Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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sábado, 1 de junio de 2013

DDM: Capítulo 74

¡Hola a todos!

Lo primero de todo es... pedir perdón por haber tardado tanto en subir. De verdad, lo siento muchísimo, sé que siempre hago lo mismo. Pero últimamente no he tenido nada de tiempo para ponerme a escribir, por culpa de exámenes, trabajos y muchas cosas más. También sé que prometí que ayer o antes de ayer subiría el capítulo, pero tampoco tuve tiempo... :(

El caso es que hoy por la mañana, después de terminar la larga lista de cosas que tenía pendientes, he podido escribir lo que me faltaba del 74 (mentira, en realidad sólo he tenido que pasar al ordenador lo que tenía escrito en las notas del móvil). Quise haberlo pasado antes, pero no encontraba tiempo... Y hoy, finalmente, sí he podido.

Creo que el capítulo es bastante largo, como recompensa de los días en que he estado desaparecida, que no son pocos... Y, por último, como siempre os digo, espero que os guste el capítulo, y que a pesar de la tardanza me perdonéis. :)

¡Un beso! ^^






Todo mi cuerpo estaba paralizado. El frío filo del cuchillo me había dejado sin respiración. El alcohol aún nublaba mi mente, anulando cualquier capacidad de defensa. Oí el oleaje del mar a mis espaldas, y el latido de mi desenfrenado corazón.

Pero, más que por el cuchillo, estaba paralizada por la persona que sostenía ese cuchillo. Por la persona que según parecía, pretendía matarme.

- Dan, qué estás haciendo. -murmuré.

Sentí que las lágrimas inundaban mis ojos, y me sentí aún más débil y vulnerable.

- Lo siento. -murmuró.

Entonces dejé de sentir el contacto del cuchillo en mi estómago, para seguidamente sentirlo en el cuello. Mis músculos se tensaron, y me arqueé aún más contra la barandilla, intentando alejarme del filo. Pero haciendo eso sólo empeoraba mi situación; ahora no podía volver a mi posición inicial porque entonces, yo misma haría que el cuchillo me rajara la garganta.

Tenía la mente en blanco, y no sabía qué decir. Porque estaba en shock. Dan me acababa de besar. Besar. Y en aquel momento tenía un cuchillo contra mi cuello, a punto de matarme.

Las lágrimas inundaron mis ojos y cayeron por mis mejillas, como lo habían estado haciendo minutos antes.
No entendía nada, la confusión me llenaba por dentro, y la angustia crecía y crecía, oprimiendo mi pecho.

- Dan, por favor... -le rogué, como si eso fuera a servir de algo.

Su mano libre rodeó mi camisa, apretándola con fuerza, para impedir que me moviera. En ningún momento apartó el filo de mi piel.

- Tengo... que... hacerlo...

Tragué saliva, y entonces la presión del cuchillo contra mi cuello comenzó a aumentar. Y también lo hizo el miedo que me invadía. Pero por una parte, me daba igual. Quizás todo fuera mejor si el filo del cuchillo acababa con mi vida.

Algo en mi cerebro vibró, lo sentí a pesar de la neblina del alcohol. Algo gritaba en mi mente, algo me decía... que actuara. Que luchara. Y eso es lo que hice.

Alcé un brazo con lentitud y rodeé con mi dedos la muñeca de Dan, con la que sujetaba el cuchillo.

- ¡Quieta! -exclamó.

Se sacudió, alejando el cuchillo de mi cuello, lleno de rabia. En ese momento, siguiendo un impulso, traté de echar a correr. Pero sólo avancé un metro y poco, pues sentí cómo un enorme peso se cernía sobre mi espalda y me tiraba al suelo.

Grité con fuerza, pero el golpe seco contra el suelo y el peso encima de mí me hicieron callar. Cerré los ojos con fuerza, justo cuando Dan me alzaba la cabeza del suelo y colocaba el cuchillo otra vez en mi cuello. Estaba inmovilizada, y no podía hacer nada.

Bueno, sí. Echarme a llorar.

Y eso hice. Las lágrimas rodaron por mis mejillas con rapidez, mientras el miedo y la confusión se apoderaban de mí.

- Dan, por favor... -sollocé. -Para...

Más presión, y casi sentí cómo el cuchillo me cortaba la piel.

- ¡Dan! -chillé, llorando.

¿Qué había pasado? ¿Y cómo había ocurrido todo en tan poco tiempo? Hacía unos minutos Dan me estaba besando. Me había estado consolando, ayudándome a dejar de llorar. Convenciéndome de que todo iría bien. Y ahora... ahora intentaba matarme.

- Por qué haces esto, por qué... -susurré.

