Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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lunes, 18 de febrero de 2013

DDM: Capítulo 67

¡Hola! :3

Bueno, aquí estoy para publicar el capítulo 67... Y no tengo más que deciros :))
Espero que lo disfrutéis, como siempre os digo. ¡Un beso! ^^





Después de aquella pequeña conversación, en la que me aferré a las palabras de Elizabeth, se quedó a mi lado, la mayor parte del tiempo hablando sobre cosas del pasado. Cuando nada de esto había ocurrido.

No podía evitar sonreír con nostalgia, ya que echaba de menos todos esos momentos. Momentos que jamás volverían.

Y sin quererlo, mi mente viajó al pasado. Hasta aquel momento en el que vi el rostro de Katherine por primera vez en varios años. Repasé todos los detalles de su cuerpo, la repasé a toda ella entera, incluyendo su reacción: un grito de odio hacia mí.

- ¿Qué pasa? -inquirió Elizabeth, sonriendo, al ver que me estaba riendo.

Sacudí la cabeza, y cerré los ojos, para concentrarme en la esbelta figura de Katherine, apoyada en la barandilla de su barco, fulminándome con la mirada.

- Estaba recordando.

- Algo que parece ser gracioso. -completó ella, con una suave carcajada.

- Sí, el grito que pegó Katherine al verme fue muy gracioso. -susurré, sin poder evitar reír.

Pero era una risa algo nerviosa, y temía que acabara en más lágrimas.

- Katherine me odiaba. -reí con suavidad, sacudiendo la cabeza.

Fruncí los labios, hasta formar con ellos una línea recta.

- Y ahora también. -añadí, en un susurro.

Elizabeth negó con la cabeza, y posó su mano en mi hombro, apretándolo con suavidad, y mirándome.

- Sabes que eso no es verdad. Katherine no te odia...

- Pero tampoco me ama.

Y seguidamente, Elizabeth bajó la mirada, sin saber qué decir.

- No siente nada, porque no recuerda nada. Pero te tiene a ti, Jacob. ¿No lo entiendes? No la has perdido del todo, y ella no te ha perdido a ti. Tú tienes que ayudarla.

Alcé la mirada hacia ella, y capté un ligero rastro de tristeza, el cual desapareció con rapidez. Elizabeth ocultaba muy bien lo que sentía.

- Jacob, volver a ganarte su corazón no tiene que ser difícil. -hizo una pausa, en la que se mordió el labio inferior. -No necesitas hacer nada para conseguir que todas las jóvenes habidas y por haber se enamoren de ti. No necesitas, ni siquiera, hablarlas para que caigan rendidas a tus pies.

Sus palabras parecían sinceras, y eso es lo que había creído yo durante mucho tiempo. Por eso "arrogante" era la palabra que mejor me describía.

- Katherine se enamoró de ti dos veces. ¿Por qué no una tercera? No creo que te sea difícil.

Desvió la mirada hacia el mar, y suspiró, para después volver a mirarme.

- Sólo tienes que sonreír. Hazlo. Ahora.

Tragué saliva, y acabé haciendo lo que me decía; esbocé una pequeña y débil sonrisa, más triste que alegre.

Ella ladeó la cabeza, y sonrió a su vez, observando mis labios.

- Hasta una triste y pequeña sonrisa te hace parecer más atractivo. -dijo Elizabeth, poniendo los ojos en blanco y riendo.

Y no pude evitar echarme a reír. Con fuerza. Y me hacía sentir bien. Porque me olvidaba por un momento de los problemas, y me concentraba en aquel momento. En reír.

- ¿Ves? Es fácil.

Me atrevería a decir que lo veía todo un poco más brillante, más feliz. Podía intentarlo, y si no lo recordaba, escribiría otra historia a su lado. Pero jamás me rendiría. No hasta que me dijeran que no había oportunidad de recuperar su corazón.

Pero por ahora, había posibilidades.

- Gracias, Elizabeth. -susurré.

