Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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viernes, 10 de agosto de 2012

DDM: Capítulo 34

Heelloo! :) Siento no haber subido capítulos antes, en serio... Intentaré retomar el ritmo que tenía en un principio y subir uno cada uno o dos días. :) Espero que este os guste. :3




A mi lado estaba sentado Harry, y ambos nos habíamos quedado en silencio. Yo aún seguía enfadada por todo lo que había pasado, y aún recordaba el dolor que sentí al darme cuenta de lo de Diana y mi mejor amigo Harry. Y aún me seguía doliendo. Me alegraba de que fueran felices, yo no era nadie para criticar lo que sentían, ni para oponerme. Pero m había dolido. Porque yo quería a Harry, y aún le seguía queriendo. Eso jamás cambiaría.

Por una parte, creía que me lo merecía. Harry sintió el mismo dolor aquella noche en que yo lo rechacé. Lo rechacé por mis sentimientos hacia una maldita babosa. Perdí una gran oportunidad, sólo porque prefería llorar por alguien que no se merecía mis lágrimas. A pesar de todas sus disculpas, lo que me hizo fue imperdonable. Aunque no podía negar que sentía algo por él...

¿Por qué todo era tan difícil?

Sacudí la cabeza, y Harry me miró.

- ¿Ocurre algo?

- No, nada. Simplemente me preguntaba.

- ¿Qué?

- Que por qué todo es... tan difícil. -respondí en un susurro.

Harry buscó mi mano, y la envolvió con la suya. Al principio quise soltarme, y rechazar ese gesto, pero acabé dejándome llevar, y dejando que sus ánimos me ayudaran en algo.

- No quiero que nuestra amistad se rompa.

- Yo tampoco. -susurré, intentando que no se me quebrara la voz.

Mi máscara de frialdad y dureza se estaba resquebrajando por momentos, y eso me daba miedo. Tenía que ser yo otra vez; Katherine Greenwood, esa chica fuerte, fría y dura, que no se preocupa por nada. Pero es que todo era tan difícil...

- Olvidemos todo lo que ha pasado, Kat. Sigamos siendo los mismos que antes.

- Es difícil.

- Lo sé, Kathy, pero podemos intentarlo.

Tardé unis segundos en reaccionar, pero al final, alcé tímidamente la vista hacia él. En sus ojos encontré la misma calidez de siempre, la misma viveza. El mismo afecto y cariño de siempre, y el mismo sentimiento de apoyo. Harry no había cambiado. Era yo la única que lo estaba fastidiando yo. La única que se estaba derrumbando, la única que se estaba hundiendo por momentos. Y eso no podía ser.

- Ven, Kathy, ven.

Me mordí la lengua para intentar contener el llanto, y no perdí ni un segundo. Me tiré sobre él, y me envolvió con sus brazos. Por un momento, todo desapareció. Mi madre, mi dolor, mi miedo, mi enfado, la isla, mi padre, Jacob, Elizabeth... Por un momento me sentí la chica que fui hace años, la misma que había amado a Harry desde siempre. La misma niña callada y tímida de la ciudad.
Y por un momento, deseé que nada de esto hubiera pasado, que el tiempo no hubiera avanzado.

Yo era la niña marginada. La apartada, la rara. Per tenía algo que nadie más tenía; a Harry. Y eso me bastaba para ser feliz, para ser yo misma sin importarme las críticas de los demás.
Y por eso aprendí que lo que no te mata, te hace más fuerte.
Oculté mi rostro con una fría máscara de hielo, y me envolví en una capa negra. Así, nadie podría ver lo que sentía, nadie me vería hundida nunca más.

Pero ese "maquillaje" desaparecía por momentos. Y me daba miedo lo que podía encontrarme en mi propio interior.

Harry me acarició el pelo con ternura, y yo me limité a cerrar los ojos por unos segundos, y disfrutar del momento. Noté que las lágrimas se intentaban abrir paso bajo mis párpados.

- Tranquila, Kathy. Tranquila.

Su voz me trasladó al pasado, a esos momentos felices junto a él. A esos momentos donde mi único miedo era encontrarme con la gente.

Cuando me soltó, me sequé las lágrimas con rapidez.

- Venga, no llores, Kathy. Que lloro yo también.

Alcé la vista con una ligera sonrisa, y vi que él me sonreía ampliamente, divertido. Refunfuñé algo, y cerré los ojos, con una sonrisa. Y ahí estaba Harry; ese chico capaz de sacarme sonrisas en los peores momentos. Él no había cambiado, y eso me alegraba. Me hacía sentirme segura, me hacía pensar que tenía una oportunidad de hacer que todo volviera a ser como antes.

