Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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miércoles, 26 de diciembre de 2012

DDM: Capítulo 59

¡Hola! :3

Aquí vuelvo, para dejaros el capítulo 59 :) Como siempre os digo... espero que os guste, así como vuestros increíbles comentarios, que me dan la fuerza necesaria para seguir con esta historia... Pero dejemos los agradecimientos para el final, ¿no? Como debe ser.

Y cómo no, vuelvo a molestaros con el tema de los votos... :) Muchíiisimas gracias a todos aquellos que habéis votado por mí, en serio, no sabéis lo agradecida que estoy... ¡12 votos! Cuando lo leí, ni me lo creí. Es... imposible.
Y por si aún no habéis visitado su blog, o queréis saber algo más de la encuesta, para ver a quién queréis votar... Aquí tenéis el enlace a mi entrada titulada "¿Me ayudáis?"
Recordad que aún no ha acabado la encuesta, y cualquier voto más me acerca al objetivo de dar a conocer mi pequeña historia :)

                                                              ¿Me ayudáis?


Y después de este rollo... Aquí tenéis el capítulo 59. :)







Después de varios meses pensándolo, he sido capaz de aprender que no tenemos a nadie que nos vaya a salvar de la caída, salvo esa persona tan especial para ti. Y desgraciadamente, a mí me faltaba esa persona tan especial.
Así que supongo que yo mismo tenía que salvarme del golpe.

Cerré los ojos durante unos leves segundos, en los que recordé vagamente a Kathy. Me concentré en respirar profundamente. Tal y como solía hacer desde hacía casi dos meses, que es cuando empecé a fingir que estaba bien. Medianamente bien. No había sido nada fácil, pero al parecer, Liv y Diana estaban menos preocupadas por mí.

No es nada fácil tratar de ocultar un sentimiento con una simple sonrisa. A veces no todo sale tan bien, y la gente se da cuenta. Por ahora, creía que lo tenía todo controlado, y que nadie sospechaba de que aún me pasaba noches enteras llorando por Katherine. O tal vez estaba equivocado...

Suspiré largamente, y me volví a apoyar en la pared. Aún no me veía con fuerzas de entrar en esa habitación, y ver a Diana sobre una cama, con su hija en brazos, a la que pretende llamar o Gwendolyn o Katherine.

No podía.

Porque instantáneamente me imaginaba a Kathy en su situación, y entonces... Entonces podrían darse cuenta de que aún la echaba demasiado de menos, como si hubiera sido ayer cuando la... cuando se la llevaron.

"A veces me pregunto cómo he podido sobrevivir tres meses sin ti. Sin tu presencia, Kathy. No sabes lo doloroso que es salir a la calle un día cualquiera, y ver que tú no estás ahí, esperándome. No es bueno para mí. No es bueno pensar en ti, ni recordarte a estas alturas. Pero me da miedo girarme, y ver que tu recuerdo se ha borrado."

Una lágrima rodó por mi mejilla, e inmediatamente la borré con el dorso de mi mano.
Estaba seguro de que, si alguien que me conoce, me viera en ese estado, diría en voz alta: "¡¿Jacob Fellon llorando?!", y yo sólo podría responder: "Sorpresa. Acabé encontrando mi corazón."

Sacudí la cabeza, y volví a respirar profundamente.

Los ojos aguamarina que tanto conocía se materializaron en mi mente, y oí los latidos de mi cansado corazón en mis oídos.

- Te quiero, Katherine Greenwood Wells. La muerte jamás podrá cambiar eso. -murmuré.

Me concentré en seguir el ritmo pausado de mi corazón, y en imaginarme mi sangre corriendo por mis venas. ¿Era necesario que todo cambiara drásticamente? ¿Era necesario que todo fuera diferente con el paso de los años? ¿Por qué no podía todo quedarse como estaba?

Sabía que hasta mi sangre no circularía nunca más con la misma rapidez, o de la misma forma. Cada célula de mi cuerpo había cambiado, pero nunca sabría si para bien o para mal. Tal vez era un poco más fuerte, ya que era capaz de soportar cualquier cosa. Me habían arrebatado lo único que amaba en este mundo, lo demás no era nada, así que ya no tenía nada que perder.

