Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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martes, 5 de junio de 2012

DDM: Capítulo 14

Aquí está el 14. Siento mucho no haber puesto el capítulo ayer, pero no tuve nada de tiempo :)
Espero que os guste!


Nada más despertar Jacob, y ver cómo se abrazaban y se acariciaban mutuamente, me alejé de ellos.
Me giré, y me apoyé en la pared rocosa, sintiendo más arcadas. Vomité otra vez, y apreté la palma de la mano contra las rocas, lo que me produjo cortes. Pero no me importaba. El dolor físico no me importaba lo más mínimo.

"¡Es que eres estúpida, Katherine, completamente estúpida!" me decía. Y lo era. Pero no podía continuar con aquello, porque sabía que esos pequeños sentimientos eran el principio de lo que podía ser el fin, debía pararlos.

Cuando me di la vuelta, algo mejor, pero mareada, pude ver que los hombres que nos acompañaban estaban en el río, desesperados, alcanzando las provisiones que habían llegado de río arriba.
Según parecía, en el último momento, alguien bastante listo, antes de tirarse al río, había cogido algunas cajas, pero estaba claro que no había podido llevarlas durante todo el camino.

Sacaban del agua lo que cogían, hasta que la fuente de comida, nuestra única salvación para sobrevivir, cesó. Ya no caía más.
Muchas cosas habían acabado un poco... húmedas, pero la mayoría venían empaquetadas en cajitas de madera, así que no había problema.

Uno hombre se acercó a mí con paso severo, y me agarró de un brazo, levantándome de un tirón.

- Vamos. Vosotros iréis delante, por si acaso.

Resoplé, mirándole fijamente. Era un poco más alto que yo, pero no me daba miedo.

- No me trates así. Soy la Princesa de los Mares. -hasta a mí me pareció poco convincente. ¿De qué me iba a servir decirlo?

- Me da igual. -dijo, soltando una carcajada. -Ahora no importa quién seas, Greenwood.

Me empujaron hacia delante, y por primera vez, sentí los cortes de las palmas de mis manos. Murmuré por lo bajo, maldiciendo lo que estaba pasando. Colocaron a Jacob a mi lado, y a Elizabeth detrás de él, que le agarró la mano, mirándome. Yo puse los ojos en blanco, y sacudí la cabeza. Todo suyo.

Nos empujaron con el filo de sus espadas, para que camináramos. Íbamos con lentitud, bajando los desniveles con cuidad de no resbalar. Hacía frío, y el cauce del río era mucho más estrecho que en la entrada.

Y las horas se arrastraban con lentitud, escapándose de nuestras manos sin remedio. Tiempo perdido en absolutamente nada.
Paramos varias veces para descansar y comer algo, si es que teníamos hambre. Y así se pasó el día entero, hasta que nos llegó una brisa, por extraño que parezca.

- Ya ha anochecido. -sentencié.

- ¿Cómo lo sabes? -inquirió Elizabeth.

- He vivido durante años en un barco, ¿crees que no sé reconocer cuándo es de noche y cuando es de día?

Ella gruñó algo que no entendí, y se pegó por la espalda a Jacob. Los hombres, que parecían muy cansados a juzgar por su aspecto, decidieron parar para dormir.
Se turnaron para hacer guardia, y finalmente, nos dispusimos a dormir.

Pero yo no quería cerrar los ojos, no podía. Así que pasados varios minutos, cuando creí que nadie seguía despierto, ni siquiera los que se suponen que vigilaban, me levanté sigilosamente, y caminé lejos de ellos, sin perderles de vista.

Me arrodillé al lado del riachuelo, y acaricié su superficie, calmada y serena. No como yo.
Y sin ser yo la que dirigía mi cuerpo en aquel momento, pegué un puñetazo sobre el agua, rompiendo su molesta calma para mí.

Odiaba a Elizabeth, su asqueroso carácter, su afán de conseguir todo lo que quiere. ¿Qué me estaba pasando? No lo sabía. Tenía que convencerme. "Katherine, odias a Elizabeth, y también a su pareja, Jacob Fellon. Fue, es, y será la babosa, para siempre. No debes dejar que te cambie, que tus sentimientos cambien en cuanto a él." No dejaba de repetirme lo mismo, para estar segura de que eso era lo que pensaba.