- Me limito a comentarte lo que suelen sentir las jóvenes cuando te ven sonreír. -contestó, riendo con suavidad.

Me quedé observando sus ojos azules, y esta vez no fui capaz de ver la tristeza que había visto hacía unos minutos.
No sabía si existía o no dicha tristeza, pero si existía, Elizabeth sabía ocultarla de maravilla.


***

(Katherine)


Dan seguía sentado en la silla de mimbre, y yo no podía sacarme de la cabeza la reacción del joven de ojos verdes. Jacob. Estaba segura de que había pasado bastante tiempo desde que se había marchado, tal vez una o dos horas, pero aún así, él seguía en mi cabeza.

Dan me había entretenido con pequeña anécdotas de su vida, entrelazadas con la mía. Pero no era capaz de recordar todas. Más bien ninguna. Porque... me interesaba más bien poco.

- ¿Qué tal está tu herida?

Su voz me sacó de mis pensamientos. Alcé la mirada hacia él, y me encogí de hombros.

- Podía estar mejor.

Y se me escapó una pequeña sonrisa.
No lo podía evitar, no podía. Dan parecía amable, y después de todo, gracias a él seguía viva. Y ninguno de los demás me había hecho daño, nadie me había tocado, sólo se habían limitado a llorar y a mirarme, mientras contaban su vida.
Tal vez debía empezar a confiar en ellos.

- Tal vez eso hora de cambiarte la venda.

Asentí, frunciendo los labios, sin dejar de mirarle. Se levantó de la silla, mientras yo me quitaba las mantas de encima. Dan apoyó una rodilla en el borde de la cama, mientras me levantaba con delicadeza la camisa blanca, dejando al descubierto mi vientre vendado.

Y justo en ese momento, en ese preciso instante, alguien entró en la habitación.

- Eh, ¿qué estás haciendo? -exclamó la voz.

Dan giró la cabeza hacia el joven que acababa de entrar, y yo ladeé ligeramente la cabeza para ver de quién se trataba. Jacob nos miraba con sorpresa.

- Jacob, tranquilo. -dijo Dan, completamente calmado. -No estoy haciendo nada, ¿vale? Iba a mirarle la herida.

El rubio de ojos verdes cerró la puerta con lentitud, sin apartar su mirada acusadora de encima de Dan. Se acercó a nosotros, sin decir palabra, y se puso al otro lado de la cama.

Por unos instantes, me invadió el pánico. El temor a que en ese momento, pudieran hacerme daño. Eran dos. Yo una. Ellos eran hombres. Yo... yo una joven indefensa. Que no les conocía.

En cuanto Dan posó sus dedos sobre la venda, me tensé.

- ¿Tienes... tienes miedo? -preguntó Dan, extrañado.

Forcé una débil sonrisa, y apreté las mandíbulas. Estaba claro que había notado mi reacción a su contacto.

- Bueno, cualquier joven como yo tendría algo de miedo ante dos jóvenes que no conoce. -susurré.

- ¿Tienes miedo de que podamos hacerte daño? -preguntó Dan, sonriendo con amabilidad, divertido.

Sacudió la cabeza, y Jacob se cruzó de brazos.

- Yo jamás te haría daño. -comentó, mirándome, con los labios fruncidos. -Ni aunque me obligaran.

Tragué saliva, y me fue imposible apartar la mirada de sus hipnóticos ojos verdes. Mientras tanto, Dan aprovechó para ir retirando la venda poco a poco, y me obligué a centrarme en sus manos haciendo su trabajo.

Hice una mueca de dolor en cuanto la herida quedó al descubierto.

- Tranquila, voy a por un poco de agua. -dijo Dan.

El joven moreno dejó la venda a un lado, y se fue de la habitación, a por el agua del que hablaba. Traté de evitar alzar la mirada hacia el rubio, aunque no fui capaz.

Él observaba mi herida con expresión de concentración. Recorrí su rostro con mis ojos, hasta los hombros. Tenía unos hombros anchos, y los músculos de sus brazos se marcaban aún más al estar cruzado de brazos.