No abrí los ojos en ningún momento.
Oí su respiración. Oí mis hipidos a causa del llanto. Oí mi corazón latiendo con fuerza. Oí el oleaje del mar. Incluso oí el ruido que haría mi sangre al brotar de la herida de mi cuello.

O quise imaginarlo.

Porque los segundos pasaban, y yo seguía sin sentir dolor físico. Seguía sin sentir el cálido contacto de la sangre en mi piel. Seguían sin obtener una respuesta por su parte. Y fue entonces cuando el peso que sentía encima desapareció.

Oí sus pasos y me atreví a girarme, temblando, boca abajo. Dan caminaba de un lado a otro, con el cuchillo fuertemente aferrado y el rostro cubierto por sus manos. Parecía atormentado.

- No puedo. No puedo. -comenzó a decir.

Noté la vibración del llanto en sus palabras.
Traté de incorporarme, temblando y con lágrimas en los ojos, en silencio. No sabía qué sentir al respecto; tal vez traición, tal vez miedo.

No, traición. Traición porque me había abierto ante él. Porque me había engañado. Me había besado y luego había tratado de matarme. ¿Era acaso, el Dan que yo conocía? ¿Era él? ¿Y qué había ocurrido entonces?

Con las piernas temblándome demasiado, conseguí ponerme en pie y echar a correr sobre la cubierta. Necesitaba irme de allí, alejarme de aquel Dan que no conocía para nada, y buscar a... ¿a quién?

Pero entonces sentí su mano rodeando mi muñeca y contuve un grito de terror.

- ¡Katherine, no! -exclamó. -Por favor, no, quédate.

- ¡Has intentado matarme! -grité, temblando. -¡Has intentado rajarme el cuello, justo después de besarme!

Y se me quebró la voz. Me derrumbé. Literalmente. Aunque también en el sentido emocional.
Enterré el rostro entre mis manos, a la vez que las manos se Dan se apoyaban en mis hombros.

- Has intentado... matarme...

- Deja que te lo explique. -me rogó. -Deja que te lo explique todo, por favor.

Dan desvió la mirada hacia el mar, y, sorprendentemente, lanzó el cuchillo con fuerza, el cual cayó al agua sin hacer apenas ruido.

- ¿Acaso crees que esto tiene explicación?

- La tiene. -contestó.

Yo estaba paralizada por lo que acababa de ocurrir, y no podía decir nada que tuviera sentido.
Deslizó sus manos desde mis hombros hasta las mías, y las apretó con fuerza.

- Dame una oportunidad, Katherine. Por favor. Lo siento... lo siento, de verdad. -murmuró.

No contesté. Fruncí los labios, con los ojos llenos de lágrimas. ¿Podía volver a confiar en él?
Sin darme tiempo a contestar, tiró de mí y me levantó del suelo, tal y como había hecho minutos antes, al encontrarme entre cristales y sangre.

- Katherine, yo... lo siento, de verdad... No sabes lo arrepentido que estoy...

Tragué saliva, y me limité a esperar a su explicación.

- Es... es una historia muy larga.

Seguidamente, tiró de mí hasta unas escaleras laterales de la cubierta. Me obligó a sentarme y después él hizo lo mismo. Cogió aire y desvió la mirada, con las manos ligeramente temblorosas.

- Todo empezó aquella noche, en el castillo de la reina, en el baile que preparó para nosotros.

Alcé una ceja, extrañada. ¿De qué hablaba?

- Ah, es verdad... A veces... lo olvido. -sacudió la cabeza y se quedó pensativo durante varios segundos. -Katherine, yo... os traicioné. Elizabeth y yo os traicionamos desde un principio. Nos salvamos gracias a nuestra alianza con la reina.

No entendía muy bien a qué se refería, pero preferí mantenerme callada.

- Creímos que Patrick y Aaron, otros aliados, habían acabado con vosotros. Por eso me sorprendí tanto en cuanto llegamos a este puerto, y os vimos a Jacob y a ti ahí, en pie. Claro, tú de eso no te acuerdas... -hizo una larga pausa. -Nosotros habíamos prometido lealtad a la reina. Y ya sabíamos que había fallecido, al parecer ahogada... Pero aunque ella muriera, aún quedaban sus ayudantes y demás encargados de la reina, de los cuales, la gran mayoría estaban metidos en dicha alianza contra la Sangre Marina. Yo... yo no pensaba en nada. Sólo en la promesa de lealtad que había hecho. Así que Elizabeth y yo fuimos a hablar con ellos, una noche, para no levantar sospechas. Y entonces hablamos con los aliados. Y ellos... Nos ordenaron... mataros. Eliminaros. Por ser más cercanos. Así que nuestra misión era fácil: aparentar estar dolidos por vuestro secuestro, aparentar ser felices por vuestro regreso... Aparentar que éramos amigos. Para después... Hacer lo que he intentado hacer yo.

