Diario del Mar

"Me llamo Katherine Greenwood Wells, tengo dieciocho años. Nací en una cuna hecha de olas, mecida por el vaivén del maravilloso océano. El mar corre por mis venas. Mi madre se llamaba Anne Wells, y falleció cuando yo había cumplido seis años. Mi padre, Alfonso Greenwood, me enseñó todo lo que sé sobre el mar, pero por desgracia, desapareció hace dos años, sin dejar rastro. Y desde entonces, no he dejado de buscarle."




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viernes, 1 de junio de 2012

DDM: Capítulo 11

Aquí tenéis el capítulo 11. Espero que os guste! :D


Nos encontrábamos en la cubierta, después de haber suplicado que dejaran vivir a Jacob. Teníamos la manos atadas, y nos limitábamos a mirar el mar y la niebla, ausentes. Pero yo no me iba a rendir tan fácilmente, era mucho mejor que aquellos hombres. Pero también es verdad que podían hacerme mucho daño; hiriendo a Harry, o a Diana, o a Dan... o a Jacob.

Me concentré en escuchar con atención la respiración del hombre barbudo que se encontraba detrás de mí. Pasados unos segundos, calculando mis siguientes movimientos, me giré con agilidad, propinándole una patada en el estómago, y este se dobló por la mitad, encogiéndose sobre sí mismo.
Dos hombres que estaban libres, corrieron hacia mí, para inmovilizarme. Mientras tanto, los demás hicieron lo mismo, aprovechando el momento. Esquivé a mis captores con suma agilidad, y me giré otra vez con rapidez hacia uno de ellos. Le pegué una patada que debió dolerle mucho, porque se quedó sin aliento, y se tambaleó. Aproveché, y le empujé, tirándole al suelo.

Miré a los demás, que se manejaban bastante bien. La única que tenía problemas era Elizabeth. Quise reírme, pero no era el momento, ni mucho menos.
Fui a ayudar a Diana, pegando patadas en la espalda de su atacante, hasta que Diana chocó su cabeza contra la barandilla, dejándole inconsciente.
Diana se las arregló para coger su daga, y con algo de mi ayuda, consiguió medio cortar sus cuerda, liberándose. Acto seguido, me liberó a mí.

Miré a Jacob. Parecía muy ocupado para darse cuenta de que su novia estaba en apuros. Resoplé, y corrí hacia ella con rapidez. Seguramente me arrepentiría de esto...
Rodeé la enorme cintura del hombre que estaba acorralándola, haciendo que cayera al suelo, alejándole de Elizabeth. Resoplé, yo estaba encima del hombre. No perdí tiempo, y golpeé su rostro con el puño cerrado, con todas mis fuerzas. Después, le dejé inconsciente al golpearle contra el suelo.

Y la víbora de Elizabeth ni siquiera me dio las gracias. Se limitó a mirarme, contra la barandilla, con mirada firme y fría, pero yo sabía que tenía miedo. Hice el amago de ir a por ella, y ella dio un salto, sobresaltada.
Esbocé una sonrisa triunfante, y corrí hacia Harry, en su ayuda. Me arrodillé ante el cuerpo de un hombre inconsciente, y me hice con su espada. Seguidamente, corté el cuello del atacante de Harry, que cayó al suelo pesadamente.

- Gracias. -dijo sonriendo.

Le respondí con una sonrisa, y nos separamos para ayudar a los demás. Los hombres llevaban ventaja, ya que la tripulación que había quedado estaba maniatada.

Y de pronto, oí un "¡Cuidado!" y el cuerpo de alguien tirarse sobre mí. Choqué contra el suelo, y me obligué a abrir los ojos con rapidez. Jacob se encontraba sobre mí, y me miraba fijamente.

- Te acabo de salvar, que lo sepas. -dijo, sonriendo.

Le aparté de mí, mientras nos incorporábamos a la vez.

- Y y he salvado a tu novia, estamos en paz.

Me alejé de él, para matar al siguiente. Sobre la cubierta de mi barco se formaban charcos de sangre, muchos de ellos pertenecientes a mis tripulación.

Y después de varios minutos, que a mí me parecieron eternos, conseguimos reducirles.
Todos jadeábamos de cansancio, y todos habíamos recibido numerosos golpes y cortes, y otros... otros habían perdido la vida.

El hombre que había estado a punto de matar a Jacob en la bodega, se encontraba inmovilizado por Harry, en el suelo. Me acerqué a él, caminando con valentía.

- Soy la Princesa de los Mares. -comencé a decir, con voz firme. -No puedes atrapar las olas del mar, deberías saberlo.

Me miró con enfado, y yo me limité a sonreírle, victoriosa.
Pero de pronto, oí una voz en mi mente. No, no, un grito.
Un chillido femenino, y tuve que taparme los oídos. Y me di cuenta, de que yo no era la única. Todos cerraban los ojos con fuerza, tapándose los oídos.

