Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




Seguidores

martes, 18 de junio de 2013

DDM: Capítulo 75

¡Hola a todos!

Lo sé. Por supuesto que lo sé. Claro que sé que he tardado muchísimo en subir capítulo, como siempre... Pido perdón. :( He estado con exámenes, trabajos, y demás, y me ha faltado el tiempo... Este capítulo en concreto estuvo escrito pocos días después de subir el 74, si os soy sincera, pero faltaba revisarlo y encima no me había gustado demasiado el final, y cuando quise arreglarlo... bum. Tenía que estudiar y hacer mil trabajos, así que hasta ahora, que encuentro un pequeño rato, no he podido meterme... ¡Lo siento! D:

Pero en fin, después de este párrafo, daros las gracias por no odiarme :) O al menos no del todo... Así que, aquí tenéis el capítulo 75. Ya iba siendo hora de que subiera, ¿no? Creo que era evidente que el primer rato libre que tuviera lo iba a utilizar para esto, pues es mi forma de agradecer todos vuestros comentarios y el tiempo que empleáis para leerme. (Sí, aún sigo sin creerme que haya gente que me lea... Además siendo gente que rebosa talento para la escritura ;))

¡Aquí tenéis el 75! ^^

Un beso. :)













Jacob se había marchado.

Jacob no estaba.

Jacob.

Jacob.

Después de leer la nota, fui incapaz de frenar el llanto, así que dejé que las lágrimas bañaran mi rostro, sin importarme absolutamente nada. Aferré la nota, bien doblada, que contenía un mensaje capaz de hundirme. Pero no lo reconocí. No quise reconocer que me estaba hundiendo por ello, pues... estábamos enfadados.

¿De verdad estábamos enfadados?

¿Por qué?

De pronto, el motivo me pareció de lo más estúpido. De hecho, era de lo más estúpido. Y él... ¿se había marchado por eso?

No puedo decir exactamente cuánto tiempo pasó. Cuánto tiempo estuve llorando, tumbada sobre la cama, con la nota entre ambas manos y pegada a mi corazón. Sé que fueron muchas horas. Porque vi cómo la luz disminuía, cómo se hacía más naranja, hasta ser plateada y oscura. También sé que dejé de llorar a una hora determinada, y me limité a aferrar con más fuerza la nota y a observar la luz que provenía de la ventana. No comí. No cené. Me pasé ahí horas. Encerrada con mi dolor.

El dolor. Estaba presente en todos y cada uno de mis nervios. El dolor alimentaba el llanto.

Mi rutina de llanto se vio interrumpida aquella misma noche, por una Diana y una Olivia de lo más preocupadas por mí. Y esa preocupación aumentó en cuanto me vieron convulsionándome a causa del llanto.

- ¡Katherine! -exclamaron a la vez.

Oí sus pasos intranquilos y agobiados, pasos que se acercaban a mí. Pero yo me encontraba lejos, como si estuviera en una burbuja y mi alrededor estuviera distorsionado.

- ¡Kathy! -exclamó Diana. Lo supe por su voz.

Noté que unas manos me sacudían, y entonces mi burbuja (algo que había conseguido construir yo misma, para dejar de llorar y apartar el dolor de mí) explotó, y yo caí. Caí a lo que era la realidad.

- Kathy, mírame. -murmuró, agobiada.

Parpadeé, y noté cómo mis ojos se humedecían poco a poco. Alcé la mirada y la posé sobre Diana.

- ¿Qué ocurre? -inquirió. Su voz estaba teñida de preocupación.

Me obligué a abrir las manos, para dejar al descubierto la nota. Diana vaciló durante unos instantes, perdida, y me miró confusa. Finalmente, acabó cogiendo la nota con delicadeza y desdoblándola con el mismo cuidado. Vi cómo sus ojos se deslizaban por el papel, leyendo todas y cada una de las palabras.

Se quedó boquiabierta, y cuando alzó la mirada para posarla sobre la mía, se encontró con unos ojos llenos de lágrimas.

- Oh, Katherine... -susurró.

Olivia se cubrió la boca con una mano, después de leer el papel.

- ¿Se... ha...?

- Se ha ido. -completé yo, con un hilo de voz que se quebró al final.

Diana me miró fijamente, boquiabierta.

- Es... es... imposible. ¿Por qué? -preguntó.

La verdad es que no lo sabía. No sabía por qué se había ido.

"Esta es la única manera para evitar hacerte más daño."

- Ssssh... -intentó tranquilizarme Diana. -Tranquila, ¿vale? Seguro que vuelve, o que es una broma pesada. Seguro que... no se ha ido. No de verdad.

