Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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domingo, 10 de junio de 2012

DDM: Capítulo 19

Aquí os dejo el 19, ahora que puedo escribir este ratito ^.^
Espero que os guste!



Seguía flotando. ¿Estaba muerta? Me sentía como tal. Y no lo dudaba. Oía sus voces alarmadas gritando mi nombre, pero no lo sabían. No sabían que yo no volvería.
Ecos lejanos, pequeños recuerdos fragmentados, sentimientos demasiado fuertes, voces familiares de gente que ya no estaba a mi lado.

- Ven con nosotros, pequeña mía.

Me giré, en aquella densa oscuridad, y la luz me cegó durante unos segundos. Dos figuras recortadas sobre la luminosidad de una vida mejor.
Entrecerré los ojos, para adivinar quiénes eran, aunque ya lo sabía. ¿Eran reales?

- Viviremos juntos para siempre, amor mío.

Sí, eran mis padres. Di un paso tembloroso, temiendo que el suelo tan ligero se abriera bajo mis pies. Otro paso, dudoso, tímido. Mis padres y la vida que me esperaba al otro lado estaban ahí, mirándome, tendiéndome sus cálidas manos.

- Vamos, no tengas miedo, estamos aquí.

Me giré, asustada, más que nunca. En cualquier camino que tomara, perdería a alguien. O a mis padres, o a los que intentaban reanimarme sin éxito.
Pero mis padres... Me sentía atraída por lo que me esperaba tras aquella barrera de luz. Un mundo mejor, junto a mis padres, sola, sin esos confusos sentimientos hacia dos chicos.

Nada más girarme, observé atentamente la escena. Mi cuerpo tendido sobre el suelo, con una fea herida aproximadamente en el centro del abdomen, que no dejaba de sangrar. Pálida como la nieve, y todos rodeándome. Jacob parecía estar llorando, al igual que Harry y Diana. Me querían.
¿Y yo a ellos? Por supuesto. Quise gritarles que lo dejaran, que no había manera, que mi decisión estaba tomada. En la vida que me esperaba, mi madre estaba viva, junto a mi padre. Aunque era extraño, porque... ¿mi padre estaba muerto...? Tal vez, al ser la vida perfecta, me esperaban todos mis seres queridos, estuviera muertos o no.
Oí el eco de sus voces.

- Parad... dejadlo ya... -musitó Harry.

- Su corazón se ha parado... -terminó Jacob, con demasiada pena.

- No, Katherine, no me abandones... -susurró llorando Diana.

Me volví a girar, esta vez hacia mis padres, que esbozaron una preciosa sonrisa. Caminé hacia ellos, y mi madre me tendió su mano. Dudé, pero acabé por aceptarla.

Pero en ese preciso momento, todo comenzó a girar, y algo tiró de mí bruscamente, alejándome a gran velocidad de mis padres. La oscuridad me tragaba.

Quise gritar, pero la voz no me salía.
Nada podía hacer por remediar aquela situación. No sabía qué había pasado, ni dónde estaba.

Oscuridad.
Oscuridad.
Oscuridad.

No soy consciente de cuánto tiempo estuve así, pero sé que fue mucho.
Hasta que...

Leve latido.
Y otro.
Notaba algo diferente en mi cuerpo. Sentía la cálida sangre recorrer mis venas con lentitud, mientras mi cansado y abatido corazón intentaba bombearla.
En ese momento, abrí los ojos, ausente, cogiendo una profunda bocanada de aire.

- ¡Está viva! -exclamó Gwendolyn, al verme.

Estaba más que confusa, y sentía un agudo dolor en el abdomen. Incorporé la cabeza, para ver de dónde procedía ese dolor, e hice una mueca al ver la herida. Jadeé, demasiado cansada, y mareada por las vistas.
Todos se colocaron a mi alrededor, expectantes, y volviendo a intentar parar la hemorragia.

- Tranquila, tranquila, Katherine... -sollozó Harry.

Estaba triste de verdad. Esbocé una cansada sonrisa. Mi Harry. Mi Harry...
Me agarró de una mano, y con la otra me acarició la fría y pálida mejilla.

- Saldrás de esto... -musitó.

- Ya te lo he dicho... -contesté. -Por supuesto...

Jacob se encontraba a la altura de mi estómago, al lado de Harry, los dos arrodillados. Jake tapaba la herida con partes de camisas que había ido recolectando de los demás presentes.
Cerré durante unos segundos los ojos, pero los abrí al instante, por miedo a perderles. Temía que desapareciesen en esa fracción de segundo.
Aferré la mano de Harry con todas mis fuerzas, por si acaso.

- Me... me duele. -conseguí decir.

- Lo sé, me lo imagino... -sonrió Harry, con lágrimas en los ojos.

Le miré, con los ojos entrecerrados, recordando lo que me había dicho mi madre cuando ella misma me había ahogado.

- No llores... -dije.

Él asintió, pero no dejó de llorar. Ladeé la cabeza hacia el otro lado, cerrando los ojos, sin soltar su mano.

- No llores... -repetí, con los ojos cerrados, y en un susurro.