Tragué saliva, y me mordí la parte interior del labio inferior, hasta que me dolió. Me froté la frente con la mano derecha, y suspiré, y me dije a mí mismo: "Hoy se supone que debe ser un día feliz. Ha nacido la hija de Diana. Supongo que se merece un respiro, ¿no?".

Asentí, y cuando estuve seguro de que podía entrar con una sonrisa fingida, caminé hasta la puerta de la habitación.
Sin llamar, y esbozando mi común sonrisa, entré en dicha habitación.

Diana estaba sobre la cama, pálida, como las sábanas que la envolvían. Su pelo negro se pegaba en su rostro a causa del sudor y de las lágrimas. Tenía los ojos ligeramente abiertos, y sonreía cansadamente, mientras miraba a su hija.

- Necesitas descansar, Di. El esfuerzo de una hora y media de parto no se evapora. -sonrió la pelirroja. -Yo cuidaré de Kathlyn.

- ¿Kathlyn? -interrumpí, frunciendo el ceño, aunque con una agradable sonrisa.

Diana soltó una débil carcajada, y pude ver cómo todo su cuerpo temblaba con ese gesto.

- ¿He estado tanto tiempo fuera? -inquirí.

- Eso parece. -murmuró Diana, cerrando los ojos.

- Diana ha decidido llamarla Kathlyn, -interrumpió Liv, juntando sus manos. - ya que elegir entre ambos nombre era demasiado difícil. Ambas han sido importantes para Di... así que, ¿por qué no juntarlos? Katherine y Gwendolyn mezclados... ¿A que es perfecto?

Me mordí la lengua, y esbocé una media sonrisa, asintiendo:

- Lo es. -murmuré.

Estaba muy feliz por Diana, y por su hija. Había escogido un nombre precioso. Le estaba muy agradecido por no haberla llamado Katherine, ya que eso... habría sido demasiado doloroso para mí. Pero a pesar de todo, estaba feliz por el nombre "Kathlyn". De esa manera, jamás dejaría a Kathy apartada.

- Bueno, Di, ya te dejamos descansar. -susurró Liv.

Diana asintió levemente, un gesto casi imperceptible, y cerró de todo los ojos. La pelirroja tenía a Kathlyn en brazos, y se acercó frunciendo los labios hacia mí, en una especie de sonrisa.

- ¿A que es preciosa? -susurró.

Asentí, y tragué saliva. Marcus salió detrás de Liv, y fui yo el que cerró la puerta de la habitación.

Miré de reojo a Olivia, recordando su comentario. Aquella jovencita parecía mucho mayor de lo que era en cuanto a la edad.
Sacudí la cabeza. Su precioso tono rojizo aún me recordaba a Katherine, ya que a ella le encantaba.

Seguí a Liv hasta la habitación contigua, que también nos pertenecía. Dentro, ya estaba preparada la cuna que habíamos conseguido semanas antes, la cual moveríamos más tarde hasta la habitación de Diana. Liv colocó a la pequeña Kathlyn entre las mantas, y sonrió al verla dormir plácidamente.

- Me alegro mucho por Diana. -murmuró Liv.

Marcus buscó su mano, y vi cómo las entrelazaban.
Un agudo pinchazo en el corazón.
¿Quién podía llevarse aquel miedo que sentía cada vez que veía a una pareja?

- Yo también. -conseguí decir.

- Creo que Diana necesitaba verla... después de todo lo que hemos vivido. ¿No crees? Pienso que estará muchísimo mejor. Kathlyn ha sido un regalo del cielo para ella, estoy segura, y lo sé por el brillo de sus ojos al verla. -musitó Liv. -No me puedo creer que sea yo la que se esté emocionando por esto. -rió, mientras las lágrimas de felicidad nublaban sus ojos.

Estaba totalmente seguro de que Olivia tenía el corazón más grande del mundo. Sólo alguien así era capaz de emocionarse por el nacimiento de la hija de una joven que no era totalmente conocida para ella.

- Ya que Diana está dormida, y también lo está Kathlyn... creo que puedo retirarme. -dije de pronto. -Hace un día precioso, así que voy a tomar el aire. Estaré en el muelle.

Y dicho esto, dejé atrás a Liv y a Marcus, el cual abrazaba a la pelirroja, riendo porque Liv lloraba de alegría.