Sus palabras me habían dejado sin respiración. Muchas de las cosas que había contado no las conocía para nada. No las recordaba. Pero aún así, me sentí herida y traicionada.

- Pensé que sería fácil. Porque ya no quedaba rastro de nuestra antigua amistad. Porque yo... odiaba a Jacob. Y bueno, a ti, más o menos. Por haber estado con ese estúpido... Sí, lo puedes llamar celos. -susurró. -Pero entonces ocurrió el accidente de aquella noche, en la que te atacaron. Mi propia tripulación. Te... te salvé, aunque podía no haberlo hecho. Te salvé porque aunque no quiera admitirlo, tú serás siempre mi capitana, y jamás podré serte desleal. Aunque lo intente. -hizo otra pausa. -Aquella noche perdiste la memoria, y yo cada vez me sentía peor. Me sentía un auténtico traidor que iba a asesinar a su capitana, la mujer de la que siempre había estado enamorado, en unas condiciones poco justas.

Cogió aire con fuerza y desvió la mirada hacia el suelo.

- Te traicioné, Katherine. Desde un principio. Pero... ahora me doy cuenta de que no puedo quitarte la vida. No puedo. No puedo porque te quiero, Katherine. A pesar de la rabia que me daba verte con Jacob, de que estuvierais juntos, a pesar de todo... Te quiero. Siempre te he querido. Y sé que te sonará extraño, pues hace unos minutos he intentado matarte...

Aparté la mirada, boquiabierta, en blanco, sin saber qué responder ante todo aquello.

- Necesito que me perdones, Kathy. Necesito que me perdones. -su voz tembló, y sus ojos comenzaron a brillar por las lágrimas. -Yo... sé que no lo merezco.

Su expresión de auténtica tristeza y su voz teñida de dolor, derritieron el miedo que oprimía mi pecho. La parálisis que me había dominado escasos minutos antes se iba por donde había venido, y entonces noté cómo se me habían llenado los ojos de lágrimas.

- Merezco que me odies. Lo sé. Pero necesito que me perdones... -rogó. -Yo... tenía que hacerlo para salvar mi vida. Pero sé que tu vida vale aún más que la mía, y salvar la mía a cambio de la tuya sería la cosa más estúpida que podría hacer.

Parpadeé y las lágrimas rodaron por mis mejillas. Asentí con lentitud, de manera automática. Tal vez porque yo necesitaba perdonarle. Porque sin él, no me quedaría nada, dado que a Jacob... le había perdido, al menos momentáneamente. Me tembló el labio inferior, pero saqué fuerzas de no sé dónde y conseguí aguantar el llanto.

Dan alzó su mano derecha y la colocó sobre mi mejilla, limpiándome una lágrima que en ese instante rodaba por mi mejilla. Me miró a los ojos, con intensidad, y susurró:

- El beso no ha sido mentira.

Y entonces, sus labios besaron los míos con una delicadeza inusitada. Real.

Sus dedos acariciaron mi mejilla, después mi mandíbula, hasta quedar colocados bajo mi barbilla. Y yo me dejé llevar, devolviéndole el beso. Cosa que hizo que Dan enmarcara mi rostro con sus manos, besándome con más intensidad.

No sabría decir qué sentí. Ni siquiera si sentí algo. Estaba... confusa. Confusa porque lo que mi corazón necesitaba eran los labios de Jacob, y no lo de otra persona. Confusa porque me estaba engañando a mí misma, aunque intentara negarlo.

Pero esa sensación no duró mucho.

Oí el crujido de la madera, a varios metros de distancia, y eso bastó para espantar la confusión. Aquel crujido no había sido débil, no había sido de los que oyes normalmente, de los que suele hacer la madera. Había alguien. Ese crujido lo había provocado el peso de alguien. Lo sabía.

Me separé de Dan, automáticamente, y ambos nos giramos en la misma dirección, justo para ver algo que me paralizó el corazón.

Un figura. Desearía poder decir que no le veía la cara, pero la verdad es que sí. Sabía quién era. Y sentí una enorme punzada de dolor en el corazón, la cual aumentó en el momento en que la figura echó a caminar hacia nosotros.

Sus ojos verdes echaban chispas y sentí aún más miedo. No por lo que pudiera hacer a partir de ahí, sino de lo que podía haber visto. ¿Significaba eso que en realidad yo no quería herir a Jacob? Estaba claro.

Entonces se desvió levemente, y supe que no se dirigía a mí, Se dirigía a Dan. Y Dan también lo sabía. Se levantó con rapidez y subió de espaldas las escaleras en las que estábamos sentados, sin perder de vista a Jacob. Un Jacob que parecía demasiado enfadado.

- ¡Eh, eh, para! -gritó Dan.