Abrí los ojos, y vi que Diana estaba sentada a mi lado, y me agarró la otra mano.

- No te vayas ahora, Katherine... Aún tengo muchas cosas que contarte... -miró fugazmente a Harry. -Y tenemos muchas cosas que hacer, entre ellos salir de esta isla, y descubrir más sitios paradisíacos... Y vivir juntas, Katherine...

Esbocé una pequeña sonrisa, y me acarició el rostro.

- Estás muy fría...

Yo asentí, la voz no me salía. Y el dolor era extremo. Las manos de Jacob trabajaban con agilidad y destreza. Oí que algo se rajaba, y miré en esa dirección. Jacob se había quitado la camisa, la había rajado por la mitad y se disponía a vendarme el estómago desnudo.
Una vez hecho, lo ató en un lateral, y ejerció algo de presión sobre la herida, lo que me hizo gemir.

- Lo siento. -dijo al oírme.

Tenía mucho frío. Y no me extrañaba, después de la sangre que había perdido... Temblaba, y me encontraba bastante mal. Y muy débil. A mi corazón le costaba bombear la poca sangre que quedaba en mi cuerpo. Cerré los ojos con fuerza, y lancé un leve gemido de dolor y debilidad.

Los hombres no se habían resistido a que me ayudaran, y se habían apartado, observando la escena, que para ellos, era divertida, más que trágica.
Alguien apoyó su cabeza en mi pecho, y miré. Era Harry, para oír mi corazón.

- Estás débil, deberías dormir.

Estaba cansada, sí, pero era lo último que quería hacer.

- No nos quedaremos aquí por esa mocosa. Nos tenemos que ir. O la cogéis, o la dejáis morir aquí.

Por un momento creí que me iban a dejar aquí tirada, para morir, pero noté que unos brazos me cogían, y me alzaban.
Harry me tenía en sus brazos, pegada a su pecho. Respiré con la boca abierta, me impregné de su olor y de su calidez.
Noté que Harry comenzaba a caminar, y de vez en cuando, me daban punzadas en el estómago.

- ¿Estás bien?

Para qué mentir.

- No... -susurré. -Tengo frío, y me duele mucho...

Él me envolvió como pudo con sus brazos, pero no había calor suficiente. Él también tenía frío, y estar ahí dentro no ayudaba mucho.
Cerré los ojos, para intentar dormir, ya que pensar en que Harry tenía que cargar conmigo me apuraba. Dormida, no pensaría en eso.
Pero el sueño tardaba en llegar. Los sentimientos seguía ahí, más vivos que nunca. Quería demasiado a Harry. Tal vez... tal vez le amaba. Y estar tan cerca de él me hacía temblar. Pero era consciente de que también sentía algo por Jacob, por mínimo que fuera.

Y luego estaban todos los recuerdos, los que me impedían elegir a alguno de los dos.

Pero finalmente, cuando menos me lo esperaba, el sueño me acunó entre sus brazos.

***

Cuando los abrí, noté que algo había cambiado... Los brazos que me sujetaban eran más grandes, más fuertes, y el cuerpo contra el que me pegaba era bastante más cálido. Alcé la vista, y me di cuenta.
Jacob.

- Eh, estás despierta. -me sonrió.

Asentí, y sin quererlo, apoyé la cabeza en su pecho, encogida sobre mí misma.

- Sé que prefieres a Harry, pero estaba cansado. -dijo más serio, y pude notar algo de tristeza en esas palabras.

- No me importa... -susurré.

- Ambos sabemos que no... -dijo, en un susurro apenas audible.

Preferí no contestar. Tenía razón, prefería a Harry, pero no me importaba... Volví a cerrar los ojos, todavía más cansada, y no tardé en dormirme del todo.
Pero antes, un pensamiento atravesó mi mente, y se quedó ahí, inmóvil, hasta que me dormí.

 "Jacob."


"Creo que estoy soñando. Todo es muy raro, los objetos parecen diminutos, a pesar de estar cerca de ellos. Hay mucha gente, y yo camino entre las personas. Nadie mira a nadie, pero yo les miro a todos. Tras varios minutos caminando entre la multitud, llego a una explanada, y de repente, estoy sola. Bueno, no, Seis figuras; una desconocida, y el resto, muy familiares. 
Las cinco conocidas están en línea, con las manos a la espalda, y gesto serio y firme 

- Te estábamos esperando, Katherine. -dice el desconocido. 

Me tiende una espada desgastada, y llena de sangre. Me fijo en que en el suelo, hay demasiados cadáveres, y todos ellos, de gente conocida. Mi padre, mis tíos, amigos del pasado, tripulación...
En la línea están: Harry, Jacob, Diana, Gwendolyn y Dan.
Elizabeth está también muerta, detrás de Jacob.

- Adelante. -me dice la voz.

Y sin quererlo, sin ser yo la que controla mi cuerpo, empuño la espada, y perpleja, me acerco a Dan. Nos miramos. Él con seriedad, yo con miedo y sorpresa. Atravieso su vientre, y en el acto, cae al suelo, muerto. Grito, entristecida

Paso al siguiente. Gwendolyn es la siguiente en caer, con su expresión dura. Después, Diana, con esa sonrisa tan parecida a la de mi madre.

