Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




Seguidores

viernes, 12 de octubre de 2012

DDM: Capítulo 43

Hoola! ^^
Sé que este capítulo no es muy largo como otros, pero intentaré que el siguiente sí lo sea ;)
Aquí os traigo el capítulo 43, y simplemente, espero que os guste :)




Ya me daba igual todo. En aquel momento, lo único que intentaba era recuperar los trozos de mi antigua máscara de frialdad. En aquel momento, necesité desesperadamente recomponer mi muro de frialdad. Para que nada me afectara, como ocurría antes.

- Kathy, por favor, abre la puerta. Deja que te lo explique.

Cerré los ojos, invadida por la rabia. Sentía el calor de la ira hervir en mi interior, subiendo poco a poco, hasta que explotaría.
¿Por qué había tenido esa maravillosa idea de mostrarme tal y como era? No quería ser débil, y menos mostrarme como tal. Yo era fuerte, una chica que no se dejaba llevar por los sentimientos, y eso es, básicamente, lo que estaba haciendo.

Tenía que demostrar que no era para nada una chica sensible y diminuta. Era la Princesa de los Mares.

- Explícamelo, porque no lo entiendo. ¿No crees que deberías habérmelo dicho, haberme avisado de eso? No sé, para evitarme el dolor de la noche anterior.

Oí su resoplido. Me crucé de brazos, y cerré los ojos, apoyada contra la puerta.
Una extraña tristeza me invadía, pero no estaba segura de por qué era.

- Déjame pasar, y te lo explico.

- No necesitas entrar para explicarte. -interrumpí, cortante.

Otra vez resopló.

- Kathy, es mentira. ¡Te está mintiendo! Sólo quiere... separarnos. -hizo una pausa. -¿No te acuerdas? Eras tú la que decía que no la creyésemos jamás, que era todo teatro. ¿Por qué ahora la crees?

- ¿Cómo puedes estar tan seguro de que no... no lo está...? -pregunté, cerrando los ojos, y mordiéndome el labio inferior.

- Kathy, porque jamás he pasado una noche con ella, básicamente.

Sus palabras hicieron que esa ira fuera apagada por agua totalmente congelada. Me derrumbé en el suelo, sabiendo el por qué de esa extraña tristeza, el por qué de tomarla con Jake.

- ¿De verdad...?

- De verdad. Jamás te mentiría.

Apreté los puños, mientras las lágrimas amenazaban con bañar mis ojos. Me ardía la garganta, por el llanto en el que estaba a punto de explotar.
Hundí el rostro entre las manos, dejándome llevar por esa enorme tristeza.

- ¿Kathy...? ¿Kathy, estás llorando? Kathy, no, por favor, abre la puerta.

Y al darme cuenta de que necesitaba su consuelo, me levanté a duras penas, para abrir la puerta. En ese momento, sus fuertes brazos me rodearon con calidez, brindándome el consuelo que necesitaba.

- Lo siento... -sollocé. -Lo siento mucho, Jake...

Él me acarició el pelo con suavidad, intentando calmarme.

- No sé... por qué la he tomado contigo, por qué he dudado de ti... -dije, entre lágrimas.

- Sssh... No pasa nada. No llores.

Pero las palabras no servían. No servían cuando el dolor era tan inmenso.
Cuando el dolor que sentía era por haber perdido a Harry.

- Jake, es que... -conseguí decir más calmada. Pero las siguientes palabras me hicieron deshacerme en lágrimas. -Le echo de menos... Mucho... No soporto la idea, no puedo...

Apoyó su barbilla en mi cabeza, y yo enterré el rostro en su pecho, dejando que las lágrimas afloraran al exterior.

- No quiero que las cosas sigan cambiando... Sólo si es para bien. -musité.

- Lo sé, Kathy, yo tampoco. Pero estaré a tu lado.

- ¿Lo... lo prometes...? -conseguí murmurar, alzando la mirada llorosa hacia él.

- Lo prometo.

Y al decir esas palabras, el llanto se hizo tan fuerte, que tuve que apretarme con fuerza a él, para que no se oyera demasiado. Fue tan intenso, que perdí la cuenta del tiempo en el que estuve descargando mi dolor, que parecía eterno.

***

Oigo mi propio grito de miedo. Me levanto de donde quiera que esté, y camino sin dirección alguna, sin rumbo fijo. No sé ni siquiera por qué camino. 

- ¿Kathy? -oigo. -¿Kathy, eres tú? Ven, ayúdame. Sálvame. 

Oigo esos susurros que me ponen la piel de gallina, que hacen que mi corazón se encoja por el dolor, y que mis ojos se humedezcan. 

