Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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miércoles, 13 de junio de 2012

DDM: Capítulo 21

Aquí está el 21, espero que os guste! Es posible que a partir de mañana ya no escriba, vamos, puede que el viernes, o el sábado o el domingo escriba alguno, pero no sé. El jueves empiezo ya los exámenes, así que...
Antes deciros una cosa; voy a cambiar un dato de la historia. Su madre murió por la enfermedad (se supone xD) cuando Kathy cumplió seis años, no tres. :)



Bajé del tejado lo más rápido que pude, con los ojos llenos de lágrimas. Temí caerme al suelo, y por alguna macabra razón, me imaginé tendida en el suelo, sangrando por la herida otra vez.
Jacob llegaba muy tarde, demasiado. Mis sentimientos hacia él habían cambiado en esos años, y él tenía la cara de venir, e intentar besarme, sin preguntarse si mis sentimientos eran los mismos...

Llegué a lo que era mi cabaña durante esos días, y cerré la puertecita de madera con exagerada fuerza. Me tendí en la cama con cuidado de no hacerme daño en la herida, y sentí la calidez de mis lágrimas rodar por mis mejillas.
Deseé durante tantos años una declaración por parte de Jacob... Deseé tantos años un beso suyo... Pero me hizo daño. Jugó con mis sentimientos, el día de mi cumpleaños. Después de todo el sufrimiento que me había causado la muerte de mi madre.

Pensé en Harry. Él estuvo ahí siempre. Cuando mi madre murió, él me apoyó, e intentaba por todos los medios distraerme. Nunca jugó con mis sentimientos.
Y pensar en eso, me hizo recordar a mis padres, a mi madre en especial.


"Camino sobre la verde hierba, y me hace cosquillas en los tobillos. Tengo los brazos en cruz, como si fuera un pájaro que vuela sobre el suelo. 
Lejos de la realidad. Estoy en casa de mis tíos, porque mis padres se han ido de viaje. Vuelven hoy. Echo de menos a mamá y a papá. 
Me quedo ahí durante una hora más, explorando el enorme jardín. Huelo las flores de verano. Hoy es mi sexto cumpleaños, y me siento muy mayor. 
Sonrío, feliz, como cualquier niña de mi edad, que va a ver a sus padres después de más de dos semanas si verles. 

Oigo una voz llorosa y que tiembla, a punto de quebrarse, a mis espaldas. Me giro, y veo a mi tía en la cristalera, mirándome. 

- Cariño, ven... Tu padre ya está aquí...

Alguien le debe decir algo, por lo que se seca las lágrimas que puedan quedar, y cambia su expresión, aunque sin mucho éxito. No parece nada firme, como intenta aparentar. 
Me acerco dudosa, me ha entrado algo de miedo.

- Tía Rosalie, ¿por qué lloras? -preguntó suavemente y con mi voz infantil.

- Nada cielo mío, no es nada.

Pero su tono no es convincente, y sé que está a punto de echarse a llorar. Rosalie es la hermana de mi madre. 
Entro en la casa, mucho más fresca, y esbozo una sonrisa al ver a la figura de mi padre en la puerta.

- ¡Papá! -grito con todas mis fuerzas.

Corro hasta él, y nos fundimos en un cálido abrazo. Pero es algo raro. Él parece estar intentando consolarse con mi abrazo. Me callo, y no pregunto nada al ver sus ojos hinchados por las lágrimas.

- Muchísimas felicidades, osito. Seis añazos tiene ya mi pequeña Kathy. -dice, esbozando una ligera sonrisa. 

Yo me río, girando sobre mi misma cual bailarina. Le vuelvo a abrazar al terminar mis vueltas, y cierro los ojos, aspirando su aroma. "Papá".

- ¿Por qué lloras tú también, papá? -me atrevo a preguntar, al ver que se da la vuelta y se pasa las manos por la cara. 

- Por nada, cielo mío. Me alegro mucho de verte. -y me vuelve a abrazar, con miedo.

Nos despedimos de tía Rosalie, y le damos las gracias por todo. Me lo he pasado muy bien con ella. 
Caminamos hacia casa, y papá me cuenta su viaje. Bueno, lo que él me estaba diciendo que era su viaje.

- Y vimos ballenas. ¡Son enormes! Surcamos los siete mares, en busca de las mejores islas, paramos en miles de puertos, todos diferentes.

Me encantaban sus historias. Reales o inventadas. 

Y por fin llegamos a casa. 
Al entrar, mi padre alza la vista, y la coloca sobre una puerta cerrada, la de su habitación. Veo que vuelve a llorar.

- Papá, dímelo. ¿Por qué lloras? 

