Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




Seguidores

viernes, 11 de julio de 2014

DDM: Capítulo 87

¡Hola a todos (si es que alguien sigue ahí después de tanto tiempo xD)!

Voy a limitarme a pedir perdón y a no prometeros nada, pues hasta la hora, habéis comprobado que no es que haya cumplido mis promesas de subir más a menudo... Espero que de todas formas, sepáis que lo siento muchísimo, pero es que últimamente no encuentro tiempo para hacerlo... Lo que sí os prometo es que no dejo de pesar en la historia y en que la voy a terminar. Eso lo prometo.

Y si ahora mismo hay alguien leyendo esto... muchísimas gracias por seguir aquí, por seguir leyendo esta historia que se llega por el capítulo 88 ya. Muchísimas gracias por seguir apoyándome y por hacerme sentir que a alguien le interesa lo que escribo... <3

Un beso enorme.





Me levanté por culpa de los movimientos inquietos y violentos de Dan a mi lado. Abrí los ojos como pude, y enfoqué la vista hasta ser consciente de que Dan no se estaba despertando de manera brusca, sino que estaba ya completamente preparado y me zarandeaba para despertarme.

- Buena forma de empezar el día... -solté con la voz ronca, en una especie de gruñido.

Volví a cerrar los ojos y le di la espalda, dispuesta a volverme a dormir. No tenía muchas ganas de levantarme y ver a Jacob sobre la cubierta. Además, la noche anterior me había dejado por los suelos y mi dolor de cabeza me había impedido dormir bien, así que no me encontraba en mi mejor momento.

- Vamos, capitana, ¿no se supone que deberías ser la primera en estar en pie...?

- La verdad es que debería ser muchas cosas, pero resulta que no lo soy, así que... -refunfuñé, mientras mis ganas de salir de mi camarote disminuían más y más.

Pude imaginarme a Dan poniendo los ojos en blanco, e inmediatamente después me obligué a sacar fuerzas de no sé dónde para ponerme en pie. Me froté los ojos y me estiré de manera exagerada.

Conseguí despertarme del todo y vestirme antes de que Dan me besara dulcemente. Y me sentí terriblemente culpable por no sentir lo mismo que solía sentir cada vez que me besaba de esa manera, por pensar en Jacob y desear que fuera él...

No.

Corté esos pensamientos y me obligué a sonreír.
Dan me confesó que era bastante pronto, así que no me sorprendió que la cubierta estuviera casi desierta, a excepción de tres tripulantes que enrollaban una cuantas cuerdas para izar las velas. Observé el mar aquella mañana. El cielo se reflejaba en las aguas activas que mecían mi embarcación. El sol brillaba con intensidad y no había ninguna nube que amenazara con estropear el día.

Me apoye en la barandilla, justo en la misma parte en la que había estado la noche anterior... Una punzada de dolor atravesó mi corazón. Más bien de humillación.

Sentí las manos de Dan acariciando mi espalda y masajeando mis tensos músculos.

- Tengo la sensación de que esta noche no has dormido muy bien. -susurró cerca de mi oído.- ¿Más pesadillas?

"Sí. Una muy real."

- No, no, tranquilo. Anoche tuve un fuerte dolor de cabeza que me hizo polvo... No fueron las pesadillas, tranquilo.

La mayoría de las noches que las pesadillas me asaltaban, Dan estaba demasiado dormido como para darse cuenta. Y yo sabía que no era su culpa, y que no pretendía darme a entender que no le importaba, pero no lograba evitar compararle con Jacob... Sabía que él se levantaría todas las noches cada vez que yo hiciera el mínimo ruido o el mínimo movimiento, cualquier mínima señal de que las pesadillas me estaban acosando...

"Te abandonó. No intentes buscar excusas que te hagan perdonarle. ¿O es que acaso no recuerdas lo de anoche?"

- Deberías haberme despertado pues.

- No, ¿por qué lo haría? Es un simple dolor de cabeza, no creo que vaya a morir por eso...

Oí su risa juntó a mi oreja y un escalofrío me recorrió de arriba abajo. Dan me dio la vuelta con lentitud hasta colocarme frente a él. Sus labios no tardaron en besar los míos y sus manos no tardaron en rodear mi cuerpo.

