Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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lunes, 3 de diciembre de 2012

DDM: Capítulo 53

Hola hola!
Bueno, sé que el anterior es muy corto, pero no tenía otra opción. He de admitir que tengo algunas ideas en la cabeza, y por eso, tengo que acortar los capítulos, para que todo vaya como yo quiero.
Espero que os guste este capítulo, y os agradezco, como siempre, vuestros comentarios ^^

Ah, no me odiéis, aunque sé que da igual que os lo pida... :3








"¿Y ya? ¿Todo esto se acaba así, sin más?"

Sí. Todo se acaba así. Por fin.

"¿Pero y Jacob? ¿Y Diana? ¿Y Liv? ¿Y Gwendolyn?"

Tarde.

" -Kathy, Kathy, Kathy... -susurra. -Mi pequeña Kathy. 

Parpadeo varias veces, con ganas de llorar, aunque sin saber muy bien de qué iba todo.

- Harry, ¿por qué haces esto? -consigo preguntar, sin que me tiemble la voz. 

Él sacude la cabeza, y sin decir palabra, me envuelve en sus brazos con fuerza. Noto que le tiembla la voz cuando dice:

- Kathy, sabes que te quiero mucho. Mucho. 

- Claro. -contesto en un susurro. 

- Jamás lo olvides. Eres parte de mi vida, tienes un trozo de mi corazón, y espero tener yo parte del tuyo. 

- Lo tienes, Harry. -digo con un hilo de voz. 

- Tantos recuerdos junto a ti... Mi Kat, la pequeña osita. 

Se aparta de mí, pero sin quitarme las manos de los brazos. 

- Puede que este sea nuestro último momento juntos, físicamente. Pero siempre estaré a tu lado, aunque tú no lo creas. 

Las lágrimas salen de sus ojos sin é poder evitarlo, al igual que yo. "La pequeña osita". 

- Harry, de qué hablas...

Me tiembla el labio inferior por el miedo y la tristeza. ¿Qué pasaba? 

- Kathy, jamás me olvides. 

Y dicho esto, vuelve a abrazarme. Algo me dice que le devuelva el abrazo, y así lo hago. Aspiro su aroma, sin saber que esta es la última vez que le tendré entre mis brazos."

Ya era tarde. Tarde para todo, solo deseaba que esto acabase cuanto antes.
Mi mente trataba de convencerme, de que tenía que salir adelante, pero mi cuerpo y mi corazón hacía mucho que se habían rendido.

A pesar de todo, me encontraba bastante calmada. Mi corazón latía acompasadamente, y no abrí los ojos. No lo necesitaba.

No necesitaba ver que en aquel momento, la espada, con un filo atroz y asesino, descendía con rapidez.

No necesitaba ver cómo todo mi alrededor se disolvía en breves segundos, en el instante en que el arma, sentenciaba mi muerte.

"¿Y ya? ¿Todo esto se acaba así, sin más?"

Una última vez, aquellas palabras retumbaron en mi mente. Junto al último recuerdo de Harry, sintiendo una extraña sensación de compañía...

No necesitaba ver cómo todo desaparecía ante mis ojos. O mejor aún, cómo yo desaparecía ante los incrédulos ojos del mundo en el que había vivido, y en el cuál lo había perdido todo.

Ardor. Oscuridad, pero a la vez una brillante luz. Dolor. Silencio, pero a la vez miles de sonidos explosivos. Nada, y a la vez, miles de recuerdos que se estaban perdiendo en décimas de segundo.

Muerte. Mi muerte.


                                                                      ***
                                                           Unas horas antes...

(Jacob)

Ser fuerte era mi principal objetivo. A pesar de todo, debía mantener la cordura, y debía mantenerme firme. No podía enloquecer, no podía dejarme llevar por esa sensación de abandono, no podía hacerlo. Porque eso es lo que ellos querían. Y si moría, lo iba a hacer dignamente, no iba a rogárselo.

Era el Príncipe de los Mares, y no iba a humillarme de tal manera, rebajándome a su nivel.

- ¿Y bien? ¿Cómo te sientes?

Pretendían que contestara lo que ellos querían, pero no iba a hacerlo.

- Mejor que nunca. -susurré, cabizbajo.

- Oh, Jacob, Jacob, Jacob... -sonrió.

Dio unos cuantos pasos, y se acercó a mí, con las manos a la espalda.

- Puedes dejar de mentir, entre tú y yo. -dijo, asintiendo. -No te pasará nada por mostrarte tal y como eres. No finjas.

Sacudí la cabeza con levedad, cerrando los ojos.

- Te he dado una respuesta. Siento que no sea precisamente la que tú buscas.