***


No hacía un calor extremo, pero tampoco hacía frío. Una suave brisa me acompañó durante todo el trayecto hasta el muelle, donde se hizo un poco más intensa a causa del mar. El sol brillaba en lo alto de un cielo azul claro y totalmente despejado.

La gente salía de los barcos que llegaban hasta el puerto, con el deseo de empezar una nueva vida en Inglaterra.
Al menos dos días a la semana se podían contemplar alegres reencuentros entre las abundantes personas que llegaban de largos viajes, después de haber estado alejadas de sus familias. Yo me mantenía lejos, porque esa alegría no encajaba conmigo.

Nunca podía evitar mirarles, a pesar de todo, y envidiar todo aquello. Tampoco podía evitar el imaginarme a mí mismo pasando por lo mismo; reencontrándome con Kathy después de una larga temporada sin vernos.

Pero, desgraciadamente, lo que había ocurrido entre nosotros no era un simple viaje de una temporada. Lo nuestro había sido un viaje sin retorno.

Suspiré, y bajé la mirada.
Caminé sobre el muelle, y la madera crujió de la misma forma que la primera vez que la pisé. Seguí caminando, esquivando a la gente, concentrándome en un punto perdido del horizonte. Antes de querer darme cuenta, ya había llegado al final del muelle. Me senté con lentitud, suspirando a la vez.

Oí en la distancia los gritos de varios niños jugando, y no pude evitar trasladarme al pasado. Parece mentira, que haya pasado tanto tiempo, cuando en realidad parece que fue ayer cuando jugábamos en el muelle a ser piratas.


"Ella vuelve a reír. A veces me pregunto cómo puede reírse tanto, de dónde saca los motivos. Y por primera vez, me atrevo a decirlo:

- Siempre estás sonriendo. 

Vuelve a sonreír, tal vez agradecida por mi comentario.

- ¿A qué te refieres? -murmura. 

- No sé... Siempre pareces tener motivos para sonreír. 

Ella baja la mirada hacia sus pies, que cuelgan por el muelle, sobre el mar. Se muerde el labio inferior. 

- No tengo varios motivos. Sólo tengo uno. -respondió, mirando al horizonte. 

Me miro las manos, intuyendo cuál es ese motivo. 

- ¿Y sé cuál es el motivo? -pregunto yo, sonriendo, simplemente por picar. 

O tal vez... tal vez no sólo lo haga por picar. 

- No lo sé. Creo que... no. 

Su respuesta me deja algo helado, pero sacudo la cabeza ligeramente para apartar esos pensamientos de mi mente. ¿Cuándo me ha importado ser el motivo de la sonrisa de una chica? Nunca, y Katherine no va a ser la excepción. 

- Porque no creo que te conozcas del todo. -añade, sin eliminar la sonrisa. 

Y en cuanto lo dice, siento un cosquilleo en el estómago. ¿Por qué?, me digo. No puedo evitar esbozar una leve sonrisa, porque me agrada ser el motivo de su sonrisa. O tal vez... tal vez me encanta serlo. 

- ¿Sabes...? -susurro de pronto, rompiendo el silencio. -Tienes una sonrisa preciosa. 

Una parte de mí se revuelve ante ese comentario. ¿Yo, diciendo algo así a una chica? 
Pero en el fondo, aunque trate de negarlo... ese comentario es real. Su sonrisa me encanta, y da igual lo que haga para negarlo. 

- Gracias... -hace una pausa, y continúa. - Jake. 

Mi nombre en sus labios suena aún mejor. Y cómo no, me produce un cosquilleo en la tripa, y tampoco soy capaz de reprimir la sonrisa. 

En el fondo, me encanta cuando pronuncia mi nombre, ya que hace que suene... especial. Su voz es tan melodiosa, y lo hace de una manera tan única, que si alguna vez tengo que adivinar quién es el que me habla, valdría con pronunciar mi nombre para saber a la perfección que se trata de Katherine."


Sonreí ante aquel recuerdo. Mi Kathy seguía a mi lado, pero eso jamás lo aprecié. No hasta que fue demasiado tarde y se marchó, alejándose de mí. Y ahora lo aprecio de verdad, y lo echo de menos, justo cuando ya no hay remedio, porque ella no puede volver.