Me levanté con lentitud, pegada a la barandilla, helada, viendo cómo Jacob subía las escaleras con furia, observando cómo pasaba a mi lado sin ni siquiera mirarme.

Dan trató de correr, y vi con horror cómo Jacob le alcanzaba y le agarraba de la camisa. Se me llenaron los ojos de lágrimas, pero no por eso. Sino más bien por la forma en que Jacob había pasado de largo. Sin mirarme en ningún momento.

- ¡Qué le has hecho! -gritó Jacob. - ¡Qué has intentado hacerle!

Apenas pasaron unos segundos, cuando el puño de Jacob golpeó el rostro de Dan. Yo lancé un grito de terror, justo cuando Dan gemía. Corrí hacia los dos, tropezándome con las escaleras, y agarré con fuerza el brazo de Jacob.

- ¡Jacob, para! -grité.

Jacob sacudió el brazo con fuerza, deshaciéndose de mí, sin... mirarme. Estaba centrado en el rostro de Dan, el cual volvió a golpear otra vez. Yo, por mi parte, me tambaleé hacia atrás, a punto de caer al suelo por el empujón.

Miré a Jacob, con la garganta ardiendo a causa del llanto. Entonces, vi cómo le soltaba, con un ligero empujón, y se giraba dispuesto a marcharse. Pero antes de bajar las escaleras... me miró. Y me quedé sin respiración, con los ojos brillantes por las lágrimas. Estaba enfadado. Muy enfadado. Podía ver... el dolor y la traición que también sentía. Y se fue. Sin decir nada.

Una lágrima rodó por mi mejilla, mientras observaba cómo la figura de Jacob desaparecía entre la negrura de la noche. Entonces, el gemido gutural de Dan me sacó de mi dolor.

- ¡Dan! -exclamé. - ¿Estás bien?

Corrí hacia él, y fui consciente de que mis cuatro extremidades temblaban por lo que había pasado. Por todo lo que sentía.
Coloqué una mano sobre su mejilla y le obligué a mirarme; estaba sangrando por la nariz.

- ¿Te duele? -pregunté, con una mueca.

- Un... poco. -contestó con un hilo de voz.

Suspiré y cerré los ojos, tratando de mantener la calma.

- Será mejor... que volvamos a la posada, Dan.

Este asintió, llevándose la mano a la nariz, para limpiarse la sangre, aunque fuera levemente. Después me miró con una sonrisa, y tomó una de mis manos vendadas. Traté de devolverle la sonrisa, pero me fue imposible.

¿Por qué sonreír, si lo que quieres hacer es llorar?


***

Aquella noche me sumí en un intranquilo sueño, y creo que no fui capaz de dormir una hora seguida sin despertarme al menos diez veces. Estaba sola en la habitación, con la oscuridad de la noche rodeándome, haciendo que todo fuera más doloroso y peor. Jacob no estaba ahí, y cuando llegué a la posada, no lo vi. Sólo tenía su mirada vacía clavada en mi mente.

Al día siguiente, todos preguntaron por mis cortes, y yo respondí que me había caído al suelo, con la mala suerte de llevar una botella en la mano. Bueno, no es exactamente lo que me había pasado, pero casi.
Jacob estaba entre ellos, pero no me dirigió la mirada en ningún momento. Parecía enfadado, pero había algo más en su expresión. Algo que no pude descifrar en aquel momento, desgraciadamente.

Y todo lo demás ocurrió con normalidad. Todos estaban contentos, ajenos a la batalla que se desencadenaba poco a poco en mi interior. No aguantaba ver a Jacob en la misma habitación ignorándome, enfadado. Y pensativo.

Hasta bien entrada la tarde.

Estábamos reunidos, salvo Elizabeth, a la que no había visto en todo el día, en mi habitación, como siempre hacíamos después de comer. Todos hablaban sobre cosas banales, incluyendo recuerdos en los que yo aparecía, para ver si conseguía recordarlos. Pero nada. Y entonces, todos comenzaron a decir que tenían que hacer cosas. Se levantaron y uno a uno, fueron marchándose.

Yo les miré, boquiabierta, y me obligué a asentir, mientras los despedía. Oí el chasquido de la puerta al cerrarse, y suspiré, sola.
Deslicé la mirada por la habitación, hasta que mis ojos se toparon con otros verdes. Los de un Jacob herido y enfadado.

Me sobresalté, pero traté de ocultarlo. El corazón se me aceleró, con tan sólo pensar lo que podía ocurrir a continuación. Ahí estaba, delante, esperando. ¿A qué? Nuestras miradas se cruzaron un par de veces más, pero yo aparté la mía con rapidez, tal vez porque no quería enfrentarme a lo que tenía delante. Ninguno de los dos dijo nada, hasta que Jacob se atrevió a romper el silencio:

- Supongo que en un caso como este, las cosas se hablan.