Una voz a mi lado me sobresaltó, sacándome de mis problemas y de mis dudas.

- ¿Qué haces despierta? -preguntó.

- Em... Nada, no podía dormirme. ¿Y tú? -le pregunté yo.

Harry se sentó a mi lado, podíamos hablar con tranquilidad, todos parecían profundamente dormidos, y estábamos lo suficientemente lejos del improvisado campamento.

- Supongo que yo tampoco. -contestó, sonriendo, y mirándome.

Algo en mi interior se revolvió con nerviosismo y felicidad. Su sonrisa, sus profundos ojos colo miel, su tez morena...

Y lo supe. Estuve completamente segura de todo, de lo que quería, de lo que necesitaba. Harry siempre había estado a mi lado, en los malos y en los buenos momentos, apoyándome, siendo amable conmigo, sin cansarse de mí, soportándome. Era una persona increíble, y eso yo lo sabía. Y me sentía afortunada por conocer a aquel chico tan maravilloso. Quise creer, deseé con todas mis fuerzas, que Harry Jones fuera la estrella de mi vida, como mi madre lo fue para mi padre.

Le miré fijamente, esperando algo, no sabía muy bien qué. Él correspondió a mi mirada en todo momento. Me perdí en aquellos ojos color miel, esos que deseaba que fueran míos, al igual que sus labios.
Harry pareció notar lo que quería yo en aquel momento. Pero me adelanté, pillándole por sorpresa.
Actué con rapidez, pensando sólo en lo que yo sentía, olvidándome de cual podía ser su respuesta.
Coloqué una mano sobre su mejilla, y me acerqué a él, hasta darle un suave y tímido beso, aunque para mí, significó mucho más.

Y poco a poco, fui recordando algo que había quedado enterrado en mi pasado, demasiado profundo como para reavivarlo, pero justo en ese momento, lo desenterré.


"Él me mira, yo le miro. Qué ojos más bonitos, llenos de fuerza y de auténtica vida. Los míos, en cambio, no; los tengo algo hinchados por llorar, y está llenos de tristeza y dolor. Un dolor tan profundo, que sé que jamás olvidaré. Él está a mi lado, con un brazo sobre mis hombros, abrazándome en aquella noche en el muelle, frente la mar. Mi único apoyo, mi mejor amigo.
Siento que me mira fijamente, no se rinde. 

- No estés así, por favor... -susurra, mientras yo siento su cálido aliento en mi oreja. 

Yo solo puedo sorber, intentando frenar las lágrimas. Tengo el corazón destrozado. Roto en mil pedazos, ya no sé qué siento, ya no sé si soy persona, no sé si volveré a ser yo alguna vez. 
Me coloca una mano sobre la mejilla, y me obliga a mirarle, con suavidad. Llevamos ahí horas, quietos, sentados sobre la madera del muelle, observando el mar, y observando cómo anochecía. 
No puedo dejar de mirarle. Tenía tanto que agradecerle... Siempre ahí, aguantándome. 
Y de pronto lo veo, pero no hago nada para impedirlo. El joven se inclina sobre mí, y sin esperarlo del todo, me besa. Un beso suave, cálido, lleno de amor y de cariño. 
Cuando se aleja, lo único que hago es romper a llorar en silencio, sin dejar de mirarle.

- No puedo, Harry. No puedo. 

Y esa es mi despedida, lo que le deja inmóvil, sentado, sin poder articular una palabra. Yo me levanto, sin poder reprimir las lágrimas, y siento el dolor de esa situación. Mi corazón ya no se va a recuperar jamás, lo sé. Si antes estaba roto en mil pedazos, ahora está roto en millones de ellos. 
En cualquier otro momento, ese beso habría sido mi mayor deseo.
Pero no puedo, porque tengo miedo. Miedo de cómo pueden acabar las cosas. 

Las estrellas y la luna se ciernen sobre nosotros, testigos de aquel beso robado, del amor que llevaba, y de mi dolor y del miedo que sentimos los dos."



Se quedó perplejo cuando me alejé de él, dejando una distancia prudente entre los dos. Miré el agua, algo avergonzada. 

- Katherine... -susurró, apenado.

Yo le miré, alzando la mirada con timidez. 

- No creo... no creo que esto sea lo correcto, Kathy. -dijo finalmente.