Desvié la mirada hacia mi derecha, y por algún extraño motivo, me la imaginé a mi lado, sonriendo. Feliz. Balanceando sus piernas sobre el tranquilo mar, a mi lado. Como si fuera real...

Pero tan sólo era una figura vaporosa que mi triste mente trataba de invocar. Esbocé una triste y pequeña sonrisa, al sentir ese pinchado de dolor en el corazón. Aún la echaba demasiado de menos.

Poco a poco, la figura de Kathy comenzó a desaparecer, pero no dejó de sonreírme, ni de mirarme. Tragué saliva cuando desapareció del todo, y noté un enorme vacío en el corazón. Volví la vista al frente, y suspiré largamente.

Me sobresalté cuando noté una mano en mi hombro.

- ¿Te he asustado? -rió la voz femenina.

Me giré, y sonreí al ver a Liv. La joven se sentó a mi lado en el muelle, y balanceó las piernas del mismo modo que hizo Kathy años atrás. Otro pinchazo en el corazón.

- ¿Qué tal, Príncipe de los Mares? -sonrió Olivia.

Me miró, y sacudió su largo cabello, que contrastaba con el azul de mar.

- Perfectamente. -mentí, con mi fingida sonrisa. -¿Y tú, pelirroja?

Volvió a sacudir su cabello, y frunció el ceño, negando con la cabeza.

- ¿Pelirroja? Así parezco una niña de... quince años. -rió.

El tiempo pasa, pero a mí me sigue pareciendo la chica tímida de quince años que conocí en aquella maldita isla.

- Es verdad, ahora casi tienes dieciséis. -dice, sarcástico.

Ella me golpeó con suavidad el hombro, riendo.

- En el fondo, a mí me parece que se me han añadido varios años, después de todo lo que ha pasado.

- A pesar de todo, voy a seguir llamándote pelirroja.

- ¿Hay algún motivo especial...? -inquirió, sonriendo levemente.

Oí el latido de mi corazón, y bajé la mirada. "Porque por algún extraño motivo, me recuerda a Kathy. No sé muy bien por qué."

- No. -me limité a contestar.

Nos quedamos en silencio durante varios minutos, en los que pudimos oír nuestras propias respiraciones, acompañadas de los gritos de la gente que estaba en el puerto.

- Jake... -susurró de pronto. - Conmigo, las mentiras no funcionan.

Su voz sonó seria, aunque calmada y cálida. No me giré para mirarla, y me concentré en los latidos de mi corazón. Dejé mi mente en blanco, y me limité a escucharla.

- Sé que antes has llorado. Antes de volver a entrar en la habitación.

Apreté las mandíbulas, mirando al mar, para tratar de distraerme. Debía ser fuerte.

- Y también sé cuál ha sido el motivo.

- Claro. -contesté. -Sentí la necesidad de salir, y llorar de alegría por Diana. No quería que pensarais que por ello soy un cobarde. -esbocé una sonrisa fingida, y me atreví a mirarla.

Pero mi sonrisa desapareció cuando ella sacudió la cabeza, negando, sin apartar su mirada de la mía.

- Jacob, conmigo no funcionan las mentiras.

Volví  bajar la vista, y me concentré en el tejido de mis pantalones marrones.

- ¿Por qué has tratado de ocultarlo?

Pero yo no me iba a rendir.

- ¿Cuál? -contraataqué, deseando que se lo creyera.

Liv resopló, y frunció los labios.

- Que aún echas demasiado de menos a Kathy, y que aún sigues llorando por ella.

Sus palabras eran claras y fuertes, y entraron en mi oído con firmeza. Rebotaron en mi mente, y temblé levemente. Liv se dio cuenta, Liv sabía que aún no lo había superado.

- Y qué. -murmuré, mirando al frente.

- Dios, Jake... Habría sido más fácil si no trataras de ocultarlo. No te íbamos a matar, ¿sabes? Aunque no te echo la culpa.

- Lo hice porque no quería preocuparos.

- ¿Por qué? -preguntó.

- Porque desde el principio he sabido que jamás lo superaría, y que vuestros consejos no me servían de nada. Así que preferí hacer como que lo superaba, y que podía hacer vida normal, aunque fuera mentira.

Liv suspiró, y buscó mi mano. La agarró con dulzura, y se acercó a mí, hasta que pudo apoyar su cabeza en mi hombro.

