Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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jueves, 6 de diciembre de 2012

DDM: Capítulo 55

Hola a todos!
Aquí os dejo el capítulo 55, y como siempre os digo, espero que os guste. Y espero ver vuestros comentarios ^^
Un besito :3




El atizador seguía golpeando el cuerpo de Patrick, con la máxima fuerza posible. No pararía. No lo haría, no hasta que su cuerpo quedara tan destrozado como lo estaban mi corazón y mi vida.

Una fugaz imagen de Katherine, tan hermosa como siempre, cruzó mi mente. Una mirada feroz, peligrosa, orgullosa. Una expresión propia de una Princesa de los Mares, insuperable. Había nacido para ser lo que fue. Y había muerto siendo lo que fue.

"Todos se acordarán de ti. Tu muerte no será olvidada, y lucharé por vengarte. "

Cerré los ojos con fuerza, sintiendo que me desmoronaba por momentos, destrozado. Las lágrimas brotaron de mis ojos, sacando mi lado más endeble y débil.

Me quedé en pie, agarrando con suavidad el atizador lleno de sangre, observando el cuerpo de Patrick.

- Arderás en el infierno. -susurré. -Lo harás.

El atizador de la chimenea cayó al suelo con un golpe seco, que vibró segundos después en mi oído. Me tembló el labio inferior, y traté de contener el llanto. Pero al final, me derrumbé.
Caí de rodillas al suelo, y enterré el rostro entre las manos, para más tarde colocar las palmas sobre los restos de sangre que había en el suelo. La sangre de mi Katherine, a la que aquel hijo del demonio había asesinado.

Las lágrimas caían al suelo, mezclándose con la sangre. ¿Era posible describir aquel dolor? No. No había ni una palabra que se asemejara a lo que estaba sintiendo en ese momento. Y lo que sentiría más tarde.

No sé durante cuánto tiempo lloré su muerte, pero sé que fue bastante. Bastante para no saber levantarme. Porque no podía, no sin ella.

Y desafortunadamente, sabía que jamás volvería. No había ni una esperanza, porque el mismo Patrick la había matado. Y estaba claro que se habría asegurado de ello.

- Katherine... -sollocé.

Esas lágrimas sólo podían expresar una décima parte del amor que sentía por Kathy.
¿Cuando me había hecho llorar una joven? ¿Cuando había llorado por la muerte de un ser querido? ¿Cuando había llorado por la desaparición de una joven con la que hubiera estado?

Nunca.

Sólo ella me había hecho llorar. Sólo ella me había enseñado a amar de verdad. Sólo ella me había enseñado lo que era el amor de verdad.

Y jamás volvería a estar a su lado. Jamás podría volver a besarla. A abrazarla. A acariciarla. A verla.
Me habían arrebatado mi vida, simplemente con un gesto; la muerte. Pero no se trataba de cualquier muerte. Se trataba de la muerte de Katherine Greenwood Wells.

Frustración. Depresión. Desesperación.
Había cruzado el océano, había sido liberado, había luchado contra mi propio hogar, el mar, para salvarla. Pero había llegado muy tarde. Todo para nada.

Todo era mi culpa. Su muerte, todo. Fui un estúpido, no impedí que la hicieran daño. No intenté liberarme, no intenté impedir que se la llevaran. No la salvé. Katherine se merecía algo muchísimo mejor.

Ya nada tenía sentido. ¿Por qué seguir viviendo? Los demás no me importaban tanto, ni mucho menos. Si seguía vivo, era porque iba a vengar su muerte. Todos se acordarían de mí, y de mi Kathy. Nadie se olvidaría de nosotros, nunca. Y si moría, sería vengándola a ella.

Me sequé las lágrimas, aunque no pude impedir que siguieran cayendo. Con ayuda de la pared, me levanté como pude, sin sentir el frío que mordía mi piel. Observé el cuerpo de Patrick con infinito asco.

- Si no ardes en las llamas del infierno, me aseguraré que ardas en las llamas de este mundo.

Y dicho esto, subí al piso de arriba, con el atizador en la mano, el cual había recogido del suelo.
Comencé a golpear con él las paredes, destrozando la piedra y la pintura, tirando los jarrones y los cuadros, desgarrando los tapices. Las mesas caían el suelo, y gracias al estruendo, un grupo de criadas bajaron corriendo por las escaleras de mármol.