El hombre, llamado Aaron, resopló, y negó con la cabeza.

- No, efectivamente. No es esa la respuesta que buscaba, pero tranquilo. No te preocupes por mí, porque pronto la encontraré.

Sus palabras no me asustaban. Ni me sorprendían.
Sólo estaba concentrado en unos ojos que echaba demasiado de menos. Unos ojos color aguamarina, entre grises y azul mar.

Los ojos de mi preciosa Katherine.

- Te noto pensativo. ¿En qué piensas?

- En nada. -contesté, cortante.

Los ojos de mi mente parpadearon, pero ahí seguían, observándome con firmeza. Dándome las fuerzas que necesitaba para mantenerme a flote.

- ¿O debería decir... en quién? -esbozó una media sonrisa.

Se acercó a mí, y se sentó a mi lado, mirándome.

- Cuando nos enamoramos de una mujer, pero de verdad, nunca sale de nuestra mente. Creo que ambos sabemos qué joven está en su cabeza, desde aquel día en que la trajimos aquí.

Apreté con fuerza las mandíbulas, tratando de serenarme. Odiaba que hablaran de ella, que dijeran cualquier cosa indigna de ella, sólo para molestarme. Pero lo peor era que conseguían molestarme.

Porque de ella, no tenían derecho a decir absolutamente nada.

- Venga, Jacob, di su nombre. -rió. -Dilo. ¿Qué más da? Al fin y al cabo, vais a morir. Tal vez... ella antes que tú.

Giré la cabeza hacia él, completamente sorprendido.

- ¿Có... cómo? -inquirí.

Me moví, incómodo. Estar en esa postura era infernal; las manos atadas a una barra con cadenas, en alto, sobre mi cabeza, y sin poder sentarme.

- Lo que oyes, mi querido Jacob. -hizo una pausa, que me desesperó. -Parece ser que no es tan fuerte como tú.

Me quedé boquiabierto, mirando a aquel hombre. "No tienes ni idea de lo fuerte que es Kathy. Ni idea".

- No la conoces. -escupí.

- No, pero Patrick si que la conoce. Si quieres te recuerdo que la tiene presa en su sótano, sólo para que te entre en la cabeza.

"Tranquilo, lo sé perfectamente. Jamás olvidaré lo que le ha hecho".

- Y qué... -las palabras salieron en un susurro apenas audible.

- Que según he oído... No lo está llevando del todo bien. Bueno, lo está llevando demasiado mal.

- ¿A qué te refieres? -inquirí. -¡Contéstame! ¡Dime qué le ha pasado, dímelo! -exclamé, fuera de mí.

- Tranquilo, Jacob. Cálmate.

Miré al frente, hiperventilando.

- No puedo calmarme. -contesté.

Aaron sonrió ampliamente, y volvió su mirada hacia mí.

- Digamos que tanto dolor, oscuridad, y no ver la luz del sol, le ha... hecho enloquecer. Una experiencia traumatizante. Así que, no, Jacob, al parecer, no es una joven fuerte.

Me quedé boquiabierto, bloqueado. Miré al suelo, mientras la presencia de Aaron se hacía cada vez más lejana. Kathy, no...

No me podía creer que la joven más fuerte que había conocido se hubiera rendido de tal manera.
No. Kathy, no. No podía haber hecho eso...

- Mientes. -dije de pronto. -Estás mintiendo, no va a funcionar.

Aaron rió, sacudiendo la cabeza.

- Te equivocas, Jacob. Hoy, justo, no pretendo hundirte o hacerte sufrir. Créeme. Es la verdad.

Negué con la cabeza, desorientado. No quería creérmelo. No podía. Era imposible.

- Le falta muy poco, supongo. -añadió.

- No, no. -musité.

- ¿Qué decías, Jacob?

Sacudí la cabeza, sin poder pronunciar palabra. Mi Kathy.

- Te dejo pensándolo. Ya sabes, igual prefieres estar solo.

No contesté. De pronto, se me había olvidado cómo hablar.
Sólo quería poder gritarle, ser suficientemente fuerte de plantarle cara, de obligarle a venir ante mí, y así poder matarlo con mis propias manos, para escapar, y buscar a Katherine. Para poder asesinar a su secuestrador.

Y lo haría. Conseguiría vengarme, de cualquier manera, pero lo haría.

No dejaría que Katherine se fuera de tal manera. Y si llegaba tarde... al menos, la vengaría.

Porque era el Príncipe de los Mares. Porque la Sangre Marina que corría por mis venas y el amor que sentía por esa joven, me hacían indomable.