- ¿Harry...? ¿Estás ahí...? 

- Oh, Kathy, por el amor de Dios, ayúdame, no quiero morir. Esto me hace daño, mucho daño...

Aterrorizada, y con una angustia enorme, sigo su voz, sigo esos susurros cargados de miedo. 

- Háblame, no sé dónde estás. No te veo.

- Aquí, delante de ti, Kathy. 

Y entonces me doy cuenta de que estoy en un sitio que no consigo ubicar, al que no consigo ponerle nombre... No hay suelo, no hay paredes, no hay nada. Sólo Harry, envuelto en plantas con extraños pinchos que le hacen heridas en la piel.

- Ayúdame, Kathy, date prisa. El tiempo se acaba.

Algo se rompió en mi interior. Algo parecido a un cristal rompiéndose al caer al suelo. "El tiempo se acaba". Estoy tan desorientada, que en realidad me creo esa frase; me creo que aún hay tiempo. Pero en la realidad, sé que ese tiempo ya no existe. Porque se acabó. 

Me acero con lentitud a ese "ataúd" de plantas, y acarició uno de los pinchos. ¿Qué hago? 
Pero de repente, sin avisar, las plantas aprietan más a Harry, y veo sangre. Oigo sus gritos de dolor, y yo sólo doy unos pasos hacia atrás, tapándome la boca, horrorizada por la escena. 

- ¡¡Kathy!!

Me suplica que le ayude, pero yo me quedo ahí, como congelada. No me atrevo a moverme, no me atrevo a hacer nada. Me siento tan impotente cual hormiga en medio de un vendaval. 

Y sé que todo vuelve a la calma, cuando esa imagen desaparece, cuando sólo oigo dolorosos ecos de sus gritos, cuando sólo oigo su voz ahogada gritando mi nombre, suplicándome que le ayudara. 

Tal vez ese sueño me quería decir algo, algo como; "Tú no hiciste nada. No impediste que muriera. Porque tú fuiste la asesina".

***

Me levanté sobresaltada, empapada en sudor frío. Tenía los músculos de las extremidades entumecidos, y por un momento me sentí completamente perdida. Y miserable.
Me limité a coger aire, sabiendo que esa sensación era normal, y sería normal para el resto de mi vida.

La pesadilla me había dejado echa polvo, ya que por un momento, creí que aún tenía tiempo, que aún podía hacer algo.
¿Podría alguna vez más, sentir aquel dolor tan inmenso, en un futuro? ¿O ya era imposible superar tal dolor?

Estaba en mi cama, en mi cuarto-escritorio, en mi barco. Al menos eso era un alivio. De haber estado en la isla, hubiera sido probable que me hubiera levantado y me hubiera internado en la cueva, sólo por Harry y por la pesadilla.

Recordé que a la última persona que había visto era Jacob, y supuse que él me había metido en mi cama.
Y por recordarle a él, recordé a Elizabeth. A la víbora que me había mentido, haciendo que desconfiara de Jake.
La mataría. Con mis propias manos. Y no en mucho tiempo.

Me levanté de la cama, sin saber qué hora sería, y salí del cuarto escritorio. Me quedé en el sitio al ver que la luna era la única luz que iluminaba el oscuro mar. Había dormido casi un día entero, y entonces fui consciente de lo mal que me dejaba el dolor.

Cerré la puerta tras de mí, y observé el mar que nos rodeaba. Para mí, aquella inmensa masa de agua era como una barrera. Una barrera que me protegía del mundo y de los problemas, una barrera que me hacía sentir segura.
Aunque ahora no parecía estar funcionando correctamente, pues sólo se trataba de una maldita barrera que me separaba del cuerpo de Harry...

Sacudí la cabeza para apartar el dolor de mi mente, cuando me percaté de que en la cubierta del barco había alguien más. En la barandilla, cerca de la proa, una figura, encorvada sobre la madera, observando la luna.
Caminé en su dirección, hasta que me di cuenta de que esa persona estaba llorando en silencio; y de que se trataba de Diana.

Coloqué una mano sobre su espalda, y al observarla, vi que no miraba precisamente a la luna; tenía los ojos cerrados, y lloraba con fuerza, pero en silencio. Su frágil cuerpo se convulsionaba a causa del llanto.

Con la otra mano, la obligué a apartarse de la barandilla, por miedo a que quisiera tirarse o algo así. Y entonces la abrazó, en el momento en que alzaba el tono de voz.

- Di, tranquila... Tranquila. No pasa nada. Absolutamente nada.