- ¡Oh Dios mío! ¡Márchese de aquí! ¡Ahora mismo! -gritó una de avanzada edad.

- ¡Voy a llamar a Sir Patrick! -exclamó otra.

- Patrick ya no está. -rebatí, en tono frío y cortante como el hielo.

Me giré del todo hacia ellas, sin hacer ningún movimiento brusco. Las miré fijamente.

- Me temo que Sir Patrick ha tenido que marcharse, por asuntos pendientes. -ladeé la cabeza.

- ¿Qué... qué le has hecho? -inquirió una joven.

- Una deuda pendiente. Que ha tenido que pagar. -contesté.

Las criadas se miraron entre ellas, sorprendidas, aunque con una expresión de alegría. Me agradecían haber hecho eso; las había liberado de su esclavitud.

- Ahora, señoritas, necesito que salgáis de la casa. -comencé a decir, con voz bastante calmada. -Será lo mejor para vosotras, si no queréis arder con él.

Y dicho eso, me giré, sin soltar el atizador, hacia una habitación que tuviera una chimenea. Afortunadamente, todas estaban encendidas, para calentar la casa. Oí a las criadas murmurando, y corriendo para salir de la casa.

Busqué una vela por la habitación, hasta que encontré una. Prendí la mecha con el fuego de la chimenea, y bajé otra vez al sótano, sin mirar nada. Apretando las mandíbulas con fuerza, y pensando en Katherine.

Cuando llegué hasta el cuerpo de Patrick, le miré con odio.

- Sucia rata callejera. Merecías la muerte desde tu mismísimo nacimiento. -hice una pausa, en la que escupí obre él. -Ojalá te pudras en el infierno.

Y seguidamente, prendí una parte de sus pantalones, y observé con odio cómo el fuego lamía la tela, subiendo por sus piernas, chamuscando su piel, hasta cubrirle entero.
El calor calentó el ambiente, y el fuego comenzó a extenderse, buscando vigas de madera, rodeando la habitación.

Le dirigí una última mirada, al cuerpo abrasado y destrozado de Patrick, y subí las escaleras del sótano. Una vez arriba, miré a las criadas.

- He dicho que salgáis.

Las criadas me obedecieron, y esperaron en el jardín. Caminé hacia la sala con la chimenea, y prendí un cojín de tela, el cual lancé al suelo de madera, que no tardó en arder.
E hice exactamente lo mismo con todas las habitaciones de la casa, hasta que el fuego estuvo por todas partes.

Tosiendo, pero satisfecho, salí de la casa, y me coloqué al lado de las criadas. Las llamas abrasaban las paredes, ensuciaban los cristales de las ventanas. El humo salía de la mansión, ascendiendo hasta el cielo nublado.

- Fue un accidente. -añadí.

Y tras eso, me di la vuelta. Eché a caminar, alejándome de aquella casa que estaba siendo consumida por las llamas, y me alejé calle arriba. La gente se paraba ante la casa, murmurando y exclamando con horror.

Eso era lo que se merecía esa gente.

Antes, no entendía lo que era el amor. No entendía cuando mis compañeros me decían que se habían enamorado, y que amaban a una joven en concreto. No sabía de qué hablaban. Pero ahora sí. Ahora sé lo que es perder a quién amas, y si hice eso, era por mí, por Katherine, y por toda la gente que había sufrido de la misma manera.

"Te echo de menos".

Tal vez demasiado.

Continué caminando, apartando a la gente de mi camino, sin importante sus insultos. Me daba exactamente igual lo que dijeran, porque ya me daba igual todo. Ya no sabía qué hacer.

Vagué por las calles de Isla de Man, sin alejarme mucho del puerto. La gente me miraba de diferentes maneras, pero no me paré a adivinarlas. Lo que nadie sabía, era lo que en verdad me había pasado. Nadie sabía que había perdido al amor de mi vida, y que me lo habían arrebatado todo con una muerte.

Pasé por delante de una posada, y distinguí el carro de la joven que me había llevado a la mansión de Patrick. No pensé en ella, y me dije que ya vería lo que había pasado en la mansión.

Seguí caminando, y volví al puerto. Tenía bastante frío, pero no quería perder el tiempo en aquel lugar, donde habían asesinado a mi Katherine. Y menos si no sabía dónde estaba... Y no, no me quedaría más a gusto encontrándola. Porque no quería ver su pálida piel. Sus ojos sin vida. Prefería quedarme con el recuerdo de su verdadera sonrisa.