- No debes rendirte. No debes creer que jamás lo conseguirás. La muerte es algo que todo el mundo tarda en asimilar. Unos más, otros menos. Pero por tardar más, uno no puede rendirse.

- Yo ya he decidido rendirme. -murmuré.

- Entonces... ¿has probado a buscar otra... joven? -preguntó Liv.

Automáticamente negué con la cabeza, y la fulminé con la mirada.

- ¡Jamás! -contesté, sin poder evitar reírme. -Jamás buscaría a otra.

Liv se apartó de mí, riendo.

- Vale, sólo era una idea...

- Entonces mejor no des ideas, Liv. -respondí, sonriendo. -Ya sabes que... que Kathy es insustituible.

Liv asintió, y se estiró levemente.

- A pesar de eso, nadie te impide que empieces una nueva vida. Con otra persona...

- No. -la interrumpí, cruzándome de brazos.

- Seguro que encuentras a alguna que valga la pena. No te digo que mejor, pero sí que hay muchas que pueden estar a su altura... -continuó diciendo a pesar de todo, con un tono demasiado meloso para mi gusto.

Alcé una ceja, y la dirigí una mirada:

- Liv, ¿a qué viene todo esto? -inquirí.

- Bueno... -comenzó a decir. -Ante todo, no me odies, ¿vale? Todo esto ha sido con buena intención, entre Diana y yo. Creímos que podría ser buena idea, pero no nos hemos atrevido a decírtelo...

- Suéltalo. -conseguí responder.

Me retorcí las manos con ligereza, sin apartar la mirada de la pelirroja.

- Dios, Jake... Creo que deberías empezar una nueva vida. O al menos intentarlo... con otra chica.

- Espera, espera, espera... -la interrumpí. - ¿Me estás diciendo que quieres presentarme a una joven?

Me quedé boquiabierto al ver cómo Liv asentía.

- Jake, es sólo un intento. No pasará nada, ¿sabes? Sólo... sólo queremos que seas feliz. La conozco, y es una chica que merece la pena.

Asentí, y desvié la mirada:

- Antes de conocerla, quiero saber algo de ella. -dije.

- ¿Aceptas, entonces? -preguntó, sonriendo.

Me encogí de hombros, y me giré hacia ella.

- ¿Tiene los ojos color aguamarina?

- No. -contestó ella.

- ¿Tiene el pelo castaño claro, largo, y ligeramente ondulado?

- No exactamente... Es un castaño oscuro. -hizo una pausa, y continuó. -Sé a dónde quieres llegar... -suspiró.

Me levanté del muelle, y antes de girarme del todo, volví a perguntar.

- ¿Se llama Katherine?

- No... -resopló Liv.

- Entonces, no merece la pena. -sentencié.

Me giré, y eché a caminar. Liv también se levantó, y me agarró de un brazo.

- ¡Jake, espera! -exclamó.

- Sé que lo habéis hecho con buena intención. -dije, girándome hacia ella. -Pero no necesito a ninguna joven en mi vida, ¿sabes? No quiero reemplazarla, aunque vosotras creáis que conociendo a otra no lo hago. No quiero olvidarla. Y creo que lo entiendes.

- Sí, Jake, pero no estaría mal que lo intentaras...

- ¿Que intentara el qué? -inquirí. -Liv, sé que eres una joven muy inteligente. Lo suficiente como para saber que uno sólo puede estar enamorado de una persona. Y que nadie elige de quién, así que por mucho que me pidas que hable con ella, jamás querré una vida con esa joven. Sea lo increíble que sea. ¿Entiendes? Conocerla no cambiará nada.

Me giré, y Liv trotó para colocarse a mi altura.

- Sólo quería ayudarte. -susurró.

Esbocé una media sonrisa, algo cansada, y asentí.

- Lo sé, Liv. Y siento haberme puesto así, pero... no quiero conocer a nadie. No lo necesito.

Liv asintió, y bajó la mirada.

- Vale, entonces, olvídalo. -sonrió la pelirroja.

- Gracias, a pesar de todo.

Caminamos juntos hasta la posada, en silencio.
Agradecía lo que Liv y Diana habían intentado hacer, sabía perfectamente que lo hacían con la mejor intención del mundo pero... Mis sentimientos jamás cambiarían. Sino, ya me habría fijado en las miles de jóvenes que paseaban por la calle a diario.