Acaricié su pelo negro, su suave pelo negro, y cerré los ojos, hundiéndome en mis recuerdos felices.

"Mi mano está delante del sol, y los rayos de luz se cuelan por entre mis dedos, llegando a mis ojos. Estoy tumbada sobre la verde hierba, y tengo la cabeza apoyada en la tripa de Harry. Él observa las nubes, mientras yo muevo mi mano para observar los rayos solares colándose entre ellos. 

- Dentro de poco tendré que irme. Ya sabes que ahora soy oficialmente la Princesa de los Mares, y que el Greenwood está en mis manos. Debo comenzar a hacer lo que llevo deseando desde pequeñita. Cuanto antes mejor. 

- Entiendo. -contesta él.

- ¿No vendrás conmigo? -pregunto, bajando la mano. 

- Creo que no, Kat. -ríe él. Con esa risa tan perfecta. -Iré por mi cuenta, en busca de aventuras, aunque no tan interesantes como las tuyas. Quien sabe si algún día, en el futuro, el destino nos volverá a unir. 

Yo sonrío, observando las nubes, pensando en cuál es su forma. 

- Entonces te echaré de menos, Harry. 

- No hace falta que te responda, mi pequeña Kat. Ya lo sabes. "

Abrí los ojos con extrema lentitud, intentando acostumbrarme a la negrura de aquella noche.

- Estamos juntas, Di. Lo superaremos. Ambas somos fuertes... -pero mi voz se quebró en el último momento, fallándome, demostrándome que no era así. Que yo no era fuerte, y no podía serlo. No sin Harry a mi lado.

Era un continuo dolor, y una continua angustia. Ese pensamiento, que me golpeaba cada dos por tres; Harry jamás volverá. Debo ser consciente de ello. No puedo albergar falsas esperanzas, porque la caída sería peor. O me volvería loca. O podría acabar con mi vida.
Debía asumir que él jamás volvería. Que se había ido para no regresar, a un lugar mejor, en el que no tendría que preocuparse de nada, en el que sería feliz.

Poco a poco, la conduje a mi cuarto-escritorio, ya que no permitiría que durmiera sola. La tumbé en mi cama, y la agarré de las manos.

- Todo saldrá bien, Diana, todo saldrá perfecto. -susurré, intentando que no se me quebrara la voz.

Ella se limitó a seguir llorando, acurrucada sobre mi cama, encogida sobre sí misma. Me tumbé a su lado, y la medio abracé. No tenía ganas de dormir, y menos teniendo a Diana llorando a mi lado. Pero lo haría por ella, porque me necesitaba más que nunca.

***

(Diana Martin)

La neblina me envuelve, haciendo que nada sea nítido, haciendo que todo esté disperso. No veo nada claro, sólo esa extraña niebla. Quiero moverme, pero tampoco puedo, y entonces cierro los ojos. Pero yo no soy la que controla mi cuerpo; él hace lo que quiere. 

- ¿Diana? -oigo una voz.

Una voz que me agita por dentro, haciendo que tenga ganas de llorar. Quiero abrir los ojos, y me desespero, porque no puedo. 
Esa voz, esa voz... es mi voz, mi voz favorita. 

Y de pronto, mis ojos se abren, dejándome ver a la figura que hablaba. 
Mi corazón late con fuerza, siento que el dolor desaparece, que los trozo de mi vida se van pegando como imanes. 

- ¿Harry? -susurro sorprendida. 

Entonces él me acaricia la mejilla, y un escalofrío de placer me recorre. 

- Te echo tanto de menos... -susurro, con los ojos húmedos. 

- No lo hagas. Sigo aquí. ¿No me ves? Jamás te abandonaré. Siempre estaré a tu lado. 

Siento que el llanto se hace más intenso, y sé que soy incapaz de pararlo. 

- Harry...

- Di, te quiero. Ya lo sabes. -hace una pausa, en la que me dedica una perfecta sonrisa. -No... no te lo puedes creer. El lugar en el que estoy es... maravilloso. No puedo describirlo. Pero jamás me olvido de ti, tampoco de Kathy. Sigo a vuestro lado, sólo tenéis que creerlo. 

Siento que me caigo, me caigo por el llanto. Tener a Harry delante de mí, hablándome... susurrando esas palabras... Me hacía quedarme sin aliento. 

- ¿Me prometes que estarás bien...? -susurra él, tomándome de la mano. 

Me tapo la boca, incapaz de responder. Las lágrimas inundan mis ojos, pero es por la felicidad, aunque también por el dolor. 

- Prométeme que no me abandonarás. 

- De eso no te preocupes, Di, yo sigo aquí, a tu lado. Para siempre. 

