Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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miércoles, 6 de junio de 2012

DDM: Capítulo 15

Aquí tenéis el 15, espero que os guste :)


Me desperté a causa de unos violentos zarandeos. Abrí los ojos con lentitud, medio gruñendo. Uno de los hombres exclamaba mi nombre, para despertarme del todo.
Tiró de mí, hasta levantarme, pero yo, desorientada, me tambaleé, a punto de caer al suelo. Tuve suerte, porque Jacob estaba ahí -casualmente- y me sujetó con firmeza.

- Eh, no la trates así. -soltó Jacob.

El hombre le miró fijamente, y pasados unos segundos, lanzó una carcajada.

- ¿Quién te crees que eres?

- Simplemente te estoy diciendo que no la trates así.

El hombre sacudió la cabeza, poniendo los ojos en blanco, y se giró, ignorando su comentario, y murmurando algún que otro insulto que no llegué a oír.

- ¿Ahora te interesas por mí? Qué amable. -dije, medio riendo, algo desorientada.

Jacob sacudió la cabeza, al igual que aquel hombre, sin dejar de mirarme.

- No es nuevo el interesarme por ti, Kathy.

"¡Deja de llamarme así!" gruñó mi interior.
Resoplé, desviando la mirada, pero no podía moverme, Jacob me había retenido entre sus brazos, y me pregunté qué narices hacía medio abrazándome.

- ¿Te encuentras bien?

Me alzó el rostro por la barbilla, con extrema dulzura, y me perdí en sus preciosos ojos verdes.

- Mejor que nunca. -acompañé la frase de una pequeña risa.

- Tienes los ojos... enrojecidos.

Instintivamente me llevé la mano a los ojos. Recordé que había estado media noche llorando, no sabía muy bien por qué. Ah, sí, ¡porque mi interior era un auténtico caos!
Oí a nuestro lado a alguien que carraspeaba, y diría que algo enfadado. Giré la cabeza hacia el sonido, y me encontré con Elizabeth.

- Suéltale. -dijo con lentitud, como si estuviera hablando con alguien... poco inteligente.

Resoplé, me aparté de Jacob, y sin decir nada, me alejé de la pareja.
Busqué con la mirada a Harry, pero en cambio, me encontré con la de Dan.

- Buenos días, capitana- dijo, sonriendo.

- Buenos días, Dan. -respondí.

- ¿Has dormido bien?

- Sí, gracias.

Me quedé a su lado, y echamos a caminar detrás del grupo, juntos, pero en silencio. No me incomodaba para nada el silencio que nos rodeaba, porque yo estaba sumergida en mi mundo y en mis pensamientos.

"Katherine, no puedes permitirte esto. El amor no aparece en tu lista de cosas importantes. Recuérdalo, recuerda cuánto sufriste por ese maldito sentimiento. Recuerda lo que te dijiste. Jamás volverías a caer, a cometer el mismo fallo. Cúmplelo, y te ahorrarás el sufrimiento. Mira lo que estás consiguiendo; hacerte daño."
Y era verdad. No conseguía nada, así que tenía que quitarme eso de la cabeza, y eliminar cualquier sentimiento de mi corazón. Pero es que... Harry...

No fui capaz de controlar mi propio cuerpo. Mi mirada se centró en Harry y en Jacob, pero más en Harry, que caminaba junto a Diana. Jacob agarraba la mano de la víbora, y un pensamiento cruzó mi mente con rapidez. ¿Tienes cerebro, Jacob? ¿Si es así, por qué estás con una víbora sin corazón?
Sacudí la cabeza.

Y las horas pasaban, como de costumbre últimamente, pero nada cambiaba. Nuestro alrededor era el mismo, roca que resbalaba y cortaba, y el pequeño río a nuestro lado.

Necesitaba a alguien a mi lado, pero ese alguien no era Dan. Necesitaba a Harry junto a mí.

Alcé una mano, y me la llevé al cuello, acariciando la cadena del colgante, hasta llegar al adorno. Había pertenecido a mi madre, y jamás me despegaba de él.
Me ayudaba sentirlo en mi cuello, como si llevara una parte de esa vitalidad de mi madre, y sentí unas repentinas ganas de ver el anochecer, con ese maravilloso color naranja rojizo del sol... Ese color que era un secreto entre mi madre y yo.

