde está toda mi vida. -completé, mientras me temblaba el labio inferior.

Jacob se incorporó con rapidez al ver mis ojos húmedos, y me obligó a incorporarme a mí también. Estábamos sentados, con la negrura rodeándonos, con el sonido del mar, con el viento envolviéndonos. Enmarcó mi rostro con ambas manos, y me secó las lágrimas con los pulgares.

- No... no llores... -me pidió. -No lo hagas.

- No puedo, Jacob, no puedo...

Jacob me apartó el pelo del rostro, y volvió a colocar su mano en mi mejilla.

- Yo sé dónde está. Yo sé dónde está tu vida, y dónde están todos tus recuerdos. -susurró.

Le miré fijamente, mientras mi labio inferior temblaba. Apoyó el dedo índice sobre mi piel, sobre mi pecho, en el lugar donde se encuentra el corazón.

- Están aquí. Están en tu corazón. Todos ellos. -hizo una pausa, en la que se humedeció los labios. -Yo sé que siguen ahí. Sé que no has olvidado nada.

Negué con la cabeza, y él asintió, para hacerme entrar en razón.

- Yo sé que es mentira. Que no has olvidado nada. Que todos tus recuerdos están en tu corazón, y apuesto lo que quieras a que también están en alguna parte de tu mente. Sólo tienes que buscarlos.

- He buscado. -susurré. -He buscado miles de veces. Me he pasado noches enteras intentando encajar lo que tú me contabas, intentando buscar algo que me hiciera recordar todo aquello. Lo he buscado todo de manera incansable, pero no hay nada. No me queda nada.

- Es por eso por lo que comencé a relatarte tu propia vida. -me interrumpió Jacob. -Porque, a pesar de todo, te necesitaba de vuelta. Necesitaba que recordaras quién eras, y qué habías vivido. Necesitaba intentar traerte de vuelta, necesitaba despertar esos recuerdos. Porque sé que no han desaparecido. Algo tan grande como lo que sentimos el uno por el otro, algo tan grande como todo lo que has sentido a lo largo de toda tu vida, no desaparece así sin más. No puede desaparecer.

- ¿Y si resulta que ha desaparecido? ¿Que ya no existe? ¿Que ya no hay nada que hacer?

- La idea de empezar una nueva vida no es mala. Para nada.

- Pero yo... yo... me angustia la idea de saber que tuve una vida. Que me llevaba bien con unas personas, tal vez mal con otras, que tuve unos padres... Que me enamoré. Me angustia saber que todo eso existió, si es verdad lo que me dices, y que ahora ya no esté.

- No tengo por qué mentirte. No entiendo por qué querría yo mentirte sobre tu vida. -hizo una pausa, en la que suspiró. -Puedes volver a tener buena relación con unas personas, y llevarte mal con otras. Puedes volver a enamorarte.

Y en cuanto pronunció esa última frase, acercó aún más su rostro al mío. Nuestras frentes casi se tocaban. Y sabía lo que estaba insinuando, sabía a qué se refería. Mis músculos se tensaron, y mi corazón se aceleró con el simple hecho de tenerle tan cerca. No sabía exactamente qué sentía.

- Pero, y si no me enamoro de la misma forma que antes. Y si no me enamoro de la misma persona. -se me quebró la voz, y me tembló el labio inferior.

Jacob suspiró abatido, y bajó la mirada.

- Eso da igual. Lo que de verdad debería importarte es si serás feliz o no enamorándote de unos u otros. Si... si lo decías por mí... No debes preocuparte. -esbozó una sonrisa un tanto forzada. -Ya te he dicho que me basta con tenerte cerca... Y prefiero infinitas veces más que seas tú feliz, a que intentes hacerme feliz a mí, si eso conlleva tu miseria.

Bajé la mirada, tratando de obligarme a asentir. Su dedo pulgar acarició mi mejilla, y mis labios, mientras los ojos verdes de Jacob se clavaban en los míos.

- Nada importa, Katherine. Todo se arreglará. Y si no, es porque vendrá algo mejor. -susurró Jacob, justo antes de envolverme entre sus brazos, en un cálido abrazo.

Cerré los ojos, y me apoyé en su hombro, agradeciendo el abrazo y su calor. Apenas nos conocíamos. Y me extrañaba que me dejara abrazar por él, me extrañaba que yo me riera de sus bromas, que le dejara tratarme tan bien. Pero había algo... algo en mi interior que me lo permitía. Y sólo me pasaba con Dan y con Jacob.

