Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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domingo, 7 de octubre de 2012

DDM: Capítulo 41

Bueno bueno, aquí os traigo el capítulo 41!
Creo que este capítulo es más... ¿feliz? ¡Ya me diréis vosotros!
En este capítulo, creo que Jacob y Katherine se merecían por fin un ratito juntos... :)
Espero que os guste, y que comentéis, dejando vuestras opiniones :)

Besos!






Jacob se quedó paralizado, y con un hilillo de voz, consiguió murmurar:

- No...

Y entonces, con los ojos húmedos, se giró bruscamente, y salió de mi habitación con la fuerza de un tornado.
Y nada más perderle de vista, sentí la urgente necesidad de ir a buscarle y consolarle, como él había hecho siempre. No quería verle sufrir, aunque yo tampoco estaba en condiciones de consolar a nadie...

Miré a Gwendolyn, con una expresión de horror.

- ¿Es... es verdad? ¿Harry era... era su hermano?

Gwendolyn asintió, y yo tuve que morderme la lengua para no echarme a llorar.

- ¿Y desde cuando lo sabía Harry? -pregunté, con los ojos húmedos.

- Desde siempre.

¿Cómo era posible eso? Harry siempre había estado conmigo, y nun... corté mis pensamientos en aquel preciso momento. Podía ser verdad. Porque Harry nunca había discutido con Jacob, nunca había hablado con él, nunca me había defendido. Porque... porque era su hermano.

Me llevé la mano al pecho, paralizada de la sorpresa. Me sentí estúpida, me sentí el ser más malvado de la tierra; yo insulté a Jacob frente a Harry, frente a su propio hermano. ¿Cómo se debía sentir?
Y por eso se despidió de Jacob de tal manera... No como simples compañeros de viaje, sino como hermanos. Como lo que eran.

Me resultaba muy extraño pensarlo... Había estado enamorada de Jacob, luego creí estarlo de Harry, y otra vez de Jacob. Ambos hermanos habían tenido mi corazón en sus manos, aunque Harry de una forma distinta. Y ahora... Ahora ya no estaba. Tampoco podía perder a Jacob.

- Debo ir a ayudarle. -susurré.

Gwendolyn se levantó de la silla con rapidez para impedir que me moviera.

- ¿No deberías descansar?

- No estoy herida físicamente. Lo estoy emocionalmente. Y no quiero estarlo el doble por ver así a Jake.

Ella suspiró, y me permitió levantarme.
Con torpeza, caminé hacia la puerta, mordiéndome la lengua para contener las lágrimas. Y sospechaba que estaría mucho tiempo de la misma manera; conteniendo las lágrimas.

Mucha gente puede pensar que era llorica, pero no podía dejar de llorar, simplemente no. Porque el mero de hecho de pensar que Harry estaba muy lejos de mí, me hacía la vida imposible, hacía que los escombros de mi mundo me sepultaran aún más profundo, y no me dejaran respirar.

Antes de salir de la habitación, oí a Gwendolyn decirme:

- Lo siento, Kathy, lo siento mucho.

No me atreví a mirarla, por el miedo a caer al suelo y deshacerme en lágrimas. Así que continué con mi camino, dejándola atrás.

Hacía frío, así que tuve que abrazarme a mí misma para darme algo de calor.
Al final de aquel camino de tierra, bordeado con las diferentes casitas de madera, se encontraba Jacob, que caminaba con rapidez.

- Jake. -exclamé, aunque mi voz sonó muy débil. - ¡Jake! -grité más fuerte, aunque al final de la palabras se me quebró la voz.

Me tapé la boca, para no echarme a llorar ahí mismo. El recuerdo de Harry era demasiado fuerte, y su rostro seguía presente en mi cabeza.

Entreabrí los ojos, para ver dónde se encontraba Jacob, y vi que no se había parado; seguía caminando, alejándose de mí. Eché a correr con torpeza, a punto de caer varias veces. Le llamé otras cuantas veces más, intentando sonar fuerte, pero me era imposible.
Cuando por fin le alcancé, y le llamé, su respuesta me cortó cual cuchillo recién afilado.