Me obligué a mirar la herida de mi vientre, aunque no me hiciera mucha gracia verlo. Jacob se descruzó de brazos, y se inclinó sobre mi vientre, para observar de más de cerca la herida. Alzó una mano, y sentí el contacto cálido de sus yemas sobre mi piel, no muy lejos de la herida.

Un escalofrío me recorrió de arriba abajo en cuanto deslizó sus dedos unos centímetros sobre mi piel, alrededor de la herida. Apreté los puños, y mis músculos se tensaron.

Alcé mi mirada hacia Jacob, al mismo tiempo que él. Sus ojos verdes estaban clavados en los míos, y sentí algo extraño. En mi interior.

- ¿Te duele?

- No... no. -murmuré.

Tenía más miedo que dolor.

- Entonces... ¿Es porque aún crees que puedo hacerte daño?

- Tal vez.

Mi voz sonó débil. Y fue un susurro apenas audible.
Los ojos verdes de Jacob desprendían... ¿temor? ¿Tristeza? ¿Amor...?

- No pienso hacerte daño, Katherine. De ninguna manera. Si alguna ve lo hiciera... jamás me lo perdonaría.

Algo en mi interior me gritaba que le creyera. Que Jacob no iba a hacerme daño, y que no tenía por qué desconfiar de sus palabras. Algo me gritaba que estaba diciendo la verdad.

- No me atrevería a ponerte las manos encima ni aunque con ello pudiera salvar mi propia vida de la muerte. -susurró.

Y en ese momento, entró Dan en la habitación, con un toalla empapada en agua. En cuanto vi que se trataba de él, volví a mirar a Jacob, boquiabierta.

"No me atrevería a ponerte las manos encima ni aunque con ello pudiera salvar mi propia vida de la muerte."

Sus palabras resonaban en mi corazón, acompañando el eco de mi desbocado corazón. ¿Lo decía en serio?
Jacob estaba serio, y no me miraba. Estaba concentrado en las manos de Dan, que colocaban la toalla encima de mi herida.

En cuanto el frío contacto del agua tocó mi herida, gemí de dolor. Dan retiró la toalla con rapidez, mirándome con angustia.

- Perdón. -susurró.

- Trae, déjame hacerlo a mí. -dijo Jacob, mirando a Dan. -Ya me encargo yo, no te preocupes. Puedes irte.

Pasó un brazo sobre mi vientre, para coger la toalla. Dan asintió, rindiéndose. Le dio la toalla a Jacob, y  se despidió de mí con una sonrisa.

Jacob se arrodilló en el suelo, sin perder de vista la herida de mi vientre. Apoyó su antebrazo derecho sobre mi piel, para poder limpiar mejor la herida. Sentí un escalofrío en cuanto los dedos de su mano izquierda rozaron mi piel con suavidad.

Hice una mueca de dolor, acompañada de un gemido en cuanto el tacto frío del agua tocó mi herida.

- Perdón.

- No, no, no es nada... -murmuré, conteniendo otro gemido.

Jacob limpió con extremada suavidad la herida, quitando los restos de sangre, y después, limpió los alrededores de la herida, quitando la sangre seca.
No pude evitar apartar la mirada, y me quedé mirando sus ojos verdes, que brillaban a causa de la luz del sol que entraba por la ventana.

Observé cómo parpadeaba con lentitud, y cómo movía los labios, concentrado. Tragué saliva, y sentí cómo el rubor encendía mis mejillas en cuanto sus ojos se clavaron en los míos.

- Ya está.

Asentí, sin decir palabra. Jacob se levantó del suelo, apoyándose en el borde de la cama. Se giró, y fue hacia el baño de la habitación.

"Para. Ya. Aparta la mirada, Katherine. ¿Qué haces?"

Mi interior me gritaba eso una y otra vez. Pero me era imposible apartar los ojos de su espalda. Llevaba una camiseta holgada de color marrón verdoso, algo raída, bajo la cual se podían adivinar sus definidos músculos.