Observé a mi alrededor, y me acaricié los brazos para entrar en calor. Iba a buscar alguno de esos barcos que transportaban gente de un lugar para otro. Hasta que vi a una fila de personas en un muelle, esperando a subir a un barco.

Me puse en la fila, y simplemente esperé, sin poder dejar de pensar en Katherine. Debía ser fuerte. No podía llorar. No debía. Pero me era tan difícil...

Katherine era todo lo que tenía, y no podía aguantar el hecho de que me la habían arrebatado con la maldita muerte.

En aquel momento, no estaba demasiado triste como para echarme a llorar, porque sólo pensaba en la venganza. Sólo pensaba en asesinar de la forma más cruel a Patrick, a pesar de haberlo hecho ya. Sólo recordaba la sangre del atizador, las llamas chamuscando la piel de aquel bastardo, y finalmente, la casa ardiendo.

En aquel momento, eso era lo único que me "reconfortaba". Su cruel y violenta muerte. Era lo único que me hacía ver que debía seguir vivo; la venganza. La enorme sed de venganza que sentía.

Y después de varios minutos, me llegó el turno de entrar.

- ¿Dinero? -preguntó.

Le miré fijamente, y negué con la cabeza.
A pesar de ser quienes éramos, jamás nos aprovechábamos; siempre pagábamos lo que hubiera que pagar, a no ser que nos lo ofrecieran gratis.
Los Príncipes de los Mares eran un símbolo de justicia, y debíamos ser justos, evidentemente. Debíamos ser un ejemplo para la humanidad.

Pero en ese momento, lo que menos me importaba era ser el ejemplo de alguien.

- Sin dinero, no entra. -contestó suavemente el hombre. -Lo siento, Príncipe.

Apreté las mandíbulas, y contesté con odio:

- Más le vale dejarme entrar por las buenas. Será lo mejor... para usted.

El hombre abrió los ojos sorprendido por mis modales.

- Pero... pero... -comenzó a tartamudear.

- No lo ponga todo más difícil, señor. -me acerqué a él, y susurré cerca de su oído. -No tengo ganas de discutir con usted, ya que tiene las de perder. No tengo dinero. No tengo. Ya no me queda nada. Absolutamente nada, ¿comprende? Y no hablo de bienes materiales.

Me alejé de él, y le miré. El hombre asintió, sorprendido.

- Espero que no necesite más motivos.

- Para... para nada. Pase, Príncipe.

Sin contestar ni un simple gracias, entré en el barco. Sabía que te obligaban a ir resguardados en la bodega, pero yo no quería meterme ahí dentro, con más personas, todas ellas ajenas a mis problemas, ajenas a lo que me ocurría. Y porque no quería que alguna de ellas sufriera mi ira.

Me quedé en la sucia cubierta, y me apoyé en la proa del barco. El mar seguía agitado, y lo miré con odio. "Me has impedido llegar a tiempo." "Tu existencia ha hecho que Katherine y yo estuviéramos separados."

De pronto, odiaba el mar. Odiaba mi propio aliado, mi hogar.

Pero entonces, me di cuenta de que estaba tremendamente equivocado.

Cerré los ojos, y dejé caer la cabeza hacia abajo. El mar no tenía la culpa de nada. Y no odiaba esa inmensa masa de agua.

Me odiaba a mí mismo. Porque la culpa había sido mía, y de nadie ni nada más.
Me mordí la lengua, tratando de evitar pensar. Porque sólo aparecía Katherine en mi mente. Demasiado cruel, ¿no?

Me pasé la mano por el pelo, y respiré hondo, a la vez que alzaba el rostro hacia el cielo. Ya nada tenía sentido para mí. Nada.

Y de pronto, una voz. Una voz femenina tremendamente conocida y familiar para mí.

- ¿Jacob?

Me quedé de espaldas, boquiabierto, sin apenas poder creérmelo.

- ¿Eres tú? -preguntó la voz femenina.

Oí el latido de mi corazón.
No era la voz que más deseaba escuchar, pero lo agradecía.

- ¿Diana? -susurré.

Y seguidamente, me giré hacia la figura levantada que me miraba. Le temblaba el labio inferior, y su embarazo era notable.

