Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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sábado, 27 de octubre de 2012

DDM: Capítulo 45

¡Hola!
Ya sé que he tardado en escribirlo, y de verdad que lo siento, pero me faltaba tiempo, o bien por exámenes, por los deberes, o porque simplemente no me apetecía mucho escribir... En fin, el caso es que aquí está, y espero que como de costumbre, alguien me deje algún que otro comentario con su opinión... :)





- Vamos, ya es la hora. -apremió Gwendolyn. -Cuánto antes mejor.

Yo estaba desorientada, y algo en mi interior me decía que ya nada sería igual después de aquel viaje hacia la isla. Que mi vida había cambiado de forma radical, mi forma de pensar, mi manera de actuar. Todo.
El recuerdo de Harry seguía tan fuertemente presente, que a veces sólo quería derrumbarme y deshacerme en lágrimas. Desahogarme, gritar y sollozar con fuerza e intensidad, sin importarme el resto de humanos.
Pero debía ser fuerte, porque tal vez, en aquel momento, yo era el único posible buen ejemplo para Diana, y debía mantenerme fuerte, o al menos, aparentarlo.

La observé de lejos, y me dije a mí misma que estaba preciosa, a pesar de su rostro demacrado. Sus increíbles ojos azules habían perdido su vivo brillo, aunque era normal.

- ¿Estás bien? -le susurré, mientras me acercaba a ella.

Ella alzó sus ojos carentes de vida hacia mí, y sentí una enorme punzada en el corazón.

- Claro.

Pero aquellas palabras estaban teñidas de mentira, de una mentira llena de profundo dolor. Tan verdadero, que congelaba la sangre, y te hacía romperte en mil pedazos.

- Estás preciosa, Di, como siempre.

Se limitó a esbozar una leve y triste sonrisa que duró unos segundos. Después, bajó la mirada, y suspiró.

Sabía que ahora, poco podía hacer por ella. Estaba físicamente aquí, pero su alma y su mente parecían estar extraviadas en el más lejano laberinto. Y no podía traerla de vuelta, porque sabía que ella no accedería. No accedería a volver al mundo real, porque eso suponía cargar con ese dolor extra.

- Vamos. -susurré.

Todos estábamos preparado, en aquel piso de la posada, vestidos de gala.
Mi vestido era de suave y no muy fina tela blanca, sin ningún tipo de adorno especial, con la falda muy ancha, rodeándome. Tenía algo de cola que se iba arrastrando por el suelo según mis pasos.
Pero a mí no me gustaba. Ningún vestido me gustaba.

El de Diana era muy parecido, pero en un color azul cielo. El de Gwendolyn era de color esmeralda, y el de Elizabeth amarillo clarito.
El de Liv era rojo, al igual que su larga melena.

Pero poco me importaban los vestidos que nos había prestado la posada, yo sólo pensaba en terminar con aquello, y en volver a algún lugar seguro, para encerrarme y llorar en la soledad.

- Estamos todos, ¿verdad? -preguntó Dan.

Era gracioso, gracioso preguntar eso. Quise echarme a reír de tristeza ahí mismo, reír por no llorar. No, no estábamos todos, ni mucho menos.

Después de aquel pequeño paréntesis, salimos todos de la posada, y nos subimos en el carruaje que nos esperaba a la entrada para llevarnos directamente al palacio. -El carruaje había sido contratado por los dueños de la posada, exclusivamente para nosotros-.

La debilidad se apoderaba de mí por momentos, y sentía que la densa oscuridad de la depresión me iba cubriendo poco a poco. Pero en el fondo, me sentía flotando. Sentía que toda aquella vida, todas aquellas personas, todo, era irreal. Que yo no pertenecía a ese escenario, yo simplemente lo observaba desde fuera, desorientada y adormecida.

- Eh, Kathy, vamos. Todo pasará rápido, podremos marcharnos dentro de poco. -me despertó la voz de Jake.

Sacudí la cabeza, asintiendo, mientras parpadeaba para despertarme.