Y no sabía por qué. No sabía a qué venía este rápido vínculo y esta confianza.

- Vamos, hace frío. Y seguro que Dan me arranca el cuello en cuanto llegue y me vea contigo.

- ¿Por qué te iba a matar?

Era una pregunta realmente estúpida viniendo de mí, y más habiendo escuchado su discusión sobre mí.

- Eso es lo que suelen hacer los jóvenes que se fijan en la misma persona. -posó sus verdes ojos sobre mí, y vi otra vez el amor que irradiaban. Me extrañó no ver ira. -Te prometo que te llevaré más noches a ver las estrellas.

Asentí, y me obligué a dedicarle una sonrisa. Se separó de mí, y me ayudó a levantarme. Eché un último vistazo a las estrellas, y deseé poder quedarme allí tendida, iluminaba por su luz, siendo yo misma, habiendo recuperado mi vida...

¿Podrá eso ocurrir? ¿Llegará el día en que pueda decir quién soy, sin dudar de mis apellido o mi propia edad?

Ojalá.


***

(Jacob)



Caminamos en silencio hacia la posada, y al ser de noche, no pude evitar pasarle un brazo por los hombros, en un ademán protector. Quería que la posible gente que hubiera en la calle, viera que Katherine no estaba sola. Que yo estaba a su lado, y que si querían tocarla, antes tenían que enfrentarse a mí. Por si acaso. Porque no quería que volvieran a intentar darle una paliza, la verdad.

Ella pareció agradecerlo, pero más que por miedo a que pudiera pasarle algo, por el frío que tenía. Ninguno de los dos dijo nada en todo el trayecto, y ni cuando llegamos a la posada la solté.

Katherine estaba algo cansada, así que se apoyó en mí, y ya sí que no la solté. La conduje por las escaleras de madera y por los pasillos, y fue entonces cuando vi a Dan apoyado en la pared, moviéndose con intranquilidad.

- ¿Te parece normal? -exclamó al verme. -¿Te parece normal?

Katherine se despejó levemente, y se estiró, separándose ligeramente de mí. Había clavado sus ojos en los de Dan, y sentí una punzada de... celos y envidia.

- ¿Qué? -inquirí.

- ¡Eso! -exclamó, señalándonos.

- Creo que te estás equivocando, Dan. No sé en qué estás pensando, pero no es lo que ha pasado. La he llevado a ver la puesta de sol y las estrellas. Solamente eso. Ahora, si me disculpas, voy a meterla en la cama. Es tarde, y necesita descansar.

Me giré con ella, a punto de abrir la puerta de su habitación, pero la voz de Dan me frenó.

- No sé si fiarme de ti, y dejarte solo con ella en esa habitación. -rebatió Dan.

- ¿Qué insinuas? -contesté, girándome lentamente hacia él.

- Ambos conocemos tu pasado, Jacob. Sí, ese en el que eras tan caballeroso de estar con todas las damas a la vez.

- ¿Y eso qué tiene que ver? -exclamé, furioso. -No sé si es esto a lo que te refieres, pero jamás en mi vida me he aprovechado de una joven, para tu información. Y Katherine jamás será la excepción.

Apreté las mandíbulas. ¿Acaso creía que yo iba por la calle y me aprovechaba de cualquiera?

- Siento que te moleste el hecho de que yo pudiera estar con cualquier dama que quisiera. Pero eso es una cosa, y otra muy distinta creer que me aprovechaba de ellas o que lo hacía en contra de su voluntad. ¡Por Dios, Dan!

- Te estoy advirtiendo, Jacob. Qué se yo sobre lo que se te puede pasar por la cabeza. Quién sabe si de pronto se te cruzan los cables y resulta que es Katherine la que está cerca.

Katherine parpadeaba algo confusa, sin saber muy bien si decir algo o no. Y no me extrañaba que estuviera confusa.

- Mira, Dan. A estas alturas, deberías tener claro que a Katherine jamás se me ocurriría tocarla. -"No soy tan imbécil de herir y de hacer daño a los que quiero." -Jamás se me ocurriría aprovecharme de su vulnerabilidad y de lo que pueda sentir o directamente de hacerlo en contra de su propia voluntad. ¿Crees de verdad que yo sería capaz de hacerlo? Venga, buenas noches.

- Oh, tranquilo, ya me las darás en cuanto salgas de la habitación, que yo te puedo esperar aquí. -Dan se cruzó de brazos, burlón y desafiante.