- Por cierto. -dije, frenando, antes de entrar en la posada. -Si Diana no se ha enterado de... ya sabes, de que aún no lo he superado... No se lo digas.

- Tranquilo, no diré nada. -me tranquilizó Liv.


***


Pasamos la tarde cuidando de la pequeña Kathlyn, ya que Diana aún dormía. Liv estaba muy emocionada con aquel acontecimiento, y tenía razón en cuanto a que Kathlyn había sido un regalo del cielo; nos había traído alegría.

Por fin podíamos celebrar algo bueno, por fin podíamos sonreír por algo que había ocurrido.
En vez de muertes, una nueva vida.

Hubo un momento en el que decidí acercarme a la cuna, donde Kathlyn estaba acostada. Tenía los ojos abiertos, de un precioso color miel. Los ojos de Harry. Al ser tan pequeña, no fui capaz de atribuir sus rasgos a alguno de sus padres, y por un momento deseé que fuera algo más mayor, para ver a quién se parecía más.

Por ahora a Harry. Mi hermano...

Por la noche, Diana ya estaba despierta, y con la fuerza necesaria para alimentar a la pequeña. Diana había recuperado su color, aunque no del todo. No había perdido su imborrable sonrisa, ni tampoco sus lágrimas de felicidad.
Diana estaba ensimismada con Kathlyn, y no era de extrañar, ya que era una niña preciosa. Cuando Diana la miró fijamente a los ojos, sentí otro pinchazo en el corazón; porque supe que sus lágrimas, en aquel momento, eran una mezcla de alegría y de dolor.

- Tiene... tiene los ojos de Harry... -murmuró.

Le dirigí una mirada cargada de tristeza a Liv, la cuál me devolvió la misma mirada.

- ¿Y eso no es bueno? -preguntó Liv, con una triste sonrisa, para tranquilizar a Diana.

Después de aquello, Diana no se separó de Kathlyn. La mantuvo entre sus brazos, a su lado, sin borrar su sonrisa.

Cada vez que las miraba, pensaba lo mismo. Tal vez Kathlyn era una pausa. Tal vez Kathlyn era una tregua a nuestro dolor. Quizá era la que traería la tranquilidad a nuestras vidas, después de tantas tormentas seguidas.

Alguien a quien cuidar, alguien a quien proteger. Alguien a quien ayudar a crecer.

Tal vez Kathlyn era, efectivamente, un regalo del cielo. Porque tal vez era lo que todos necesitábamos. Una señal de que todo podía volver a estar en calma.


***


Al día siguiente, me sorprendí de la felicidad que nos rodeaba.
Diana aún no podía levantarse, pero sus ojos brillaban de pura alegría. Kathlyn apenas lloraba, sólo cuando tenía hambre.

Liv se mantenía distraída cuidando de la pequeña cuando Diana necesitaba descansar, y con ella Marcus.

Una vez entrada la noche, decidí irme a mi correspondiente habitación a descansar. Gracias a Marcus, podía dormir en otra habitación distinta, ya que Liv, Diana y Kathlyn dormían en una sola. Marcus, en cambio, dormía con su padre, en una habitación del primer piso.

Me sorprendió la rapidez con la que caí en brazos del sueño, aunque me arrepentí. Porque las mismas pesadillas de siempre me asaltaron; Kathy muriendo de mil maneras diferentes, todas ellas demasiado sangrientas y dolorosas como para poder contarlas sin temblar.

Me levanté empapado en sudor, solo, en la oscuridad de la habitación. Todo estaba silencioso, salvo por mis jadeos de terror.

- Cálmate, sólo ha sido una pesadilla... La misma de siempre. -susurré para mí mismo.

Cerré los ojos durante unos segundos, y tragué saliva. ¿Durarían mucho más las pesadillas, o llegaría un día en que no me asaltaran?

Me sequé el sudor frío de la frente, y dirigí la mirada hacia la ventana entreabierta de mi habitación. No había ningún ruido en el exterior, así que supuse que era bastante tarde.
Traté de volver a dormirme, pero me fue imposible. Una visita al muelle, como todas las noches que tenía pesadillas, me calmaría.