- Katherine, vete. No quiero hablar contigo. -sus ojos estaban llenos de una mezcla de tristeza y enfado.

Me quedé paralizada, con los ojos húmedos, y sin saber qué decir.

- ¡Vete, déjame solo! -exclamó, antes de darse la vuelta y echar a correr hacia el bosque.

Y yo me quedé ahí, boquiabierta, con el corazón roto en millones de pedazos, a punto de caer al sueño para ponerme a llorar.

Me quedé sobre la tierra, encogida sobre mí misma, maldiciendo mi vida. "Todo es un desastre, una miseria. Harry, te echo de menos. Te echo demasiado de menos, pero no vuelves".
Y ahí estaba yo, recordando los vívidos ojos de Harry, su voz llena de dolor, y su abrazo cargado de ternura al despedirse de mí. ¿Cómo fui tan estúpida? Cómo...

- Harry, vuelve, por favor... -sollocé ahí en medio.

En ese momento, lo único que deseaba era levantarme, secarme las lágrimas, y correr. Alejarme de todo. Correr hasta que me sangraran los pies, hasta que cayera al suelo por la falta de energía. Seguir el viento, ser guiada por las estrellas en una noche fría. Sentirme libre, para olvidarme de Harry y de su muerte, para olvidarme de Elizabeth y su odio, para olvidarme de Jacob y del amor.

Y de pronto, una dulce voz, me hizo dejar de llorar.

- ¿Kathy...?

Parpadeé varias veces, boquiabierta, y me atreví a alzar la vista.

- ¿Kathy...? -repitió la dulce voz.

No me lo creía. No me lo podía creer. Me incorporé, para levantarme del suelo. Tenía el vestido manchado, pero me daba igual. Observé a esa figura de fino y delgado cuerpo. Automáticamente, alcé una mano, y acaricié un mechón de aquel pelo que parecía fuego.

- ¿Liv...? -susurré.

Entonces ella sonrió ampliamente, con esa sonrisa tan tierna, y sin pensarlo dos veces, nos fundimos en un cálido abrazo.

- Estás bien... -susurró ella.

Cerré los ojos, y dejé que su calidez me envolviese. Dejé que los recuerdos con ella me invadieran. Pensé en Harry cuando estaba conmigo, y sentí una extraña felicidad. Con ella todo parecía seguir bien, no sé cómo lo hacía.

- No del todo. -musité en su oído.

Ella se apartó de mí, colocando sus manos en mis brazos, y con voz preocupada, dijo:

- ¿Por qué?

- Harry...

- Lo sé. -me interrumpió, sacudiendo la cabeza. -Lo sé todo, Kathy.

- ¿Por qué nadie ma avisó? -pregunté, con los ojos húmedos.

- Sé que te parece injusto. Yo quise haberte avisado. Pero era lo mejor. Él mismo lo dijo, porque si te lo hubiéramos contado, tú te habrías ofrecido, en vez de él. Y ese no era el acuerdo.

Cerré los ojos, y me eché a llorar. Enterré mi rostro entre las manos, y dejé que las lágrimas salieran. Y con ellas, mi dolor.

- Liv... Le echo... tanto de menos... -sollocé. -Harry era como mi hermano...

Liv me apartó el pelo de la cara, y se limitó a observarme con pena. ¿Qué podía hacer ella? Era una niña de quince años, no podía traerme de vuelta a Harry.

Y ahí se quedó, mirándome con pena, observando mi profundo dolor, sin nada que hacer por mí.

Porque ya nadie podía hacer nada por mí.

***

Entreabrí los ojos, y parpadeé varias veces. ¿Dónde estaba...? ¿Qué había pasado...? Miré hacia los lados, en busca de algo que me hiciera saber dónde estaba, hasta que posé mi vista sobre esa preciosa cabellera pelirroja.

