Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




Seguidores

jueves, 7 de junio de 2012

DDM: Capítulo 16

Aquí os dejo el 16! Espero que os guste, como siempre os digo :)


Después de largos minutos entre los fuertes brazos de Jacob, nos apartamos, y sin decir palabra, yo especialmente tímida, nos alejamos.

Vi que Gwendolyn también se había apartado del grupo, y se encontraba sentada, acariciando un bonito medallón de plata algo oxidado.
Me acerqué, con sigilo, y me senté a su lado, sin decir nada. Con disimulo, me sequé las lágrimas, y cogí aire con fuerza.

- Les mataría con mis propias manos. -dijo de pronto Gwendolyn.

- Yo te ayudaría. -sonreí.

Ella rió, sin apartar la vista del precioso medallón.

- ¿Es tuyo? -pregunté.

- Sí, bueno, ahora me pertenece. Es lo único que me queda de mis padres. -suspiró, pero no parecía apenada.

La miré, alzando una ceja.

- Mis padres me abandonaron. -hizo una pausa. -Cuando yo sólo tenía siete años. Y me dejaron esto como despedida; recuerdo perfectamente sus palabras.

Se mordió el labio inferior, y bajó la vista, para, segundos después, volver a alzarla.

- Me lo dieron para que jamás les olvidara, ya que ellos nunca me olvidarían. -lanzó una suave carcajada nerviosa. -Yo era... tan inocente... No sabía lo que me esperaba, y tampoco que aquel medallón fue una despedida de mis padres. No recuerdo muy bien en qué lugar sucedió... Al principio, no pude dejar de llorar, sola, hambrienta, sin nadie que me ayudara. Pero los días pasaban, y ellos no aparecían por ninguna parte. Con diez años, comprendí del todo que me habían abandonado, fui perfectamente consciente de aquello. Pero eso me dolió. Saber que tus padres te han abandonado, aparentemente sin motivo, y que te han dejado sola en la calle... es triste.

Me retorcí las manos, pero escuché con atención. Gwendolyn me estaba contando su historia, su pasado, lo que nunca reveló antes.

- Y me enfadé con ellos, por hacerme eso. Y todas las noches me decía lo mismo. "Seguramente sea un castigo, por haber hecho algo malo..." Pero nada podía convencerme. Yo no había hecho nada para merecerme eso. -lanzó un largo suspiro. -Quise buscarles, y eso hice. Vagabundeé por la ciudad, incluso salí de ella, pero ni rastro de esas personas que en ese momento me parecían tan lejanas.

La miré. Puede que hubiera algo de pena en sus preciosos ojos azules, pero era mínima. No quería interrumpirla, algo me decía que aún no había acabado, así que me limité a escuchar con atención sus palabras.

- Y con trece años, cuando, más o menos, había asumido mi lamentable situación, llegó aquella noticia.

Tenía la mirada en algún punto lejano, y parecía ausente, recordando algo. Y comenzó a relatar lo que estaba recordando.


Flashback de Gwendolyn Thompson...

"Me siento en el suelo de la calle, bajo un pequeño toldo, apoyada en la pared. Desmigajo el trozo de pan que he conseguido por ahí, y me lo como con lentitud, para intentar saciarme antes de que se acabe. Oigo los incansables pasos de la gente, ajetreada, metida en su mundo, preocupados por no llegar tarde a una fiesta de gala, mientras que gente como yo, se las tiene que arreglar de maneras lamentables todos los días para poder sobrevivir. Es una injusticia, todo.
Resoplo, estas situaciones me ponen de los nervios, así que me concentro en mi escasa comida. Hasta que una voz masculina, que pronuncia mi nombre, me interrumpe.

- ¿Gwendolyn Thompson? 

Alzo la cabeza, decidida. Ya nadie me daba miedo. 
Acabo asintiendo, con lentitud.

- Sí, soy yo.

Me tiende la mano, y yo la acepto. Me levanta con extrema facilidad. Es un hombre, de estatura media, con pelo castaño y una espesa barba del mismo color. Parece inofensivo.

- Tengo que contarte algo, bastante difícil para mí, Gwendolyn."


Escuché sus palabras con atención, sin interrumpirla. Parecía imaginarse la escena, recordando.