No sabía qué tenía aquel muelle, o qué tenía el horizonte para calmarme tanto, pero el caso es que lo hacía. Tal vez porque me empezaba a imaginar interminables historias de cosas totalmente imposibles.
Me levanté de la cama y me calcé las botas. No necesitaba cambiarme, porque siempre dormía con la ropa que había llevado el día anterior, y al día siguiente por la mañana, la cambiaba por otro conjunto.

Me estiré levemente, y salí de la habitación, sin hacer ruido. Bajé por las crujientes escaleras de madera, hasta la planta baja. Salí de la posada, dejando atrás el edificio, y caminé en soledad hacia el puerto.

Los ojos de Kathy seguían presentes en mi cabeza, mirándome fijamente, parpadeando de vez en cuando. Cuando sus largas pestañas ocultaban ese iris aguamarina, me daban ganas de gritar que volviera a abrirlos.

Aunque fuera una mera imaginación.

Seguí caminando, y antes de que quisiera darme cuenta, ya había llegado al puerto, que estaba totalmente desierto.

Sólo se oía el rumor del agua, y el murmullo del viento rozando su superficie algo agitada, como de costumbre. La luna y las estrellas se reflejaban en aquella masa de agua oscura y tranquila, como si se tratara de un segundo cielo.

Cuando llegaba al muelle, al que siempre solía ir, frené de golpe al ver a dos figuras sentadas al borde, ocupando el lugar que yo solía ocupar casi todos los días, acompañadas de una voz femenina. Caminé con suavidad sobre la madera, tratando de no hacerla crujir, acercándome un poco más a aquellas dos extrañas figuras que estaban ocupando mi habitual lugar.

Fui a decir algo, para llamar su atención, pero no me salió ninguna palabra. Se quedaron atascadas en mi garganta.

- Sé que jamás le encontraré. -susurró la segunda voz, también femenina.

Oí los latidos de mi corazón en mis propios oídos, como si se tratara de un cañón disparando.
¿Era mi imaginación tan perversa como para hacerme eso? ¿Como para engañarme de una forma tan cruel?
Pero algo me decía que no se trataba de mi imaginación.

- Sé que jamás encontraré a Jake.

En ese preciso instante, fui consciente de que mi mundo se paró; simplemente, dejó de girar. Al igual que mi corazón, que dejó de latir y bombear sangre.

Sólo necesité la última palabra de aquella frase para que todo se quedase suspendido a mi alrededor.
Se me nubló la vista por culpa de las lágrimas, y miles de palabras, junto con el llanto, se agolparon en mi garganta.

Porque aquella voz era totalmente inconfundible.

Porque sólo había una persona capaz de pronunciar "Jake" de esa manera tan única.

Porque era real.

- ¿Kathy? -susurré.

6 comentarios:

  1. LO SABIA ! SABIA QUE ESTE ERA EL BUENO ! SABIA PERFECTAMENTE QUE EN ESTE LA ENCONTRARÍA ES QUE LO SABIAAAAAAAAAAAA ! ESTOY EUFORICA, HIPERACTIVA, CON GANAS DE GRITAR, CORRER Y LLORAR :3

    OH DIOS ! OH DIOS ! Esto es increíble, me merezco los primeros párrafos del siguiente porque no me espero a que publiques ni muerta. Los exijo ! :)

    "¡¿Jacob Fellon llorando?!", y yo sólo podría responder: "Sorpresa. Acabé encontrando mi corazón." <- Esto me ha sacado una gran sonrisa, aunque no se me ha borrado en todo el capitulo porque tenía clarísimo que la iba a encontrar ! Soy un claro ejemplo de felicidad inconfundible. De todas formas, si en este no la traías de vuelta ya iba a ponerte un comentario diciéndote de TODO eh ! Que es esto de tenernos así tantos días, con capítulos tristones, no no no no ESTE SÍ ;)

    Por favor aunque solo sean los primeros párrafos pero los necesito ! Que esto no esta bien, no me puedes dejar así !

    GENIAL, MARAVILLOSO EL ÚLTIMO TROZO, ES QUE ARRRRRRRRG PERFECTO :')

    Un beso enorme, maravillosa escritora

    P.D: más te vale quedar mínimo entre las tres primeras de la Lista eh !