Tragué saliva, y me obligué a ser valiente. Aunque fuera un poco.

- Supongo. -dije yo, con un hilo de voz.

Él no contestó. Se limitó a resoplar de manera imperceptible y a clavar la mirada en el suelo.
Sabía que lo de Dan le había dolido, pero, ¿y a mí lo de Elizabeth? ¿Qué pasaba conmigo?
El silencio era insoportable, probablemente sólo para mí. Yo ni siquiera me atrevía a hablar, porque sabía que podía derrumbarme, porque estaba rota. Pero tenía que ser fuerte, y dejarle claro lo que pensaba. Así que, me levanté del borde de la cama y clavé mis ojos en los suyos.

Y cuando sus ojos verdes respondieron a los míos, pensé que tal vez no había sido una buena haberse levantado. Que tal vez debería haberme quedado quieta.

- ¿Crees de verdad que tienes derecho a echármelo en cara? -exclamé, con la voz temblorosa. -Porque yo creo que no.

Los ojos de Jacob parecían llamear de la rabia.

- No quiero echarte en cara nada. Sólo quiero que me des una maldita explicación.

Me quedé boquiabierta, con el corazón latiendo a una velocidad enorme y con un nudo en la garganta.

- ¿Soy yo la que tiene que darte una explicación...? -susurré, mientras asentía. -De acuerdo. Resulta que un tal Jacob me había dicho que me quería, que jamás me haría daño. ¿Y qué pasó? Que lo encontré en su habitación besando a otra chica. En resumen; no quiero amar a alguien que no me ama a mí, y que encima me ha mentido. -justo en las últimas palabras, se me quebró la voz y se me llenaron los ojos de lágrimas.

- Yo no besé a Elizabeth. ¡Ella me besó a mí! En cambio tú... tú besaste a Dan.

- Ya vi cómo te intentabas apartar, y cómo intentabas parar el beso. -susurré sintiendo que me fallaba todo.

Jacob se llevó la mano al rostro, y mientras cerraba los ojos, se pellizcó el puente de la nariz, suspirando.

- No sabía lo que hacía.

"¡Eso no es una excusa!"

Pero esas palabras no salieron de mi boca; se quedaron en mi mente, como un simple pensamiento. Porque algo me impedía hacerlo. Porque mi corazón, a pesar de todo, quería que todo volviera a ser como antes, que la discusión terminara y Jacob y yo volviéramos a querernos como si no hubiera ocurrido nada.

Pero sí que había ocurrido algo.

Así que en vez de hacer lo que mi corazón me pedía, dije otra cosa.

- Yo sí sabía lo que hacía.

A pesar de que la tristeza era el sentimiento que me ahogaba, también sentía rabia. Dolor. Y a pesar de que mi pobre corazón quería parar aquello, mi cerebro me ordenaba otra cosa: hacer que Jacob sufriera más de lo que yo estaba sufriendo.
La rabia que me impulsaba me obligaba a hacer eso, porque el dolor... me cegaba.

Jacob abrió con lentitud los ojos, asimilando lo que acababa de salir de mi boca, y vi reflejado en sus ojos el daño que le había hecho con esas seis palabras.

- Creo, sinceramente, que tengo derecho a elegir a quien quiero. -hice una pausa, y añadí. -No quiero a alguien que me haga creer las mentiras que dice.

Jacob clavó sus ojos verdes en los míos, y sentí una punzada de puro dolor. Me mordí la lengua, tratando de frenar el llanto, aunque las lágrimas ya se habían acumulado en mis ojos. No podía derrumbarme en ese momento, lo que había dicho ya estaba dicho. Ese era mi veredicto. Costara lo que costase. Así que parpadeé, sosteniendo su mirada, aparentando ser fuerte cuando por dentro me abrasaba de dolor.

- Bien. -dijo solamente.

Y entonces me desmoroné por dentro al oír su respuesta. Esperaba que dijera algo diferente, algo que me hiciera cambiar de opinión, algo que me hiciera perdonarle y pedir perdón. Algo como "yo no te miento". Algo que no fuera un simple bien.

- Creo que ya está todo claro. -añadió.

¿Estaba ardiendo en llamas? ¿O era el dolor que me agujereaba el cuerpo entero después de su segunda respuesta?
Me crucé de brazos, para que no notara que estaba temblando, y desvié la mirada, para que tampoco notara que estaba a punto de llorar.

Jacob se levantó de la silla, y sin mirar atrás, se acercó a la puerta, pero antes de salir, dijo:

- Ah, por cierto. Elizabeth me besó porque pretendía asesinarme, tal y como pretendía hacer Dan contigo. -soltó de pronto, de manera borde y brusca.

Salió de la habitación, dando un portazo, dejándome sola con sus últimas palabras revoloteando en el aire.