Cuando supusimos que era la hora de comer, paramos, y nos sentamos todos en círculo. Nos pasamos alguna que otra cajita de madera, para reponer fuerzas. También pasaron dos botellas de alcohol que habían podido rescatar -no sé cómo-.

Yo me negué rotundamente, y observé con asco cómo los hombres enrojecían ligeramente y actuaban bajo los efectos del alcohol.
Quise matarles allí mismo, pero no tenía mis armas, las tenían ellos, y prefería no acercarme a ellos en ese estado.

Después de comer, y marearme un poco por el panorama de borrachos, me alejé, sentándome contra una pared, y observándoles de reojo. Nadie echó en falta mi ausencia.
Rodeé mis rodillas con los brazos, para no perder el calor corporal. Hacía frío, y todo estaba poco iluminado. En penumbra. Y la brisa fresca seguía corriendo por entre aquellas rocas, pero nadie sabía de dónde venía, ya que no parecía haber salida...

Suspiré largamente, y me froté los ojos con suavidad. El ruido de cristales rotos me sacó de mis pensamientos. Abrí los ojos con rapidez, y vi que las dos botella habían caído al suelo, y se habían fragmentado en miles de pedazos -como mi corazón-, y los hombres lanzaban risotadas de borrachos.

- ¡Pero qué haces! -gritó una voz femenina.

La reconocí. Gwendolyn Thompson. Se agarraba la muñeca, observando la palma de su mano, que sangraba por un corte. Yo me levanté, y me acerqué a ella, para ayudarla.

- ¿Estás bien?

- Sí. -resopló. -Gracias, es que aquí hay gente sin cerebro, literalmente.

- ¿Qué ha pasado? -pregunté, arrodillándome ante ella.

- Han roto las botellas, sin querer, y uno de ellos ha cogido un cristal, y sin venir a cuento, me ha rajado la mano, riéndose. -imitó una estruendosa risa de hombre.

No pude evitar sonreír ante su imitación, bastante acertada.
Estudié la herida, no parecía muy profunda, aunque sangraba bastante. Ella, inmediatamente, y sin yo decir nada, me tendió un trozo de tela de su camisa. Con eso, la quité la sangre restante, y después, se la vendé como pude. Cuando terminé, me dispuse a observar mi trabajo. Justo en el momento en que una mano me agarraba del hombro, y me levantaba, tirando de mi camisa.

- ¡Eh! -le espeté.

Quien quiera que fuese, me giró, hacia él. Sonreí, más tranquila, al ver el rostro de Dan. Esbozó una sonrisa torcida. ¿También estaba borracho? No mucho.
Me hizo dar unos pasos hacia atrás, cerca de la pared, y lejos de los demás.

- ¿Qué pasa? -sonreí.

- ¿Te he dicho ya lo guapa que eres? -preguntó, observándome de arriba abajo, y me sentí algo incómoda.

Me acarició la mejilla, sin perder de vista mis labios. Después, acarició mi pelo, y me sentí aún más incómoda. Sí, parecía borracho, pero no quería ser borde con él.

- Dan... -susurré.

Él me silenció, y sujetó mi cabeza con una de sus manos, y me besó, sin previo aviso. Le separé como pude.

- Dan, para, no estás... estás algo borracho, déjalo... -hice una pausa. -Ahora no, Dan.

- Ya he esperado varios años para esto, Katherine, y no quiero esperar más.

Me quedé helada por sus palabras, y no reaccioné ante su siguiente beso, más rápido, ávido.
Sentía sus manos recorrer mis brazos, mi estómago, mi cintura, y eso no me gustaba. Pero él no se apartaba, a pesar de yo intentarlo.

- Dan, ¡para! -exclamé, entre jadeos de incomodidad.

Él me miró, sin dejar de acariciarme el rostro, y le alejé aún más.

- Estás borracho, ¡no sabes lo que haces!

Algo me impedía ser borde, y lo peor era que no sabía de qué se trataba.
Me pegó contra la pared rocosa, lo que me gustó todavía menos. Las rocas se clavaban en mi espalda, sin llegar a hacer cortes, pero dolía.
Estaba hecha un lío, y no dejaba de pensar, lo que me impedía reaccionar. ¡Estúpida, haz algo!