Gwendolyn estaba apartada del grupo, y acariciaba su medallón. Recordé la historia que me había contado, cuando sus padres murieron por defender a los míos. Y la pregunta era; ¿por qué? ¿Por qué les habían defendido?
Suspiré largamente, y cerré otra vez los ojos. Pero antes de eso, dirigí una mirada fugaz hacia Jacob, y entonces se me aceleró el corazón. No fui capaz de cerrar los ojos, ni de apartar la mirada.

Sus ojos verdes estaban concertados en una navaja, su pelo rubio brillaba con fuerza. Sus manos acariciaban el filo plateado del arma, y su piel parecía relucir con la luz del fuego. Aunque me costara admitirlo, ese chico era muy guapo. Y cada vez que me miraba, el corazón me iba a mil por hora. Me ponía nerviosa, y no sabía cómo actuar. Cuando él me miraba, todo mi maquillaje se desmoronaba, y quedaba al descubierto ante él; una joven que no paraba de temblar ante su presencia, porque estaba enamorada.

Y un poco más lejos, la víbora Elizabeth. Miraba de reojo a Jacob, y me fijé en que también me miraba a mí. Sacudí la cabeza, y aparté la mirada, resoplando. Siempre estaría ahí, intentando hacer que Jacob no se fijase en mí, intentando hacerme sufrir, como solía hacer. Pero no la iba a dar el gusto de ver que me dolía lo que hacía. Katherine Greenwood es esa chica fuerte, fría y lejana. La que oculta sus sentimientos ante cualquier persona.

- ¿Has... has hablado con Jacob? -susurró Harry, sin mirarme.

Automáticamente, me giré hacia él, con la boca abierta.

- ¿Por qué iba a tener que hablar con él?

Me limpié de sudor las palmas de las manos, e intenté calmar el latido de mi corazón. Jacob siempre aparecía en las conversaciones. ¿Cómo no iba a pensar en él?

- No sé, Kathy...

- ¿Insinuas algo? -resoplé, intentando que mi voz sonara fuerte y firme.

- No, no... Sólo que... Sé que se disculpó por todo lo que había pasado. Sé que quiere comenzar de cero otra vez. Quiere que olvides el daño que te hizo, quiere... -y se calló.

Nos quedamos en silencio, y esperé a que terminara la frase.

- ¿Quiere qué? No has acabado la frase. -pregunté, con los ojos abiertos.

- Quiere ver que no le odias. Quiere verte sonreír. Eso me ha dicho él.

Me quedé sin habla, y me volví a apoyar en la pared, mirando el suelo de piedra.

- ¿Has hablado con él? -musité, sin alzar la vista.

- Claro. -contestó él.

Me retorcí las manos con nerviosismo.

- Venga, habla con él.

- Ya hemos hablado. Le dejé disculparse. Pero lo fastidió todo. -contesté con frialdad.

Harry bajó la mirada y suspiró. Me fijé en que miró de reojo a Jacob, que le devolvió la mirada.
Y sin quererlo, me quedé mirando a la babosa. A Jacob. No podía apartar la mirada, a pesar de que me obligaba a hacerlo.

- Si en el fondo quiere hablar con él... -noté el codo de Harry en mis costillas. Su voz sonaba divertida.

Me había pillado mirándole. Intenté parecer enfadada por su comentario. Pero no pude reprimir una sonrisa.

- Déjame. -gruñí, con una leve sonrisa.

Me crucé de brazos, y cerré los ojos, para alejarme de aquel momento. Para alejarme de la maldita realidad.

Un leve ruido de tela me sacó de mis pensamientos, y abrí los ojos, medio dormida. Jacob se había guardado la navaja en el pantalón, y sin mirarme, con expresión de tristeza, se levantó del suelo. Caminó hacia el grupo de personas que todavía comían y hablaban con alegría, alrededor de las antorchas.

Y todo pasó muy rápido. Un ruido metálico que me puso la piel de gallina. Un grito femenino de alarma. Harry levantándose con rapidez, y para mi sorpresa, yo detrás de él. Una larga lanza, con una punta demasiado puntiaguda, y atada a una cuerda, atravesando a Diana.

Lo único que fui capaz de hacer fue soltar un grito de terror y angustia por mi amiga embarazada, y correr hacia ella. Pero en ese momento, alguien gritó.

- ¡Al suelo!

A mí no me dio tiempo a reaccionar. Y pude oír el silbido de otra lanza rasgando el aire, que venía hacia mí. Pero de pronto, unos brazos me empujaron con fuerza, y caí al suelo, tropezando con mis propios pies. Caí cuan larga era, cerca de Diana, que gemía fuertemente.