Al cabo de varios minutos, Jacob volvió hacia mí con una toalla seca, y la utilizó para secar mi herida.

- Avísame si te hago daño.

Algo en mi mente seguía gritándome que confiara en él. Que no quería hacerme daño, y eso lo confirmaba. Me estaba diciendo que le avisara si lo hacía.

Una vez seca la herida, lanzó la toalla al otro lado de la habitación, sobre la cómoda. Agarró la venda nueva que había traído Dan antes consigo -yo ni me había dado cuenta- y me miró a los ojos.

- Te llamas Katherine Greenwood Wells. -comenzó a decir.

No me miró mientras hablaba. Se limitó a apoyar una rodilla sobre el borde de la cama, de la misma manera que lo había hecho Dan antes.

- ¿Puedes levantarte?

- Creo... creo que sí.

Intenté incorporarme, pero gemí de dolor al quedar completamente sentada. Volví a caer sobre la cama, y Jacob sonrió tristemente.

- No te preocupes. -hizo una pausa. -Tengo una idea.

Me temblaban las piernas, y deseaba con todas mis fuerzas que su idea no fuera levantarse. Porque temía que no podía sostenerme ni dos segundos.

- Incorpórate un poco.

Hice lo que me pedía. Pasó una mano por mi espalda, y sentí una especia de... corriente por todo el cuerpo. Cerré los ojos durante unos segundos, sin saber muy bien qué pretendía hacer Jacob. Le oí deslizarse por detrás de mí, y sentí sus manos a ambos lados de mi cuerpo, sobre mi piel. Otro escalofrío.

- Échate hacia atrás. Estoy aquí, no te preocupes.

Su voz sonaba muy cerca de mi oído. Me dejé caer hacia atrás con lentitud, pero mi acción se vio interrumpida por el cuerpo de Jacob.

- Así. -susurró en mi oído.

Tenía la cabeza apoyada en su hombro, y sus labios estaban muy cerca de mi oído. Abrí los ojos, algo tensa por la situación, pero traté de tranquilizarme. Jacob estaba sentado a horcajadas sobre la cama, ligeramente inclinado hacia atrás, como si fuera mi respaldo. Notaba su cuerpo pegado al mío, como si estuviera tumbada sobre él. Así no me molestaba la herida, porque no estaba tumbada del todo.

- Tu color favorito es el naranja, un naranja precioso, que sólo se puede contemplar en una puesta de sol.

"¿Cómo es una puesta de sol?"

Su voz era demasiado suave.
Mientras tanto, Jacob pasaba la venda por la herida, y se arqueaba hacia atrás, para colocarla bien en mi espalda. Daba vueltas a la tela alrededor de mi tronco con lentitud y calma.

- Tienes diecinueve años.

De vez en cuando notaba sus dedos rozando mi piel con delicadeza, y me obligué a cerrar los ojos.

- Tu padre se llamaba Alfonso Greenwood, y tu madre se llamaba Anne Wells.

Sentía su fuerte corazón latiendo de manera rápida y nerviosa, y me pregunté por qué.

- Recuerdo a la perfección la primera vez que te vi.

Su voz bajó de tono, haciéndose un leve susurro en mi oído. Volví a sentir sus dedos sobre mi piel, rozándola ligeramente, ya que seguía colocando la venda sobre mi herida.

- Sonreíste como si me conocieras, sonreíste como... como si me lo mereciera. Como si yo fuera buena persona.

Entremetió el final de la venda entre la misma venda para sujetarla, con suavidad y delicadeza, como si temiera que fuera a romperme. Sus manos se quedaron durante varios segundos en el mismo lugar, descansando sobre el lugar donde había atado la venda. Abrí los ojos, sintiendo la misma corriente recorriéndome de arriba abajo. Hielo y fuego a la vez.

- Ya está. -murmuró.

Pero no hizo el amago de ayudarme a tumbarme, ni de apartarse. Se quedó ahí. Y yo me limité a tensar todos mis músculos, y a sentir cómo su pecho subía y bajaba debajo de mí.