Ojalá mi vida recuperara su normalidad. Ojalá todo volviera a su sitio, aunque faltaran muchas de las personas a las que amaba. Ojalá nada fuera a peor. O mejor dicho, ojalá todos esto acabase pronto.

El dolor me aprisionaba en una jaula hecha de oscuridad. Me golpeaba con una extrema suavidad, que lo hacía todo aún peor de lo que era. Y yo sólo podía llorar entre esas sombras que me ahogaban, sin poder demostrar que en el fondo, podía ser fuerte. Sin poder levantarme y caminar con normalidad, sin poder resistirme.

Bajamos del carruaje con torpeza, y caminamos hacia el palacio, que estaba perfectamente iluminado, con antorchas enormes. Gemí ligeramente al ver aquel fuego, ya que las antorchas me recordaron a la isla, a la cueva.

Pequeños símbolos, pequeños objetos que me llevaban de vuelta al pasado, junto a Harry.

Jake se acercó a mí, y me tomó de la mano, gesto que agradecí en profundidad.

- Pronto acabará.

Yo sonreí levemente, y entramos en el palacio, seguidos de muchas más parejas. Parejas que parecían felices, que vivían la vida sin ninguna clase de problemas.

La gente aún no bailaba, ya que aún era pronto. Simplemente ocupaban el salón, hablando y sujetando copas de cristal con distintos vinos.

Sentía que no encajaba. Me sentía desplazada, sentía que yo no pertenecía a ese grupo de gente, ni a ese salón. Echaba mucho de menos mi barco, echaba de menos los lugares que eran seguros para mí, echaba de menos a mis padres, echaba de menos ser una niña pequeña sin preocupaciones, echaba de menos a Harry.

Su nombre seguía latiendo en mi mente, al ritmo de mi dañado corazón. Su nombre era eco en mi mente. Un eco que deseaba que nunca se apagara del todo. Porque no quería olvidarle, a pesar del dolor que eso conllevaba.

Liv estaba completamente extasiada con las vistas. Tenía ganas de bailar con algún joven apuesto, u observar la escena desde fuera.

Yo en cambio, quería huir. Quería huir del mundo al que sentía que no pertenecía.

La reina estaba en la entrada, saludando a la gente invitada. Llegamos a su altura, y me miró con fingida sorpresa.

- ¡Oh, habéis venido! Cuánto me alegro, Princesa y Príncipe de los Mares. No se arrepentirán, se olvidarán de todo por unos momentos. Simplemente disfruten de este baile.

Yo asentí, distraída, sin ser consciente de eso tono tan fingido y falso, hasta irónico. Ya me arrepentiría más tarde de no haber estado más atenta, de no haber sido más lista.

Atravesamos el recibidor, hasta la enorme sala llena de gente. Las puertas estaban abiertas, de modo que lo veías todo desde fuera.
Jake me acercó a él, pero yo estaba perdida. Me acarició el pelo, y susurró:

- Todo irá bien.

Qué palabras tan ingenuas. "Todo irá bien". Cuán equivocado estabas, Jacob.

Yo asentí con ligereza, y le miré.

- Ojalá todo pase rápido, que es diferente.

Él rió levemente, y miró al frente.

- Vamos. -me instó.

Caminamos entre la multitud, hacia una mesa cubierta por un brillante mantel blanco, donde había todo tipo de comida y bebida, perfectamente dispuesta. Tanto, que te incitaba a comer aunque no tuvieras hambre.

De pronto, un extraño ruido me hizo girarme, sobresaltada.

- ¿Qué ocurre? -me preguntó Jake.

Sacudí la cabeza, y me insulté a mí misma por actuar de esa manera tan extraña; había sido la orquesta.

- Creo... creo que me estoy volviendo loca. Seriamente. -susurré, cerrando los ojos y con ganas de llorar.

Todo me asustaba de repente, me sentía rodeada de gente extraña que reía sin parar.

- Tranquilízate, ¿de acuerdo? Debes calmarte, disfruta, que a eso hemos venido, aparte de por la recompensa.

Yo asentí, cogiendo aire con lentitud, pero sabía que no podía calmarme. Ya nada sería igual, y temía que esa frase fuera realmente verdad.