Ella misma dudaba de sus palabras, lo supe. Pero intenté olvidarme y hacerla caso, y cuando ella me abrazó, yo no me negué. Me daba igual que la conociera de poco, o que fuera una extraña en mi vida. Porque en ese momento, eran ellas las únicas que me quedaban.

Unas extrañas que a pesar de todo, me querían.


***


No dormí. Por supuesto que no dormí. No podía tranquilizarme. Pero cuando vinieron a buscarme, fingí. Fingí que estaba perfectamente, y que no me importaba que se hubiera ido. Me obligaron a darme un baño de agua caliente y a vestirme para que fuera a desayunar algo con ellas. Y seguí fingiendo. No sé muy bien para qué... tal vez porque nos habíamos enfadado, y yo no quería parecer débil. A pesar de todo.

Me tragué el llanto durante varias ocasiones, y conseguí meterme en una fuerte burbuja, con la que traté de alejar de mí el miedo... Pero más que eso, conseguí que se quedara atrapado conmigo.

- Anímate, venga. -murmuró Olivia.

- Estoy bien. -contesté, con voz monótona.

Me alivié al ver que no siguieron hablando del tema. Nos limitamos a caminar por el pasillo hasta la habitación de Dan, y cuando llamamos, no tardó ni dos segundos en abrirnos la puerta.
Dan me miró con tristeza, y yo rompí el contacto visual. No quería arriesgarme a echarme a llorar ahí mismo.

- Vamos a comer algo. -dijo Diana, sonriendo.

Dan asintió y esbozó otra sonrisa. Yo lo intenté, pero no fui capaz. Se acercó a mí y un escalofrío me recorrió la columna vertebral nada más sentir su mano envolviendo la mía. Alcé la mirada y me encontré con sus brillantes ojos castaños, y una reluciente sonrisa, que, a pesar de todo, me hizo sonreír débilmente a mí.

Supuse que pretendía infundirme fuerzas.

Sólo estábamos nosotros. Olivia, Diana, Dan y yo. Marcus, el novio de Olivia, se había quedado a cargo de la hija de Di durante unas horas, para que pudiéramos desayunar tranquilos. Pero yo no pude comer tranquila.

Porque aparte de Jacob, faltaba otra persona.

Nadie lo mencionó. Nadie me lo confirmó, al menos no con palabras. Pero todos lo sabíamos, hasta yo. Y eso acentuó el dolor; Jacob se había marchado con Elizabeth.

A partir de eso, me fue imposible ignorar el dolor que me oprimía el pecho. No me servía de nada fingir. No me conseguía engañar a mí misma. No sé cuánto tiempo estuvimos ahí, hablando de cosas totalmente banales, hasta que nos marchamos otra vez a la habitación.

Y me volví a quedar sola. Bueno, con mi dolor. Y con los ojos de Jacob. Un Jacob que seguía a mi lado.
No me despegué de la nota en ningún momento. La aferré con fuerza, manteniéndola cerca de mi corazón, como si ese estúpido gesto fuera a servir de algo.

"Tal vez tengan razón. Tal vez vuelva, y simplemente se ha ido movido por el enfado. Quizá se le haya pasado. Quizá vuelva. Quizá la nota sea simplemente un lo siento, y nada más. Quizá no se haya marchado."

Demasiados quizá. Pocos seguro.

Me quedé sentada en el alféizar de la ventana durante lo que quedaba de mañana, observando a la gente caminar de un lado a otro, observando los edificios que teníamos delante. Las nubes cubrían el cielo y el sol apenas se quedaba al descubierto.

Giré el papel entre mis dedos, leyendo una y otra vez la nota, desde distintos ángulos, como si fuera a encontrar un mensaje oculto que me confirmara que no se había ido. Pero cómo no, era un simple y estúpido gesto que no valía para nada.

Hasta que la puerta se abrió.

No me di cuenta hasta que el chirrido se hizo bastante fuerte.

Me giré con lentitud, cerrando el puño para ocultar la nota, y me encontré con un Dan que me miraba con curiosidad.

- Quería ver qué tal estabas. -susurró.

Se acercó a mí con lentitud, como esperando mi reacción a su llegada. Se sentó en el alféizar a mi lado, y de pronto recordé algo que me dejó sin aire. No sabría decir qué, pero una sensación muy intensa. Escalofríos, y entonces, una imagen. Jacob aparecía en ella, pegado a mí. Sus labios rozando los míos. Y cuando abrí los ojos, la imagen desapareció.

- ¿Estás bien? -me preguntó.