- ¿Sigues teniendo miedo de mí? -preguntó.

No contesté. Me quedé todo lo quieta que pude, aunque su voz no parecía amenazadora, ni nada parecido. Era suave y dulce.

- Si quisiera, ya te habría hecho daño. Si fuera un imbécil, ya te habría hecho daño. Pero resulta que no quiero. Y que no soy un imbécil en ese sentido, aunque lo sea en muchos otros.

Intenté convencerme de que decía la verdad. Pero, no le conocía, no sabía nada de él.

- ¿Cómo sé que no eres un imbécil? -pregunté, en voz baja.

- Bueno, la vez que te rompí el corazón demuestra que lo soy. Pero no soy tan capullo de hacer daño a alguien que quiero. Sería... sería estúpido. -hizo una pausa, y noté su cálido aliento en mi oído. -¿Confías en mí?

- Creo que puedo hacerlo. -susurré.

No lo vi, pero lo sentí. Sentí que estaba sonriendo, y por algún extraño motivo, deseé girarme para poder observar esa sonrisa. Necesitaba ver si era tan bonita como me la imaginaba.

- Tus ojos brillaban con intensidad, como si también sonrieras con los ojos. -continuó relatando lo que parecía la primera vez que me vio. -No fui consciente de lo que tenía delante, ni mucho menos. Sólo me dejaba llevar por lo que pensaba nada más ver a una chica: "Es guapa."

El silencio inundó la habitación, y Jacob pareció tomar aire.

- Ibas siempre con un chico, un chico de mi edad, y siempre estabais juntos. Os veía jugar sobre la cubierta de una barco a todas horas, riendo, felices. Y yo creía que era feliz por tener pareja a los doce años. -rió.

Sacudió la cabeza, sin dejar de reír.

"Tiene una risa muy bonita. Puede que igual que su sonrisa."

- Conseguí lo que me había propuesto: que te enamoraras de mí. Lo conseguí, pero no me di cuenta de lo que tenía a mi alcance. No me di cuenta de que te tenía a ti. Sólo pensaba en dar celos a Nikki, una niña de la que ni siquiera sé por qué me "enamoré".

Otra vez silencio. Pero no era tenso, no era incómodo. Simplemente... estaba ahí.

- Tú te enamoraste de mí a pesar de lo fatal que me portaba contigo. A pesar de lo arrogante que era. Y tan sólo tenía doce o trece años... -resopló. -Creías que era diferente, de una manera especial, pero no era así. Era diferente, pero no bueno. Era diferente porque era el único que se fijaba en cualquier chica. Tal vez tú te esperabas a alguien normal. A alguien que te quisiera de verdad.

Mi corazón dio un vuelco al oír sus palabras, y ni siquiera sé por qué. Sentí que vibraban de tristeza.

- Y te rompí el corazón. Te hice daño porque ya había conseguido lo que quería: traer de vuelta a Nikki. Tú te diste cuenta de que te había utilizado, y fuiste lo suficientemente lista como para insultarme a mí y a Nikki. Te alejaste, aunque no era lo que yo había creído. Yo creí que ibas a ser como las demás, y que te ibas a quedar conmigo, y que ibas a intentar enamorarme. ¿He dicho ya que era muy arrogante?

Pero de pronto, su voz se vio interrumpida por el ruido que hizo la puerta al abrirse.

- ¿Necesitáis ayu...? -pero ahí se acabó la frase.

Dan estaba agarrando el pomo de la puerta, asomado por ella, mirándonos.

- ¿Interrumpo algo? -preguntó.

- No. -contesté.

- Estaba vendándola... y eso. -añadió Jacob, algo avergonzado.

- Ya. -dijo Dan.

Al cabo de unos segundos en silencio, Jacob pareció suspirar, aunque de manera casi imperceptible, y me agarró de la cintura con suavidad.

- Cuidado. -me avisó.

Se levantó de la cama con rapidez y destreza, y me volvió a tumbar sobre los almohadones de la cama. Una vez "a salvo", solté de una vez todo el aire que había contenido.