Traté de olvidarme de todo por un momento, de obligarme a quererle como se merecía, de obligarme a encontrar esos sentimientos que una vez sentí hacia él, pero... apenas podía. Apenas podía por culpa de los ojos esmeralda de Jacob, que me miraban desde el fondo de mi mente, ardiendo, mostrándome todo tipo de emociones desde amor, odio, tristeza, dolor, pasión...

De pronto, Dan se movió bruscamente, como si hubiera sido golpeado por algo. Y en efecto, así fue.

Se apartó de mí con rapidez, girándose para buscar al culpable de aquel golpe, llevándose la mano a la cabeza. Miré hacia abajo, topándome con una bota marrón oscuro en el suelo, a los pies de Dan, y no pude evitar reírme. Cuando alcé la vista, vi a Jacob de pie en la cubierta, con un brazo en al aire como si estuviera pidiendo disculpas.

- ¡Dios mío! Perdóname, Dan. No quería hacerlo aposta...

Se acercó a nosotros, dirigiéndome una mirada que no fui capaz de descifrar... ¿o sí? Aquella mirada era de complicidad. Llena de diversión, y no de enfado ni desprecio hacia mí.

Se agachó para recoger la bota y volver a ponérsela y al erguirse le dirigió una media sonrisa a Dan, el cual estaba a punto de pegarle un puñetazo.

- Lo sé, tengo una puntería de miedo, no hace falta que lo jures. Pero no te lo tomes a mal, no pretendía interrumpiros ni nada por el estilo...

- ¿Estás seguro? Porque a mí me parece lo contrario. -resopló Dan, temblando de la furia.

Jacob se encogió de hombros y antes de girarse, me dirigió otra mirada traviesa que me hizo temblar de la emoción.

- Te juro que le mataría. Sin dudarlo.

"Ya, bueno, eso sería si yo te lo permitiera."


***


- Creo que debemos hacerlo, mi capitana. -añadió Olivia, con voz firme.

Me pellizqué el puente de la nariz, barajando las posibilidades de hacer lo que pretendía hacer.

- La Isla podría estar en peligro. La Sangre Marina se encuentra en claro peligro, tal y como nos has demostrado el grupo anti-Sangre Marina. Estoy segura de que son muchos los que quedan, y no se van a rendir. No hasta que estéis muertos y hayan condenado a la Sangre Marina a la extinción. Buscarán la manera de acabar con todo.

Cerré los ojos, y me imaginé a mí misma muriendo, al lado de Jacob, a manos de los secuaces de la reina. Muriendo y acercándoles más a la victoria.

No estaba dispuesta.

- Está bien. -dije con voz firme.

Todos se callaron, sorprendidos por mi acceso. Diana parpadeó y se mordió el labio inferior, para después desviar la mirada.

Sabía que no sería lo mejor para ella. Tampoco estaba segura de que sería lo mejor para mí, no después de todo lo que había ocurrido en esa Isla.

Pero estaba segura de que tenía que acabar con todo de alguna manera, y esa manera era yendo a la Isla de las Voces. No importaba cuánto dolor me iba a producir, ni cuántos recuerdos llenarían mi mente, ni cuántos espectros malignos iban a torturarme viva.

- ¿Estás segura de que quieres ir? -susurró Dan en mi oído, rodeándome con un brazo.

Asentí, completamente segura. No sabía cuánto iba a durar esa seguridad, pero esperaba que lo suficiente como para no arrepentirme en el último momento.

Sabía que iba a ser difícil, y que quizá no era la mejor idea, perp también sabía que la Sangre Marina no iba a desaparecer tan fácilmente, no si había alguna solución. No si yo podía evitarlo.

- Si la Isla muere, vosotros morís. La Sangre Marina muere. -añadió Olivia, en tono bajo y algo oscuro.

Lo que no sabía era que tal vez, la solución no era lo que esperábamos.


***


Nos dirigíamos a la Isla de las Voces. Después de parar en un puerto que desconocíamos de la costa, y coger provisiones para más de un mes, partimos hacia nuestro destino.

Nos llevaría largos días y largas noches en los que pondría en duda mi decisión. Pero no podía sucumbir a mi miedo y a mi cobardía.

Estaba convencida de que era lo correcto; no podíamos huir del problema por más tiempo. La Isla era nuestra preferencia, era lo que supuestamente nos daba la vida. No podíamos permitir que los secuaces de la reina nos destruyeran.

Debíamos proteger a la Isla. Por muy odioso que me pareciera.