Por fin recordé que estaba en mi habitación, en mi pequeña casita de madera. Y me asustó el pensar que siempre que me despertara, iba a pasar por lo mismo. ¿Por qué lo olvidaba? ¿Por el dolor que sentía, porque estaba rota? Podía ser.

Liv estaba dormida sobre la silla acolchada, y aproveché para levantarme. Las ventanas estaban cerradas, y no sabía qué hora era. Nada más pisar el suelo, sentí esas tremendas ganas de llorar, por recordar a Harry, pero fui capaz de contener el llanto, y salir de la habitación sin despertar a Liv.

Cuando vi que el poblado estaba sumido en la oscuridad, supe que era de noche, aunque estaba tan desorientada, que me costó saberlo. La luna brillaba con intensidad, rodeada por su séquito de estrellas. Noté una punzada en el corazón. Una lágrima rodó por mi mejilla, mientras observaba la luna.

- Te quiero. -susurré.

La imagen de Harry ocupó mi mente, y sus ojos castaños observaron los míos. Su sonrisa tan increíble me hizo sentir más dolida, más rota.
¿Alguien conseguiría sacarme de entre los escombros de mi mundo, o me quedaría ahí sepultada para siempre?

Decidí ir a ver a Jacob, para ver qué tal estaba después de saber que Harry era su hermano... Caminé por el poblado, intentando pensar dónde estaría. Estaba claro que yo había dormido horas, y no creía que fuera a seguir en el bosque. Aunque era una opción. Tal vez la mejor opción.

Caminé en dirección al bosque, sintiendo a mi alrededor el vaporoso vestido blanco. Parecía sacada de un cuento de hadas. Pero mi vida no se parecía en lo más mínimo a uno.
El bosque era muy extenso, y dudaba que le fuera a encontrar. Escuché atentamente, mientras me mordía la lengua para no ponerme a llorar ahí en medio.

Y de prono, oí un ruido, un ruido que no tuve tiempo de reconocer, así que frené y agucé el oído. Me sentí muy sola entre aquel bosque.

- ¿Jake? -susurré.

No obtuve respuesta como tal, pero sí escuché más ruidos. No tuve miedo, porque estaba segura de que pertenecían a una persona; parecía el filo de una espada chocando con algo.

Caminé en la dirección en la que lo había oído, hasta que vi una figura iluminada por la luz plateada de la luna, con una espada en la mano, golpeando el tronco de un árbol.
Se me aceleró el corazón, cuando supe de quién se trataba; Jake.

Me quedé escondida detrás de un árbol, entre las sombras, observando sus movimientos llenos de furia y de dolor. Golpeó unas cuántas veces el árbol, maldiciendo, e insultando, hasta que pareció rendirse, y entonces se dejó caer sobre el tronco de un árbol que se encontraba en el suelo; parecía reciente, y me sorprendí al darme cuenta de que él lo había cortado.

Verle abatido, sentado y con el rostro tapado por sus manos, me rompió aún más el corazón. No pude aguantarlo más, y salí de mi escondite. Él alzó la vista, alerta, y cuando me vio, volvió a relajarse.
Ninguno dijo nada, y yo me acerqué hasta donde estaba él, para sentarme a su lado.

Observé que tenía sangre en las manos, y que con ella se estaba manchando la cara.

- ¿Pero qué...?

Le cogí de las muñecas, y me miró fijamente, mientras yo observaba las heridas.

- ¿Qué has hecho, Jake...?

- Me encanta que me llames así. -dijo, con una media sonrisa.

Yo bajé la cabeza, mordiéndome el labio inferior, concentrándome en la herida, e intentando ralentizar mi corazón desbocado.

- ¿Qué te has hecho?

- Con la espada. Y el árbol. -dijo con un hilo de voz.

Resoplé, y fui a cortar un trozo del vestido, pero me frenó.

- No, no utilices ese vestido.

Alcé la mirada lentamente, y observé cómo se quitaba la camisa medio sudada. Entonces verle el torso desnudo me aceleró otra vez el corazón.
Agarré la camisa, y con lentitud, retiré el exceso de sangre de las manos, y le limpié la cara.