- Veo que os las habéis apañado bien.

- Soy lo suficientemente listo como para limpiar una herida yo sólo, por si lo dudabas. -respondió Jacob.

- Sí, también se te da bien vendar, por lo que veo.

- Ves bien. -gruñó Jacob. -¿Es que acaso hay algún problema?

Ambos se quedaron mirando, y pude notar la tensión que se abría paso entre ellos.

- Claro que hay problemas. Los hay. -Dan hizo una pausa, y se cruzó de brazos. -No necesitaba que le mostraras todo tu encanto y atractivo para colocar una maldita venda.

Dan sonaba furioso. ¿Por qué? Sus miradas echaban chispas; la marrón de Dan y la verde de Jacob.

- Espera, espera... -Jacob cerró los ojos unos segundos, y volvió a abrirlos para mirarle.

- Vamos fuera. -le cortó Dan.

Y ambos salieron fuera, dejándome en la habitación sola. Peor no del todo, pues sus voces me acompañaban. Estaban gritando.

-¿Acaso me estás diciendo cómo tengo que actuar con Katherine? ¿Me estás diciendo cómo actuar con MI pareja?

¿Su... pareja? ¿De qué hablaba? Ése era Jacob, estaba segura.

- Jacob, has olvidado una cosita; ella ya no es tu pareja. ¿O es que has olvidado que no sabe quién eres?

- Porque tengas envidia de que pueda ser mía, no voy a dejar de luchar por ella. -siseó Jacob. -Tenlo claro, Dan.

Estaban hablando de mí estando yo delante. Bueno, en teoría. Y Jacob estaba diciendo que yo era su pareja, y Dan se lo estaba negando.

- No tengo envidia. Te digo lo que hay. -gruñó Dan.

- ¿Lo que hay? ¿Me estás diciendo que no puedo ni siquiera tocarla, sólo porque tú también quieres? Yo ahí noto envidia, Dan. Además, sabes perfectamente lo que éramos Katherine y yo antes. No intentes hacer como que no lo sabes sólo porque no supiera mi nombre. No lo tomes como algo para empezar de cero con ella.

Me quedé boquiabierta. No sabía si estaba loca o no, pero parecían estar luchando... por mí.

- Empezaré de cero lo que quiera.

Dan sonaba bastante furioso, pero Jacob era un caso aparte.

- ¿Cómo te atreves a llegar aquí, y decir que empezarás de cero lo que quieras, sólo porque tienes oportunidad? -gritó Jacob.

- Si tú tuvieras la oportunidad, también lo harías. -respondió Dan, un poco más bajo.

Silencio.

- No. Te equivocas, Dan. Admito que haría lo que fuera por ganarme su corazón si estuviera contigo, pero lo haría si no estuviera en este estado. No aprovecharía su enfermedad para destrozarte a ti, por ejemplo. Eso me parece demasiado cobarde.

- No pretendo destrozarte. Pretendo demostrarla quién soy. Y me da igual que pienses que es cobarde.

- Encantado de que le demuestres quién eres. Pero más allá de eso... lo siento.

- ¿Celoso? ¿Celoso de lo que pueda conseguir? -dijo Dan. -Ambos sabemos que ninguno se va a rendir. Así que dejémoslo en algo que decidirá el futuro.

Oí un gruñido de Jacob.

- Cállate de una vez, Dan. -hizo una pausa, en la que el silencio se apoderó de la habitación. -Tenlo claro; yo no voy a rendirme.

Y seguidamente, la puerta se abrió con violencia.


13 comentarios:

  1. Haber como decirlo bien....
    ME ENCANTA!!
    Ósea que dios cuando a empezado a recordare todo, jode q bonito y mi Jacob super mono!!!!!
    Bueno q eso y cuando se an puesto celosos pense q iba a ver camorra jajajajjaja
    Tía que haber si recuerda todo!!!!
    No dejes de escribir me encanta!!!
    Escritora 10!!!
    Y nada después de todo esto decirte que e reabierto el blog y q seguiré con la historia de Daniel y Rose muchos besitos!!!!!
    Muakkkkk!!