Aferré con fuerza el papel, con el corazón latiéndome con fuerza y me obligué a asentir.
Centré la mirada en una mujer que llevaba un ramo de flores en la mano, y me imaginé a mí en su situación.

- Katherine. -me llamó Dan.

Volví la vista hacia él, y entonces cogió mi mano con la suya. La mano con la que aferraba con fuerza la nota de despedida. Me acarició la piel y abrí el puño, dejando al descubierto el desgastado papel. Dan lo miró con intensidad, y cuando alzó la vista, vi un claro rastro de tristeza.

- No estés así. -me dijo. -Sé que ha sido mi culpa. Todo esto ha sido por mi culpa...

No contesté. No sabía qué decir.

- Yo... lo siento. De verdad.

Le di un suave apretón en la mano, y clavé mi mirada en la suya.

- No es culpa tuya. -susurré.

Mi voz era apenas audible. No tenía casi fuerzas, y las palabras se agolpaban en mi garganta.
Oí el suspiro de Dan.

- Él... tendría buenos motivos para irse. -susurré.

"Elizabeth.", pensé.

Y una idea cruzó mi mente. Una cruel, que aumentó mi dolor; que la nota era una excusa. En realidad no pretendía evitar hacerme daño. Sólo quería estar con Elizabeth. Yo era un impedimento. Sólo fue un juego. Sólo fue una mentira. Una dulce mentira.

Y entonces, sin haberlo previsto y sin verme capaz de frenarlo, el llanto subió hasta mis ojos y las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.

Sentí los fuertes brazos de Dan rodeándome, y me insulté por aquello. Se suponía que no me debía afectar. Que su partida me era indiferente.

- Por favor, no llores...

Su voz era lejana.
Lo que no era lejano era el fuerte sonido de su corazón, latiendo en su pecho, justo al lado de mi oído. Me acariciaba el pelo con suavidad, y eso me recordó a Jacob haciendo lo mismo para consolarme después de la pesadilla que tuve. Aquella noche en la que le pedí que se quedara conmigo.

No dejaba de convulsionarme a causa del llanto.

"Jacob".

Su nombre resonaba en mi mente y en mi pecho, junto con el latido de mi herido corazón. No me esperaba nada de aquello. ¿Cómo habíamos llegado hasta ese punto? ¿Cómo había ocurrido todo tan rápido?

Enormes sentimientos que Jacob hizo florecer en mi pecho. Sentimientos hacia él.

Noches en las que me decía que me quería.

Y ahora, Jacob no estaba.

Se había ido con... Elizabeth.

- Tranquila, Kathy... -susurró en mi oído.

Sus brazos me envolvieron con más fuerza, acercándome aún más a su cuerpo, hasta quedar sentada en su regazo y apoyada cómodamente en su pecho.

Sus dedos acariciaban mi cabello con dulzura y su consuelo comenzó a tranquilizarme.

- Yo... -sollocé. -No sé por qué se ha ido...

Tal vez no debería decírselo a Dan. Un joven que había dicho que me quería. Que me había besado. Tal vez no debería decirle que echaba de menos a otro joven que se había marchado sin mí.

- Y... con Elizabeth... -se me quebró la voz y volví a sollozar con fuerza.

- Katherine, no... No debes llorar por alguien que te hace esto. Te mereces algo mejor. Alguien que no te abandone.

"Se suponía que Jacob era lo mejor que podía pasarme. Se suponía que Jacob era ese alguien que jamás me abandonaría."

Colocó su mano bajo mi barbilla y me apartó lo suficiente como para poder mirarme a los ojos.

- Escúchame, Kathy. No te mereces esto. No debes llorar por él.

Me secó las lágrimas con el pulgar, pero estas seguían brotando de mis ojos. Me apartó el cabello mojado del rostro, que se me había pegado a al piel a causa de las lágrimas y volvió a mirarme a los ojos.

- Te mereces algo mejor. -repitió en un susurro.

Me picaban la nariz, la garganta y los ojos a causa del llanto, pero me obligué a frenarlo.

- Necesito... tiempo. -acabé murmurando, con voz ronca.

Dan frunció los labios con ligereza, y asintió con un movimiento de cabeza casi imperceptible.

- Lo sé.

Enmarcó mi rostro con sus manos y me besó en la frente.

- Katherine... -comenzó a decir. -Sé que volverá. Volverá a por ti. No creo que sea tan imbécil de hacerte esto.

Asentí, tratando de creerme sus palabras. Pero me costaba demasiado.

- Mira, esta noche, si quieres, te llevo a tu barco. Igual eso... -pero se interrumpió en mitad de la frase.