***

Las horas pasaban, en aquella habitación en penumbra. Me sentía extraño, sentía una rara melancolía, tal vez algo de dolor, pero sin venir a cuento. Como si fuera una señal, pero no sabía a qué se debía. ¿Una corazonada? Pero, ¿sobre qué? No quería pensar, que Katherine estuviera relacionada con esa corazonada.

Mi mente sólo se imaginaba a Katherine, una y otra vez, haciendo diferentes cosas. Me imaginaba interminables historias a su lado, me imaginaba a mí mismo formando una familia con ella.

¿Serían cosas imposibles?

Probablemente.

Pero aunque me arrebataran a Katherine, nada ni nadie apagaría mi amor hacia ella, ni mi sed de venganza. Ni mis sueños. Pero no, eso no iba a pasar. Porque jamás me arrebatarían a Katherine.

Mi mente maquinaba innumerables planes de escapada, pero se veían todos reducidos a ceniza al final, cuando me daba cuenta de que era imposible salir de ahí. Pero no me iba a rendir.

Hasta que mi mente paró, quedándose en blanco, cuando la puerta se abrió.

- Oh, Jacob, ¿aún sigues pensando? -rió.

- Nunca he dejado de pensar en ella. -susurré.

- Qué romántico... -dijo Aaron, con voz suave.

Entornó la puerta, para que no entrara mucha luz, y comenzó a caminar hacia mí. Pero yo no abrí los ojos, ni siquiera le miré. Me quedé como estaba.

- Me entran ganas de llorar.

- ¿Por qué? -inquirí, frío como el propio hielo.

- Porque es tan bonito... -dijo con voz melosa. -El último pensamiento del Príncipe de los Mares es su amada Princesa.

Me quedé alerta, y creí que se me paraba el corazón cuando, justo después de acabar, oí el suave y amenazador sonido metálico del filo de una espada.
Con lentitud, alcé el rostro hacia él, y pude comprobar lo que mi mente me gritaba. "Vas a morir".

Aaron sujetaba una larga espada, de filo ancho.

- Ah, ¿te gusta? -alzó ligeramente la espada, enseñándola.

No contesté, simplemente me limité a respirar. Coger aire, soltarlo, coger aire, soltarlo.

Mi Katherine. ¿Estará bien? Tal vez lo peor de aquello era preguntarme eso, sin saber que en realidad, mi pobre Katherine se había rendido del todo, abandonando cualquier esperanza. Abandonándome a mí.

- No te dolerá, Jacob. Creo que ya es hora de tu final, ¿no crees?

Le miré con odio, fulminándole con la mirada. Apreté las mandíbulas, sin apartar la vista.

- Será rápido e indoloro... espero. -rió malvadamente.

Aaron sujetó la espada con firmeza, y me dirigió una mirada malvada, pero yo me mantuve distante y frío, sosteniendo su mirada.

- No tengo miedo. -dije.

En parte, era real, no tenía miedo de él. Pero sí de irme, con la incertidumbre de si Katherine se venía conmigo, o se quedaba aquí, sufriendo.

- Me alegro por ti, pero eso me es indiferente.

Me dedicó una malvada sonrisa, antes de tratar de correr hacia mí. Yo cerré los ojos con fuerza, esperando el golpe, el corte, el dolor, la sangre y finalmente, la muerte.

Pero no ocurrió nada.

Esperé unos segundos, y oí ruidos extraños, como líquido. Decidí abrir los ojos, y me sorprendí al ver a Aaron quieto, con los ojos vidriosos, mirándome, tambaleándose. La sangre salía de su boca, y bajé la mirada para ver que una espada le había atravesado.

De pronto, el cuerpo inerte de Aaron cayó al suelo, permitiéndome ver a una criada boquiabierta, de más o menos mi edad.

- Tenía que hacerlo. -susurró la joven. -Está justificado.

- Has... has impedido que me matara.

La criada alzó la vista hacia mí, y se acercó corriendo, para quitarme las cadenas.

- No tenía otra opción. No podía permitirlo. No. ¿Matar al Príncipe de los Mares? Ni soñarlo.

Cuando las cadenas sonaron al abrirse, y cuando su contacto frío se alejó de mí, comencé a sonreír.

- Soy libre. -susurré.

- Debes darte prisa. Ningún criado más sabe esto. Debes irte. Acompáñame.

Me agarró de la mano, y echó a correr, esquivando el cuerpo del maldito Aaron. Le dirigí una última mirada, cargada de odio, antes de abandonar la sala.

- Date prisa. -me instó la joven.

Me guió por los pasillos, hasta que llegamos a una cocina.

- Te voy a dar algo de dinero. Y ropa. Y después, debes huir. Antes de que se enteren.