- ¡Qué demonios es eso! -gritó Dan.

- Katherine... Katherine...

Me giré, pero nadie me llamaba. Esa voz estaba en mi cabeza, un siseo. Y no me costó nada reconocer la voz; era mi madre.

El barco seguía en marcha, pero nadie se daba cuenta de adónde íbamos. Sólo escuchábamos el tormento de aquellas voces en nuestras cabezas.

- Katherine... me abandonaste... -siseó la voz.

No lo resistí. Sabía que eso no era verdad, que debía ser algo propio de la Isla... de las Voces. Cerré los ojos, y me intenté concentrar en otra cosa, pero era imposible. Una lágrima rodó por mi mejilla.

Y de pronto, las voces se fueron apagando, hasta ser ecos tan lejanos, que apenas eran audibles. Nos miramos entre todos, confundidos, preguntándonos qué narices había sido. Pero no necesitamos mucho tiempo para averiguarlo, porque de entre la niebla, apareció la silueta de una isla. Una Isla que no podía ser más que la Isla de las Voces.

La observamos, atónitos, sin palabras. Era... increíble. La niebla se había retirado medianamente y podíamos observar la blancura de la arena, el azul turquesa de las aguas, y la exuberante vegetación. Más lejos, una enorme montaña se erguía desde el suelo, acabada en punta, con rocas grises, y la ladera, verde por la hierba.

Nos acercamos más a la orilla, y lanzamos el ancla. Extasiada por aquella belleza, no me di cuenta de que los enemigos seguían vivos y con nosotros. Bajamos por las escalerillas, sin perder de vista aquel paisaje, como si fuera a desaparecer ante nosotros en unos segundos. Caminamos sobre la arena, todos juntos, hasta el borde de lo que era la playa. Parecía que la vegetación era impenetrable.
Noté que alguien me empujaba, y me agarraba de un brazo:

- Vamos.

Era el asqueroso hombre... Me guió hacia las plantas, y todos nos siguieron. No quedábamos muchos. Dan, Harry, Diana, Jacob, Elizabeth -que iba de la mano de Fellon-, Gwendolyn Gray, una chica encantadora, y ocho más de la tripulación, demás de los enemigos restantes.
Forcejeé, hasta soltarme del hombre, y busqué a Harry.
Me aferró la mano con fuerza, para darme ánimos.

- No pasará nada. -susurró.

Asentí, siguiendo a los hombres, junto a los demás. Era difícil caminar sin tropezarte, o sin que las ramas te arañaran la piel. El ambiente era cálido y húmedo, a pesar de la niebla que había alrededor, y me di cuenta de que... el sol brillaba en el cielo. ¿Ya no había niebla...?

Un ruido nos obligó a frenar en seco. Elizabeth se pegó a Jacob, y resoplé al verla. Agarré más fuerte la mano de Harry, y observamos nuestro alrededor.

- ¿Lo habéis oído? -dijo uno de los enemigos.

Nadie contestó. Otro chasquido rasgó el silencio.
Los minutos pasaban, pero nada parecía ir mal, así que continuamos caminando. De pronto, la luz solar comenzó a disminuir, ahora estaba nublado, aunque era difícil verlo a través de las ramas de los árboles. Oímos un grito, acompañado de más chasquidos; uno de los enemigos que iba primero, había caído en un hoyo de bastante profundidad... Uno de sus compañeros le llamó, pero nadie contestó. Sin pena, ni despedidas, continuamos caminando, aunque con algo de miedo.

Y las horas pasaban y pasaban, pero parecía que aquel bosque no acababa nunca...

- ¡Ahí hay una cueva! -gritó uno.

Todos estábamos cansados, y lo único que queríamos era dormir algo, comer, y beber. Aquello iba a ser una auténtica pesadilla, nadie sabía cuánto...

Llegamos a la cueva, pero nos quedamos a la entrada, por si acaso. Todo estaba muy oscuro, y parecía bastante profunda; mejor dormir ahí.

- ¿Y vosotros sois los listos? -dijo uno de los enemigos, señalando a sus compañeros. -Los míos se han encargado de bajar las provisiones, deberías agradecerlo.

Nos miramos entre nosotros, pero no dijimos nada. ¿Agradecerles algo? Sí, que gracioso. Después de cenar algo -porque de repente, se había hecho de noche... -nos dispusimos a dormir.

- ¡Vosotros, ratas! Como se os ocurra marcharos... Os juro que os rajo a todos.

No teníamos muchos sitios a los que ir, y lo mejor era estar todos juntos, así que... no, no nos íbamos a ir.
Harry se acercó a mí, y se tumbó a mi lado. Nos miramos. Así, a su lado, tendría más posibilidades de dormirme. Miré de reojo a Jacob, y para mi sorpresa, me estaba mirando directamente. ¿Celos...? Podía ser.
Y el sueño no tardó en mecerme en sus cálidos brazos...