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    1. TACHÁAAAAAAAAAAN :D Yo me he puesto a reír como una boba, porque tu comentario me ha... ARRG no sé ni explicarlo! Me ha dejado super emocionada, de verdad :') Hiperactiva también!
      Pues mira, el siguiente ya está en marcha :)

      Awww, ¿en serio te ha gustado? *___* MUERO.

      ME AHOGO DE LA EMOCIÓN, ¿VALE? OJALÁ NADIE PIENSE NADA MALO DE MÍ, PORQUE ESTOY SONRIENDO Y RIENDO COMO SI ESTUVIERA LOCA...

      Está claro que eres adivina, si ya sabías que este era EL CAPÍTULO jajajaja. Me encantan todos tus comentarios, aunque sólo me saludes, de verdad... No sabes la emoción que he sentido cuando he empezado a leerlo... Y siempre pienso lo mismo: ¿Andrea Everdeen? ¿Esa genial escritora que tiene el más perfecto de los blogs, me está diciendo esto a mí? ¿COMPRENDES? ADSFDGFAHÑ. Y con eso lo digo todo.

      Un besazo, Andrea (maravillosa/increíble/perfecta/talentosa escritora :3) y en serio, no sabes cuánto te agradezco todo esto :')

      Pd: Sólo si me lo merezco :')

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    2. VENGA HASTA LUEGO ! ¿CÓMO ME CONTESTAS ESTO? *_____*

      Sí, es que tanto drama estaba ya que pff y digo este es el bueno y vamos, en la última parte he acabado enamorada ! Pero totalmente, casa letra/palabra/frase/parrafo/EL MALDITO CAPITULO :)

      "¿Andrea Everdeen? ¿Esa genial escritora que tiene el más perfecto de los blogs, me está diciendo esto a mí?" ahora soy yo la que está sin palabras, ¿me estás diciendo que me has leído? ¿aunque solo sea una mínima vez? porque te prometo que si es así, LLORO, y emoción la mía :'O

      ¿Agradecerme? Te prometo que no se el qué tienes que agradecerme de verdad.

      Mándame todo lo que tengas y te lo agradeceré eternamente, y si no ponte a escribir y publica yaaaa :'(

      Ejeeeeeeeeeeeeeem April, (maravillosa/increíble/perfecta/talentosa/irreal/única escritora :3) un beso enorme

      P.D: entonces ya estás ahí arriba

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    3. *____*
      SADAJD OTRA VEZ MUERO DE LA EMOCIÓN, ¿VALE?
      Exacto, esa Andrea Everdeen que ha escrito los últimos comentarios, esa que me está diciendo estas cosas tan increíbles. ¿Lo dudabas? ¿En serio que dudabas que te leo? ¿EN SERIO?

      El 60 lo subiré en breve, tal vez te puedo mandar el primer párrafo jijiji :3

      Muchíiiiisimas gracias por todo, perfecta/increíble/maravillosa/única/irreal/talentosa escritora :') Un besazo enorme!

      PD: Sdafshdjdjeswh Oh Dios, muerta otra vez.

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  2. Menos mal que vuelve kathy!!! Me encanta tu blog de cerdad es fantastico me tienes siempre ahi esperando a que actualices!
    Buff de erda no sabes lo contenta que estoy :D ya casi habia perdido la esperanza de que volciera kathy estoy que no paro de sonreir... Eres mejor escriora del mundo, impresionante, increible... Pero no me tortures y sube el proximo capitulo pronto por favor :)
    Nuria.

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    1. Oh Dios mío, la que está sonriendo ahora soy yo *__*
      Sí, menos mal que ha vuelto :') Oh, ¿en serio? :3
      Sí, sé que soy mala, pero eso quería... Que pensarais que no, para después poder dar la sorpresa :)
      MUERO. ¿Sabes... sabes cómo me siento ahora? ¿Después de leer tu comentario? Indescriptible. De verdad. Me alegro muchísimo de que te guste Diario del Mar, y que esperes a ver si subo capítulo... :') Es irreal. Y no sabes lo feliz que me hace que pienses eso de mí... ¡En serio!
      Te agradezco muchísimo este comentario, Nuria, de verdad. ¡Ojalá siga viéndote pasar por aquí! :)
      Un besito ^^

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