- Jacob... -musitó, pero se le quebró la voz.

Una lágrima rodó por su mejilla, y sin decir más, nos fundimos en un cálido abrazo, más por su parte que por la mía.

- Jake... -susurró ella, temblorosa. -Pensé que habías muerto... ¿Y Katherine, dónde está...? ¿Contigo...?

En cuanto pronunció esas palabras, apreté con fuerza las mandíbulas para no llorar. Pero no conseguí frenar alguna que otra lágrima.

- Jacob, ¿qué ocurre...? -preguntó con suavidad.

Me miró fijamente, y la alegría de verme, se transformó en puro terror y angustia. Lo pude notar en sus ojos.

- Qué.... Dónde está... Kathy. -murmuró.

- Diana, por favor, necesito que no te alejes de mí... -susurré, intentando que no se me quebrara la voz. -Eres lo único que me queda...

Fruncí los labios, que me temblaban a causa del llanto, y una lágrima rodó por mi mejilla.

- No... No puede ser... -consiguió balbucear Diana.

Y sin perder tiempo, alargó sus brazos, y seguidamente, la abracé. Cerré los ojos, pero eso no bastó para contener las lágrimas. Me eché a llorar sobre su cabello, y la apreté más fuerte contra mí, tratando de no sollozar. Agarré con fuerza su camisa, para descargar la furia en la fuerza.

- Lo siento, Jake... Lo siento mucho. -dijo Diana, en un susurro apenas audible.

***

Pisé la madera del muelle, que crujió bajo mi peso. Cuando levanté la vista hacia el puerto, lo único que sentí fue repulsión.

Diana iba a mi lado, agarrada a mi mano. No habíamos hablado de lo que había ocurrido desde la última vez que nos vimos, porque ninguno pensaba que fuera agradable. Nos valía con habernos encontrado, y Diana sabía que recordarlo todo, para mí, era peor.

Caminamos por el muelle, ambos de la mano, sin decir nada. Todo había cambiado, pero a la vez, nada había cambiado. Era una extraña sensación. Todo parecía diferente, pero en el fondo, todo era igual.

- ¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Diana, alzando la vista hacia mí.

- Supongo que no nos queda otra que buscar un lugar para dormir.

Por la débil luz, se intuía que el sol se estaba escondiendo por el horizonte. Y entonces, sentí una punzada en el corazón tremenda, al recordar ese color naranja del anochecer. Su color favorito.

"Su risa de niña es muy tierna. La luz del sol, ocultándose en el horizonte ilumina sus ojos y baña su piel lisa y suave. 
La observo de reojo, y me doy cuenta de que no está nada mal. Aunque tal vez me vayan más las chicas como Nikki. Quién sabe. 

- Mira, mira al frente. -me dice en cuanto me ve mirándola.

Hago caso de lo que me dice, y observo la explosión de colores rojizos y anaranjados. 

- ¿Ves ese de ahí? -susurra, con su tierna voz. 

- Sí, lo veo. Creo.

- Es mi color favorito. -sonríe. -Me lo enseñó mi madre. El color del anochecer. 

No puedo evitar sonreír. 
Quedan menos de tres días para su cumpleaños. 
Y aunque no quiera admitirlo, cuando habla, cuando me mira, y cuando sonríe, siento algo diferente, algo que nadie me ha hecho sentir antes. Siento que mi corazón da un brinco, que algo se mueve en mi interior. 

Pero no quiero admitirlo, porque yo jamás me enamoraré de una chica. No soy de esos. Y si lo hago, no será de ella."


¿Cómo podía negar algo que realmente sentía? ¿Cómo podía decir que prefería a Nikki, sólo por su atractivo de adolescente de catorce años? Ahora me doy cuenta de que era un auténtico estúpido.

- ¿Estás bien? -preguntó Diana.

- No. -contesté yo, con voz leve y quebrada.

¿Para qué mentir? No estaba bien, pero Diana ya lo sabía.
¿Cómo iba a estar bien, después de saber que el amor de mi vida ya no existía? ¿Que la estrella que iluminaba mi vida se había apagado? ¿Que jamás volvería a ver su sonrisa? ¿Que jamás podría volver a besarla, abrazarla, acariciarla? ¿Que jamás vería el brillo de sus preciosos ojos?

Y así, pensando en ella, y con ganas de morir, de la mano de Diana, dejamos atrás el puerto, internándonos en las calles de esa zona de Inglaterra.