- Había construido una coraza de metal a mi alrededor, y no le tenía miedo a nada. Pensaba que nada peor podía pasarme, pero evidentemente, me equivocaba. Aquella noticia fue lo peor.

Y después del inciso, continuó relatando lo que ocurrió aquel día.


"Miro fijamente al hombre, sin hablar. ¿Yo, una noticia? ¿Difícil de contar? A ver qué era...

- ¿Podemos caminar y alejarnos de aquí? -susurra.

Yo asiento, y caminamos juntos, sin decir palabra, hasta que salimos fuera de la ciudad, entonces, comienza.

- Siento mucho lo que vas a escuchar, Gwen. -sólo me llamaban así mis padres.

Yo miro al frente, y seguimos caminando. Estoy calmada, más que nunca, porque he asumido lo que me ha tocado vivir, por injusto que sea. Aquel hombre, en cambio, está nervioso, y parece que no consigue aclarar sus ideas. Cuando me mira, noto la tristeza en sus ojos, y me pregunto por qué. ¿Le doy pena? ¿O es algo peor? Pronto lo descubriría. 

Nos hemos alejado mucho de la ciudad, y apenas quedan casas cerca. Y de pronto, me invade algo de terror. ¿Será una trampa? En la vida callejera, eso es muy normal. Aunque aquel hombre no tenía pinta de vagabundo desesperado por no comer nada durante días.

Caminamos por un pequeño caminito de tierra, salpicado por briznas de hierba, alejándonos más y más, y el hombre aún no ha soltado la noticia.

- Tengo entendido que me querías contar algo, ¿no? -digo al final.

- Sí, sí, pero espera. -me contesta.

Otra vez silencio, y empiezo a tener la certeza de que algo va mal, y que puede ser una trampa.

- ¿Eres una niña fuerte, Gwendolyn? -acaba por preguntar.

- No lo sé, eso creo. -contesto yo, indiferente, y sin mirarle.

- Debes serlo, ¿de acuerdo? Pase lo que pase, sea lo que sea lo que vas a oír ahora, sea lo que sea que vas a ver. Hazlo por tus padres.

Me quedo callada, y acabo respondiendo bruscamente. 

- Mis padres me abandonaron, señor. No tengo por qué ser fuertes por ellos.

El hombre me mira con pena, y suelta un largo suspiro. No sé a qué ha venido eso, pero bueno. 
A lo lejos diviso una casita medio derruida, con los alrededores plagados de escombros, y pienso que ahí es donde me va a matar, y me va a dejar tirada. 

- Sígueme, es ahí. -señala la casa derrumbada.

Se muerde el labio inferior, y le sigo, escalando como puedo las pequeñas elevaciones, hasta la casa.
Salto por las rocas, lo que son los escombros, y sigo al hombre. Cuando veníamos, estaba anocheciendo, y me doy cuenta de que la luna ya brilla con su poderosa luz. 
El hombre se para en un punto concreto, y me mira, apenado, a punto de llorar.

- Gwen, lo siento mucho... -baja la mirada. -Pero tengo una mala noticia.

- ¿Qué es? -pregunto, con un hilillo de voz.

- Tus... tus padres jamás volverán.

- ¿A qué te refieres? Eso ya me lo imaginaba... -contesto, desviando la mirada y cruzándome de brazos.

- No, Gwen, no eso. Tus padres no te abandonaron para marcharse y dejarte sola. Digamos que fue... temporal. -hizo una pausa. -Pero ya no pueden volver, Gwendolyn.

Le miro a los ojos, y veo que los tiene húmedos. La luna baña sus facciones, y no le veo muy bien.

- Tus padres han muerto, Gwendolyn.

Y aquello es como una mazazo para mi coraza, lo que hace que se rompa en pedazos. Siento que me falla todo. No pensaba que estuvieran muertos, con lo jóvenes que eran.

- No te creo... -musito, sintiendo que las lágrimas humedecen mis ojos.

- Gwen, te he dicho que seas fuerte, por favor...

Me da la mano, y se gira, guiándome por los escombros, hasta lo que es la parte trasera de la casa. Ahí, hay un gran árbol, de un tronco grueso y robusto, con grandes ramas. Y al pie del árbol... un hoyo rectangular. 

- Siento que tengas que pasar por todo esto, Gwen. Pero hazlo sólo si tú quieres. Tus padres me pidieron personalmente que si pasaba algo, que fuera yo el que te lo comunicara.