Me quedé observando sus movimientos rápidos y ágiles, en busca de una cartera de cuero. Metió varias monedas en una bolsita, y metió en la cartera desagastada la bolsa, algunas camisas, y una pequeña manta.

- Aquí tienes. Corre.

Me empujó por la espalda hasta la puerta, pero yo me giré antes de salir corriendo.

- ¿Por qué has hecho esto por mí? -susurré.

- ¡No hagas esas preguntas, por favor! -exclamó. -Eres libre.

- Espera, ¿sabes algo de... Katherine?

Negó con la cabeza, y una expresión de auténtica angustia.

- Por desgracia, ella queda muy lejos de aquí. Tú estás en Inglaterra. Ella está en la Isla de Man... -hizo una pausa. -Sólo sé que estaba muy afectada por todo lo que ha sufrido. Y Patrick pretendía...

- No digas más. Por favor. -le rogué. -Prefiero seguir pensando que sigue viva, y no saberlo hasta el final.

- Vete. -me ordenó. -Corre a por ella.

Y sin más dilación, salí corriendo por la puerta trasera, atravesando el perfecto jardín de aquella mansión, para buscar a mi Katherine. Dejando atrás a la criada que me había salvado, dándome la oportunidad de recuperar lo que era mío, de recuperar lo que más amaba. Dándome una esperanza de un posible futuro al lado de Katherine.

Pero, quién me iba a decir que iba a buscar algo que ya no existía.



                                                                          ***
                                                               Tres meses antes...

(Diana)

Me dolía todo. Mis piernas parecían automáticas, corrían porque habían cogido velocidad. Las lágrimas bañaban mi rostro desde hacía horas, y aún no me cansaba. En mi interior, había demasiados sentimientos, y sé que tardarían mucho más en salir todos. 

Tenía que encontrar algo, o alguien, que me indicara que estábamos cerca de alguna población. 

Sólo sabía que estaba en Irlanda. Según habían dicho los guardias que nos habían esclavizado. 

Seguí corriendo, a pesar del frío, y de las pequeñas gotitas de lluvia. Seguí corriendo durante mucho tiempo, por Gwendolyn. Ella me lo había ordenado, y al menos, eso lo cumpliría. Porque la había abandonado... La había dejado atrás, mientras luchaba con guardias que la superaban en número, en tamaño y en fuerza. 

La había abandonado, haciendo que tal vez estuviera... muerta. 

Y cuando no pude más, me dejé caer al suelo, sobre la verde hierba, la cual estaba húmeda por la lluvia. 
Me tumbé, y cerré los ojos, sin poder dejar de llorar. 

- Por qué... -exclamé. 

Estaba segura de que Gwendolyn no seguía con vida. Pero aún conservaba la pequeña esperanza, de que tal vez, los guardias simplemente la hubieran aprisionado, permitiéndola vivir. 

- No merezco seguir con vida...

Pero entonces recordé la vida que yo misma estaba creando, que llevaba dentro de mí. El hijo de Harry. No. No podía morir, no podía rendirme. Tenía que seguir adelante, por Harry, por su hijo, por Gwendolyn, por... por Kathy y por Jacob. 

No quería ni pensar en ellos, pues sabía que no tenían futuro. Cuanto antes lo asumiera, sería mejor. 
No volvería a ver a Kathy, de eso estaba completamente segura. Tampoco a Jacob. ¿Por qué? Porque fueron capturados, y obligados a someterse al destino de la muerte. 

Todo había cambiado, y en tan poco tiempo... Ya no volvería a verles, ya no vería a nadie más. ¿Qué había sido de los otros? ¿Muertos? 

Ya no sabía qué hacer. Cómo iba a vivir, y dónde. Eso era lo más importante. 

Seguí sollozando, sendo imposible frenar aquel terrible llanto, desahogándome, o ahogándome con mis propios sentimientos. Sobre aquella pradera húmeda, sin ser consciente de que a escasos metros, había un camino. 

Un camino embarrado, que era la única esperanza que tenía para encontrar gente.
                                                     

6 comentarios:

  1. Es increíblemente increíblee!! xD
    Me encanta April!
    Pero ten una cosa segura, como el siguiente no esté pronto la que morirás serás tú!!

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    1. Criskti! *___*
      El siguiente ya está :3
      Me alegro de que te haya gustado! ^^
      Un besazo!

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  2. muy emotivo!!!!
    Me has hecho llorar sabes, pero por favor sube pronto que esque necesito saber que va a pasar.
    PD: Tienes que arreglaro ellos tienen que estar juntos!!!!!!!
    Pasate por mi blog!!!

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    1. Ooooish, muchísimas gracias :')
      El siguiente ya está ^^
      Ahora mismo :)

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