Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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viernes, 15 de junio de 2012

DDM: Capítulo 23

Aquí está el 23, espero que os guste ;)



Cuando me giré, llorando, escuché la voz de Jacob, triste, preocupado, dulce. Y sincera.

- Te daré todo el tiempo que necesites, Katherine.

Me alejé de Jacob, y de aquel poblado. Pensé en buscar a Olivia, para que me calmara, como había conseguido hacer anteriormente. Pero era muy tarde, y todos estaban dormidos. Y es lo que yo debería estar haciendo.

Corrí y corrí, hasta no sentir mis piernas, notando la tirantez de la herida, jadeando y llorando. Pero correr era mi único propósito, pensando que así me alejaría de la realidad.
Atravesé un bosque, y cuando salí, casi me caí, al notar la suave arena bajo mis pies. Observé el mar. Mi "hábitat", mi hogar, mi vida.

Caminé en dirección a la orilla. Iba más despacio, para intentar recuperarme de la carrera. Me sequé las lágrimas con el dorso de la mano, y me quedé ahí de pie, con el viento acariciando mi piel, y haciendo que mi pelo ondeara libre.

Pensé en Harry, y en Jacob. También en mis padres. La luna y las estrellas brillaban con fuerza aquella noche despejada de verano.
Oía el maravilloso sonido del oleaje romper contra la arena de la orilla, y eso me tranquilizó.
Finalmente, me dejé caer al suelo, hasta tumbarme, para tener una mejor visión del cielo nocturno.

- ¿Sabías que te hecho de menos...? -susurré en voz alta, por primera vez, sin miedo a que alguien me oyera.

Y quería gritarlo. Quería gritar todo lo que sentía. Sin miedo a parecer débil, porque no era la verdad; diciéndolo, me obligaba pensar que era más fuerte.
Todos tenemos algo que nos hace daño, algo que nos marcó, pero no por callarlo y fingir valentía somos más fuertes.
Me di cuenta en ese momento que las personas realmente fuertes son aquellas que muestran sus sentimientos tal y como son. Aunque sean de dolor.

- Te quiero, mamá. Y a ti también, papá Oso. -sonreí levemente al pronunciar esa palabra.

Tantos recuerdos, tantos momentos dolorosos... cuando en realidad, podía ser feliz. Sólo debía admitirlo, no fingir algo que no era.

- Odio y amo a mi mejor amigo. -exclamé, alzando los brazos.

Si alguien me viera, pensaría que estaba loca. Pero, ¿y qué si ahora era más feliz?
Estaba admitiendo que no era perfecta, que no era esa joven firme y valiente que todos conocían. Era una persona, y como toda persona, tenía mi corazón, y unos sentimientos.

- Ojalá estuvieras a mi lado. -susurré. -Sé que me ayudarías, y me aconsejarías sobre qué es lo mejor, sobre qué debo hacer en estos momentos.

Suspiré, y me quedé en silencio. Cerré los ojos, relajándome con el sonido de las olas, y el murmullo del viento sobre las hojas del bosque. Bueno, de la selva.

Estaba a punto de dormirme, cuando oí el ruido de pisadas sobre la arena.
Abrí los ojos, en guardia.
Me equivocaba. No eran pisadas. Alguien se había sentado a mi lado.

- ¿Liv? -pregunté.

Ella me miró, con una preciosa sonrisa.
Esbocé por mi parte una tonta sonrisa. Tal vez mi madre no pudiera estar conmigo, pero sí podía estarlo Liv. Me alegré de haberla conocido.

- No quería molestarte, pero sentía la necesidad de ayudarte. -dijo.

- Haces bien. -contesté.

Ella me cogió de la mano, realmente parecíamos las mejores amigas, y eso me hizo recordar a Diana.

- Qué ha pasado. -preguntó suavemente, mirándome con sus preciosos ojos azules.

- He discutido con alguien muy importante para mí, Olivia. -hice una pausa. -Liv. -me corregí, sonriendo.

Ella hizo una mueca, y ladeó la cabeza.

- ¿Por qué?

- Porque me ha mentido. -suspiré. -Yo estoy enamorada de él... o eso creo. Y él no me ha dicho que estaba con mi mejor amiga, Diana.

Cerré los ojos, para aclarar mis propias ideas. Me parecía una locura todo aquellos. Me parecía difícil de entender. Todo era difícil de entender.

- ¿O eso creo? -inquirió Liv, tal vez algo enfadada. -No puedes dudar en el amor. O sí, o no.