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    1. Asdfdgf muchísimas gracias, Bella!! :')
      Jo, me alegra que te haya gustado, de verdad... Es muy importante para mí.
      Ya se verá qué pasa, igual ni me volvéis a hablar o yo que sé... ^^
      Jo, muchísimas gracias Bella!!! :')
      Bien! Me alegro muchísimo! Ya la echaba de menos :)
      Un besito!

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  2. INCREIBLE! Me dejas con ganas de mas siempre :) el capitulo como siempre fantastico, al igual que los otros. No me hagas sufrir mucho... Quiero q katherine recuerde a jacob YA xD (ese dan -.-)
    Bueno como siempre eres una escritora genial y esperos tu siguiente capitulo :D
    Besos Nuri

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    1. Jo, muchísimas gracias, Nuria!! :') No sabes cuánto significa para mí esto que estás diciendo... Es increíble :) Bueno, no sé si eso de no haceros sufrir será posible... Igual me acabáis odiando ^^
      Jo, te lo agradezco infinito!
      Y muchísimas gracias por emplear unos minutos de tu tiempo en leer esta historia y en dejarme estos comentarios tan increíbles, no sabes lo importante que es para mí...
      Un besito! ^^

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  3. ME ENCANTA :) ljskabdkhbadslakbdldkhsd
    Mira, Jacob teiene que volver a entrar y acabar la historia. Ella no se ha olvidado porque el sentimiento persiste y eso es precioso. Acabará recordando aunque Jacob se esfuerce por volver a enamorarla. OMG :) No puedo evitar acordarme de Will y Tommy con estas peleas.
    Eres genial, sigue y no seas tan perfecta porque nos dejas a los demás por el suelecito
    Un besazo cielo

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    1. Por cierto, puede que hoy suba algo cariño jejeje

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    2. ASFDHWDFEHRFGWHGUYWRGTRU *MUERE*
      DIOS, HE MUERTO :')
      Jo, que lloro :') Quién sabe si lo recordará, quién sabe qué puede pasar... :) Ahora que lo dices... A mí también *__* Y ahora lloro porque esa historia se acabó :(
      A ti es imposible dejarte por el suelo, que lo sepas ^^
      Un besazo, y de verdad, Jane, muchísimas gracias por todo!!! ^^

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  4. O_O Sin palabras!!
    Me encanta eso que dice en el capítulo anterior de: "Seguro que tiene una sonrisa muy bonita." pensé.
    Es increíble lo que le ha pasado a Kathy!! Y horribleeee!!
    Y lo siento, pero Dan me cae... como el culo. ¡Quien se cree para intentar conquistarla!!???
    Kathy y Jake Forever. Por encima de todo.
    Me ha encantado el capítulo y espero el siguiente con muchas ansias eh!! ;)
    Muchos besoss y no pienses que te había dejado abandonadaa

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    1. CRISKTIIIIIIII *______*
      Jo, cuánto te echaba de menos!! *___* De verdad, en cuanto he leído el comentario, casi grito! Me alegro muchísimo de que te haya gustado el capítulo :')
      Adsff lo sé, soy mala, pero tengo que hacerlo :3 Bueno, por ahora sí, Dan parece imbécil xD Pero, quién sabe lo que pasará... asdefgfeh que me emociono hasta yo jajaja.
      Jo, muchísimas gracias por este comentario, Cris, de verdad, me has alegrado el día!!!
      Un besazo enorme, y espero verte más por aquí :')

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  5. excelente esperando el proximo,
    no tardes mucho en subirlo :)

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    1. Jo, muchísimas gracias por tu comentario, Diana Solis Hinojosa! :) Es muy importante para mí... :)
      Y siento haber tardado tanto en subir el siguiente, de verdad. Espero que aún puedas perder unos minutos de tu vida leyendo mi blog, porque sería increíble :)
      Un besazo!

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