11 comentarios:

  1. JOPE,ME HACES INUNDAR LA HABITACIÓN SIEMPRE QUE LEO ESTO T_T Y ME HAS ENGAÑADO D:
    Yo pensé que la voz femenina sería de Kathy..PERO NO,ME LA TENÍAS QUE MATAR D: D: D:
    ME ENCANTA,PERFECTO,PERFECTO,PERFECTÍSIMO.

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    1. YA YA YA CLARO e.e JAJAJAJAJAJJAA Tal vez quería que pensarais eso... :3
      Te quiero cielo :)

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  2. Dios, TRAE DE VUELTA A KATHY!!!
    no quieo que Jake sufra mas, que el pobre la quiere muchisisimo.
    No me canso de repetir que me encanta y que sepas que apartir de ahora eres una de mis escritoras favoritas del mundomundial.
    TE QUIERO MUCHISISIMO.
    PUBLICAPRONTO!!!!!
    PASATE POR MI BLOG!!!!

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    1. Ambas sabemos que Jak está sufriendo, pero a´si es la historia :3
      OISH DE VERDAD? LO DICES EN SERIO? MUERO *_____*
      Un besazo cielo :)))

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  3. Pero y KATHY? La madre de dios!APRIL! ESpero el siguiente pronto cielo!!
    pasate por mi blog

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    1. Muchísimas gracias por pasarte cielo! ^^
      Claro! En cuanto pueda comento tu perfecta historia ^^
      Un besito cielo :)

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  4. Oye, ¿va a volver verdad? No esta muerte ¿VERDAD?
    Que lloro, que lloro mucho cuando narra Jacob ! Por favor, tráela de vuelta es que verle así se me parte el corazón jajaja
    Frustración. Depresión. Desesperación. <- ESO es lo que siento ahora, me siento identificada con Jake
    Una sola palabra. SIGUIENTE

    Un besazo, que no puedo entretenerme :S

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    1. ¿En serio? :') Me matas de amor, en serio, TÚ SÍ QUE M EHACES LLORAR CON ESTOS COMENTARIOS :')
      Un besazo Andrea :)))

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  5. Queridísima April:
    Estaba aquí, en los blogs, como de costumbre. Acabo de llegar de viaje y ha sido ver el capítulo y no poder resistirme a leerlo. Leerlo lentamente y llorar ha sido lo único que he podido hacer.
    ¿¡QUIERES MORIR VERDAD!? Matas a Kathy y luego me pones a Jake como narrador para que sufra más...
    Pues lo siento querida, pero estoy replanteándome crear una máquina del tiempo y viajar dentro de un tiempo. En el momento en el que iré a la librería para comprar un libro llamado: DIARIO DEL MAR.
    Leeré todo otra vez, esperando que llegue el capítulo 56 y el momento en el que Kathy vuelva a la vida.
    No puedo esperar el momento de que llegue el siguiente.
    Esta carta va para ti, y SOLO para ti. Por hacer que llore con cada capítulo y por haberte echo un muy merecido hueco en mi lista de escritores.
    Muchos besos para una prometedora escritora del siglo XXI
    Cris

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    1. SARSFFATFSDTAFRGSARDGGSGDSFET COMPRENDES, ¿NO?
      Dios, no tengo palabras para describir lo que he sentido en cuanto he leído tu comentario. Empiezo por decirte que me has sacado una enorme sonrisa.
      Sé que soy mala, y que os estoy haciendo sufrir :'( Pero no puedo hacer nada, más que seguir publicando...
      ¿Publicado? OJALÁ *____*
      SAFSYDGSTAGRDGG EL FINAL DE TU COMENTARIO ES SIMPLEMENTE PERFECTO *___________*
      Un besazo, cielo :')

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    2. Me alegro mucho April, de verdad. Y sé que en cuanto termines la historia tú libro saldrá publicado, tendrás unas cuentas editoriales detrás para publicar tú libro. Porque es especial, distinto a los demás.
      Y sí, nos haces sufrir. Pero... ¿qué sería la felicidad sin sufrimiento? Nada.
      Ahora solo leo tus capítulos, esperando que llegue el momento en el que Kathy aparezca. Porque esta noche estará Jacob en mis sueños, mientras llora a Green
      MUCHOS BESOSS

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