Fui consciente de que se había dado cuenta de que ir a mi barco sólo me dolería más. Porque ahí me había besado, ahí le había pegado Jacob. Ahí había pasado largas noches, bajo las estrellas, junto a esos ojos verdes...

- Sí. -dije. -Quiero ir.

Supe que mi respuesta le había sorprendido por su expresión.

- Perfecto. -se limitó a decir, con una dulce sonrisa. -Esta misma noche iremos a tu barco. Es más, iremos antes. Cuando tú quieras.

- Cualquier hora que decidas será buena idea. -susurré.

Dan rió y asintió, a la vez que me abrazaba con fuerza.

- Espero que estés lista y sonriente en cuanto venga a buscarte. -me avisó.

Rodeó mi cintura con sus brazos y me bajó de su regazo. Al principio, creí que el suelo se había puesto a temblar, pero eran mis piernas, que parecían de goma.

- Descansa un poco, ¿vale? -me recomendó.

Asentí, y rodeé la nota de Jacob con los dedos. Entonces Dan se inclinó sobre mí y depositó un suave y dulce beso en mis labios. Un leve contacto.

Se despidió de mí con una sonrisa y volví a quedarme sola, con la nota de Jacob quemándome la piel de la palma de la mano, y haciendo que mi pecho se abriera y se pusiera a arder de dolor.


***


No sé cómo lo conseguí, pero estuve preparada en cuanto Dan llamó a mi puerta. No había hecho nada en especial, salvo activarme para estar "sonriente" en cuanto Dan llegara.

El cielo nocturno estaba totalmente cubierto, y las nubes amenazaban con descargar su agua. Por suerte para mí, las estrellas estaban ocultas y al menos así, no me recordarían tanto a... bueno, a Jacob.

Dan me dio la mano, y sentí la calidez de su piel sobre la mía. Y eso me hizo sentir, de alguna manera, mejor.

El trayecto se me hizo corto, y nada más empezar a oler la sal en el aire se me hizo un nudo en el estómago. Pero no paré. Ni me eché a llorar. Simplemente continué caminando, agarrando a Dan de la mano.
Y por fin divisamos las velas de mi barco.

Sentí como si me dieran una patada en el estómago. Y luego varios puñetazos. Y otra patada.

Dan me miró, esperando alguna extraña reacción. Tal vez esperando a que me echara a llorar ahí mismo. Pero me mantuve firme, o todo lo firme que pude.

- Vamos. -murmuró.

Aferró mi mano con fuerza, y fui consciente de que en la otra mano llevaba la nota de Jacob. Ni aun queriendo podía alejarme de ella, como si fuera lo único que... bueno, sí. Aquella nota era lo único que me quedaba de Jacob.

Cuando pisamos la rampa de madera para subir a mi barco, el chasquido que resonó en el puerto apretó aún más el nudo que se había instalado en mi estómago. Y una vez en la cubierta, el nudo se trasladó a la garganta y me fue imposible respirar.

- Eh, Kathy, podemos marcharnos si quieres. -me avisó.

Yo sacudí la cabeza. Ni hablar.
Entonces me sonrió, me guió hasta la barandilla del otro lado y nos apoyamos sobre ella. El oscuro mar balanceaba de manera casi imperceptible mi enorme embarcación. Mi barco.

La madera estaba fría, al igual que mi interior. Tal vez porque aquel barco había perdido a su capitana...

- Cuéntame qué hacía cuando era Princesa de los Mares. -le rogué.

- Aún sigues siendo la Princesa de los Mares, Kathy.

Me miré las manos, con una débil sonrisa.

- Eras muy mandona. -añadió, riendo. -No, en verdad no. Eras la mejor capitana. Y muy puntual. Todas las mañanas te veía ahí de pie, -señaló la proa. - alerta. Atenta a cualquier peligro.

Observé la proa, lo que él me había indicado, y por un momento, me permití imaginarlo. Y lo hice. Me imaginé a mí misma, sobre la madera.

- Eras, eres y serás la mejor Princesa de los Mares, Katherine. Siempre.

Volví la mirada hacia él, mientras la imagen que se había formado en mi cabeza desaparecía con lentitud, emborronándose hasta no ser nada.

Sentí pequeñas gotitas de lluvia cayendo sobre mi piel, y ambos fuimos conscientes de que empezaba a llover. Pero no nos movimos. Sólo nos miramos.

La lluvia comenzó a hacerse más insistente, a medida que nuestros labios se curvaban en amplias sonrisa. Para mí era como si no hubiera sonreído en años.