Abrí los ojos de repente, como guiada por un impulso. Me incorporé sin pensarlo dos veces, ya que oía algo extraño... Un dulce canto. Solté la mano de Harry, y sin hacer ruido, me alejé de ahí, hacia la salida de la cueva. El canto no cesaba, era algo fantasmagórico, pero lo reconocí al instante. Sin poder controlarme, las lágrimas brotaron de mis ojos. Una figura blanca se encontraba rodeando el tronco de un árbol, y me observaba.

No sabía que estaba pasando, pero algo me impulsaba a moverme hacia ella, a seguirla fuera donde fuese. La figura me sonrió, y se dio la vuelta, trotando, alegre, sin parar esa dulce melodía. Yo la seguí, como hipnotizada.

- Madre... -susurré.

- ¡Ven, cariño, ven! -exclamó la cálida voz.

Mi cerebro sabía que era mentira, que aquello no era verdad. Mi madre estaba... mi madre no seguía viva, era imposible que me estuviera llamando. Pero mi corazón, por alguna extraña razón, había sido engañado, y necesitaba creer que aquella mujer era mi madre, que aún seguía con vida.
¡Katherine, para, ya, te vas a alejar demasiado...! me oía a mí misma gritar. Pero como si no lo estuviera escuchando. Sólo tenía oídos para esa dulce melodía que tanto conocía.

Me interné en el bosque, y caminé con dificultad, sin perder de vista a la figura de mi madre, que reía, más jovial que nunca. Su pelo castaño claro ondeaba tras ella, y su largo camisón de seda flotaba a su alrededor.
Después de varios minutos de trance, llegamos a un claro, y en le medio, había un gran lago, y por su oscuridad, parecía bastante profundo.

- Vamos, cariño, no te quedes ahí. Sígueme.

Esbocé una ligera sonrisa, y caminé hacia ella. Mi madre se metió en el agua con bastante rapidez, como si estuviera caliente y no fría.

- Está muy buena, cielo. -dijo, sonriendo.

Asentí, y metí las piernas. Al momento, se me entumecieron los músculos, y quise gritar por el frío, pero algo me lo impedía. Alcé la vista hacia mi madre, que se encontraba sumergida del todo, y me miraba fijamente. La vi temblar.

- Ayúdame, Kathy, ayúdame... No me dejes morir, por favor... ¡Kathy! -chilló.

- ¡Madre!

Y guiada por el miedo, me metí en el agua, y me congelé de inmediato. Jadeé, casi sin aire. No podía respirar por el frío, pero nadé, nadé hacia mi madre, que comenzó a ahogarse.

- ¡Madre! -grité.

Saqué fuerzas de no sé donde, y me sumergí del todo, para agarrarla del brazo. Y lo conseguí, pero ella no ayudó a subir, sino todo lo contrario; comenzó a tirar hacia abajo, a hacer fuerza.
Y mientras ella se hundía, yo me hundía con ella.
Saqué por última vez la cabeza, tirando de mi madre, pero era casi imposible. Lancé un prolongado grito, lo más alto y fuerte que pude, acompañado de un nombre:

- ¡¡¡Jacob!!!

Y seguidamente, me hundí con mi madre, o lo que parecía ser mi madre.
Me observaba fijamente, pero no vi aquel cariño que vi antaño. Ahora estaban llenos de maldad.
El aire se agotaba, y no podía  moverme. Mi corazón ya se había dado cuenta de que aquella figura no era mi madre, pero ya era demasiado tarde.
Pataleé una vez más, pero su mano no me soltaba, me agarraba con más fuerza. Solté todo el aire que quedaba en mis pulmones, todo fue dolor, y sólo pensaba en una cosa. "Jacob". Su imagen acudía a mí, acompañado de mi voz gritando su nombre, de los recuerdos, de todo lo que había llegado a sentir por aquel chico.

Hasta que cerré los ojos, sumiéndome en la más profunda y densa oscuridad, tanto como aquel lago en el que iba a morir.

6 comentarios:

  1. Ya sabes que me encanta :') Qué ganas del siguiente muajaja Te quiero :)

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    1. Muchisisisismas graciaaas! ^.^ Hoy mismoo! Te quiero mucho! <3

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  2. Increible!! No puedo esperar al siguiente! Subelo cuantos antes por favor :)

    Me pregunto si jacob la salvara... :P (sisis)

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    1. Muchas gracias! ^^ Hoy lo subo :))

      Jajajajaj ya lo verás :)

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  3. El siguiente cuantoo antess pleasee!!
    He descubierto tu blogg graciass a Criskti y me ha encantadoo!

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    1. Vaya, muchísimas gracias! ^^ Hoy, en cuanto pueda, aunque ya casi está terminado :)
      Me alegro! :D
      Besos!

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