¿De verdad creía que sería capaz de hacerla daño? Tal vez... tal vez lo hiciera inconscientemente, quizá volvería a portarme como un imbécil, pero jamás la heriría siendo consciente de ello. Porque no quería arriesgarme a perder lo único que me quedaba en la vida,

- Dan, tranquilo. -murmuró Katherine.

En cuanto oímos su voz, los dos rompimos el contacto visual y nos centramos en ella. Odié el hecho de que Dan la estuviera mirando.

- No me va a hacer nada. Confía en él. Y en mí.

Su voz no era muy alta, pero lo suficiente para que Dan la escuchara y acabara asintiendo.

- Está bien. -susurró.

Caminó hacia nosotros, concretamente hacia ella, y le dio un suave beso en la mejilla.

"Tranquilo. Tranquilo. Tranquilo."

- Buenas noches. -le susurró con una sonrisa.

Katherine sonrió, y asintió, emitiendo un débil "Igualmente". Tenía que calmarme. Dan se irguió, y al darse la vuelta, me dirigió una mirada desafiante. Y no me molesté en ocultar mi envidia. Ni mi rabia. Ni nada.

Seguidamente, rompí el contacto visual, y agarré a Katherine por el codo, empujándola con suavidad dentro de la habitación, una vez abierta. Cerré dicha puerta, acompañado de un resoplido de furia. Me giré hacia Katherine, y vi que se estaba quitando el chaquetón que le había dado.

Ella también se giró hacia mí, y me sonrió con dulzura. Mi corazón se aceleró, y no pude evitar mirarla de arriba abajo. Como siempre hacía, sin poder evitarlo.

Esa Katherine parecía más vulnerable, parecía más frágil. Tenía un aspecto demacrado, y sus ojos no estaban tan llenos de emociones como antes. Pero sabía que eso cambiaría. Que dentro de poco, volverían a brillar como antes, porque Katherine recordaría todo.

- Gracias por lo de hoy, Jacob. De verdad. -susurró.

Me acerqué a ella, y se quedó quieta, esperando. Coloqué una mano en su nuca, y después de sonreírle, deposité un corto y suave beso en su frente.

- Buenas noches, Katherine.

Ella rodeó mi cintura con sus brazos, en un abrazo, y apoyó unos segundos su cabeza en mi pecho.

- Buenas noches, Jacob.

Alzó su mirada hacia mí, con una sonrisa, y sentí unas enormes ganas de poder despedirla con un beso. Pero pude contener ese deseo. Le aparté unos mechones de pelo de la cara, y esbocé una media sonrisa.

- Nos vemos mañana. -murmuré.

Y me giré, apretando las mandíbulas, odiando tener que dejarla atrás. Salí de la habitación  obligándome a mí mismo a no mirarla, para no aumentar el deseo de volver hacia atrás y besarla.

- Vaya, qué pronto has salido. Eres rápido.

Dan estaba delante de mí, con los brazos cruzados. Yo solté una carcajada.

- Dios, Dan, ¿aún sigues aquí? Vete a dormir, anda. -contesté, decidido a apartarle de mi camino.

- Voy en serio con mis advertencias. -dijo Dan, cuando yo estaba a unos metros de él.

Me paré en seco, y me gire hacia él.

- ¿Qué advertencias? -me burlé de él.

- Las de que si le haces daño, te juro que te mataré con mis propias manos. -contestó con frialdad.

- ¿Desde cuando te crees con el suficiente derecho para decirme a mí esto, que he pasado más tiempo junto a Katherine que tú? ¿Desde cuando?

- Desde que nos vimos la primera vez. Desde aquella vez en que intentaste besar a Katherine en la cubierta, cuando sabías que eso le haría daño, cuando sabías que habías sido un estúpido con ella.

- Ah, hablas de esa noche en la que tú también intentaste besarla, ¿no? -solté, cansado de Dan.

- Exacto, ¿pero sabes cuál es la diferencia? Que yo no la había roto el corazón en ningún momento, y, ¿adivina quién sí? Tú, Jacob.

- Eso es algo entre Katherine y yo, algo que por cierto, ya arreglamos. Y por esa razón, Katherine y yo estábamos juntos, ¿sabes? Era por eso por lo que podía besarla, y por lo que podía compartir cama con ella. No porque la obligara a hacerlo, como debes creer tú.

- Ahórrate los detalles. Me da igual lo que fuerais. El caso es que ahora ya no sois pareja, ni nada parecido. Y ahora tengo la oportunidad de impedir que puedas hacerla daño, o algo por el estilo.