Otra vez esa simpleza. O sí, o no.

- Es que no lo sé.

- ¿Por qué? Es fácil saber si amas a una persona o no. Salvo cuando hay alguien más. ¿Es eso?

Tardé unos segundos en asentir, vacilando. Sentí unas tremendas ganas de llorar, y me planteé seriamente si era bipolar. Hacía un minuto estaba más que feliz por admitir mis problemas, pero ahora, ahora estaba angustiada, porque mis problemas volvían a hundirme en la miseria.

- ¿Quién es? -Liv acompañó las palabras con una sonrisa pícara.

Me sequé una lágrima, y la miré. Estaba segura de que le conocía, así que dije directamente su nombre.

- Jacob. -sentencié.

- ¿El chico guapo? -soltó una risitia tímida.

Eso me hizo reír a mí también. Sí, el chico guapo.

- No te rías, es verdad. Ese chico es muy guapo. -añadió Liv.

- No te lo discuto, Olivia. -sonreí.

Liv se llevó la mano a la barbilla, y se quedó pensativa durante varios minutos, y me empecé a poner nerviosa.

- ¿Sabías que la verdad duele? -acabó diciendo.

- Sí, me lo han dicho muchas veces. -recordé a Gwendolyn y su historia.

- Katherine, he visto cómo le miras. -soltó de pronto.

- ¿A quién? -me sorprendí.

- Al chico guapo.

Me quedé cortada. ¿Yo le miraba...? Se me encendieron las mejillas, avergonzada. ¿Cómo no me había dado cuenta, entonces?

- Verás, Katherine... Te voy a decir lo que pienso. -hizo una pausa, que me pareció eterna. -Creo que no estás enamorada de quien tu crees.

La miré perpleja. ¿Estaba poniendo en duda el amor que sentía hacia Harry?

- No te lo tomes a mal, pero es verdad. Conozco a chicas de esta isla que han hecho lo mismo, y he de admitir que yo lo he hecho también. Y no hace mucho.

Me obligué a respirar y a parpadear. ¿De qué hablaba? ¡Yo amaba a Harry más que a mi propia vida!

- Te estás engañando, Katherine. Piénsalo bien. -hizo una pausa. -Ya te lo he dicho, he visto cómo miras al chico guapo. Plantéatelo. ¿Estás enamorada de tu mejor amigo, o sólo lo haces para olvidarte del chico guapo?

Y lo pensé. La duda me invadió.
¿Y si tenía razón?
Pronto, supe que Liv tenía razón. Harry era mi mejor amigo, y, como si nada, me había enamorado de él. ¿Cuando? Desde que vi a Jacob para esta expedición. Para engañarme a mí misma, pensando que no sentía nada por él.


Y otro sentimiento afloró a la superficie. Debía admitirlo, no podía engañarme a mí misma. Aquel joven había despertado algo en mí, algo que creí muerto. 
Sentí de pronto una terrible angustia, porque era verdad. Me gustaba Jacob, no podía negarlo. 

¿Qué está pasando aquí, en mi corazón? 

- Jacob te va a dar todo el tiempo que necesites, ya lo sabes. Él mismo te lo ha dicho. -continuó diciendo.

- ¿Nos espías...? -me atreví a preguntar.

- No, no. -rió. -Acabo de hablar con Jacob. -sentenció. 

Acababa de hablar con Jacob. Sentí el revoloteo de mil mariposas en mi interior. Me di cuenta de que tenía demasiadas ganas de estar con él, así, de repente.
Tal vez porque me había dado cuenta de que sentía algo real por él.

- Creo que deberías hablar con él. O al menos, pensar en lo que te he dicho. Sinceramente, creo que estás enamorada del chico guapo, se te nota mucho. ¿O te crees que no te he visto? Puede que tú creas que pareces alguien firme cuando estás con él, pero créeme, pareces más bien un flan a punto de derretirse. -rió.

Me uní a ella, riendo por lo que acababa de decir. Bueno, reía por no llorar. 
Después de ese momento algo extraño, dije:

- Pero es que tengo miedo...

- ¿Por qué? ¡No lo tengas! -exclamó.

- Porque ya me enamoré de él una vez, y no me fue muy bien que digamos. -susurré. -Me hizo daño, jugó con mis sentimientos. 

- ¿Quién dice que te lo va a volver a hacer? -hizo una pausa. -He hablado con él desde que llegó, y te puedo asegurar que te ama. Porque no hay palabras para describir lo que siente por ti, Kathe...rine. Sé que no te hará daño, es lo último que desearía hacer en este mundo.  