Él duda, y tarda varios segundos que se me hacen eternos. Pero no soy impaciente, así que espero. Parece que lo está pasando mal, y no, no me equivocaba. 

- Cielo mío... 

Se arrodilla ante mí. Me fijo en que tiene la cara sucia, y la ropa igual. Me extraño. ¿Qué viaje habrá sido? 

- Eres mi... nuestro osito. Y los osos son fuertes como robles. Tú no eres una excepción, ¿a que no? -comienza, a punto de quebrársele la voz.

- Claro, papá. Fuerte como yo sola. -exclamo, feliz. Inocente. 

Él se muerde el labio inferior. Y mi corazón palpita con fuerza. Siento que algo va mal, muy mal. Y me fijo en que mi madre no está.
Miro a mi alrededor, algo nerviosa y asustada, pero me concentro en pensar que posiblemente sea una sorpresa. Aparecerá ante mis ojos, gritando "¡Feliz cumpleaños, osito!", con su maravillosa sonrisa. 

- ¿Dónde está mamá...? -musito, con más miedo al ver que no aparece.

Él desvía la mirada. Y cuando me vuelve a mirar, lo sé. Bueno, me lo imagino. Algo va realmente mal.

- Cariño... Mamá... -hace una pausa.

- ¿Sí...? -le apremio.

- Debes prometerme que serás fuerte, Kathy. Lo seremos juntos. -terminó diciendo.

Tenía seis años, pero no era tonta. De hecho, era bastante inteligente, y aquella frase, indirectamente, me confirmó lo que pasaba por mi mente en aquel momento.

- No... -susurré, a punto de echarme a llorar.

- Kathy, Kathy, tranquila... -me abrazó. -Mamá debió coger una terrible enfermedad. Y cuando llegamos... No aguantó. Pero sigue con nosotros, te lo prometo.

Él se echa a llorar en silencio, y nos abrazamos.
Siento que todo mi mundo se derrumba, mi corazón teme paralizarse del miedo y del dolor. Y las lágrimas lo empeoran. Nos quedamos así durante varios minutos, no soy consciente de cuánto tiempo estuvimos ahí parados, sufriendo por igual.
Grito, sollozo, ruego que mi madre vuelva con nosotros. Pero nadie me oye, nadie puede devolvérmela. 
Cuando nos separamos, yo miro a la puerta, y me abalanzo sobre las escaleras, llorando, para verla una última vez, antes de que se la lleven, según me ha dicho mi padre.

- ¡Kathy, no! -me grita mi padre.

En una zancada me agarra de la muñeca, y me impide seguir subiendo. 

- No puedes entrar, Kathy. Es lo mejor. -me susurra, llorando.

Lloro y lloro. Me derrumbo por momentos, me hundo. Y temo no poder volver a salir de ese oscuro agujero. Necesito a mi madre junto a mí, y no lo está. La muerte me ha separado de ella.

Tengo seis años. Acabo de perder a mi madre, el día de mi cumpleaños. 

Soy demasiado joven para sentir tanto dolor."


Me di cuenta de que tenía los ojos inundados en lágrimas. He sufrido demasiado, y Jacob era lo último que me faltaba.
He sido fuerte, valiente, he sido fría y distante, pero el dolor sigue en mi corazón, saliendo a la superficie cada vez que recuerdo su nombre.
En esos momentos, la echaba mucho de menos. Deseaba que estuviera a mi lado, para ayudarme.

Debí gritar mucho, porque alguien irrumpió en mi cabaña sin permiso.

- ¡Antes de entrar, se llama! -grité, enfadada, y tapándome la cara.

La persona no contestó. No se movió, sólo oí la puerta cerrándose.

- Lo siento... -susurró al final.

No sabía quién era, no la conocía.
Me destapé la cara, y la miré. Una jovencita, de pelo lacio y muy largo, de tonos rojizos, y unos ojos azules me miraba asustada.

- ¿Quién eres? -alcancé a preguntar.

Dio unos pasitos hacia mí, y se sentó a mi lado, en el suelo. Espera, ¿cómo había acabado en el suelo...?
La miré, con curiosidad. Sorbí, y me sequé las lágrimas, para no parecer tan débil.

- Me llamo Liv. -contestó, con una voz melodiosa y bastante bonita.

- Liv... -repetí. -¿Viene de Olivia?

Ella se encogió de hombros, sin dejar de mirarme.

- ¿Qué es Olivia? Yo me llamo Liv. -contestó, tímidamente.

- Olivia es un nombre. -acabé por sonreír. -En mis tierras, Liv viene de Olivia. Un diminutivo.

Ella esbozó una ligera sonrisa, por lo que acababa de aprender.