Miré a mi alrededor, buscando algo y a la vez sin buscar nada. El silencio que me rodeaba era aplastante, pero a la vez vacío. Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas y fue entonces cuando me desmoroné del todo.

No tuve fuerzas para detener el llanto, así que me rendí ante el dolor que me abrasaba el corazón y la piel. Sollocé con auténtica fuerza, pero no era suficiente para apagar el dolor. Había visto en los ojos de Jacob el daño que yo sola le había causado con aquellas palabras tan destructivas y mordaces. Y me arrepentía de haberlo dicho.

Me arrastré hasta la almohada y hundí el rostro en ella, para apagar los sollozos. Me dije a mí misma que sólo había sido una discusión, y que más tarde lo arreglaríamos. Pero en el fondo sabía que, por culpa de mis palabras, ya nada volvería a ser como antes. Ya no tendríamos la misma relación, quizá tampoco confianza, y menos amistad.

Aunque para mí era mejor pensar eso, que pensar que ya no habría absolutamente nada después de aquella discusión.

***

El silencio era arrollador y aplastante. Seguía siéndolo. Estaba sola. Me obligué a dejar de llorar, diciéndome que volvería. Y que me pediría perdón. Y luego yo haría lo mismo, y todo volvería ser como antes. Mi corazón así lo deseaba, a pesar de que mi cerebro decía todo lo contrario; no creía que hubiera solución a lo que nos había pasado.
Me pasé toda la tarde en mi habitación, y por suerte, nadie vino a verme.

De vez en cuando las lágrimas brotaban de mis ojos, pero me volvía a recordar que todo sería como antes, que no tenía que preocuparme ni llorar por una pequeña discusión.

El tiempo pasaba, y pasaba, y pasaba, hasta que llegó la noche. Las nubes cubrían el cielo nocturno, así que por mucho que lo intentara, no pude ver las estrellas desde mi habitación. Y entonces me imaginé a Jacob entrando en la habitación y llevándome al puerto para verlas. Así que al final me metí en la cama, para tratar de olvidarme, no sin antes pensar en Jacob.

"No ha venido".

Pero tal vez fuera mejor que no viniera.

***

(Jacob)

Me quedé de pie ante la puerta de madera de la habitación. Cogí aire y aferré el papel con más fuerza, mientras sentía miles de punzadas en la mano, como si mi cuerpo me obligara a soltar dicho papel.
Coloqué la mano sobre el oxidado pomo y lo giré. Se oyó un chasquido y la puerta se abrió. Con cuidado de no hacer ruido entré en la habitación. Todo estaba a ocuras, salvo por la débil luz nocturna que entraba por la ventana.

El cuerpo profundamente dormido sobre la cama respiraba con lentitud y suavidad, y me dio un vuelco el corazón.

Suspiré y me acerqué a la cómoda marrón. Dudé unos instantes, pero coloqué el papel doblado sobre su superficie. Sentí una punzada de dolor, pero sabía que es lo que tenía que hacer.
Me giré, con un enorme nudo en la garganta, y observé el cuerpo tumbado sobre la cama. Ya ni siquiera me atrevía a pronunciar su nombre, porque no lo merecía.

Sin siquiera darme cuenta, ya estaba a su lado, observando su rostro. Me incliné y deposité un suave beso en su frente, apenas rozando su piel. Una punzada de dolor me atravesó el corazón.

Apretando las mandíbulas para mantenerme firme, caminé hacia la puerta. Me temblaban las manos. Entonces me imaginé sus ojos aguamarina delante de los míos, y supe que debía hacerlo en ese momento, porque si no, no sería capaz.

"Cobarde".

Lo era. Pero no podría soportar el dolor en sus ojos, el dolor que yo mismo le había provocado. No quería estar ahí para verlo. Para verla sufrir.
Apreté los puños, y conseguí llegar a la puerta sin mirar atrás.

Pero antes de salir, lo hice. Miré atrás.
Tragué saliva, y aunque me costara, me vi obligado a hacerlo. A decir lo que no había sido capaz de decirle a la cara, ni siquiera de escribir en aquel maldito papel.

- Perdóname.

Aunque sabía que, después de todo, jamás me perdonaría.

***

(Katherine)


En cuanto abrí los ojos, me sorprendió haber podido dormir algo. La luz que entraba en la habitación era gris, así que supuse que estaba nublado.
Me levanté de la cama y miré a mi alrededor, para ver que allí no había nadie. Y eso me desinfló por dentro, tal vez porque esperaba ver la sonrisa de Jacob y sus ojos verdes mirándome. Suspiré y sacudí la cabeza.

Con rapidez, me di un baño y me vestí con los típicos pantalones marrones y una camisa blanca. Salí de la habitación y caminé hacia la de Diana. Quería pasar un día tranquilo, para ver si eso me distraía de lo que pasó ayer entre Jacob y yo.