- ¿Alguna vez has bailado bajo la lluvia?

Su pregunta me pilló totalmente desprevenida, y me sorprendió, así que me limité a boquear y a encogerme de hombro. Me tendió su mano y yo la rodeé, comenzando a sonreír. Por un momento, me permití ser feliz.

- Siempre hay una primera vez para todo. -susurró, con una sonrisa.

Pasó su otra mano por mi cintura, y comenzamos a bailar. Despacio, lentamente. Mirándonos, mientras la lluvia nos empapaba completamente. Me entraron ganas de reír, por la felicidad.

Me sorprendió, la verdad. Pensar que aquel pequeño gesto, aquella acción de moverse bajo la lluvia, me hiciera feliz.

Y entonces empecé a imaginar que todo se haría realidad. Que podría volver a ser la Princesa de los Mares a pesar de lo que me había ocurrido.

Con lentitud, guardé la nota de Jacob en el bolsillo del pantalón y no me costó nada separarme de aquel trozo de papel. Quería olvidarme de Jacob. Aunque fuera por un momento. Y entonces, movida por la alegría que aquella imagen me había traído, susurré:

- Dan, quiero volver a ser la Princesa de los Mares. La de verdad. Quiero dirigir este barco. Mi barco.

Bajó la mirada hacia mí, sorprendido por mis palabras.

- Esperaré... una semana. -susurré.

Dan no necesitó que le explicara el significado de mis palabras. Iba a esperar una semana por Jacob. Por si volvía. Y después...

- Después seré yo misma otra vez. -concluí.

Volver a mi antigua rutina, esa que no recordaba, podría ayudarme... ¿Por qué no?

- ¿Estás segura... capitana?

- Por supuesto. -contesté.

Quizá era demasiado precipitado. Pero en aquel momento, no quería  imaginar un futuro deprimente, por culpa de que Jacob se había marchado.

Le daba un margen. Un margen que mi corazón me había pedido, por si volvía. Y si no lo hacía... yo seguiría con mi vida. Costara lo que costase.

Y seguimos bailando bajo la lluvia, como si así selláramos mi promesa; la de volver a ser yo misma.


9 comentarios:

  1. Perfecto capitulo. Cada dia te superas mas. Animo y continua asi que ya tengo ganas de el siguiente. Un beso muy grande

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias! *__* Jo, en serio, muchísimas gracias. :')
      ¡Un besazo, Anabel!

      Eliminar
  2. OH MY GOOOOOOOOOOOOOOOOOODDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD You want kill me? PERFECTO. Llevaba mucho tiempo esperando que subieras, pero bueno, es que me dejas sin palabras. Pobre Katherine, señor... QUE VENGA YA! Kathejac o Jacokaty, Katjac JAJAJAJA Los dos se merecen un buen final... Sea como sea!

    Confío en ti. Sea cual sea me gustará.

    Por cierto, no escribas tan bien porque en serio, sufro cada capítulo...
    No, es broma. J'Adore.
    MIL BESOS, linda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto, espero que ese viaje TRAIGA ALGO BUENO. TIENE QUE RECUPERAR LA MEMORIA. TIENE QUE ENCONTRARLE.
      Puedo ser agresiva si me provocas ... Ejem JAJAJAJA
      Entre los estudios y tus capítulos estoy perdiendo la cabeza.

      Eliminar
    2. ARESFGDDGHEFHGDHE MUCHÍSIMAS GRACIAS, JANE *____*
      Me has hecho reír JAJAJAJAJA
      Sé que soy mala y cruel... Yo también espero que este viaje traiga algo bueno :')
      Muchísimas gracias por tu opinión, Jane, no sabes cuánto significa para mí :')
      ¡un besazo, cielo!

      Eliminar
  3. Precioso April se que hace tiempo que no te comento pero he estado liada...
    Si Jacob no vuelve pronto le deja vía libre a Dan jajajajaja
    Esperare a ver que ocurre
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias, Rea! *____* Cuánto tiempo! N sabes lo feliz que me hace que hayas podido sacar tiempo para comentarme, y ni te cuento que hayas podido leerme...
      Un besazo!

      Eliminar
  4. Ooooh!! Que bonitoo y crueeel ;3 Espera, ¿eso es bueno? Bueno, que me ha encantado. Espero que el margen de tiempo sirva para algo... ¡¡¡¡Yo quiero a Jake y Kathy juntos!!!!

    Un besito,
    S. García

    http://escribiendosgarcia.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias! ^^ Sí, a ver qué pasa...

      Un besazo!

      Eliminar