Y de pronto, veo que toda la escena se inunda por luz dorada, y que veo a Harry sonriéndome con dulzura.

- ¡No quiero despertarme! ¡No quiero! Harry se va, Harry desaparece envuelto en un manto de luz dorada, con su sonrisa perfecta, y sus ojos castaños más vivos que nunca.

Y ahí me quedo yo. 

***

Me desperté en cuanto oí el llanto silencioso de Diana.

- ¿Di? ¿Estás llorando...?

Ella no contestó, y lo tomé por un sí.
La acaricié el pelo, medio dormida aún.

- He visto a Harry... -susurró. -En mis sueños, él ha aparecido.

Me mordí el labio inferior, cerrando los ojos. "Sí, también aparece en mis pesadillas. Y le veo morir una y otra vez, de forma lenta y dolorosa, sin poder hacer nada por salvarle; recordando que tuve que haber hecho algo".

- Sssh, Di...

- No, Kat, ha sido real... Me... me ha hablado... Me ha dicho que jamás nos abandonará, que siempre estará a nuestro lado... Kat, era él, era... tan real... Era dolorosamente real.

Agarré una de sus manos, y susurré:

- Te creo Di.

- Y entonces desapareció... inundado por una luz dorada...

- Sssh, Di, te creo. Pero debes descansar. Ambas necesitamos dormir.

Ella asintió, y cerró los ojos, aunque sin poder aguantar las lágrimas.

- Gracias, Kathy... Gracias por todo.

- No me las des. Estamos juntas en esto, ¿no? -contesté, esbozando una sonrisa un tanto forzada.

- Claro, Kat...

Y entonces cerramos los ojos, esperando a que el sueño nos meciera entre sus dulces brazos... o en mi caso, en sus malvados brazos.


***

(Harry Jones)


Ella seguía tan guapa como siempre. Aquel momento en el que inundé sus sueños, y me aparecí en ellos, su mirada me destrozó. Mi amada Di... Pero ya la había dicho que jamás la abandonaría. Que seguiría con ella, aunque no fuera físicamente.

Y también con Kathy, mi pequeña Kat.
La echaba tanto de menos...

Pero no sabía si eso de poder meterme en sus sueños, sería para siempre.




6 comentarios:

  1. Me encanta, cielo! quiero el siguiente capitulo, cielo es una pasada!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que me emociono :') Tengo ganas de leerme los últimos capítulos de tu blog y ponerte un comentario de esos que te mereces <3

      Eliminar
  2. APICHI T_T HAAAAAAAAAAAAAARRY T_T
    Omg omg omg..Me ha encantado el capítulo cielo *-* Harry es to cuqui,y Diana...POBRE DI,JOPEETA.
    Ya espero que puedas subir pronto el siguiente amor!
    Te quiero <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. BUAAAAAAAAAAA T_______T Lloremos....
      Ojala lo pueda subir pronto xD
      Te quiero osito ^^

      Eliminar
  3. Hola April :) :) Bueno, espero que me conozcas. Me pasé por tu blog, como me dijiste, y quiero decirte que no sé cómo te puede gustar algo que yo escriba con este blog tan OMG*_* que tienes (sin peloteos, eh xD). Me encanta el diseño y la historia, bueno, la historia... He leído tres pedacitos y me tiene encandilada. ¡No veas lo bien que escribes! Me encantaría poderte decir algo sobre la trama y los personajes y blablabla... Pero es que no he tenido el tiempo suficiente para leerme todos los capítulos. (Paciencia, Julia, Paciencia). Soy bastante cabezota, así que si me he propuesto leérmela, lo haré. No sé si me leeré varios capítulos por día, o quizás un fin de semana que no tenga exámenes la coja y me la lea entera, pero la cosa está en que la leeré, porque soy yo la que me pregunto cómo no descubrí este blog antes.
    Bueno, perdona por el testamento, y eso, muchísimas gracias por seguirme, te he afiliado y tal y espero poder terminar pronto tus capítulos para poder comentarte lo maravillosa que es tu historia (por lo que me ha parecido)
    Un beso bonita ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. AASEGADQREFSGARAGDTWFAEATE *_* Que me ahogo de la emoción. Dios, tu parrafada me ha alegrado el día... ¿Que por qué no te habías fijado? Porque el tuyo es perfecto, y claro, llama más la atención lo perfecto...
      Tú con tranquilidad, por Dios, que no quiero que leer mi blog sea una obligación para ti ;) Yo ya estoy feliz con este comentario tuyo ^^
      Un besazo! :D

      Eliminar