- No me abandones, por favor. -solté de pronto, agarrándole de la mano. -No lo hagas.

- Kathy... ¿A qué... a qué viene esto ahora?

Bajé la mirada, angustiada de pronto. No lo sabía. ¿Me estaba volviendo loca? Aquello me estaba afectando demasiado.

- Es que... no quiero perderte.

- Kathy, relájate. Hemos venido aquí a disfrutar de un simple baile.

Yo asentí, tratando de tranquilizarme.

- Anda, baila conmigo. -me susurró al oído, mientras me rodeaba la cintura.

- Claro. -contesté.

Agarré su mano, y me condujo por entre la multitud, que ya bailaba en parejas, ordenadamente.
Nos situamos en el centro de la pista, y con un brazo, me rodeó la cintura. Con la otra, agarró mi mano, y nos movimos con lentitud, al ritmo de la música. Por un momento, me olvidé de la angustia, y me concentré en os preciosos ojos verdes de Jacob.

Pero había una espina en mi interior que no me dejaba sentir ese momento con la felicidad adecuada. Esa espina que me hacía recordar que todo me estaba afectando de una forma brutal.

- No me creo que estemos en Inglaterra, no después de todo lo que hemos pasado en la isla. -susurré de pronto.

- Pues estamos aquí, Kathy.

- Y todo ha cambiado... -bajé la mirada, a punto de echarme a llorar.

- Recuerdo el primer día del viaje, cuando nos encontramos en Vigo. -susurró, para cambiar de tema.

- Yo también lo recuerdo. Y lo mal que te traté. -contesté.

- No me creo que a pesar de todo lo ocurrido, este viaje me haya hecho muy feliz. Por haberme reunido contigo. Aún sigo dando gracias por tenerte a mi lado. -sonrió Jake, pegando su frente a la mía.

- Supongo que es lo más feliz de este viaje. Ojalá hubiera sido todo así; feliz. -musité.

- Oh, venga, Kathy. No te pongas así, no debes llorar. Eres fuerte, ¿no?

- Lo dudo. -me mordí la lengua.

Jake me besó suavemente la frente, apartándome un mechón de pelo.

- Estamos juntos. Eso es lo importante.

Yo asentí levemente, con los ojos cerrados, con mi cabeza bajo su barbilla.
La música de ese momento era lenta y suave, así que pasé los brazos por el cuello de Jake, y él me rodeó la cintura.
Movíamos los pies al ritmo lento de la música, y yo apoyé la cabeza sobre su hombro, aspirando su aroma. Cerré los ojos, para capturarlo en el fondo de mi mente, para olvidarme de todo lo que no fuera Jake.

- Llegaste en ese momento, en el más adecuado, para luego poder sostenerme cuando creía que caía. Me encontraste... en el momento apropiado. Y yo doy gracias por eso. -musité, cerca de su oído, sin apenas moverme.

- Entonces por eso, me hace doblemente feliz el haberte encontrado.

Su voz era un lejano eco en mi mente, que vagaba distante al baile. Removía mis más profundos recuerdos, sacando a la luz todo lo que había guardado para no herirme.

- Te quiero, Jacob Fellon. A pesar de todo.

- Te quiero, Katherine Greenwood, mi pequeña Green. Porque sí.

***

Después de largos minutos en silencio, bailando al ritmo de la lenta música, decidí que quería ir a tomar un poco el aire, así que salimos los dos juntos al exterior.

La brisa fresca me golpeó el rostro, haciéndome sentir mejor. Respiré profundamente, llenando mis pulmones de aquel aire puro.

- Mejor. -dije.

Jacob rió, y caminamos por los jardines del palacio, sin saber exactamente a dónde ir, ni qué hacer. El silencio era la mejor opción.
Pero yo tuve que ser la primera en romperlo.

- ¿Sabes? No quiero tener hijos. -dije de pronto.

Jacob se giró hacia mí, extrañado.

- ¿Por qué? -preguntó.