- Ya está. -susurré. -¿Por qué... lo has hecho? -dije refiriéndome al árbol.

Entonces él se calló, y apoyó los codos en sus piernas. Pude adivinar que era por lo de Harry, no sabía ni por qué le había hecho esa pregunta tan estúpida.

- Lo siento. -acabé susurrando.

Él sacudió la cabeza.

- Cómo no lo supe antes...

- No es tu culpa. Harry estaba lleno de sorpresas. -sonreí tristemente.

Jacob enterró el rostro entre las manos, y supe que estaba llorando.

- Todos le echamos de menos... -conseguí musitar.

Alzó la cabeza, a la vez que respiraba fuertemente. Cerró los ojos, y sacudió la cabeza.

- Es que no me puedo creer que Harry fuera mi hermano. Es... es irreal.

- Lo sé. -respondí. -Yo tampoco me lo puedo creer.

Recordé a Harry en la cueva, cuando me dijo que tal vez era el último momento íntimo que tendríamos. Me pidió que le prometiera que al salir de la cueva, le confesaría a Jacob mis sentimientos. Pero me entró el miedo. ¿Y si él amaba a Elizabeth, porque yo le había rechazado?

- ¿Tú estás bien? -preguntó de pronto. -Siento cómo te traté antes, en serio, no quería ser así, y menos contigo... Siento haberme portado como un estúpido, antes.

- Sí. -conseguí decir, aunque fuera mentira. En esos momentos, sólo necesitaba un buen abrazo. -No te preocupes, es normal. Sé que no lo hiciste conscientemente. -hice una leve pausa. -Pero eso no es lo importante, estando tú así.

- Para mí, lo más importante es que tú estés bien. -susurró mirándome fijamente.

Sus palabras aceleraron mi corazón, y sentí que me ruborizaba; menos mal que era de noche.
Se me humedecieron los ojos, sin saber muy bien por qué, y me levanté de su lado para que no lo notara.

- ¿Lo has... lo has cortado tú? -pregunté, de espaldas a él, a varios metros de distancia, señalando con un leve gesto el árbol caído. Pero mala suerte, porque al terminar la frase, se me quebró la voz.

Él respondió un leve "sí", apenas audible, y entonces, es cuando noto su mano acariciar mi hombro con suavidad. Con ese leve contacto, sentí que hiperventilaba, pero me controlé. Giré la cabeza con lentitud, hasta girarme del todo, colocándome frente a él.
Alzó una mano, y me acarició el pelo con ternura, colocándomelo tras la oreja.

- Ese vestido te favorece. -susurró.

Sentí que mi corazón latía desbocado, y tuve ganas de llorar, llorar por todo.
Recorrió mi mandíbula con el pulgar, haciéndome temblar de la emoción. Por primera vez, no me di la vuelta y me marché, simplemente me quedé ahí, sintiendo su dulce contacto sobre mi piel. De la mandíbula, bajó al cuello, a la vez que su mirada, hasta llegar a mi esternón. Mi corazón brincaba con fuerza y emoción.
No es que el vestido tuviera mucho escote, pero que su mirada estuviera posada por esa zona, junto a su pulgar acariciando la piel de encima del esternón, hizo que explotaran chispas en mi interior.

- No llores, Green. No llores, por favor. Me duele verte así. -dijo, en un susurro.

Sus palabras bastaban para hacerme temblar de la emoción, su mera presencia era capaz de hacerme sentir cosas que con nadie más sentía. Todo de él me parecía perfecto, y me sentí estúpida por el hecho de haberle insultado en un pasado. ¿Cómo se puede llamar babosa a la persona más perfecta, a la persona capaz de quererme como nadie?