En el suelo, todo dando vueltas a mi alrededor, y con los ojos cerrados, pude oír el sonido que provocó la lanza al atravesar la carne de alguien. Alguien que gimió con fuerza, y cayó de espaldas.
Tenía la cabeza embotada, ya que me la había golpeado fuertemente, pero por lo demás, estaba bien. Todo el mundo corría en todas las direcciones, gritaban para avisar a alguien del peligro, otros se dedicaban a salvar a los demás.

Y yo... Yo en el suelo. Sin hacer nada por nadie.

Cuando pude oír nítidamente los gritos de los demás, decidí levantarme, y buscar a Diana que no estaba muy lejos. Corrí hacia ella, y la llamé por su nombre. La lanza había atravesado su hombro, y ella lloraba de miedo.

- ¡Katherine! -gritó. -¡Ayúdame, por favor!

- ¡Diana!

Me arrodillé a su lado, y segundos después, pude comprobar que Harry estaba al otro lado de su cuerpo, a punto de sacar la lanza de su hombro.

- Dolerá un poco, pero serán unos segundos. -avisó Harry.

Yo agarré fuertemente la mano de Diana, y cerré los ojos cuando ella gritó por el dolor. Harry lanzó a un lado la flecha, y acarició la mejilla de Diana.

- Tengo que ir a ayudar a los demás. -susurró él, e inmediatamente, se levantó, y corrió hacia los demás heridos.

Nos quedamos a solas, e intenté concentrarme en ella y olvidar los gemidos de dolor.

- Kathy... Tengo miedo... -susurró ella.

- No lo tengas...

- No quiero que nos pase nada. Y menos a mi bebé. -susurró, con los ojos llorosos.

- Y nada nos va a pasar, Diana. Saldremos de aquí, y tu bebé lo hará contigo. Te lo prometo.

Ella gimoteó levemente, y cerró los ojos.

- No quiero morir, no quiero morir... -susurró.

-  Diana, no digas nada. Nadie va a morir, nadie.

Ella abrió sus ojos azules y me miró atentamente.

- No puedes evitar lo inevitable, Katherine. Todos podemos morir aquí dentro. Al igual que Loreen. Al igual que David.

Me mordí el labio inferior y la acaricié el pelo negro.

- Saldremos de esta, te lo prometo. Juntas.

- Juntas. -musitó.

La ayudé a incorporarse, y me rasgué parte de la camisa.

- Aprieta la herida con esto, para detener la hemorragia.

Ella asintió, pálida y con una expresión de puro terror. Se quedó sentada, apretando su herida, mientras yo me levantaba y me giraba.
Pero en ese momento, me tropecé con una cuerda. Recorrí la cuerda con la mirada, y vi por fin quién me había salvado.

- ¡¡Jacob!! -exclamé, fuera de mí.

Estaba pálido, y la lanza estaba clavada en su vientre. Él estaba tumbado de espaldas a suelo, respirando con fuerza y con dificultad, mientras la sangre salía a borbotones de su vientre.
Me abalancé hacia él, y me arrodillé a su lado. Coloqué mi mano sobre su mejilla, que estaba fría.

- Jacob, mírame, vamos.

Él parpadeó con lentitud, y consiguió entreabrir los ojos lo suficiente para mirarme.

- ¿Kathty?

Oír su voz pronunciando mi nombre, me recordó a cuando yo le amaba con mi vida, aunque él fingía amarme a mí. Cuando me llamaba con tanta ternura y tanto cariño, cuando me hacía sentir segura. Cuando su voz me enamoraba. Cuando él me enamoraba.

Como ahora.

- Soy yo, estoy aquí, soy yo...

- Me... me duele...

- Lo sé, lo sé, me lo imagino. pero no ocurrirá nada, te pondrás bien. -dije atropelladamente.

Miré la herida, y lo primero que pensé fue en sacarle la lanza.

- Vale, esto te va a doler un poco.

Jacob esbozó una tenue sonrisa. Él ya sabía que iba a doler demasiado.
No había tiempo de nada, así me puse manos a la obra. Agarré el final de la lanza, y me mordí el labio inferior con fuerza. Cerré los ojos durante unos segundos, para concentrarme. Tenía que ser rápida, y sacarlo de una vez. Si no, sería demasiado dolor, y él podría morir.

- Venga... Rápido... -susurró.

Asentí para mí, y cuando me creí capaz, abrí los ojos. Ver la sangre, y que todo dependía de mí, me hizo darme más prisa.
Agarré la lanza aún más fuerte, y entonces, Jacob gritó con ferocidad, maldiciendo e insultando. Jadeé, un poco más calmada, y tiré a un lado la lanza ensangrentada.
Jacob se retorció de dolor, y siguió gritando.

- Sssh, ssh, ya está, ya está. Ya te la he sacado.