- O igual ya es tarde.

- ¿A qué te refieres? -inquirió.

- Igual yo ya... la he tocado. He tardado poco, pero como tú dices, soy rápido.

Y seguidamente, abrí la puerta de mi habitación. Dan caminó hacia mí furioso.
No estaba mal burlarme un poco de aquel paranoico Dan... ¿Por qué no? Sólo iba a divertirme, tampoco me iba a portar muy mal.

- ¡Qué has hecho, Jacob!

Antes de cerrar la puerta, le dediqué una media sonrisa burlona, acompañado de un:

- Te dejo que lo imagines tú en tu habitación, mientras duermes. Buenas noches, Dan.

Y cerré la puerta, no sin antes oír un insulto.



8 comentarios:

  1. WAAAAAAAAAAAAAA me encanta, que malote Jacob, si si ... Me gusta ;)
    Ha sido precioso lo que le ha dicho a Katherine, que lo único que quería era su felicidad... Aunque el pobre tenga que pasarlas canutas pero... MI ESCRITORA NO VA HA HACER ESO ¿¿VERDAAAD????? JAJAJA No, no y no.
    Bueno, me encanta, es que no puedo decirte nada que no sepas... Es genial, y tranquila si tardas en escribir, lo bueno es que merece la pena la espera si es para leer este libro.
    Un besito enorme, preciosa

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    1. Asfdgdfehgfh :') Me alegro de que te haya gustado, cielo! :)
      Bueno, quién sabe que pasará...
      Jo, muchísimas gracias, de verdad :') Es genial que me lo diga una escritoraza como tú!
      Un besazo, cielo, y muchísimas gracias por estos comentarios tan geniales :')

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  2. merecido se lo tiene Dan jajaja,espero el proximo pronto ....

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    1. Jajajajaja Tal vez sí, tal vez sí se lo merezca... jajaja
      Muchas gracias por pasarte, Diana ^^
      Un besazo, y espero verte por aquí más veces!!

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  3. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
    DIOS LO QUE ME HE REIDO INTERIORMENTE, NO HE PARADO DE SONREIR, QUE CAPITULO MAS BUENO !

    ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA ME ENCANTA

    Es que simplemente me encanta, cuando entre por primera vez 10 seguidores... mira ahora. De mis historias favoritas de las unicas tres que sigo creo que encabeza la lista...
    Merece la pena, muchísimo.

    AMO A JACOB, LE AMO, LE ADORO, LE LE LE AGGGGG PERFECTO ESTE HOMBRE, PERFECTO. INVENTEN UN NUEVO ADJETIVO PARA EL, GRACIAS.

    Un besazo perfecta escritora

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    1. AFDSGDDFCJHGERJWHV Me alegro muchísimo de que te haya gustado, Andrea! ^^
      Jo, que me emociono eh :')
      Muchísimas gracias, Andrea, en serio :') Yo también estoy súper impresionada... de 10 a ahora... Jo, de verdad, me emociono!
      ASGFHGEJVF YA SOMOS DOS.
      Un besazo, enorme/perfecta/increíble escritora! :')

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  4. oh... Oh... OH...!!!!!!! SOBERBIO, ÉPICO, INCREÍBLE ALUCINANTE! De verdad, me matas. Me matas cada vez que katherine dice que no recuerda a Jake. me matas cuando escribes como Jake y se ve su sufrimiento. Joder, eres buena, muy buena, es más, eres soberbia, épica, increíble y alucinante! Igual que tu historia, tus personajes, tus emociones! Diosa, no puedo, estoy agonizando después de este capítulo. Eres cruel April, tan cruel como espectacular. Y créeme, tu nivel de espectacularidad llega al nivel de belleza de Jake...
    Queen A.

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    1. QUEEEEEEEEEEEEEN AAAAAAAAAAAAAAAA!!!!! DFEYTWFGYHREGFJ4JRG *_____*
      Dios, acabo de morir. En serio. He muerto con tu comentario.
      Muchísimas gracias, de verdad, es increíble que me estés diciendo esto... TÚ! LA ESCRITORA DE LA DÉCIMA SECTA.
      ERES GENIAL.
      Jo, te echaba de menos por el blog, y echaba mucho de menos tu historia! Me alegro mucho de leer esto, de verdad, no sabes cuánto... MUERO.
      Un besazo enorme, Queen A, y de verdad, no tengo palabras para este increíble comentario. <3

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