Se que no puedo, pero quiero hacerlo. Quiero asomarme al hoyo, y ver sus cuerpos. Ver que son ellos, despedirme. 
Y eso es lo que hago.
Doy un paso tembloroso, sintiendo el calor de mis lágrimas rodando por mis mejillas. 
Y lo veo.

Entonces, caigo de rodillas, asomada al hoyo, y veo sus cuerpos. No parece macabro, al contrario. Llevan ropas limpias y nuevas. Mi madre lleva un vestido azul cielo, precioso, y mi padre, unos pantalones negros, con una camisa suelta blanca. Tienen los ojos cerrados, y las manos entrelazadas de manera torpe, pero romántica. 

- No... -sollozo.

Las lágrimas caen en el agujero, y desaparecen en el vestido de mi madre. Por qué...

- Mamá, papá... No, por favor, no...

Pero mis palabras no servían para nada. Así era la vida. Injusta con unos, perfecta para otros. Y yo era del primer grupo.
Noto la mano del hombre sobre mi hombro, y me consuela con palabras que no llego a oír bien. Sólo puedo llorar, y me obligo a apartar la mirada. 
Pero en un intento desesperado por retener sus vidas, y mantenerles junto a mí, me fui a tirar. El hombre me sujetó por los hombros, impidiéndome caer dentro del agujero, y sollozo aún más alto.

Grito y grito. Les pido perdón por haberme enfadado, les grito que les quiero mucho. Y deseo que me oigan. 

- Tranquila... -me susurra el hombre.

Yo no hago caso, no puedo estar tranquila después de lo que he visto y oído. Mis padres han sido asesinados. Me siento vulnerable e impotente. 

- Qué les pasó... -exclamo, llorando como nunca antes he llorado, ni siquiera cuando me dejaron sola, porque en ese momento, había esperanzas de que volvieran a mi lado. Pero ahora, ahora ya no. La llama se había apagado, sus almas habían abandonado este mundo, dejándome sola de verdad."


- Lo siento... -acabé diciendo.

Su historia me había conmovido, y sentí ganas de saber qué les había pasado. Jamás se me hubiera ocurrido pensar que Gwen tenía este pasado tan triste, por su expresión dura, fuerte y heroica.

- Tengo suerte, porque lo acabé superando. Pero tengo muy claro que les vengaré. Que encontraré a esos mal nacidos, y les asesinaré, segando sus vidas, como hicieron con las de mis padres. Aunque no tenga derecho; ellos tampoco tenían derecho a hacer lo que hicieron.


Suspiró, y se colgó el medallón en el cuello, sin mirarme. Debió notar que sentía curiosidad, porque me dijo:

- Mis padres fueron asesinados, como has podido entender. El hombre me explicó que habían muerto... por una buena causa.

- ¿Cuál...? -pregunté.

Ella me miró, por primera vez, y dudó en seguir contando. Pero lo hizo. Me asusté por lo que podía ser, y por la forma en que me miraba.

- Mis padres murieron para que tus padres estuvieran a salvo.

Eso me dejó helada.

- Katherine, los asesinos de mis padres querían matar a tus padres. Por causas... relacionadas con esta Isla.

Me obligué a respirar, y a tragar saliva. Estaba en shock. ¿Qué?
No entendía nada, ¿causas relacionadas con esta isla? No, no entendía absolutamente nada. ¿Qué iban a hacer mis padres en esta isla? Recordé la nota de mi padre. Pero...
Nada encajaba.

Pero pronto, en esa misma isla, descubriría la verdad.

Descubriría que muchas cosas fueron mentira, y que la realidad es muy dura.

4 comentarios:

  1. Dios tus capítulos son perfectos!!
    Me ha conmovidoo muchoo la historiaa, y lo de que sus padres murieron para salvar a los de Katherine... Sin palabras.
    Espero que cuelgues cuanto antes el siguiente.
    Siento si siempre te digo lo mismo pero cuando me gusta un libro no puedo parar de leer
    Bess

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas graciaaas! ^^ Algo que se me ocurrió de pasada jajajaj
      Muchos besosss!

      Eliminar
  2. Esta parte era... totalmente inesperada O_O y me encanta jajajaja Ya sabes que espero pronto el próximo :) Te quiero

    ResponderEliminar