- Te quiero. -soltó de pronto. - ¡Te quiero!

- Esta no es la forma, Dan, para. -ordené.

Pero él buscaba mis labios con impaciencia y avidez. Era lo único que me faltaba. Mi corazón daba saltos de alegría cuando estaba junto a Jacob y a Harry, y lo único que necesitaba era llevarme mal con Dan por esto. Pero no lo podía permitir.

Sus manos dieron un paso más, acariciando mi cintura, por debajo de la camisa. Veía sus intenciones en aquellas caricias.
Y eso sí que no lo podía permitir.

Lancé un grito, intentando alejarle. Fue lo único que supe hacer.
De pronto, Dan me dio la espalda, pero no voluntariamente. Alguien le agarró del hombro, girándole, sin dejarme ver quién era. Oí un gemido de dolor; le acaban de golpear en el rostro. Le acababan de dar un puñetazo.

- ¡Qué haces! -exclamó Dan.

- ¡Qué haces tú! -gritó el otro joven, fuera de sí. - ¡Ella no quiere!

Le empujó contra la pared, con sus manos agarrando su pechera, sin apartar sus ojos de los de Dan. Me giré, para verles, paralizada por lo que veían mis ojos. Era Jacob.

- Te avisé, Dan. Te avisé. -le golpeó contra las rocas. -Te dije que fueras con cuidado, que no la hicieras daño, pero no me has hecho caso.

- ¡No es tuya! -respondió Dan.

- Y qué más da. No voy a permitir que la hagas daño, ¿me has oído? Te juro que a la siguiente, seré yo quien te haga daño. Y voy en serio.

Jacob me miró, y suavizó la expresión. Se le veía muy enfadado. Por mí, por defenderme de Dan.

- ¿Estás bien? -preguntó.

Tardé en asentir, pero cuando lo hice, asentí con rapidez, y sin decir palabra. Mi corazón estaba desbocado. Jamás lo hubiera pensado. Jacob defendiéndome. No me lo podía creer.
Y de pronto, sin saber por qué, me sentí más vulnerable que nunca, y no me creía capaz de retener las lágrimas.

Jacob me había protegido.

Se quedó en frente de mí, y Dan se alejó de nosotros, temblando de miedo. Jacob me miró, y sentí que me temblaba el labio inferior.
Jacob tardó un poco, pero, lentamente, se acercó aún más a mí, y me envolvió en un cálido abrazo, y no pude reprimir las lágrimas.
Lloré en silencio. Sobre el hombro de Jacob.

- Lo siento, Kathy, lo siento... -susurró en mi oído.

Yo cerré los ojos, escuchando esas palabras, esa palabras cargadas de perdón por cosas que ocurrieron hace años.
Me sentía completa. Tal vez porque en ese momento estaba recibiendo de Jacob lo que no recibí en el pasado.
Apoyo en los malos momentos.

8 comentarios:

  1. ME ENCANTA!!
    Ya te lo he dicho alguna vez, pero es que me encanta tu historiaa, me tienes viciada (si se puedee decir asi)
    Espero que no dejes de escribir tu historiaa y que subas pronto el siguiente capítulo!
    Bess

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    1. Muchísimas gracias, Criskti! Tu ya sabes lo muchisisisismo que me gustan tus historias :)
      Seguiré escribiendo, jajajaja y espero que sea hasta que ponga FIN ;)
      Besosss!

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  2. Ains... Voy a llorar,me encanta :') Te quiero,gracias por no hacerme sufrir ;) TE QUIERO,LE QUIERO!! (A Jacob,no a Harry....)

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    1. Ya, ya sé que te gusta ^^ No te he hecho sufrir xD jajajajja Ya sabs, puedo ser muy mala persona :D
      TE QUIEROOO!!

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    2. No seas mala,que eres muy buena ;) Mañana te tengo que dar una cosa muajaja
      TE QUIEROOO

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  3. INCREIBLE, ME ENCANTA!!! No creo que pieda esperar al siguiente capitulo... xD buf enserio esta genial :) jacob la defendio <3
    Sube pronto el siguiente capitulo!! :)

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    1. Muchísimas gracias, Anónimo! Por supuesto, sino, no sería Jacob jajajaja
      Hoy mismo :)

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    2. Muchisimas de nadas! Jajajaa estare pendiente del de hoy :D

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