- He estado con muchas chicas en mi vida. Pero ninguna me ha hecho sentir lo que siento por ti. Ninguna, Green. -susurró. -Desde el día en que te conocí... supe que serías la única. Me da igual el porqué, me da igual cómo, pero agradezco al destino haberme cruzado otra vez en tu camino... Porque quiero arreglar lo que hice mal, Green. Quiero hacerte sentir lo que no te hice sentir en el pasado. Quiero amarte como te mereces. -hizo una pausa, en la que cogió aire. -Quiero ser yo el que te abrace todas las mañanas. Quiero ser yo el que te proteja de todo, quiero ser yo el que te bese hasta que nos duelan los labios. Quiero ser yo el que te haga sentir la mujer más especial de la Tierra. Quiero ser yo el que esté a tu lado hasta el final.

Y entonces, creí que moría. Mi corazón latía con extremada fuerza, y pensaba que me iba a desmayar. Jacob. Jake. Mi vida. Mi vida desde que le conocí.
Fui a decir algo, pero sacudió la cabeza, interrumpiéndome:

- No digas nada.

Y entonces, toda mi vida se iluminó en aquel momento, aquel mágico momento, en que sus labios encontraron los míos, después de tantos años. Fue un beso dulce, lleno de ternura, pero también ávido y lleno de pasión. Pasión que había sido reprimida durante mucho tiempo.

Sus manos acariciaron mis brazos, hasta llegar a mi cintura. Por un momento, me olvidé de Harry, de lo que había pasado, me olvidé de todo lo que me había hecho daño, para centrarme en aquel momento. En el que sólo existíamos Jake y yo. Sólo existían nuestros labios, nuestros cuerpos en aquella noche estrellada.

Y me pregunté, cómo había podido llegar a odiarlo. Cómo no le besé antes.

Tenía las mejillas encendidas, porque nunca antes había sentido lo que Jacob me estaba haciendo sentir con tan solo un beso. Por una parte, no sabía si sería capaz de aguantar ese deseo que tenían sus labios de besar los míos, pero por otra, quería más. Quería más de él.

Se separó unos centímetros de mí, y entonces me sentí abatida. Le miré fijamente, a esos ojos verdes tan  preciosos, y no hizo falta que le dijera que no quería que parara. Él se volvió a inclinar, y me besó con lentitud y ternura.

Acarició mi espalda, mientras me besaba con dulzura, hasta llegar a la parte baja de mi espalda. Y entonces, di un paso hacia atrás, perdiendo un poco el equilibrio, pero él me sujetó.
Acarició mi mejilla, mi pelo, mis hombros, hasta volver a la espalda. Sentir su contacto era más que emocionante, era... mágico. No quería que ese momento terminara, es más, mi cuerpo pedía a gritos aún más. No quería que se alejara, no quería.

Cerré los ojos cuando sus labios recorrieron mi mandíbula y acabaron en mi cuello. Hubo un momento en que paró, y se limitó a aspirar mi aroma, y entonces me quejé. No quería que parara. Quería que esa noche fuera nuestra, que no hubiera nada que nos molestara. Quería demostrarle que le quería con toda mi alma, y que le había echado muchísimo de menos. Quería demostrarle que le daría cualquier cosa. Le daría todo lo que él me pidiera, porque le amaba.

Volvió a presionar los labios contra los míos, y poco a poco noté que me inclinaba hacia el suelo, hasta que quedamos los dos tumbados, él sobre mí. Rozó mi cuello con sus labios, en un suave beso, y después entrelazó sus manos con las mías, colocándomelas detrás de la cabeza, sobre el suelo.

- ¿Cómo puedes ser tan perfecta, Green? -susurró, jadeando.

Eso hizo que mi corazón latiera todavía a más velocidad, mientras sentía su cuerpo pegado al mío, sus labios presionados sobre los míos con más pasión, y sus manos entrelazadas con las mías.

El suelo estaba frío, tal vez algo húmedo, pero me daba igual. En aquel preciso momento, a mí me parecía que hacía demasiado calor entre los dos. Y mi piel ardía de placer.

Alejó sus labios unos centímetros, y me di cuenta de que yo estaba jadeando. Clavó sus ojos verdes en los míos, pero no me bastaba con su mirada. Necesitaba sus besos, los necesitaba.