Seguidamente, paso a Harry. Le miro, a punto de echarme a llorar, porque no sé lo que hago.
Clavo el sable, y antes de caer fulminado, me mira con tristeza. 

Jacob me mira, de a misma manera que Harry, pero eso no me detiene. Le mato. Y cae como los demás.

Y ahora me sale la voz. Grito con fuerza y lloro, justo en el momento en que, varias espadas, en total cinco, me atraviesan a mí. 

Todos los que he asesinado, están de pie, furiosos, y son ellos los que me matan a mí."


Pataleé, y gemí, llorando. Abrí los ojos, y me encontré con los de Jacob.
Estaba empapada en sudor.

- Tienes fiebre. Ha sido una pesadilla, Kathy... -susurró Jacob, mirándome.

Parecía muy cansado. Me pregunté cuanto tiempo me había llevado en brazos.

- Llevas un día entero dormida, Katherine. -dijo.

Me quedé helada. Un día entero. Me reconfortó pensar que Jacob y los demás habían parado alguna vez, o eso creía.

Gemí, y apoyé la cabeza en su pecho, cerrando los ojos. Mi cabeza estaba a punto de explotar. La fiebre, según había dicho Jacob.

- ¡Eh, mirad, ahí delante! -gritó Dan.

Jacob se apresuró a correr hacia los demás, pero yo no abrí los ojos.

- ¡Hay luz...! -completó Elizabeth.

Me decidí a abrir los ojos, y efectivamente. Lejos, había un círculo de luz. ¿Sería la salida...?
Todos echaron a correr, con una sonrisa pintada en los labios. Salir. Todos pensaban en eso. Ver la luz, sentir el calor del sol.

La luz estaba cada vez más cerca... Y me cegó durante varios segundos, obligándome a cerrarlos.

- ¡Sí! -gritó alguien.

Cuando los abrí... Vi que ya no estábamos en la cueva. Hacía mucho calor, y el sol brillaba con intensidad, atravesando las copas de los árboles. Se oía el alegre trinar de los pájaros, el zumbido de los insectos...

- Hemos salido... -me susurró Jacob.

Yo le sonreí, sacando fuerzas de no sé dónde. Se quedó mirándome, mientras caminaba con lentitud, y me acarició una mejilla con dulzura.
A los pocos segundos, esa paz se acabo para mí, porque llegó Elizabeth con su tono chillón.

- ¡Jake, hemos salido!

A pesar de estar yo allí, le besó, y tuve que cerrar los ojos para no verlo en primer plano.
Temblaba entera. Y aún me dolía la cabeza por la maldita fiebre. Solo me faltaba sumar a Elizabeth.
Jacob esbozó una pequeña sonrisa, aunque parecía que no le había gustado mucho ese beso. Parece que la víbora no le prestó mucha atención.
Elizabeth me miró.

- Uy, que mala pinta tienes, Green...

Se tocó su rubio pelo, como para mostrarme lo guapa que era.
Jacob la miró serio.

- De eso nada, Elizabeth. Está guapísima, como siempre.

Eso me hizo sonreír, y sentí que se me encendieron la mejillas. ¿Eso me lo había dicho a mí, se refería a mí?
Elizabeth resopló, y se dio la vuelta, volviendo con el grupo.

- Qué creído se lo tiene... -dijo riendo Jacob.

Tenía una estúpida sonrisa en la cara por lo que había dicho Jacob. ¿En serio? No me lo podía creer.
Tal vez alucinaba y era la fiebre.

Y de lo cansada que estaba, cerré los ojos, para sumirme en un profundo sueño, en el que, por fin, había alegría y felicidad.

6 comentarios:

  1. Ohhhh!!
    Me alegraa muchííííísimoo que hoy hallas colgadoo estee capítulo!!
    Esta genial April, yo no podría a ver escritoo una historiaa como estaa!
    Esta geniaal!

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    1. Muchísimas gracias, Criskti!
      Síi jajaja yo también, la verdad, pensaba que no podría... Espero que al menos, durante estos días, me dé tiempo a subir algún capítulo más :)
      :D

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    2. No te preocupes, espero que sigas escribiendo esta adictiva historia!

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  2. AMIGAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! TE QUIERO TE QUIERO TE QUIERO TE QUIEROOOOOOOOOOOOOOO :) ¿Ya vas a hacer algo con Diana? Menos mal,que la pobre estaba más marginaica en la historia..........¡CHIIIIIIII! Qué ganas.... HARRY,I LOOOVE YOU! Ya me vuelve a caer bien Harry :) Y Jacob ya ni te cuento jajajajaj Te quiero <3

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    1. Heeeey! :) Y yo a ti, ya lo sabeeees :))) Sí, bueno, ya me centraré en ella en el próximo capítulo, todo a su tiempo xD Es que Harry tenía que haberte cañizo bien desde el principio, mujéee xD
      Te quierooo!!

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    2. Muajaja plan malefico en marcha..... noooo,si hace cosas que no me gusta,es caca..... Te quiero!

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