Yo me quedé inmóvil, de la misma manera que se quedó él hace años, en la misma situación, pero al revés. Me concentré en respirar profundamente, sólo oía mi corazón, su palpitar nervioso y desbocado. 

- Lo siento. -añadió, en su susurro apenas audible. 

- ¿Es por lo que te dije yo, aquella noche? -acabé por preguntar. 

- No, Kathy, en serio. Entendí tu respuesta, después de lo que habías sufrido, no tenía derecho a eso. Pero ahora, ahora es diferente. Eres muy importante en mi vida, de verdad, y no quiero perderte por culpa del amor. -dijo, con pena. -No quiero hacerte daño, Kathy.

Me quedé callada. Harry tenía razón, y yo lo sabía, pero algo, algo dentro de mí se había fragmentado, lanzando punzadas de dolor. 

- Mi padre decía que en la vida, debes encontrar tu estrella. -comenté en voz baja, mirando el agua. -He ido muy rápido. Soy yo la que debe disculparse. Tienes razón, Harry, perdóname. -le pedí.

Él me acarició la mejilla con dulzura. Me perdí en sus ojos, escuchando su preciosa voz:

- Odiaba cuando sufrías por alguien, Kathy. Pero no era nadie para defenderte. -susurró. -Y eso me dolía. Kathy, por favor, te ruego que no sufras por esto, por mí. Eso lo odio más todavía. Y me duele más, ya que no sé cómo protegerte de mí. 

Asentí, inspirando profundamente, y sin apartar la vista de sus ojos miel.

- ¿Amigos? -susurré.

- ¿Lo dudabas, Kathy? -sonrió.

Una punzada en el corazón.

"- Jake, ¿me quieres? -susurré.
- ¿Lo dudabas, Kathy?"

Nos fundimos en un cálido abrazo, y después de eso, me sentí mucho mejor, pero mis sentimientos aún no se habían aclarado. Harry era un buen chico, por no decir el mejor, y sentía que le quería mucho. Pero no sabía nada... No me aclaraba...
Maldito viaje...

Harry se despidió de mí con un beso en la mejilla, y se marchó hacia el "campamento", para dormir un poco.
Y yo me quedé ahí, medio recostada sobre el suelo, acariciando la superficie de agua, con sigilo. Quería ver las estrellas y la luna, coronando el firmamento, observando nuestros movimientos, grabando todo lo que sentimos.

***

Hace unos minutos, pero más alejado, en el campamento...

Observó a las dos figuras con atención. ¿Tiene celos? Para qué negarlo... es muy probable. Las dos figuras se acercan, y se unen en un fugaz beso. Una punzada en el corazón, y el joven se obligó a cerrar los ojos. Cuando los volvió a abrir, vio que las dos figuras se habían separado, tímidamente, para, minutos después, fundirse en un cálido abrazo.

Después, el chico, que, desgraciadamente, era Harry, se levantó de ahí, y caminó hacia ellos. El joven se hizo el dormido, y cuando creyó que ya estaba a salvo, los volvió a abrir. Y la vio a ella, sentada sobre la orilla, y a pesar de estar lejos, adivinó todas sus curvas, la silueta de su cuerpo contra la oscuridad. Era perfecta. Pensó en acercarse, pero sabía que no era lo correcto. Ella le odiaba, y tenía que hacer lo que fuera por demostrarla lo que sentía.

Él quería estar en el lugar del joven. Besarla, abrazarla, protegerla, mecerla en sus brazos. Amarla, amarla como se merece; amarla como no la amó en el pasado. 

6 comentarios:

  1. I love you, I love Jacob, I.... I hate Harry.... Jajajajajajajaja Gracias por subirlo amor <3 Te quiero! :) Mañana ya te cuento jaja

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    1. Ya, ya conozco lo que piensas xD
      Te quierooo! <3
      PD: ¿A que me vuelvo mala persona y hago lo que te he dicho? :D

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    2. NOOOOOOOOOOO NO HAGAS LO QUE ME HAS DICHO D: Que tú erees buena persona,y sabes que yo te quierooooooooooo

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    3. Vale, vale, te haré caso xD No lo haré :)
      Te quiero muchísimo!

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  2. Oohhh!!
    Me encantaa!!
    Espero cuantoo antess que subass el siguientee!
    :D

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    1. Muchísimas gracias, Criskti!! :)
      Hooy! ^^
      Un besitoo! ^^

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