Bajé la mirada, roja como un tomate. ¿En serio...?

- Habla con él, Ka... Kathy. Al menos, piénsalo bien.

Aún le costaba pronunciar mi nombre. 
Asentí, retorciéndome las manos, más nerviosa que nunca. El problema era lo de Harry. 

- Pero ahora, ve a dormir. Se te ve cansada, y necesitas dormir. Ya hablarás mañana. 

Volví a asentir, y me levanté con rapidez. La tendí la mano, y ella aceptó. La ayudé a levantarse, y caminamos juntas por la selva, hacia el poblado. Su pelo rojo parecía hecho de fuego aun bajo la luz nocturna. 

Cuando llegamos al poblado, nos despedimos:

- Gracias por todo, Liv.

- No me las des, Ka... -se interrumpió, y prefirió callar que decir mi nombre. 

Nos dimos un abrazo de despedida, y murmuró un "Piénsalo, ya sabes. Pero duerme".
Yo sonreí, y la volví a dar las gracias. Después de eso, entré en mi cabaña con una sonrisa en los labios. 

******

Unos gritos de enfado me despertaron. Estaba tan dormida, que no me preocupé por eso.
Hasta que alguien entró en mi habitación con violencia.

- Vamos. -ordenó el hombre.

- ¿Qué...?

Me agarró del brazo, y me intentó levantar, tirando de mí, y lo único que consiguió fue que cayera de la cama, haciéndome daño en la herida. 
A los segundos, vi que en mi camisa blanca aparecía una pequeña mancha de sangre, y me alarmé. Me subí la camisa, observando la herida. Uno de los puntos se había descosido, pero no me dolía. 

- Vosotros no poder llevar a ella. Necesita reposo. -contestó la voz dura y seca del hombre que me cosió la herida. 

Me levanté como pude, desorientada. ¿Qué estaba pasando?

- No me toque las narices, hombre. Una orden es una orden, y yo ordené que cuando pudiera caminar, seguiríamos con nuestro camino. 

El hombre de tez morena sacudió la cabeza, en desaprobación. 
El otro, el jefe de los que nos habían acompañado durante el viaje, me agarró de la mano, y me sacó a rastras de la cabaña. Le grité que me dejara en paz, pero él se negó.

- ¡Nos vamos! -gritó.

Sus hombres fueron apareciendo poco a poco, y se unieron a nosotros.

- ¡Ayuda! -rogué. 

Me hacía daño en el brazo, y tenía la piel magullada por las piedras del camino.

- ¡He dicho que me sueltes! -exigí.

Cerré los ojos, mientras en enfado se apoderaba de mí, hasta que de pronto, su gran mano me soltó, dejándome caer del todo. Tenía varios cortes y arañazos del camino.
El grito del hombre me sacó de mi leve trance:

- ¡Qué haces, mocosa!

Alcé la vista, para ver qué había pasado, y lo que vi me asustó más. 

El puño del hombre golpeando algo.

Un ruido seco.

Una cabellera roja, que parecía fuego, desparramada sobre el suelo.

Olivia gimiendo de dolor. 

8 comentarios:

  1. HALA que bestia...Pobre Liv.. :'( Luego tenemos que hablar tú y yo seriamente... ¬¬ (Sobre las ocho y algo) te quiero osito <3

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    1. Ya, ya lo sé xD Pero no te enfades conmigo, tenía que hacerlo, porque si no no podría hacer el siguiente capítulo xD Aunque bueno, podía haberle pasado a Harry, a Jacob, a Gwendolyn, a Diana... Pero preferí con Liv, porque quiero que tenga más importancia ^^
      Claroo! ^^
      Te quiero Ositoo!

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    2. Jajaja Yo te perdonoooooooooooooo :)
      Jajaja Te quiero osito <3

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    3. Mejor mejor :)
      Pero créeme que habrá cosas peores muahahahha
      ¿A qué hora vienes? :D
      Te amoo!

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    4. Salgo en cinco minutos jajaja Prepárate ;)
      Te amoooooo

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  2. Dioss!!
    No tengo más palabras para describirr lo que me encantaa tu historiaa!
    El capítulo está más que genial!! Más que perfecto!!
    Espero que no tardes mucho en el siguientee!
    Suertee!

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    1. Muchísimas graciaaaas!! ^^
      No sé, tal vez suba hoy mismo el siguiente xD O mañana, es que no se xD
      Graciaas! ^^

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