Temía encontrármelo y pasar momentos realmente incómodos, temía echarme a llorar nada más verle. Pero mi sorpresa fue que Jacob no estaba. No estaba en la habitación de Diana, y por un momento lo agradecí.

Así que todos los demás, exceptuando a Elizabeth y a Jacob, pasamos un día tranquilo y divertido, en el que pude relajarme y olvidarme del dolor. Y tal vez gracias a eso, se me pasó por la cabeza la idea de ir a buscar a Jacob y arreglarlo. Tal vez gracias al buen humor del día, quise encontrarle y pedirle perdón por lo que le había dicho.
Así que eso hice.

- Olivia, Diana, ¿habéis visto a Jacob?

Ellas fruncieron el ceño y negaron con la cabeza, mientras decían que no lo habían visto en todo el día. Me levanté, extrañada, y cogí aire, antes de salir de la habitación para ir a la de Jacob. Cuando llegué hasta ella, golpeé la madera, pero nadie abrió la puerta. Volví a llamar, pero nada. Finalmente, acabé entrando sin permiso y me encontré con... nadie. Allí no había nadie. Así que, de lo más extrañada y confusa, salí de su habitación y la dejé como estaba; cerrada y sin nadie dentro.

Pensé en ir a buscar a Elizabeth, pero no tenía ganas de hablar con una de las causantes de nuestro problema de ayer, aparte de que no sabía dónde estaba su habitación.

El buen humor que tenía se esfumaba poco a poco, como si la hubiera una bolsa dentro de mí en la que pone "buen humor" y se estuviera desinflando.
Acabé por entrar en mi habitación.

Caminé con lentitud sobre el suelo, sin saber exactamente qué hacer. Pensé en que tal vez estaría fuera, dando un paseo por la ciudad, y que ya volvería. Eso impidió que la bolsa de buen humor se desinflara del todo y me quedara algo de ánimo para atreverme después a arreglarlo todo.

Justo cuando pasaba al lado de la cómoda, me fijé en algo que no había visto unas horas antes. La superficie lisa y vacía del mueble tenía ahora un papel de color beige, desgastado y doblado. Me acerqué, extrañada, segura de que eso antes no estaba ahí. Cogí el papel y lo desdoblé con extremo cuidado.

Y no necesité más.

No necesité más que aquella frase para saber que Jacob se había ido a dar un paseo. Un paseo del que no volvería. Y tal vez un paseo por otra ciudad lejana.

Jacob se había marchado.

Y entonces el llanto fue incontrolable.






10 comentarios:

  1. Pues lloro y no respiro.
    Me parece fatal.
    LLORO. DE VERDAD.
    A mi me gusta Jacob, quiero a Jacob y puede que Dan sea lo mono que quieras pero son KATHERINE Y JACOB. Ellos dos.
    El capítulo increíble como siempre, tendré que esperar muchísimo hasta otro pero no quiero. Quiero leer ya. Necesito leer ya.
    Hoy Jacob me ha recordado un poquito a Alex, ya lo entenderás ;)
    Amo a Jacob, en serio, has creado un personaje que enamora. Espero que el reencuentro no tarde :')
    Amo a Jacob. Amo la pareja que hacen. Amo la historia. Amo el blog. Es que ASHBFJHBXCVKJXSAZNBCKLJ obsesión.

    JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB JACOB THIS.

    P.D: La herida que Dan le hace con el cuchillo en el estómago ¿Desaparece o no se la hace? Es que no lo entendí :(

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    Respuestas
    1. AERSDSEHFDRYF2HC *APRIL MUERE CON ESTE COMENTARIO*
      Es que en serio, cuando me toca responder estos increíble comentarios... no puedo porque no tengo palabras...

      No llores, jo :'( Sé que soy mala y despiadada... y cruel, pero jo, no llores :((

      Siento muchísimo que tengas que esperar, de verdad :( Bueno, que hayas tenido que esperar tanto, porque a buenas horas contesto comentarios.... :333

      HABLANDO DE ALEX... CUANDO LEÍ ESA PARTE EN QUE SE SUPONE QUE SE PARECE A JACOB ME ACORDÉ DE TI, QUE LO SEPAS :')

      Yo amo tus comentarios, Tu blog. Tu forma de escribir. A Amy. A Finnick. A todos. Y AHORA LLORO T___T

      PD: Ay, perdona si no queda claro :( No, no le hace nada, sólo le pone el cuchillo en el cuello y en el estómago, pero no le hace nada ^^

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  2. Nooooooooo!!! Jacob vuelveee :'( Apriiil, haz algoo... ¿Como puedes hacer esto? Primero la separación por culpa de la maldita reina y ahora otra vez, ¿en serio? Necesito el siguiente capítulo, de verdaad. Con la preciosa pareja que hacían Katherine y Jacob ;3 Igualmente me ha encantado el capítulo eeh

    Adios adiooos,
    S. García
    http://escribiendosgarcia.blogspot.com.es/

    Pd: Empiezas a tener síntomas de la enfermedad del buen escritor (la cual yo no tendo U.u). Ya sabes, el poder de hacer que los capítulos se lean facilmente, la capacidad de hacer que me enamore de personajes ficticios, el ASESINATO DE LOS MEJORES PERSONAJES...