- No sé, por muchas cosas. Una de ellas es porque... tengo miedo. Miedo a que pase cualquier cosa que pueda herirme, como perderte y quedarme sola. O no sé... cualquier cosa.

Jacob sonrió ampliamente.

- Eres muy joven aún. Somos jóvenes aún. Tenemos tiempo para pensar en nuestro futuro, y en ese tiempo, puedes cambiar de opinión, quién sabe.

- Puede, pero por ahora no. -afirmé, asintiendo.

Pasados unos segundos, Jake dijo:

- Voy a beber algo, discúlpame Kathy, ahora vuelvo. No tardo nada.

- Ve.

Se giró, y se alejó, caminando hacia el palacio.
Y allí me quedé yo, sola, envuelta en una brisa fresca, rodeada por la oscura soledad de mis recuerdos y de mi dolor.

La luna brillaba con intensidad, con densas nubes a su alrededor, iluminadas por su luz plateadas.
Las estrellas, pequeños puntos luminosos contra el cielo nocturno que me recordaban demasiadas cosas, esa noche estaban ocultas por las nubes.
Algo que me hizo temblar. ¿Y si eso significaba que mi Harry ya no estaba a mi lado, que ya se había ido definitivamente?

No quería pensar en eso. No quería creerlo. Sacudí la cabeza, y así me quedé, sin hacer nada. Mientras los minutos pasaban y pasaban, y yo me angustiaba.

¿Y Jake? ¿Por qué no venía?
Me empecé a agobiar, estúpidamente. O puedo que no fuera por algo estúpido.
Me giré, temblando de pronto de frío, con la piel de gallina. Algo iba mal, algo me decía que algo malo ocurría. ¿A qué venían esas extrañas sensaciones, esos repentinos cambios de humor?

Atravesé el jardín con prisa, temblando de miedo y de frío. En esos momentos, deseaba ser más fuerte.
Aparté a la gente de mi camino, mirando a todos los lados, en busca de esos brillantes ojos que tanto me gustaban, pero ni rastro.
Ni rastro de mi Jake.

Mi angustia crecía y crecía, y sabía que tenía que tranquilizarme, que aquella sala era enorme, pero mi interior seguía convencido de que algo malo iba a ocurrir.

- ¿Jacob? -exclamaba, aunque no muy alto, para no llamar mucho la atención de los demás.

Hubo un momento en que la angustia me consumía, así que eché a correr, pegando empujones a la parejas que reían a carcajadas, bailando, felices. Y había algo más extraño aún; tampoco veía a Dan, ni a Liv, ni a Diana, ni a Elizabeth, ni a Gwen. A nadie. Y eso me preocupó aún más.

Me sentía perdida, y más sin ellos cerca de mí. Ya nada existía, salvo mi angustia por recuperarles, por encontrarles. Decidí ir a preguntarle a un guardia.

- ¡Oiga! -corrí hacia uno. - ¡Necesito que me ayude!

- ¿Qué ocurre, señorita?

- ¿Ha visto a... a Jacob Fellon, el Príncipe de los Mares? Por favor, dígame dónde...

El guardia dudó, y me observó con una extraña sonrisa de satisfacción.

- ¿Por qué?

- Por favor, temo que algo malo le haya ocurrido, necesito encontrarle... A él y a mis compañeros. Presiento que algo malo les ha ocurrido...

- Oh, la comprendo señorita. Creo que sí les he visto, acompáñeme.

Asentí, agobiada, y le seguí por entre la gente, hasta una pasillo lateral de la sala.

- Por aquí.

Miraba hacia los lados, abrazándome a mí misma, con una expresión de puro terror. ¿Dónde se habían metido todos?
A medida que nos internábamos en el pasillo, las risas y la música del baile se iban quedando atrás, transformándose en leves murmullos que echaría mucho de menos minutos más tarde.

- No se pare, Princesa.

La voz de aquel guardia también era muy lejana. Pobre de mí, que ingenua e inocente fui.

- Ya estamos.

Me agarró del brazo, y con una sonrisa torcida, pegó su boca a mi oído, susurrando.