El viento me azotaba el rostro, permitiéndome aspirar el olor salino del mar. Estaba completamente sola en la cubierta, admirando la puesta de sol, pensando en mil cosas y en ninguna, cuando alguien se colocó silenciosamente a mi lado.

Mi corazón se aceleró, pero permanecí impasible. Por supuesto que sabía quién era, y me temí estar a punto de presenciar otro momento incómodo y humillante por su parte. No me hacía ninguna gracia volver a oírle decir cosas hirientes.

- Así que has decidido ir a la Isla de las Voces. -murmuró.

Asentí con la cabeza, sin mirarle.

- Creo que es lo que debemos hacer. Hemos olvidado por completo que existe, hemos estado huyendo de su importancia y relevancia sobre nuestras vidas. Lo hemos dejado de lado, y creo que es nuestra mayor prioridad en estos momentos.

Jacob no dijo nada, ninguno de los dos dijo nada, al menos por unos segundos.

- Katherine...

Su voz fue tan leve y suave que por un segundo pensé que me lo había imaginado. Me debatí entre alzar la vista y mirarle o quedarme totalmente quieta, con la mirada fija en el horizonte.

- Lo siento.

Lo soltó de golpe, sin andarse con rodeos.

- Es decir... siento lo que te dije anoche, yo...

- No pasa nada. Fuiste honesto, ¿no? No te puedo odiar por decirme lo que de verdad sientes. Lo acepto y lo asumo. Está bien. -le corté recordando lo que había ocurrido.

Jacob se quedó callado, mirándome con la boca entreabierta, sin saber qué decir.

- No, Katherine, no lo entiendes...

- Sí, lo entiendo. A la perfección. No hace falta que te expliques. -solté. -No tienes por qué seguir...

Me callé.

No tienes por qué seguir ¿qué? ¿Amándome? ¿Protegiéndome?

Jacob estaba expectante, pero yo no podía continuar con la frase.

- No tienes por qué seguir... en fin, ya sabes lo que quiero decir.

Pude ver la tristeza en sus ojos, la decepción.

- Katherine, no sé por qué lo dije... Tienes que creerme... Sabes que me importas...

- Estás bien. -volví a cortarle. -Creo... creo que no deberíamos seguir por ese camino.

Sabía que más tarde me arrepentiría de aquellas palabras, pero en aquel momento pensé que sería lo más correcto. No podía dejar que Jacob dominara mi vida, ni que tuviera el impacto que tenía sobre mí. No podía permitirlo. Porque sabía que iba a acabar herida, como siempre. O tal vez estaba demasiado asustada de perderle o de que me odiara... Tal vez lo mejor era sentir, pero en secreto.

Amar, pero en secreto.


***


Habían pasado veinte días desde el momento en que corté el perdón de Jacob. Y desde que me arrepentí de haberlo hecho.

Pero me obligué a mantenerme firme ante su presencia; Jacob tampoco volvió a intentarlo. Supongo que todo era mejor así... Supongo que nuestro destino era estar separados, vivir vidas diferentes y no unidas.

Aunque algunas noches me costaba creerlo. Y esa noche, veinte días después, fue una de ellas.

Me tumbé boca arriba en la cama, estando Dan ya completamente dormido, y traté de conciliar el sueño. Jacob no salía de mi mente, y no sé cuánto tiempo estuve tratando de pensar en otras cosas, como en Dan, en sus besos, en sus abrazos...

Tampoco sé cuánto tardé en quedarme dormida. Pero lo hice, pensando que la mañana siguiente sería un nuevo día, un nuevo comienzo.





1 comentario:

  1. <3 POR FIIIIIIIIIIIN. No me voy a cansar nunca de pasarme por aquí, tranquila... aunque tardes, que ya estamos acostumbrados y así se pilla con más ganas (pero no tomes eso como una excusa para hacerlo frecuentemente jajaja) Bueno, siempre genial y en este capítulo sigues en esa linea de hacernos pasar por el calvario de ese amor de tres puntas. Parece que se avecina tormenta... ui ui ui. Así que, cariño ES VERANO, regalanos un poco más de ellos antes de... no sé... ¿Otoño? jajajaja No, en serio... sé que el tiempo es una mierda y que cuando te quieres dar cuenta ya ha pasado y entonces descubres que llevas un mes sin actualizar -¿Se nota que a mi me pasa también?-
    Pero bueno, lo importante es seguir... y seguir así de bien, encandilándonos.
    Un besito grande :)

    ResponderEliminar