Soltó una de mis manos, y la colocó sobre mi pierna. Acarició mi piel, hasta llegar a la cintura, pero por debajo del vestido, lo que me produjo un escalofrío.
Emití un leve gemido, pero porque en el fondo, tenía miedo. Miedo de mí misma, porque yo no era experta en estas cosas, no como Jacob, y no quería decepcionarle.

- ¿Voy... demasiado deprisa? -me susurró al oído.

- No... -musité yo, con los ojos cerrados, disfrutando de su contacto.

Depositó un suave beso en mi cuello, y entonces me armé de valor para decir:

- Jake, no soy una experta como tú. -lo dije muy bajo, tímidamente, deseando no haberlo estropeado todo, deseando que lo hubiera entendido.

- Puedo parar, Kathy. No quiero que pienses que me estoy... aprovechando de ti, y menos... después de lo de Harry...

Le necesitaba, a Jake. En ese mismo instante. Necesitaba sus besos. Sus caricias. Su consuelo.

- No, no, Jake... es que... nunca antes lo he hecho... Y no quiero...

Entonces sonrió, con sus labios apretados contra mi cuello, y susurró en mi oído:

- ¿Decepcionarme? Green, tú nunca podrás decepcionarme... -susurró. -No tengas miedo.

Y entonces me besó con avidez.
Agarró con delicadeza mi vestido, y yo no me negué. Porque ansiaba más, ansiaba su contacto. Después de oír sus palabras, parte del miedo desapareció. Sólo quería entregarme a ese momento, disfrutar del contacto de Jake. Quería olvidar el dolor, quería olvidar a Harry, aunque fuera por unos momentos.

- Te quiero. -susurré, sintiendo escalofríos de placer recorrer mi cuerpo.

Jake sonrió, en medio de un beso, y mientras rozaba mi mandíbula, contestó:

- Yo te amo, Green.

Sabía que Jacob quería algo más que simples besos, y no podía negarlo, yo también. Por eso, estaba dispuesta a darle lo que no le había dado a nadie. Estaba dispuesta a dejarme llevar con él. Ya no podía echarme atrás. Ya no, después de haber llegado... tan lejos. Por Jake. Por mí.

Y así, entre escalofríos de placer por estar con la persona que amaba y besos, aquella noche se convirtió en la mejor de toda mi vida.





6 comentarios:

  1. JOlines es jodidamente perfecto, me encanta en serio es una pasada, ¿como escribes tan maravillosamente bien? TIENES UN DON

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    1. ¿De verdad lo piensas? :') Me emociono, de verdad, que lloro... QUE LLORO :')
      PD. Me estoy poniendo al día con tu blog TAN PERFECTO! Y.. y... y... no tengo palabras!

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  2. APICHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII :__________________________________________________) PERO PERO PERO PERO,QUE VIOLABLE QUE ES MI JAKE <3 AINS,VEN PA'CÁ JOMÍO. Cielo,YO QUIERO ESTE LIBRO PUBLICADO YA DE YA.Así lo digo.Jo,me encanta como escribes :') ¿CEDE UN POCO AL RESTO,NO CREES? Perfecta acaparadora.. u.u Te quiero golden osito :)

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    1. ¿Le sacamos de aquí? :3 Yo le quiero, le quiero. Quiero un Jake en mi vida. Me enamorau de un personaje que yo misma he creado T_T
      Pronto el siguiente! ^^
      Te quiero preciosa :)

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  3. Increíble, PERFECTO, intenso...
    ¡¡Y miles de palabras más para describirlo!!
    Pobre Harry, pobre el dolor que se sufre, pobres padres...
    Momento Jacob/Kathy <3 Increíble!!
    Muchos besoss April y espero el siguiente!!

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    1. Criiiiis! Echaba de menos tus comentarios *_* Awww, me encanta que te haya gustado, ya que es uno de mis favoritos <333
      Un besazo enorme, y enseguida lo tendré! ^^

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