- Tal vez eso malo que presientes, también te afecte a ti.

Y dicho esto, abrió una pesada puerta de madera, y me lanzó dentro.

- Aquí está, alteza. La que faltaba.

Me quedé congelada, medio encogida, con la mirada clavada en la reina, que estaba sentada tras un escritorio, con un vestido demasiado elegante y arreglado. Tanto, que daba hasta miedo.

- ¿Qué... qué...? -balbucí.

- Oh, por fin. Ya estabas tardando en buscar a tus amiguitos.

Oí un grito apagado, y giré la cabeza, para comprobar que, efectivamente, algo malo había ocurrido.

- ¡Diana, Gwen! ¡Dan, Elizabeth!

Y mi mente pensó en Liv, que no estaba entre mis compañeros. ¿La habría ocurrido algo peor, o habrá escapado...? Todos estaban amordazados, y bien sujetos por varios guardias.

- Esta es la recompensa que os merecéis por el viaje.

- ¿Qué...? -musité en voz muy baja.

A los pocos segundos, oí un gruñido, seguido de un gemido de dolor, y cuando me giré, vi a Jacob en la pared, mientras un guardia le golpeaba. La sangre caía de su labio partido, y un hilillo de oscura sangre le recorría la sien, hasta la barbilla.

- ¡Dejadla! -gritaba entre medias, hasta que el golpe que recibió, le derrumbó.

Cayó pesadamente al suelo, y el guardia le agarró de las manos.

- Oh, Princesa, sé que estáis muy sorprendida... ¿Cómo ibais a pensar que el baile era una trampa, algo para atraeros hacia mí? En fin, nunca nada es lo que parece, ¿verdad?

El guardia me sujetó de las muñecas, impidiéndome moverme. Mis piernas temblaban violentamente, pero la espesa falda del vestido lo ocultaba.

- No espero que lo entiendas, tranquila. Pero te lo puedo resumir en una palabra; traición. Exacto, traición. El viaje simplemente era para que nos guiarais con vuestra increíble experiencia, hasta la Isla de las Voces. Y lo hicisteis, pero también fuisteis más fuertes que los hombres que mandé.

Recordé a aquellos hombre con miedo, pero con odio y furia. ¿Habían sido enviados por la reina...? Estúpida de mí.

- Y bueno, por su culpa, la misión quedó incompleta. Bueno, fue una misión fallida, más bien. Pero el caso es que ahora estáis aquí, y puedo eliminar del todo la sangre Marina de este mundo, para que la próxima vez, ese gran poder me pertenezca. -hizo una pausa. -Ibais a morir, tarde o temprano.

Mi corazón latía con extrema furia y agobio. Habíamos sido traicionados por alguien que se supone que debe ser un ejemplo... Hemos sido engañados, fuimos engañados desde el principio. Y tarde o temprano, íbamos a morir.

- Os escapasteis de vuestro destino, que era morir, pero habéis vuelto a mí, así que este trabajo lo voy a acabar yo. -hizo otra pausa, en la que creí que me echaba a llorar. -Pero tranquilos, me encargaré de que sea una muerte... lenta y dolorosa.

Su frase terminó en una risa malvada, que me puso la piel de gallina.
Miré hacia Diana, y vi que estaba llorando, con los ojos cerrados y la cabeza baja. Su frágil cuerpo, envuelto en ese vestido, se convulsionaba por el llanto. Gwendolyn mantenía la mirada firme, y llena de odio. Dan temblaba de miedo, al igual que Elizabeth.

Y Jacob... Jacob buscaba con desesperación mi mirada.

- Ah, tranquilos, podéis despediros, porque efectivamente, será la última vez que os veáis.

Las lágrimas rodaban por mis mejillas sin que yo pudiera detenerla. Todo parecía tan irreal... No me lo podía creer. Mis piernas seguían temblando, pero no le veía el sentido a echarme a llorar.
Definitivamente, estaba perdida... perdida del todo.

El guardia soltó a Jacob, y pude notar que mis muñecas también estaban libres. Jacob corrió hacia mí, después de levantarse y tambalearse.