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    1. Soy mala, ya lo sé :(
      Voy a ser sincera, y a decir que me encanta la pareja que hacen, pero... en fin, yo no digo nada. :)

      Muchísimas gracias, de verdad :')

      He muerto con tu PD. He. Muerto. O sea. Hola. Sigo muerta. ¿Cómo me dices eso? AHORA VOY A GRITAR Y A ASALTAR DE EMOCIÓN Y ME VAN A MIRAR MAL Y AY DIOS QUÉ EMOCIÓN :________________) Dios, se me va a quedar la sonrisa para mucho tiempo.

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  3. wooooow increíble capítulo créeme que me he puesto a llorar :'( a causa de lo tan bien que lo describes todo :-) no era lo que esperaba, bueno si pero no con ese final...que triste que todo vaya de esta manera pero EXCELENTE capítulo y como siempre lo digo esperando el próximo con ansias ,saludos y ojalá tengas más tiempo para que publiques más seguido, suerte en los exámenes y trabajos ;-)

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    1. Ay, no lloréis :( Aunque por otra parte que me digáis que lloráis me ayuda mucho, pues a veces es lo que intento, porque si te soy sincera... yo adoro llorar con los libros, y nunca sé si soy capaz de conseguir hacer llorar a alguien... Así que, si es cierto, no sabes cuánto me alegro (entiéndeme, no es que desee que llores...) No sé si me he explicado bien :)
      Muchísimas gracias por tu apoyo, Diana, de verdad. :) Ahora que los exámenes terminan y empieza el verano, espero poder dedicarle todo el tiempo que me gustaría dedicarle :)

      ¡Un beso!

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  4. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO................. Paro cardíaco.
    No puede irse. No. Fin.
    Obviamente sé que esto no puede acabar así, aún así leerlo con tal angustia me da una pena tremenda. Los sentimientos que has plasmado tanto por parte de Jacob como de Katherine son KHBDLIHBSLHBSLKBSJKSLB REALES, TRÁGICOS Y MARAVILLOSOS. Enhorabuena por este capítulo cargado de emocion.
    ADORO esta historia... Ya lo sabes, pero esque este capítulo me ha matado (Muy FAN DE JACOB) (OLE TU POR EL PUÑETAZO)
    Por dios, April... Espero que no nos hagas sufrir tanto porque no quiero esperar a saber como seguirá kjsadnlkhbdlkhbds (Sin uñas)
    La discusión super conseguida porque ha sido corta pero perfecta. Con un par de frases Katherine y él se han dado cuenta de toso y lo que sentían... PERFECTO.
    Un besito cielo :)

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    1. ¡Muchíiiiiisimas gracias cielo! *______* Como sabes, he vuelto a morir con este comentario. En serio. DYTEGFDJEHRDKF.

      Bueno, yo no digo nada. ^^ ¿Quién sabe cómo acabará? Ah, sí, yo JAJAJAJA

      ADORO QUE PIENSES Y QUE ME DIGAS ESO, DE VERDAD. No sabes lo que me ayuda que me digáis eso... JAJAJAJAJJAJA Y MÁS SI ENCIMA ME HACES REÍR JAJAJAJA

      Bueno, no te digo que esta vez subiré pronto, porque ya ha pasado bastante tiempo desde que escribiste este comentario, y decirlo sería mentir... Pero aún así, espero subir prontito (contando desde hoy, 18 de Junio jajajaj)

      Muchísimas gracias por absolutamente todo, de verdad. Un beso, cielo!

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  5. Espera un momento acabo de salir de un shock post-traumático como que sea ido ??? eso es imposible y todo por culpa de Dan mira le e cogido una ojeriza... Ay mi Jacob,mi cielo, no puedes irte que pasara con nosotras, moriremos de angustia,Katy no estés triste veras como todo se soluciona, April como siempre una muy buena escritora, y súper requetesana buen capítulo!!! Pero la cosa es... Nos quieres matar del corazón?? Porqué si es así con,igo lo has conseguido, besos y abrazos desde (Cádiz) El puerto de Santa María.

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    1. Ay, qué adorable! *___*
      Muchísimas gracias, de verdad! ^^
      No sé su conseguiré arreglarlo... :))
      Un besazo! ^^

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