- Olivia. Me gusta. -dijo, desviando la mirada. -¿Cuál es tu nombre?

- Katherine. -contesté. -Pero puedes llamarme Kathy.

Ella asintió, y repitió unas cuántas veces mi nombre, para que le quedase claro.

- Te he oído llorar. -hizo una pausa, y le costó pronunciar mi nombre. -Ka... Kathy.

- En efecto. -contesté, suspirando.

- No me gusta ver llorar a la gente. -dijo, frunciendo el ceño y negando con la cabeza.

Aquella jovencita me caía bien. Esbocé una ligera sonrisa.

- A mí tampoco me gusta llorar.

- Pues no llores. -susurró simplemente. -La tristeza no es buena, sólo se pasa mal.

La miré. Qué simpleza, pero era verdad. Si no me gustaba llorar, ¿por qué lloraba? Porque tenía el corazón destrozado, ya nada encajaba en mi vida.

- Es que... estoy confusa. -dije, simplemente. -Tengo el corazón hecho un lío, no sé lo que siento. No quiero sufrir más.

Nada más responder, alzó la mano, y me colocó sobre el corazón.

- Persona fuerte, corazón fuerte.

No pude evitar volver a sonreír.

- Puede que yo no sea fuerte. Y me estoy dando cuenta ahora... La vida nunca va como deseas, nada sale como tú esperas. Y cuando menos te lo esperas, el chico del que te enamoraste perdidamente, te intenta besar después de hacerte daño. -reí de mis propias palabras.

- Pero aunque nada salga como tu crees, no puedes derrumbarte. Tú no eres débil, eres fuerte. Si te caes, te levantas. Como yo. -dijo orgullosa.

La miré con curiosidad, por sus palabras.

- Yo me he caído muchas veces, pero siempre me levanto. La vida es corta, ¿por qué sufrir cuando algo no sale como tú esperabas? Liv nunca creyó que podía perder a alguien, y así sucedió. Me derrumbé, sí, pero luego me levanté.

Cada vez se parecía más a mí. Yo también perdí a alguien, me derrumbé, y me levanté. Pero luego alguien -Jacob- me huso caer al suelo aposta. Aunque me levanté finalmente.

- Yo perdí a mis padres. -comenzó a contar. -Se los llevaron, hace muchos años, cuando yo tenía apenas cinco años. Ahora tengo quince.

La miré con pena. Olivia ya no tenía padres, y ella sí que era joven.

- Yo perdí a mi madre con seis. -comencé. -Y mi padre desapareció hace dos años, sin dejar rastro.

Buscó mi mano, y la agarró con fuerza, para darme ánimos. Me caía bastante bien, y parecía más fuerte de lo que aparentaba. Era alta, y muy delgada. Tenía la piel bronceada, pero no tanto como el primer hombre que vi.

- Duele, es duro. Pero tú puedes levantarte, y si no puedes hacerlo sola, yo te ayudo. -me sonrió con sinceridad.

Me fijé en que tenía un rostro hermoso, y la fuerza que transmitían sus ojos era comparable con la de Harry.

- ¿Tú me ayudarías a levantarme? -pregunté, sonriendo.

Se puso en pie, y me tendió una mano, sin perder su sonrisa.

- Por supuesto.

Agarré su mano, y me ayudó a levantar. De pronto, me sentí con más fuerza, más feliz. Sentía que podía confiarle cualquier cosa a Olivia, porque se parecía bastante a mí, aunque ella era más fuerte.
Murmuré un "gracias", y en ese momento, alguien nos interrumpió.

- ¿Katherine?

Harry cerró la puerta tras de sí, y se acercó a mí, preocupado. Me envolvió a un cálido abrazo, y junto con aquellas dos personas, Olivia y Harry, me sentí mejor.
Más feliz.

Me atrevería a decir que feliz por primera vez en muchos años


6 comentarios:

  1. He llorado y todo :'( Me encanta....Te quiero cielo..

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  2. Estaa geniaal April!!
    Es muy emotiva y me encanta!!
    Espero que no me hagas sufrir mucho con la esperaa!
    Suertee!

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    1. Muchísimas gracias, Criskti! :)
      Creo que hoy puedo subir el siguiente!
      Un beso y gracias! :)

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  3. Me encanta April!! Cada día lo haces mejor y buuuff... sin palabras!!
    Espero que subas el siguiente pronto que me he enganchado un montón a tu historia!!!
    Muchos besos cielo :)

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    1. Muchísimas gracias Rea!! :D
      Ya está el siguiente, que al final, afortunadamente, me ha dado tiempo :)
      Un besazo, preciosa!

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