- Kathy...

Me abrazó con fuerza, y yo me apreté contra su pecho, para notar el máximo calor, para oír los latidos de su corazón.

- Sssh... Tranquila, Kathy, no llores... -pero su voz se quebró, y supe que él también lloraba.

Me agarró de las manos, y me miró fijamente. Ver sus ojos verdes húmedos, me agobió más.

- Jacob, por favor, no dejes que me hagan daño... No dejes que nos separen...

- Sssh... Kathy, todo va a salir bien, estamos juntos, estaremos juntos. No nos van a separar, estaremos bien... -su voz quedó ahogada en un leve llanto. - Eres fuerte, ambos somos fuertes.

Sin perder tiempo, los dos buscamos nuestros labios con desesperación, hasta que se unieron, con fuerza y dolor. El beso fue intenso, y lo alargamos lo máximos que pudimos.
Era un beso de despedida, y tal vez para siempre.

- Te quiero, Kathy, te quiero muchísimo...

Me acarició el pelo, y de pronto, el guardia tiró de él, separándole de mí.

- ¡Kathy, te encontraré! ¡Sé fuerte, por favor!

Y de pronto, un terrible golpe en la sien. Un intenso zumbido, que me hacía daño.
Y después, silencio. La negrura me había tragado.

8 comentarios:

  1. OIN OIN OIN :') :'(
    PERO QUE ODISEA DE SENTIMIENTOS ME HACES PASAR. Primero tristeza,luego un poco de alegría por Kathy y Jake y luego....CATAPUM,MIEDO,SORPRESA Y LÁGRIMAS DE POSTRE T_T OS REENCONTRARÉIS,SEGURO :____________(

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJA SOY MALA ^^
      Pero aún quedan capítulos :)
      Te quiero cielo =)

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  2. O dios como no escribas pronto te voy a comer, me ha encantado, no pares de escribir.
    pasate por mis blogs:
    http://palabrasescenasyacciones.blogspot.com.es/
    http://midiariodeunsue.blogspot.com.es/
    muchisimos besos

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    1. Muchísimas gracias Bella13!! El otro día estuve leyendo alguna de tus historias, en cuanto pueda me paso y leo todas! ^^
      Un beso!!

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  3. OMG!!! Como puedes hacerme esto una y otra vez en cada capítulo?!?! Esto ya ha alcanzado un punto de crueldad con los lectores!! Pero vamos, te cargas a Jake (no cuenta que lo hayas resucitado porque el dolor y el miedo siguen en mi mente), después te cargas a Harry (y a ese ni le resucitas), y ahora te quieres cargar a todos!! A TODOS!! NO!! Pero que nos quedamos sin historia!!! A ver, te explico algo. Las historias necesitan personajes! Y no cuentan sí están muertos! Y además me haces llorar... :'( yo, que soy como Kathy al principio pero durante toda la vida. AGGGHHHHH!!! Me enfado!
    PD: gran historia

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    1. Soy malvada ¿eh? ^^
      Es que lo de Harry era necesario... jajaja Lo de Jake, bueno, se me ocurrió para tener más historia jajja
      Y bueno, paciencia, que aún queda historia, a lo mejor no están muertos.. MUAJAJAJAJA
      Echaba de menos ya tus comentarios :')
      Muchísimas gracias por pasarte, Queen!!
      Un besazo!

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  4. APRIL!!!! No puedes dejarme así, ¡no puedeeeessssssssssssssssss! Tú si que has creado una droga de la que no me puedo desenganchar!! ;)
    Espero que no tardes mucho en el siguiente eh! O te buscaré e iré a tú casa. :) En serio, necesito saber que va a pasar porque Jake me tiene lokaaa!
    Muchos besoss April, eres la mejor!

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    1. CRISKTI :')
      Me emociona muchísimo lo que dices de mi historia, de verdad... Te lo agradezco muchísimo, porque me animáis a que siga escribiendo, en serio :')
      El siguiente ya está, y espero de verdad que te guste ^^
      Un beso enorme, Criskti!! :))

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