Él gimió como respuesta.
Mis manos temblaban por la situación, y ni sabía qué hacer. Lo siguiente que hice fue rasgar su camisa, hasta quitársela del todo. Utilicé esa prenda para intentar frenar la hemorragia.

- ¿Kathy? ¿Sigues ahí? -susurró él.

- Sí, Jacob, sigo aquí.

Unos minutos de silencio, mientras yo tapaba la herida con la camisa.

- Repite mi nombre, por favor.

- Jacob. -susurré, mirándole, sin saber muy bien por qué.

Él cerró los ojos, y esbozó una triste y cansada sonrisa.

- Llámame como solías llamarme. Por favor.

Me mordí la lengua. De pronto, sentí unas terribles ganas de echarme a llorar. Cerré los ojos, y apreté las mandíbulas, justo cuando una lágrimas rodaba mi mejilla.

- Jake. -y la voz se me quebró.

Intentó levantar una mano, hasta que consiguió rozar mi pelo.

- Green. -musitó él.

Los ojos se me llenaron de lágrimas. Green. Puede que no me gustara que me llamaran así, pero sólo por una simple razón; porque así me llamaba Jacob cuando fingía quererme. Era su apodo cariñoso. Él lo transformó de algo que no me gustaba y odiaba, a un apodo cariñoso. Por eso ahora, odiaba que me llamaran así. Porque despertaba en mí demasiados recuerdos dolorosos.

Y que me llamara así, me hacía pensar que tal vez, era verdad lo que Jacob sentía.

Buscó mi mano, y la envolvió con la suya como pudo. Estaba frío, y apenas tenía fuerza. Me quedé de rodillas a su lado, agarrada de su mano un buen rato, hasta que vi oportuno marcharse, para ayudar a los demás. Las lágrimas brotaban de mis ojos con tan solo mirarle. Por todo. Por nuestro pasado, por lo que sentíamos, y por verle así de mal.

- Saldrás de esta. Te pondrás bien. -le susurré, secándome las lágrimas.

Me levanté, y me dispuse a soltar su mano, cuando me rogó enmare gemidos:

- No te vayas, Green... No te alejes de mí, por favor, no lo hagas. No quiero perderte más. Quédate conmigo, por favor.

Y con lentitud, me volví a arrodilla, procesando sus palabras.

En ese momento, aferré su mano contra mi pecho, y cuando él cerró los ojos, inconsciente, yo susurré para mí:

- No te voy a abandonar, Jake. Nunca lo haré.

5 comentarios:

  1. NOOOOOOOOOOO!!!! JACOOOOB NOOOOOO!!!!!! NO LE PODÍA DAR A ELIZABETH?!?!??! AMADO MÍO!!!!!! MI PRÍNCIPE RUBIO DE OJOS VERDES!!!!!! No se puede morir, porfavorporfavorporfavoooooooor!!! Y Diana tampoco!!! Como puedes cargarte en el mismo capítulo a Jake y a Didi???? No es justo!!!! Si se tiene que morir alguien, para eso esta ELIZABETH!!!! Casi lloro, solo casi porque aun no se han muerto PERO TE JURO QUE COMO SE MUERA ALGUNO DE LOS DOS, VAS TÚ DETRÁS!!! Me hago con el control del blog y los resucito!!! Pues eso, ya ves lo que consigues conmigo... Besos:)

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    1. Jajajajajajaja Intentaré ser buena :) Vamos a ver, el príncipe rubio de ojos verdes es intocable... ¡No me dejéis hacerle daño! Que luego me arrepiento .___. Veremos qué pasa en el siguiente, el cual es posible que suba u hoy, o mañana :) Me encanta que te hayas pasado a leerlo y que hayas comentado, en serio. Tus comentarios me matan de la risa jajajaja
      Ahora mismo me pondré al día con la Décima Secta. ^^ Muchísimas gracias! Besos!

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  2. - Venga, no llores, Kathy. Que lloro yo también. Jo,esta frase (Va a sonar muy egoísta) me recuerda a mí,porque yo siempre la digo,y al final siempre acabo llorando jajajajajaja COINCIDO CON QUEEN A.COMO TE LOS CARGUES MUERES.QUE SÉ DONDE VIVES,TE QUEMO LA CASA. Pregunta:¿Esto no será en venganza por Douglas?¿VERDAD?Por que si no le resucitar u.u (JAJAJAJAJAJA NO,No puede resucitar...)

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    1. :') Ya sé que sabes donde vivo, y que me vas a quemar la casa... JAJAJAJA ¿VENGANZA? NOOO, que va :) Puede que un poquito :') Te quiero, cielo!

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  3. Ohh!!
    Me encantaa!!!
    Triste pero encantador!
    Tú historia cada vez me engancha más y no tengo la más duda de que serás una gran escritora!!
    Gracias por estos encantadores capítulos!!

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